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LA PRENSA LIBRE. COSTA RICA AMÉRICA CENTRAL.
II.
LITERATURA. de la orilla del lago transparente y pro do y alumbra la estancia virginal de la El señor Licenciado don Pedro Pérez fundo, lleno de tristes secretos.
doncella.
Zeledón ha tenido la desgracia de perLa joven estrecha contra su pecho las der ayer su respetable señora madre HIMNO PATRIOTICO Ella corre detrás de su amante, y al ya marchitas flores y como los sueños doña Francisca Zeledón, según vemos llegar a la cima de la roca, divisa al jo del sonámbulo se pierden en la noche, en la GACETILLA que se publica en la resá ven, que con el ramo de miosotis en la se estremece y llora.
pectiva sección. Reciba la familia domano, se prepara saltar la roca opues Llora arrepentida sobre las flores del liente nuestras sinceras expresiones de JUAN SANTAMARIA.
ta: pero, joh fatalidad, la piedra se des miosotis, que se reaniman al calor de pésame.
morona y se precipita en el lago, arras sus lágrimas y el antiguo amor renace trando tras sí al caballero. No me en su corazón.
Cantemos ufanos la egregia memoria olvidest la dice, y lanza la ribera el Bajo el negro vestido de luto el antiGACETILLA de aquel de la Patria soldado inmortal ramo de miosotis, azules cual los ojos de guo amor renace, y el nuevo fent ce soá quien hoy unidas la Fama y la Historia la joven.
focado.
entonan gozosas un himno triunfal.
La doncella. loca de amor y de dolor, Sus pálidos labios repiten: No me Doña Francisca Zeledón ha muerto: cae desvanecida.
olvides!
y hé aquí por que desde entonces así se llaman las flores del mio sus honras fúnebres se verificarán hoy Cantemos al héroe, que en Rivas, pujante, Sobre el terrado del castillo, en un vaso sotis.
las cuatro en la Iglesia Catedral, y su de Marte desprecia el fiero crugir, de oro, florece el ramo de miosotis.
entierro las cinco. Los deudos de intrépido alzando su tea fulgurante Desde aquel día se levanta enlutada vuela, por la Patria, sonriendo morir.
la doncella y riega la planta con ardienCASOS COSAS.
la señora Zeledón suplican la asistencia esos actos.
III.
tes lágrimas.
Con ardientes lágrimas riega la planMiradlo. En su diestra la tea vengadora ta la doncella, y sus labios repiten: No riódico al Himno Patriótico compuesDamos cabida en otro lugar del pe Aclaraciones: agita, y avanza de su hazaña en pos.
me olvides! La muerte. qué importa truene asoladora, to por el señor don Emilio Pacheco, en Don Ricardo Brenes Volio, Encargasi siente en el pecho las iras de un dios?
do de los negocios del señor don Ramón Pasan los días y el dolor con ellos.
loor de Juan Santamaría, y al cual le IV.
Vuelve la sonriza asomar a los la puso música el maestro Chaves. La le González, en esta capital, y quien ha bios, y al fin los ojos se causan de llorar. tra es digna del heroe y la armonía nos venido haciendo de tiempo atras los abodicen nos de la suscrición de este señor, no caque es igualmente inspirada. avanza, y avanza. El plomo homicida Cuando germinan los nuevos botones, ró en cuenta de advertir al nuevo adlo hiere sin tregua infúndele ardor; las plantas olvidan las flores que se ministrador de La Prensa Libre que tey en tanto que heróico exhala la vida llevó el viento, marchitas por el helado Nuestros amigos José María y Félix nía tal comisión, y esta ha sido la causa se escucha al incendio rugir vengador. soplo del invierno.
Zumbado, de Heredia, saldrán próxima de que el nombre del señor González haCuando nace en el corazón un nuevo mente para Norte América y Europa. ya figurado entre los deudores por susV.
afecto, presto se olvida el primer amor. en viaje de recreo.
crición, indebidamente por ignorar el Salud noble atleta! Tu nombre glorioso En momentos en que, con su llanto Que en un todo sea cumplido su pla nuevo Administrador este detalle.
un pueblo que es libre aclama hoy doquier, vivica la joven la amada flor, un joven centero programa.
Del mismo modo se hace constar que un pueblo que siempre luchó valeroso, caballero pasa y la mira con mirada anel señor Moisés Ramírez ha comprobapues sabe que es grande, cual tú, perecer. siosa.
El café. La producción de ese grano do con sos recibos estar paz y salvo ¡Es tan feo llorar al ser mirados!
EMILIO PACHECO.
El recuerdo del joven que pasa le hizo así: en todo el globo es de 862, 700 toneladas con la Administración del periódico.
enjugar las lágrimas, y ya apenas regaba con agua los pobres miosotis, azu Brasil 490 000 Don Octavio Beeche vende su casa, MIOSOTIS.
les cual sus ojos.
