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. PRENSA LIBRE Domingo.
se tos.
ca rostros, PRENSA LIBRE fuerza y serenidad para retroce Sacó cl dependiente una esporUn silencio prolongado siguió der algunos pasos; arrastró al tilla de la caja, contó el dinero, y la horrible proposición. u.
chico, y al dejarlo en salvo sobre sin más conversación hizo la en nos les asustaba la idea del esDomingo, de Agosto.
el piso de la nave, cayó rendido trega. Salió llorando la mucha. trago; otros el terror del castia la violencia del dolor.
cha; y aún se oía el ruido de sus go: con la voluntad, casi todos Recogiéronle sus compañeros, pasos, cuando el caballero de la fueron cómplices; ninguno dijo: Cuentos del y por no tener cnfermería en la camisa limpia dijo severamente: Yo me atrevo.
fábrica, le llevaron sentado en No se lo olvide apuntar que De pronto se levantó Gespa.
una silla al hospital cercano, don. Gasparón es baja.
rón, dió dos chupadas al pitillo, de aquella misma tarde hubo que Cuando los obreros supieron y colocándose bajo la débil clariLA AMENAZA, Traspuso la puerta, cruzó un desarticularle el codo. que Gasparón se le habían pa. dad de la lámpara, para que le patio lleno de pilas de lingotes La convalecencia fué larga: en gado dos días y medio, corrió so leyeran en el rostro lo inquebranSonaron las campanadas del de hierro y entró en una nave ella se gastaron primero los aho bre sus tugurios y agitó sus ca. table de la resolución, habló de medio día y de allí poco la larga y anchurosa, iluminada por puerta comenzó despedir, en ventana tras cuyos vidrios empa sobre la ropa dominguera, la ca. iniquidad llamó la ira.
rros; luego el préstaino tomado bezas viento de tempestad. La esta manera: Todo eso es inútil, es inoleadas de marea lumana, la ñados se adivinaban inuros ennefame.
Reuniéronse los delegados de Montepio ni pensiones, de él pa el mantón de ella: muchedumbre cansada y silen grecidos, inontones de carbón, después algún socorro de cama. los grupos, hubo Junta una noche con dinero de ellos? Estáis sociosa que componía el personal chisporroteo de fraguas, y altas radas y vecinos, y por último, un en la trastaberna del Francés, y ñando. Huelga. Para qué?
de los talleres.
no hacía el varón caso de la mu densas lanzaban borbotones el cia en huelgas. iin nuevo tra caso, Nadie hablaba: chimeneas que en nubes muy donativo de la caja de resisten para completo conocimiento del. Para hocicar en cuanto falta el citó también al pobre pan en casa, quedar empeñados jer, ni buscaba la muchacha el humo pesado y polvoriento de la bajo no había que pensar, por manco, y volver al trabajo? Lo de los halago del mozo, ni el niño se hulla. En lo alto y lo largo Gasparón contó su desgracia cartuchos, es una salvajada de detenía jugar. Los fuertes pa de la nave corría en complicadas que el brazo perdido era el derecho.
con la mayor naturalidad, mostró cobardes; por cuenta mía no se recían rendidos, los jóvenes ave lineas un número incalculable de Cuarenta y tantos días después el muñón cicatrizado, lleno de asesina nadie! Dejad mi jentados, los viejos medio muer aceros relucientes, hierros bruñi de la desgracia, la mujer de Gas. costurones, y luego, mientras du cargo la venganza, que será buei Casta dos voces oprimida dos, palancas, vástagos y ruedas por la ignorancia propia y el e unidas por correas, que subían, parón se presentó en la pagadu ró la reunión, no cesó de molesna y larga.
tar los amigos pidiendo que le Unos refunfuñando, y otros de ría de la fábrica.
goísmo ajeno!
bajaban, retorcian cruzándose, buen grado; por miedo los pusidesliaran cigarrillos, porque aún Era una habitación pequeña, lánimes El gentío se fué desparraman y giraban vertiginosamente como los exaltados porque do como nube que el viento frac miembros locos de un mecanis dividida por un tabique de ma no estaba acostumbrado valer en los ojos de Gasparón adivina.
ron algo tremendo misterioso, ciona y desvanece: pasó primero mo vivo en que nada pudiera de dera y tela metalica con ventani se con una sola mano.
