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LA PRENSA LIBRE COSTA RICA AMERICA CENTRAL DY.
José Maria Coto. 73 dan Malco 91 AGENTES mó. Oh tu que yaces tendido y gimien sos del conquistador se veía que iban CASOS COSAS.
do como un miserable esclavo. acaso arrastrando a la verdad enjaulada. No ignoras que Júpiter tiene dos asesores, había si no un liombre, de los generales LA PREMSA LIBRE la Justicia y Temis, fin de que todo lo de Alejandro, que le visitase diariamenAimons Foujours!
que hace el que manda sea legítimo y te: Se llamaba Lisimaco; quien decía Gartage Don Manuel Blanco, justo?
Calistenes: Si el rey te viese abandona. DE VICTOR HUGO. Jajaela Mepardo Reyes Alejandro se consoló con estas pala do de los hombres de bien, no tendría La Unión Limón bras; que, según la expresión de Plutar. remordiinintos. 1)
Amemos todavía, amemos siempre. Salomón Agailera.
Puntarenas co, corrompieron su moral.
Un día dijo Calístenes su amigo: El alma huye del amor en pos; 11 Alfredo Saetoni.
Desde entonces, además, aborreció a He soñado que estabas al lado de El amor es el himno de la noche, Liberia Curlos Alvarez.
Calistenes; lo cual agradecieron los so Júpiter, con un cetro en la mano y una de la aurora la triunfal canción.
Jesús Valverde San Ramós fistas que ciertamente tenían sus razones. diadema en la frente. Lisimaco, tu seFlorentino Lobo.
Se solicitan ngentos en las demás poblaciones rás rey. Cree a un hombre que debe Lo que la ola dice a la ribera, de la República Hablándose de sobre mesa sobre la ser agradable los dioses puesto que su Lo que habla al bosque el aquilon fugaz, temperatura de la estación y opinando fre pur la virtud. 2)
Lo que a las albas nubes dice el astro Anaxarco que era más benigna que la Es la palabra inesplicable: Amari LA PRENSA LIBRE. de Grecia, Calistenes dijo: Para tí es Alejandro su po que uno de sus generales En el amor florecen las creencias menos duro el invierno de Asia, oh respetaba la desgracia del filósofo, y se la vida; el amor hace soñar.
naxarcol allá lo pasabas en ropilla y enfureció. dijo Lisímaco: Puesto Calienta el corazón más que la gloria, Calistenes.
aquí te abrigan tres cobertores. Ade que te agrada el trato de las fieras, vas Porque posee la dicha, un rayo más!
más se negaba con frecuencia asis estar cou ellas. le destino un Murmure la alabanza el escarnio, tir los convites, donde veces el espectáculo de leones.
Antes de morir escribió Lisimaco Los grandes corazones amarán: Muchos sofistas, retóricos, rapsodistas, rey proponía certámenes sobre quier La juventud 10h amadal orla tu frente, gramáticos y agoreros siguieron Ale paks bebla. Cuando asistía no alababa Calistenes: jandro en su expedición al Asia; no sé nadie. Si tu suefio se hubiese cumplido, te Busca la del espíritu en amari que le siguiera sinó un verdadero filóso Alejandro quiso mortificarle una vez habría hecho feliz. En estos momen. Que amor les preste encantos tus horas; fo; y lo prueban sus desgracias: Calís con estos versos: tos tu sueño, en que yo tenía fé, me Que el secreto deleite espiritual, tene. No hagamos caso del sofista que na hace más desgraciado.
da sabe hacer ni en provecho propio. Calistenes respondió: Dibuje su sonrisa misteriosa Lo que es el maestro, Aristóteles, juiEn la mirada bella. Amerdos más!
Muchas veces añadia fuerza sus cen Los dioses te destioan al trono: Aleciosamente se había quedado en Grecia.
Porque si va a Persia, corre igual suer establecía el contraste.
suras empezando por el elogio: lo que jandro no podrá impedirlo. Cuando Unamos nuestras almas cada dia Lisímaco recibió estas líneas llegaron a Con lazo más estrecho y más ardori te qne Calistenes, su sobrino; y aún se Un dia hizo en un banquete la ala conducirlo a la plaza, dor de una multi Crece el follaje expléndido en el árbol; oyeron algunas atuenazas con que desde el Asia amagaba Alejandro su antiguo él una tormenta de oplausos y de corobanza de los macedonios, caycodo sobre tud se apiñaba para verlo.
Que crezcan nuestras almas en amor!
Allí estaba Alejandro sobre un trono maestro.
nas de flores.
al cual se sabía por veinte gralas. Li. Seamos la imagen y el cristal bruñido Alejandro le satirizó con los versus de simaco estaba en medio de la plaza. Le Que la refleja; el ambar y la flori Después que Alejandro eu un acceso Eurípides: soltaron un león, Lisimaco dobló so.
Los amantes que son, bajo las frondas, de cólera, dió muerte un amigo suyo, Es fácil ser fecundo cuando se esco bre su brazo izquierdo su manto de roja Un solo pecho, palpitando dos!
