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EL PACIFICO LITERATURA COLABORACION Virgen celestial padre mío, y pertenecer las noeres cruel como el gato con el ratón. Quiero vivir y morir virgeu. 0: Páginas intimas. Estos versos, regados con el llanto Que no asoma jamás la pupila.
Como flores del triste camposanto, Nacen de los recuerdos de mi vida.
II Oye del Tasso la preciosa historia Le dijo una inujer angelical, Si me amas, virgen, te daré mi gloria: Con mis versos de amor te haré inmortal!
III Pues bien; al recordar tu orgullo necio Como el Tasso quisiera ser tambiéu, Para hacerte inmortal con mi desprecio, Para hacerte inmortal con mi desdén. IV Sin lágrimas, sin suspiros, Sin vanas quejas de amor, Glaciales nos despedimos, Roto triste el corazón.
Rojos labios encendidos Donde mora el beso ardiente, do vaga la sonrisa, La sonrisa indiferente: Mas nos devora el hastfo Desde aquel terrible adiós Sin lágrimas, sin suspiros, Sin vanas quejas de amor Sabed, crueles, en mis sueños Rozáis, tiernos, eu mi frente, Rojos labios encendidos Donde mora el beso ardiente.
mo. al recordar lo que ha sido Dí. no te arrepientes hoy De que, cobardes. mentimos Con ese adiós sin suspiros, Sin vanas quejas de amor?
Quién pudiera despertaros. Tantos besos adormidos Son como aves indolentes, Frescos labios encendidos Donde mora el beso ardiente!
vias de Cristo. N6. contestó María. Pro. Cielos! Pero baz lo que te nunció esta palabra con frialdad, plazca. Una loca siempre tiene y sus labios finos expresaban un la última palabra. gesto de esa crueldad que con.
María buscó a su confesor. Ésciencia hiere y en herir siente plate alabó mucho su determinación: cer. Santo es el matrimonio, hija No era la primera vez que Ma mía la dijo. pero más santo que ría había negado su mano.
Era el amor conyugal y maternidad hija única de un padre rico y po es la virginidad. Virgen fue deroso; tenía hermoso cuerpo y Nuestro Señor y virgen era su bello rostro; acostumbrada ser bendita Madre. Renunciad al a pretendida a causa de su riqueza mor mundano, quedad pura iny hermosura, falta le habría he tacta y en la eternidad os recibicho este cortejo casi continuo si rán como novia del Señor.
de pronto hubiera cesado; lo con María gozaba con estas palasideraba natural en vista de su bras, y contentísima llegó su juventud y belleza; lo aceptaba casa, en donde la participaron como un deber, sin obligación por que su pretendiente, el que tanto parte suya. Nivgún hombre hala había amado, y quien hoy bía tocado sus labios, ni una pahabía rechazado, se había dado labra tierra había salido de su un tiro y estaba espirando.
boca. Sabía bien cómo se mani.
Pálida se puso con esta noticia: fiesta el amor y cómo se le provo Su padre la miraba como si ella ca, pues lo aprendió de los caba fuese culpable.
lleros que la deseaban, y para ella era un cruel placer el observar. Qué dices ahora, María?
cómo despertaba y crecía una pa Ella movió los hombros.
sión, ver y sentir cómo causaba «Yo no podía adivinarlo. dolor, y finalmente negar. Mas, interiormente, sentia cier.
Esta vez también había dicho ta alegría; la era agradable el «no. Pero el rechazado ahora que por ella se hubiese matado la amaba más que todos los otros; un hombre.
su amor por Marla era intensísi Esa noche tuvo un sueño par Por qué no queréis ser mi ticular: Había muerto, y un án.
esposa, señora? Preguntaba con gel la conducía al trono de Dios labios pálidos y temblorosos. Me para ser juzgada. Sin miedo se odiáis. aproximaba al Ser Supremo, con Ella sacudía su rubia cabellera. la cabeza alta y la mirada llena. No os odio, señor, pero tam de confianza: poco os amo. Señor, yo era joven, bella y. Entonces amáis otro?
rica dijo, y he rechazado al amor Una fina y maliciosa sonrisa se y al hombre. Vi correr lágrimas, dibujaba en sus labios.
y palabras desesperadas llegaban. Porque alguno ha de ser. mis oídos, pero fui insensible ¿Os parece nuestro sexo tan en ellas, burlaba los locos que osaencantador?
ban desearme Mi virginidad era. No amo a ninguno; siento mi orgullo, y casta me presento horror por el amor y el cariño de delante de vos como pura novia los hombres blo uno amo, y celestial. sólo él serviré: mi Señor y Sal. El Ser Supremo la contestó: vador. Aléjate de aquí. Qué ten. Intentaréis acaso tomar elgo que hacer contigo? La más revelo. dijo él horrorizado.
probadla perdida tiene más dere Ella gozaba con sti tormento y cho acercarse mi trono que tú.
perplejidad.
Mujer te he hecho para que seas. Tal vez. dijo Si al matri mujer. Ser mujer significa amor, monio quiere obligarme mi padre, abuegación y dulzura. Amar deiré al convento. Pero él es bue biste y bacer feliz a un hombre.
no, y no querrá forzar mi volun Para esto te he criado y dádote tad.
hermosura y encantos. Qué me. nunca cambiaréis de opi importa tu virginidad? Para mis nión, nunca me aceptaréis? hijos de la tierra existes, no para. Nunca, no os molestéis.
mí, tonta, engreída, éte, no te Adiós, señora. conozco.
Ella le siguió con risita satisHorrorizada despertó Marie.
fecha.
No podín conciliar nuevamente el Su padre la regañó cuando susueño. Creía ver un rostro joven po esta nueva negativa. Eres una loca, la dijo. Qué travesada y con la mirada fijay ensangrentado, con la frente a esperas y qué es lo que quieres? ansiosa clavaba la vista en la noTú misma tio lo sabes. che oscura.
Dispensa, papá, lo sé muy bien.
Viena. Emil Marriot.
Quieres atraer, estimulat pasiones y después despreciar: VI Como del novio la impaciente palma Bajo el traje dupcial, la carne tibia.
Asi he sentido palpitante tu alma En las impuras noches de lascivia.
VII Lo recuerdo: venía del camposanto Con una flor de pétalo entreabierto, Tóma, dijo sonriendo, un ojiacanto Que ba bebido la savia en algún muerto.
Hoy también yo le mando, agradecido Unas flores que pálidas nacieron; Mis cantares, botones que han bebido La savia de los tiempos que murieron.
VIIT Al izar el ancla Yo la ví llorando, agito en el aire Su pañuelo blanco Porque adiós no pudo Decirme su labio, Al izar el ancla Yo la ví llorando.
En mis noches lobregas De insomnio y nostalgia, Sobre la onda verde Veo correr sus lágrimas. ah! mi voz no puede Ir consolarla En sus noches lóbregas De insomine nostalgia.
Desde entonce mi alma Sólo riega el llanto, Desde aquella tarde Que al izar el ancla Yo la ví llorando. doliente muerdos, La húmeda almohada Cuando febril pienso En sus noches lóbregas De insomne nostalgia.
Moisés de ld ROSA Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica

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