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diblioten EL PACIFICO Periodico de Intereses Generales REDACTOR, PROPIETARIO RAFAEL GUTIERI Año IV PUNTARENAS, COSTA RICA, DOMINGO 21 DE OCTUBRE DE 1900 NO 411 LECTURA DEL DOMINGO ejos!
bes, y la inconstancia del viento, y la timidez de las liebres, y la vanidad del plumón que cubre la garganta de los pajarillos, y la dureza del diamante, y el sabor azucarado de la miel, y la crueldad del tigre, y el calor del fuego, y la frialdad Cuán lejos de mi patria! Qué lejos han quedado de la nieve, y la charla de la urraLas brisas de mis montes, los besos de mi hogar!
ca, y el arrullo de la tórtola. MezNo escucho ya el murmullo sutil y acompasado clo todas esas cosas y fornió la muDe la canción eterna del antillano mar!
jer. Después se la dió como regalo al hombre No miro mis praderas cubiertas de verdura, Ocho días después, el hombre viEl líjero riachuelo, el caño ni el manglar, no ver Twasbtri y le dijo: Ni escucho de mi madre las frases de ternura, Señor, la criatura que me has Queriendo mis dolores agudos mitigar!
dado como regalo emponzoña mi existencia. Charla sin tregua, me toNo miro entre el boscaje cantar la paraulata, ma todo mi tiempo, se lamenta por No entona entre la jaula sus trinos mi turpial, Ni siento media noche la triste serenata nada y está siempre enferma.
He venido hacia tí para la vuel Del pájaro agorero que apuncia el vendabal!
vas tomar. pues yo no puedo vi.
No encuentro los amigos queridos de la infancia, vir con ella El canto del llanero, ni el tiple popular; Twasbtri volvió a tomar la muY ansio en mis congojas salvar esa distancia jer, pero ocho días después el hom.
Para poder, oh! Patria. tu imagen contemplar!
bre volvió hacia el dios y le dijo. Señor, mi vida es bien solitaria Yo busco en mis nostalgias las santas bendiciones desde que te he devuelto esa criatuY el beso de mi madre, después de la oración, sólo hallo tinieblas y amargas decepciones Recuerdo que ella bailaba ante mí, cantando. No se me olvida En esta despiadada y luenga expatriación!
que me miraba con el rabo del ojo¿Do están los infantiles recuerdos de mi vida, que jugaba conmigo y que se enla, Aquel mullido lecho de cortinaje azul, zaba mi cuerpo.
La iglesia solitaria de torre enmohecida Twashtri devolvió la mujer al el cerro coronado de nebuloso tul. hombre. Tres dias solamente pasaron y Muy lejos. En las noches tristisimas que paso Twashtri vió volver al hombre, el Diviso en las tinieblas la patria y el hogar, cual dijo luego desparecen, cual muere en el ocaso El último reflejo del sol crepuscular. Señor, yo no sé cómo es, RAFAEL GUTIERI. pero estoy bien cierto ahora, de que la mujer me causa disgusto mayores que los placeres que me sólido.
La creación de la brinda; Señor, te lo suplico, vuelEntonces Twashtri, permujer ve tomarla.
plejo, se abismó en una meditación Pero Twashtri esclamo: profunda. Salio de ella para pro. Vete, hombre, y arreglate coLEYENDA INDU ceder como sigue: tomó la redonEn el origen de los tiempos, la serpiente, y el enlazamiento de dez de la luna, y la ondulación de mo mejor puedas. el hombre dijo: Twashtri creó el mundo; pero cuan las plantas trepadoras, y el temblor Yo no puedo vivir con la mudo quiso crear a la mujer, conside de los céspedes, y la esbeltez de la jer. Twashtri replicó: ró Tampoco podrías vivir sin ella había agotado con el hom caña, y el aterciopelado dela fior, y que el hombre se fué desconsolado, bre todos los materiales disponi lo liviano de las hojas, y la mirada jimiendo: Ay de mi! No puedo bles.
de la gama, y la loca alegria del vivir con ella.
y no puedo viNo quedaba vingún elemento rayo de sol, y el llanto de las nu vivir sin ella rs.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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