Clito, y tras haberse querido matar, lo ge por tema un asunto grandioso. púrpura, presentándolo a la fiera: ella Los poetas buscan, las mujeres bellas.
que le impidieron, pasó toda una noche Añadiendo: Mejor harías si censura. quiso la merlo crayéndolo empapado en Angel del casto, celestial favor, dando aláridos venido el día enmale ses los macedonios: así se curarían de sangre: el héroe le agarró la lengua y Refresca, la mujer, bajo sus alas ció, y intervals solamente se olan sus yerros, de un tirón se la zafó. El leou cayó en el De las frentes que sueñan el ardor.
grandes suspiros que consternabau el Entonces hizo ver Calistenes que la suelo suavemente, como una almohada.
campamento. Sus amigos forzaron la desunión de los griegos había sido la ba. Un gran rumor se levantó del circo. Venid todas las bellas hacia el poeta; entrada, recelando de aquel silencio. se del poder de Filipo; concluyendo por Pero bien pronto cesó: Alejandro estaba tú, la que eres mi supremo bien, como dice bellamente Platar.
recitar los versos: de pié, que dirigiéndose al reo, decía: Ven mí cuando rías, cuando el llanto Para consolarle, Aristandro que era En las reyueltas de los pueblos se Mi cólera sólo ha servido para que Humedezca tus párparos también!
una especie de sacerdote, le probó que alza con el mando el menos virtuoso. hagas una hazaña que Alejandro no Nuestro sereno espíritu comprende aquel crimen no era suyo, sino de los La corrupción y los vicios del rey y cuenta en su vida.
Vuestros secretos éxtasis de amor, dioses.
los cortesanos aumentaron. Luego llePues el päeta es uma donde acude gó el momento en que Alejandro se creDespués habl6 Calístenes, procurando yo dios. El vacío que se hacía ca la Tomo estas palabras de Montesquieu; vaciar la mujer su corazón.
templar la desesperación, no el remor vez más en sa virtad lo iba llenando su lana pinta la suerte del imperio de Ale No alumbra el resplandor de la verdad; el cual, como acostumbra, con una pince Yo que desdeño lo que en este mundo dimiento vanidad.
jandro su muerte: Dijo así: Uno de sus ritos era este de los ban Yo Muerto Alejandro las naciones que Impasible, la fría vanidad, que dejo correr como la onda. En cuatro partes se divide ta gloria, quetes: bebla en una copa, y la alargaba Jaron sia señor; sa hijo estaba en la oh rey: la una es de Homero, que te ins uno de los suyos: este la tomaba, iba infancia, su hermano Arideo no salió de Yo prefiero la pompa en que se embriaga pira la grandeza y el heroismo: la otra al ara, adoraba, bebia, volvíase a dar un ella nunca, Olimpia solo tenia la au El inagnate del solio de la lia, es de Aristóteles que te educó y te hizo beso al rey, y despues se sentaba; lo que daicis de las almas débiles: solo lo que La sombra que dibujas en mi libro sabio: la otra es de los griegos, sin los hacían todos por orden de asientos. era crueldad le parecía valor; Rojana. Cuando inclinas ta frente sobre mí.
cuales no serían posibles tus conquistas: na ocasión tocó su vez Calístenes. Euridice, y Estatira estaban perdidas de la otra es tuya.
Bebió y no adoro. Alejandro estaba dolor. En palacio todos sabian gemir, Toda ambición que abraza nuestro pecho Alejandro que lloraba, teniéndose la distraído. Al ir besarle el filósofo, oyó padie reinar. Los Generales de Ale Cae ceniza o vuela humo sutil, cabezit entre las wiarios, al oir esto le ul rey la voz de Demetrio que decía: ob jandro alzaron los ojos al trono: la am. el placer, for apenas descogida, vantó la mirada estupefacto. El blósofo rey, no beses: ése no ha adorado. Alejan bición de todos contavo la de cada uno. Muere marchito en su naciete Abril.
agregó: dro huyó el rostro. Calistenes dijo: jun Se repartieron el imperio.
Mujeres el ardor tan solo dara. De la parte de gloria que te cabe, beso menos!
Le tocó el Asia Lisimaco.
Un día como le saludase usanza heConsagradle un santuario, si queréis quita aún lo que la rebaja la inuerte de lepa, le dijo el rey Por qué no me Clito y el incendio de Persépolis: y ahoPor las salas de su palacio se arrasEn esta vil jornada de la vida, ra que te šientes pequeño, no ofendas alto has puesto ese nombre, que no po riz, ni orejas.
adoras? Soy griego, le respondió; tan traba un hombre que no tenía pies, naConservar vuestro Dios y vuestra fé.
los dioses dudando que pueden acoger demos envilecerlo: Alejandro hizo corConservad sia temor en vuestras almas, ta arrepentimiento en su inmensa mise tar las orejas, la nariz y los pies, y me hacer algo, consultaba este semblante La perfumada flor que nunca muere, Cuando Lisimacn iba emprender A despecha del llanto y del dolor, icordia.
ter en una jaula, al hombre sincero. disforme, cuyo ceño salvaba a un hom La llama inapagable del amor!
Alejandro se deshizo en sollozos. Esta mutilación operó un cambio en Ca bre de cometer una mala acción y cuys El sofista Anaxarco de Abdera, entró lictenes. De filósofo que era se trans sonrisa hacía la felicidad de todo un CABRERA.
gritando para hacer más original su adu for:ao cu profeta. Así este monstruo, po pueblo.
lacióa, y con cierta altivez y desembara sesor de la verdad, era sin duda resplanFRANCISCO GAVIDIA.
LLAMAMOS la atención de las personas 20 teatral: deciente. Puesto en un carro tirado por que tengan bien hacer caridad de un Este es aquel Alejandro que pro dos camellis, seguían los ejércitos de (2) Montesquica. Lysinaque modo indirecto, hacia el Fonógrafo que pende la mirada de todo el orbet escla Alejandro De manera que tras los pa Ibid.
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