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EL PACIFICO Como lectura del Domingo. 0:angel de dica su ruta, como el poeta su Vienes, no es verdad? La lira, como el ruiseñor su dulce dije suavemente al oído.
compañera que canta en la rama. Me promete no faltarme da, como ama un sepulcro al rayo en nada? me preguntó.
de luna que lo acaricia, como ama Se lo juro.
EL POEMA DE UNA NOCHE alotro, con la ligereza y la gracia el árabe su camello y el inca al. volver inmediatamen.
de una ondina; y si bailaba con sol! V. es posible que ten te?
Recuerdos de un baile ella, estrechando sus formas, ro ga un corazón de mármol. No. Oh, si.
de máscaras deando su cintura, oprimiendo su me dejará contemplar los hechizos. guardar el más profundo mano, mi sangre bervía, y latían de ese rostro, que envidiaría un secreto?
mis sienes y azotaba mi pecho es árgel. No me permitirá escu. Seré una tumba, vida mía.
te rebelde corazón y sentía un de char los arpejios de esa voz, que ¡Qué hermosa estaba. Vamos, pues, me dijo, inunseo irresistible de aquella niña de debe superar en armonía las eó dándome con los rayos de luz que ¡Qué poética y fascinadora iliciosa que palpitaba entre mis licas arpas. No me dirá que co despedían sus ojos y que atraverradiación se desprendía de su sér!
brazos. Cómo brillaba la luz de sus purresponde la pasión abrasadora saban los agujeros de su careta ¡Cuántas veces su mano correspilas, atravesando los agujeros de pondió con timidez la presión tura celestial que Dios coloca en que me calcina el alma. Cria azul. su careta azul!
nerviosa de la mía. Cuántas ve mitad de mi camino para que le La Julia de Lamartine, la Julie.
ces su pié me acarició ligeramen consagre mis ilusiones, mis deli¡Qué poético estaba el jardin ta de Shakespeare y la Juliana del te. Cuántas veces sorprendi un rios y miş cantos, para que sea el esa noche!
Alfieri, eran menos ideales y me.
destello rebelador en su pupila! amor de mis amores, la luz de mis Las violetas, no temiendo ya la nos vaporosas que ella, cuando re¡Y cuántas, con su fingida voz de tinieblas, la esencia de mis flores, luz que hiere su modestia, asomacorría ligeramente el piano, con carnaval, me dijo dulcemente: mi lira de poeta, mi juventud.
ban por encina del follaje, envian.
sus blancos dedos, tocando Las mascarita!
do sus gratos aromas al inodoro Circunstancias de don Lenchito. Adiós! me respondió ella. a pesar de todas estas dichas, agapanto, que elevaba sobre ellas Morales. Se vá coatinue Insu erguido ramillete; las rosas en La novia de Leandro, la mujer yo me entregaba a los excesos de una desesperación inmensa; ella srata, ise váV? Oh, no. No treabrían su perfumado cáliz para de Pútifar y la viuda de Mausolo, puede ser tan inbumana. No se recibir los besos del rayo de la luhabía rehusado con despiadada eran menos voluptuosas y menos vaya. Recompensar así, con una na que las acariciaba los rojos incitantes que ella, cuando pasaba nergía dejarme ver su rostro y desgracia infinita al hombre que claveles. los nardos de tan suave decirme su nombre, que yo me fijunto mí, con su vestido violeta, no tiene otro crimen que amarla biancura, el embriagante heliotrosu cinturón verde naranja y su guraba acariciador y melodioso.
con un amor in. definido. No! po, la dulce pasionaria, el orgulloElla se negaba aún dejarme oir me ha de amar; nuestras estredominó amarillo limón.
el acento de su voz, hablándome llas están unidas para siempre! los variados pensamientos, las so jazmín, la peregrina camelia. Qué bella estaba!
nada más que con el atiplado tim¡Ni Dios podría separarlas ya. candidas II bre de un dominó.
azucenas, refrescadas Sobre todo, los celos atravesa tu nombre, no me desesperes, áma¡Oh, descúbrete, alma mía; díme por Yo no sabía su nombre, no hala brisa, aspirando la frescubia visto su semblante, cubierto ban mi corazón cada instante me. Vén conmigo un instante ra de la noche, todas esas cariño.
por una careta que me desespera con su doloroso puñal; si alguno al jardín; yo te lo pido, te lo ruesas hijas de Dios formaban uti ba, y apenas había adivinado sus la hablaba, la miraba, pasaba sipequeño idilio, lleno de sencillez go, te lo exijo, ven.
y de poesía, que armonizaba con formas, veladas por su airoso quiera junto a ella. se me crisamor, por piedad!
aldilio, todavía más poético, de fantástico vestido; y, sin embar paban los puños, mis labios paligo. ila amaba como un loco! decían. y una nube de sangre se Me vería papá me respon nuestros corazones.
