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MACIONAL EL PACIFICO Periódico de Intereses Generales ADMINISTRADOR, PROPIETARIO CARLOS CLAVERA Або IV PUNTARENAS COSTA Rica, DOMINGO DE MARZO DE 1901 460 BALADA meses EL PACIFICO Si en aquel momento hubiese el Hombre, amas tanto el más anciano toroado la plenitud de la inicuo de los derechos, que cuando Redactor vida que contrariedad tan innes no puedes protegerlo con realida de AMADOR perada! Hubiera sido salud, he. des. pretendes ampararlo con la raldo de mil recónditas tristezas. sombra de tu sombra. Para que El testamento Disimulado el estremecimiento, soñar con el cumplimiento de una cada cual se tornaba sombrio. voluntad que ya no te pertenece?
No era el fio, cada vez más próxi. Voluntad que fue y voluntad que mo del ancianp, lo que turbabn ya no es. no son una cosa misma. Hombre, amas tanto el más jas almas. Era que cada cual peF. P1. ARSUAGA.
inicuo de los derechos. que cuando saba y comparaba la cuantía del no puede protegerlo con realidades dón recibido.
POEMITAS EN PROSA pretendes ampararlo con la sombra Llamaradas de odio de enviDIÁLOGO de tu sembra. Para qué soñar dia se cruzaban sobre el mismo lecon el cumplimiento de una voluncho del moribundo. Ningún pre humano ha tad que ya no te pertenece? Vo El hermano recordaba los favohollado el Finteaarhorn Inntad que fué y voluntad que ya res hechos al hermano, la madre ni el Yungfrati no es. no son una cosa misma? la donación hecha a la hija, el hijo la falta de dote de la madre. El La cúspide de los Alpes.
Dictaba un anciano trabajosa. amigo medía con los del amigo su una cadena de picos abruptos. es mente su voluntad postrera en su le servicios y el criado contaba en un el centro, el corazón mismo de las cho, y repartía entre hijos y amigos rincón, por los dedos los montañas.
bienes que ya no eran suyos, porque venía tolerando las impertiEncima de las montañas un cieque le privaba de su disfrute una nencias del doliente.
lo mudo, de un verde palido.
ley ineludible y suprema. Dicta Mil preocupaciones se apodera.
El frío, áspero y cruel; la nieve, ba su voluntad, y ya ni la voluntad. ron del pensamiento de los favore centeilante.
Cedía la violencia de un lecho fa cidos, y mucho acarrciaban con los Por debajo de la nieve asoman tal, y sobre privatle de libertad los ojos el mueble que se les había ad las masas, feroces de las rocas he perjuicios de una larga rida, le pri judicado, temerosos de que desda ladas y corroídas por la tempestad.
vaba aún más la fuerza de inorir. entonces hasta su eutrega pudiesen Yerguense los dos estremos Si hubiese hablad ocon propie desmerecer.
del horizonte dos gigantes, dos codad no babría dicho Doy, sino Allí no sobraba ya más que uno: losos, el Yungfrau y el Fintenarel agonizante.
horn.
La viuda, los bijos, los debdos en esa hora suprema en que el Yungfrau dijo a su vecino: oían ansiosos la palabra ardua de los que se van no ven ni. Qué hay de nuevo? Tú estás anciano, y la codicia amortiguaba la luz de las almas y los gritos de mejor situado para ver. Qué paen ellos la pena. Iban ADQUI las conciencias, sintió el moribundo sa por allá abajo?
RIR, y la aficción legal sería el títu como en el interior de los que le Transcurren millares de siglos.
lo de su nuevo derecho.
lloraban se formaba la tempestad on instante. dado nuevo nombre cada y vió los rayos y oyó los truenos Finteaathrop truena en contesnuevo coša, un estremicimiento de del odio y de la codicia.
tación: placer sacudía al designado. Siem allá, en el último borde de la Deosas nubes velan la tierra.
pre el adquirir gratuito es violencia vida, cuando se buudía en la sima Aguarda!
y la violencia se ha hecho grata de la muerte, escuchó como una Millares de años vuelven a trans los hombres maldición que le gritaba: currir un instante BANDONO.
oyen sino Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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