Java y Sumatra 60 000 acabada de construír con buenas made(Leyenda)
Ceylan 400 ras. Vende también todos sus muebles Han trascurrido cuatro días, y duran India Inglesa 21 000 y un surtido de libros de derecho y liPor Old Schonone.
te este tiempo la pobre planta ni siquiera América Central y México. 80 000 teratura. Ocurran los aficionados comdel agua ha recibido el riego vivificante. Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Guayanas prar barato.
Depuesto el luto ya no repite la joven Paseaban por las márgenes del lago, 50 000 5 43 000 hablando de su mutuo amor, de sus No me olvides pero sus labios mur Haití y Santo Domingo.
35 000 próximas nupcias. El la embriagaba muran al oído del caballero, en el salón Cuba y Puerto Rico del castillo: Yo te amo!
Ja ica, etc. 500 con el dulce acento de sus amorosas palabras, ella le mir. ba con sus transpaA rabia, Madagascar; Abisinia Los infrascritos Hasta cuando dormimos la conciencia y Africa Oriental 35 000 rentes ojos azules, azules como las floSiberia y costa del Africa 19 500 han otorgado Escritura de Sociedad que res del miosotis que había nacido entre vela.
11 000 las piedras de la orilla del lago. Una noche, en sueños, la joven tiem Filipinas, Célibes, etc.
Hawaii y otras islas Pacífico.
girará bajo la razón social: 200 Natal 100 Ve al que por ella falleció en el lago. Cuán bellas son aquellas florecillas al olvidado amante que le muestra las de miosotis! Desearía poseerlas. Amor flores casi secas como sus ojos.
Francisco Mayorga de Liberia parece mio ¿quieres ir buscármelas?
Aterrorizada por aquella visión, se le que ha reclamado el derecho del habeas San José, 10 Abril 1891. Tus deseos son órdenes para mí, vanta dormida y arranca del vaso de oro corpus, ante la Corde de Justicia. seexclama el joven: rápido como el relám el ramo de miusotis.
gún se dice despues de dos días de estar Walter Riotte. Gerardo Jager.
pago desciende la peligrosa pendiente rayo de sol penetra por el terra en libertad. Qué ocurrencia! 3 0:bla.
Riotte Jager.
Un 62 Las Consecuencias Por Mercedes Cabello de Carbonera.
63 y desperezándose y frotándose la cara para disipar su mal humor agregó. Cuéntame eso como fué. Yo señor, en mi vida he visto una niña más rara, si por poco me abraza mí, quien sabe pensando que yo era Don Enrique apenas sonrió con la candorosa interpretación que Juan daba las espansiones de su amada. Pero en tin, recibió la carta y nadie te ha sorprendido qno es cierto. La recibió y me hizo jurarle que todititas las noches sin faltar una, he de ir yo llevarle noticias de Como que no sabe los peligros que uno pasa escalando techos de casas ajenas. Ya irás esta noche llevándole otra carta: lo que es ahora tráeme mi café que estoy con dolor de cabeza.
Juan se retiró para ir a traer el café; y mientras aprensaba el café en la cafetera y ponía hervir el agua en el anafe, discurria, que el señor no amaba como merecía la señorita Eleodora; ella si que sabía amar: Ya se vé, los blancos son siempre más acalorados en el amor que nosotros se decía Juan sí mismo recordando que él jamás vió a una mujer tan enamorada como manifestaba estarlo Eleodora. Pobre señorita! aunque sea descalabrándome he de ir todos los días hablarle de mi amo.
Mientras don Enrique tomaba el café, Juan le cepillaba la ropa con que debía levantarse y abismado en la más honda meditación discurría filosóficamente sobre aquella situación de Eleodora que de tan extraña y honda manera le había impresionado. agitando nerviosamentepiediecéepilloidea nedona uuel Obregón Lizano arrancaba algunos átomos de polvo de los pantalones de su amo, no cesaba de refleccionar sobre aquello que le traía preocupado y pensativo.
Qué dulce, qué delicioso debe ser pensabaverse amado así por una mujer san hermosa, tan joven y apasionada como se le había presentado Eleodoral. Qué cosa tan inexplicable aquella, de que una mujer que él veía tan alto casi cono una diosa se humillara, llorara y se rebajara hasta decir, como le había dicho él Eleodora que ella querría vivir al lado de don Enrique para cuidarlo, servirlo y ser enteramente su esclava. Eléodora esclava de don Enrique! esto le parecía Juan uno de esos contrasentidos, el más estupendo que había encontrado en su vida! luego pasaba a comparar la vida del uno con la de la otra; parecíale estar comparando el mal con el bien, la virtud con el vicio; y aunque sin darse cuenta muy claramente de sus ideas, renunciaba explicarse este misterio, que sólo Dios podría descifrar.
Aquel día lo pasó Juan meditabundo, dolorosamente impresionado por el triste contraste que le pre sentaron la pasión, la pureza, el amor de Eleodora, al lado de la indiferencia, el desamor y la ingratitud del amante.
Todos sus qeuhaceres fueron en el resto del día. retardados mal desempeñados: y anhelaba que llegara la roehe para volver como le había prometido Eleodora.
Juan cumplió su propósito y todas las noches Sistema Nacional de Bibligrotegithöstepoole cusGa Sverigesielie le facilitaba la entra
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