dió Yo, trémulo, convulso, estreme. Misterioso corazón humano! presentaba ante mis ojos. Cuántos han querido levantar el la vez, yo era esa noche in ¿Quién es sti papá? Señále cido, conducía del brazo al ser que velo que oculta tus múltiples semensamente feliz inmensamente melo, indiquemelo, muéstremelo y me había arrebatado el alma, a.
voy ahora mismo arrojarme a brumado por aquel exceso de dicretos! ¿Quién ha llegado a desgraciado. En mi alma se reucomprenderte?
niai la luz de todos los cielos y la sus piés y besar las rodillas del cha, temiendo despertar de tan Siglos hace que se te estudia; sombra de todos los abismos. que puede disponer, como árbitro, hermoso sueño o sacumbir bajo el todas las generaciones te han apli. Oh, corazón. etc.
de mi destino. Quién es su papa, peso de mi felicidad bien mío?
cado el escalpelo de su impacien.
IV Nada le hablaba; hay ciertos te análisis: Rabelais, Pascal. Aquel señor alto, que nos mi instantes en que interrumpir el Los briliantes acordes de un Montaigne, La Rochefoucault, ra desde el umbral de la otra pie silencio nos parece una profanawals acababan de extinguirse.
Chamfort, Balzac, Michelet, te ción. Apenas podía respirar; el han extendido sobre el lecho auaElla estaba junto mí, apoyada Oh. aquel que lleva una corazón no sufre menos con un en mi brazo.
tómico. y todavía no has demáscara de burro. quel es el exceso de placer que con un exceLa luz multiplicada de las lámjado de ser un enigma indescifrasér dichoso que dio luz, quiero so de infortunio.
ble! Sabemos de qué se compone paras; la animación tumultuosa de decir, que tuvo un ángel tan be Por fin llegamos un rústico la fiesta; los mil acentos de un la pulsera de Saturno y qué exllo. Oh, alma de mi alma! No sofá, que estaba colocado en el lutorbellino de palabras que se meztensión tiene la cola del cometa nes mira ya; casualmente acaba gar más pintoresco del jardín.
de Herschell; sólo tú permaneces claban y confundían en el ambiende abandonar su puesto. No te.
Ella se detuvo vacilante: enton.
desconocido joh, corazón!
te, cargado con los perfumes de ma nada; venga al jardín ces yo cai de rodillas sus piés.
los pañuelos y con los aromas del III un momento, tan sólo un momen. Oh, amor mío, le dije con un cognac; un océano de multicolores tito; quiero verla un instante, na¡Sí, la adoraba!
dominós y de trajes caprichosos, acento que vibraba de pasión y Desde que entré aquella reuda más. Yo la respetaré, se lo de esperanza. Ha llegado ya el que se agitaban como los fantasnión brillante y bulliciosa, ella ajuro por la tumba de su padre; momento más feliz de mi vida!
mas que pueblan los sueños de un trajo mis miradas con la atracción febricitante; por todas partes putodo amor verdadero es respetuo por piedad. descúbrete. so. Vendrá no es cierto? Ella levantó con lentitud su de un magnetismo irresistible, y pilas que se penetraban, copas ¿Tanto cuesta dar un momento mano temblorosa, la llevó a su ca sólo en ella pensé, sólo con ella que se llenaban y botellas que se de felicidad?
hablé, sólo por ella tomé, y no vaciaban en una proporción aritreta y se la quitó repentinamenbailé sino por ella.
te.
mética, por todas partes diálogos, Mi voz era apasionada, conmoPara mí habían desaparecido tríos, cuartetos, y. aun monó vedora, suplicante. una lá En ese instante, la luna, que todas las mujeres: no sino logos, de algún máscara, pasadito grima brillaba en mis ojos, elo estaba oculta por una nube, despálidas sombras, que se agitaban de punto; todo esto no parecía ser cuentes irresistibles fuerza de veló su poética faz, bañando de confusamente en torno de esa vi otra cosa que una decoración empasión luz el rostro de mi amada.
sión espléndida y hermosa. briagadora para el drama de mi Ella vacilaba. el pudor y el Yo me levanté, como si me hu¡Qué bien ha dicho Víctor Hu inmensa pasión deseo, la timidez y la ilusión com biera picado un alacrán.
go: el amor reduce el universo ¡Luz de mi cielo! le decía yo; batían en ese instante su alma. Grandiosísima bestia! le diun sólo sér. no basta ya de hacerme sufrir que no era ya la de una niña sin je. quién demonios se le ocuYo la contemplaba en su asien. No tendrá compasión de mí?
ser todávía la de una mujer? rre venir disfrazado de mujer to, recostada muellemente, con la ¡Yo la adoro con un fuego que me Yo la miraba, temblando de es un baile de máscaras, para que indolencia voluptuosa de una sul mata! Yo la idolatro como el ma peranza; ella permanecía aún in las personas padezcan equivocatana; yo la veía vagar de uo lado Irino la blanca estrella que le in. decisa.
ciones inconvenientes? Con ur za.
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