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न EL PACIFICO Periódico de Intereses Generales 017818 RICES COSTA REDACTOR, PROPIETARIO RAFAEL GUTIERI Año IV PUNTATENAS, COSTA RICA, DOMINGO DE NOVIEMBRE DE 1900 416 Un cuento de mi tía LECTURA DEL DOMINGO Los Paladines IV NOVOM raTOTECA 118 mi Los reyes En el alto peñón, rudo y musgoso, Divisibase el nido, Como el altivo pensamiento humano Sobre la calva frente de los siglos.
Ei águila llegó, plegó sus alas, al cobijar sus hijos Oyó en el fondo del soberbio morte Del león hambriento el hórrido rugido, Como la voz de la montaña enorme Saliendo de las fauces del abismo.
El león miró sobre la cima el águila Que cobijaba el nido; Subió, arañando, las desnudas rocas Mientra afilaba el águila su pico. entonces fué la lucha de las fieras.
La lucha de la fuerza y del instinto, La lucha de las alas las garras Al borde inexpugnable del abismo.
La bestia hirzuta levantó su brazo Sobre el pájaro altivo, al descargar la fuerza de su cólera Mostró sus dientes de marfil pulido.
Pero escapando el ave de aquel golpe Hincó en la arteria de la bestia el pica, Rasgó, y en sangre se bañó la rocn!
El león cayó vencido; oyeron las montañas seculares Atronador y resonante grito, Como la voz doliente del abismo!
Oh! poetas. Oriente se colora Con la brillante luz, que despedimos.
Ellas luchas gigantes de la idea No ciñe la victoria con su nimbo.
Com somos las águilas del genio No pdemos ser nunca los vencidos.
Hay tías muy cariñosas, aún cuando sean solteronas caranduleras por añadidura: de esa rara especie tuve una que aún recuerdo con cariño. Me quería cual si fucva bijo y me mimaba como úni lente saben hacerlo las abuelitas cao no sufren del hígado. La Korea de mi tía entretenía sus RH de ocio contándome historietas mejor peor zurcidas, que para eran de perlas.
principes y guerreros, iban en sus narraciones barajados con fees enanos y primorosas pastorcillas, y en mi juvenil cerebro se agitaban to das aquellas figuras sin demarcarse bien sus contornos, formando un abigarrado grupo.
Sus narraciones salpicadas de pintorescos similes, se colaban sua bemente por mis oídos y se grababan con fuerza en mi memoria; úmcamente que la memoria mia, con ser no muy flaca, era incapaz de ordenar y clasificar. De ahí vevían las confusiones y las consultas, resueltas por la tia entre risueña y molestas, pues mi impaciencia no reconocía siempre el momento oportuno para consultar mi oráculo.
Aquellas narraciones, casi sieminverosímiles, motivo por el seducían encerraban siempre un la pereza la ingratitud: ya se ponían por las nubes el amor al estadios, la obediencia o la veracidad.
Muchas veces oia el final de un cuento, como en sueños: las palabras llegaban mis oídos como un rumor lejano que me recreaba ya dormecia poco a poco; una extraña y dulce embriaguez entorpecía que mc PIMENTEL CORONEL. Venezolano)
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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