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LAPPEYSA LIBRE. COSTA PICA. AMERICA CENTRAL DE :BE لاتعد Le Criin José María Co.
نورت رات کو Puntarenas Liberia San Mateo San Parrón.
Florencio Loio. 66.
AGENTES to, Rabip había mandado hacer lo cela no existía más que el trabajo ra COLABORACION.
otro.
is, superior o racho 513 fuerza, Se tomó el café despacio y se conseryge cetris tribus entrés y despobleLA PREPPE só de muchas cosas, en particular de 22: 200 babiraria: por nu JOAQUIN PÉREZ Robio y de las rabiáceas, plantas cuya merisus ne sra ce continente.
familia pertenece el arbusto del cafeto.
Alajaela 95, orze pierce en la oscuridad Hormigas y Colibríes.
Hereia de los discos.
No hay que olvidaree de que estamos Ecco Cortes Era e! Pancirano modelo de piedad (Continua)
en un cafetal.
Limia Sabia les cristiana y de las virtades más austeraz.
Terminada la comida, y después de Gro2 Con todo se sirvió la comida, a la que Albreco Seni Flaco, descarnado, los ojos bandidos Carlos Aliarez. por el ayuno la vigilia. debajo de su asistió también doña María Pradencia. un ligero descanso salieron aquellos Larcela. No había res felices solazarse con los panoramas Jests Valserie hábito tziar lleraba ceñido al cuerpo op naturales Al principio marchaban janáspero cilicio que maceraba eus cares, que hacerle caso esta áltima señora: aquellos manjeres formaban algo más tos, en un grupo sin simetría ni estética ni filosofía siquiera. Doña María Pru.
Se solicitar agentes; en las demás poblaciones is en los pies unas sandalias.
de la Pepública Si. amaba los hombres, por caya sal qae on pasto común y algo menos que vación hacía toda clase de sacrificios co un banquete de ocasión. Los líquidos dencia, que no sabia química, ni enten.
mo sa Divino Vaestro quien se propo estaban representados por el vino, el día de combinaciones binarias ni caater: Redactor y Administrador, nía imitar y coyas máximas segala, en agua y la leche. No quiere decir que el parias, era el átomo subversivo de cambio detestaba los bienes de la tierra, inagre y el aceite do estuviesen alli mo quel grupo. Iba y venía y se colaba. com FCO. MONTEBO BABLANTES.
pues tenía siempre presentes aquellas jando anas tiernas hojas de lechuga, que mo pna caña entre Joaquin Inés, en tre Inés y doña Marcela. Parecía decir palabras de Jesús: Las aves del cielo por lo frescas se parecían Inés, Pienen su nido y las raposas su guarida; Yo, narrador de estas cosas, renuncio unos y otros: en todo caso hay que Admor. auxiliar y Cronista, contar conmigo; no olviden ustedes que silijo del hombre no tiene una piedra describir el menu, por ser ésta ocupaFRANCISCO BRENSS. jen que reclinar la cabeza.
ción de glotones que se refocilan con los aquí estoy yo; cuenten ustedes conmi.
go.
Cersuraba amargamente los sacer. recuerdos por puro vicio, ansia de genHay que decir de paso que la amable estes que acaparaban riquezas para dar te famélica que come de mentirijillas no doña María Prudencia iba tener cuaLA PRENSA LIBRE. ide regaada, sibaritica. En una pa pudiendo hacerlo en realidad.
labra, era el ministro del Seâor, el rer Durante la comida se rabló mucho de renta y nueve años, y no había querido dadero cristiado que hacía recordar cosas contemporáneas antiguas; pero casarse con nadie, a pesar de baber sido nada, casi pada de las futuras. Sin solicitada con insistencia por una doceo El presagio de la fiebre los proscritos de las catacun bas.
na de enamorados.
Llegado Caldera, conoció la necesi lembargo un observador atento habría роamarilla.
dad de su presencia allí para prestar log dido convencerse de que se bablaba mo. Joaquín, se me parece usted algo auxilios espirituales los desgraciados cho de cosas venideras; pero era esa una Campos cuando quería casarse conmigo. LEYENDA. habitantes del lugar que perecían aban conversación a retazos y sin voz, un asimismo llevaba el bigote, muy retorcidonados su suerte por las ideas que diálogo de ojos, aniinado, entrecortado, do siempre. don Pio Víguez y don Jaap Ferraz. goístas ignorantes.
entonces prevalecían entre las gentes e rápido, que mantenían exclusivamente. Señora. señorita, dicboso yo. que.
Inés y Joaquín.
puedo recordarle usted un dulce efecto Hubo un tiempo en que Costa Rica. Cosa rara! Mientras la muerte arreDe cosas contemporáneas si se hablaque.
colonia española primero y República bataba todas las víctimas que podía, el ba con calor: le interesaba mucho do Sí, él me tenía mucbo afecto; pero Da María Prudencia saber que había en independiente después, hizo eu comer misionero no sufría alteración en su saSan José: si las ardillas no habían buído yo no lo quise nunca. No quise can cio de importación por Caldera, único lud y permanecía siempre lleno de vigor sarme!
puerto habilitado en el Pacífico. como si quisiera el cielo que aquél fuese de los higuerones del Parque; si los niY esta inisma doña Maria Prudencia, Si hermosa era la rada, de aguas el ángel tutelar de los habitantes del ios del señor aquel usaban tanto lujo; si quiso casarse con el enamorado mansas y profundas, en cambio la costa puerto que le mirabad como un padre el extranjero de las bàrbas rubias era que no era insalubre, por más que la naturaleza cariñoso pesar de su aspecto adusto, ministro cónsul inglés; si el encaje in Campos, tenía la imprudencia de introtrodacido la hubiera embellecido con todas las ga. pero cuya palabra era siempre dulce y ducirse continuameute entre Inés por Herrero y C! se había las de una vegetación próvida, lujuriosa, persuasiva recordando la vida futura y libéral. qué, que se dice de eso, don acabado; si el obispo era constitucional quín.
Pero a medida que se alejaban aque.
como lo es siempre en la zona intertro ofreciendo la salvación quienes persepical.
veraban en la vida y obras del cristiano. Joaquín Cuéntenos, usted qué creel blas personas vinieron por ley natural Los españoles, puestros colɔnizadores, Los años pasaban y el fin del francis Liberal constitucionali formar dos parejas: la cobesión hízo sembraron con sus huesos el puerto; y cano estaba próximo.
Joaquín resolvía todas esas cuestiones que marcharan delante Joaquín Inés, los nativos de nuestro suelo no resistie.
sucesivamente: las ardillas allí se esta. Prudencia hubo de conformarse con ron tampoco la inclemencia de la nitencia y las buenas obras no podía pro constitucional ni liberal, sino obispo cía de muy buena gana, según se colegia Su vida, consagrada al ayuno, la pe ban tan graciosas y agiles, el obispo ni acompañar doña Marcela. No lo hamuerte que parecía haber ser:tado alli longarse unas del término fijado por la sus reales.
Providencia.
siempre.
de ciertos ademades de impaciencia y de Apenas los habitantes de Esparza y Comprendiendolo así el misionero, hasta fenecidos: doña Marcela recordó salían: También se decía de asuntos viejos y algunas frases de curiosidad que se le de Landecho, lugares próximos Calde. manifestóse afligido en las oraciones quega Rubio con motivo del sillóa en que esra, llegaban éste, cuando se sentían elevaba Dios, Ciciones de un espi taba sentado Joaquín. Era el mismo to; qué se dirán, qué se dirán?
Míralos, Marcela, que hablarán tanacometidos de terrible inal que en poco ritu purus. no por él, sino por las ovejas en que se ponía a la mesa Rubio, cuantiempo les conducía al sepulcro y au Ique hasta allí había apacentado.
Nada! Observa qué cargada está esinentaba año por año el número de sus do este exceleate marido tenía afición ta porción del cafetal, decía doña Mar.
víctimas.
Pero hé aquí que una ocasión en que la ensalada de lechugas. De ahí que cela. sin hacer caso del dicho de sa berAsí pasaron tres siglos, hasta que uno Jpedía en sus preces la misericordia divi por atavismo tuviese Inesita incli mana. Estaba distraída, finzia la disde nuestros primeros Presidentes habi na para los suyos, dejóse vir una voz nación masticar las hojas frescas de tracción para observar mejor, sin duda.
litó el puerto de Puntarenas para resmsuavísiqa, de acento desconocido y so esa hortaliza. Era una costumbre hon ¡Ob policía maternali plazar al de Caldera del cual no podía brenatural, que le decía: rada de que nadie se resentía, si no eran esperarse ya mejoría alguna en cuanto a El Señor ha escuchado tus plega las lechugas.
La verdad es que la tarde estaba borcondiciones de salubridad.
rias. Tus lágrimas y tus buenas obras Por lo demás, el bueno del señor Ru hundirse en el ocaso cargaba de tintas mosa, opulenta. El sol ya próximo ¿Cuál era la peste asoladora que as han sido propiciatorias ante El para los bio, supo ser padre de una murena tan fuertes el cromo de la puerta. Fiesta obligaba al hombre confesarse vencido habitantes de ese lugar. El azoto no encantadora como Inés, a pesar de unde luz, girones albós empapados en impotente ante ella?
desaparecerá, pero cada vez que él lle bautizo tan bloodo. Había muerto cua oro y grana. Fulgores de topacio, fraLa fiebre amarilla, ese mal cruel co gue, oirán antes las gentes, como anun tro o cinco años atrás de intemperancia, njas del iris job espléudido paisaje del mo pocos, que en breve término destru cio de que se acerca, el balido de un ma causa de un atracón de yerba3 en en horizonto incendiado. Quién osó pioye juventud, fuerzas y vida, y que dece cho cabrio en la selva, para que se pre salada.
sita numerosas víct: rias para saciar eu gan y huvad. Parece que tienen priacipios mór voracid:11.
Danos ancianos de la costa que ficos, decía Joaquin, hablando de las le la alfombra verde del potrero. Inés volJoaquín Inés se habían alejado por Hubia en Caicera, zlé prvi anos:la promesa se i3 cumplido. así, al chugas.
de 1725, un ruisionero franciscano. azer la vest habitantes de a. Esu mismo decia Rubio, replicaba mirando los cafetos desde una pitara vió la cabeza y vió su madre sentada desde Espaza había venid. 1:25. 2116. Cura cerrad:1:! Si: Rudo había dicho predica. Ever. Oh, Favo sulla ñoles residentes en elias, como a los indivus saye. et eurend que la seurarse 52. e! na:a:ijuca loesita :0 itor)
genas esclarizados ignorantes, para los beurt maria está próxima i! gur. bre las piernas, y Rubio había hecho 03José Jaría Sala:;y Joatarte?
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