Una lámpara sucia, que ape todos accedieron su ruego: y la en turbas, luego en grupos y tenerse sin que el conjunto sellos, tras los cuales se veía un nas daba luz, ardía inútilmente, reunión se disolvió en seguida, después en parejas que callada. paralizara. El piso entarimado señor viejo, bien vestido, de sin alumbrar el cuarto.
Casi no semejante a una de esas tormenmente solían dividirse sin despe iemblaba con la trepidación del misa límpia yendo un periótas que llevan en su seno el rayo se veían cuerpos, ni figuras ni y no lo lanzan a la tierra.
dida ni saludo, tomando unos el vapor, ruyos resoplidos se escu dico, sentado junto a una caja Las voces parecían sa Al día siguiente Gasparón se camino de su casa, entrando otros chaban cercanos; y de otros ta. de caudales. Cerca de él, al allir de entre sombras como pro puso pedir limosna al pie de la en ventorrillos y tabernas, dise. lleres, debilitado por el vocerío y cance de su vista, había dos homtestas y amenazas anónimas. soberbia casa donde vivía el faminándose y perdiéndose, con la distancia, venía rumor de he bres que de pie y encorvados es. Llevo cincuenta dos años bricante. Allí está siempre jun.
fundidos todos y sorbidos por la rrajes golpeados y zumbido de cribian en unos grandes libros de taller, dijo el que habloi prime to la verja de remates dorados, agitada circulación del arrabal. máquinas mezclado cantos de puestos sobre pupitres de pino.
cerca de una ventana tras cuyos romy sé más que vosotros, por cristales caen en amplios pliegues Uno de los últimos que salie mujeres. Qué traes tú por aquí? di que he corrido muchas fábricas; los cortinajes de seda: allí se le ron fué Gaspar Santigós, alias cli Al término de aquella nave jo uno de los escribientes al a entré los doce. Siempre ve de sol sol, mostrando el mu, Grande Gasparón, porque era venia otra igual y salvando un cercarse la mujer.
he dicho que lo mejor sería obli. ãón cicatrizado, destacándose el de tremendas fuerzas, muy alto y patio que las separaba, había en. Cómo ha quedado Gaspir garles sostener los que ya no bulto haraposo de su cuerpo soHacíanle simpáti tre ambas un puentecillo estre rón? preguntó el otro.
pueden trabajar. Si no, ya lo bre la fachada de mármol, y lle.
co el semblante apacible, la fren cho de madera, junto al cual gi Pues. cómo ha de quedarveis; callos en las manos y la trivando siempre colgado al cuello te despejada, el mirar franco; yraba sobre su eje la enorme rue Vanco.
un cartelillo en que se leen estas pa vacía.
era tan corpulento, que parecía da de un colosal volante.
palabras: IXUTILIZADO EX LA Fá. á qué vienes. Yo, con muchos años dijo BRICA DE MARTÍN PEFALVA, Hércules con blusa.
Cuande iba Gasparón por la. cobrar, Echó andar por la sombra otro tengo más experiencia: po Súplicas, amenazas, ofertas pade una tapia, cruzó dos o tres camitad del puentecillo, vió que de Cro de aquellos hombres to. nernos de acuerdo, guardar sera que se retire, cuanto se ha in: mó un cuaderno go comenzó Allí lles, atravezó una plaza y metién la segunda nave llegaba en acreto y estropearles el material, tentado ha sido en balde.
la mano de obra, la herramienta, del feudalismo moderno, sale está cuando el rico, nuevo señor pasar hojas murmurando: dose por pasadizos y solares, pa jprendiz corriendo, con tal ímpe.
ra acortar distancias, vino des tu, ytan lanzado la carrera. Gaspar. Gaspar. todo lo que se pueda; perder sus placeres y sus agios; cuanembucar en un paseo de olmos que ya no podía deternerse. Sin. Está por Santigos, Nare tiempo, fundir mal, tejer peor. do su esposa vuelve de rezar, y gigantescos cuyo ramaje se en tiempo para roţroceder, y adivi. de taladros, sección segunda di En un año no queda fábrica con cuando sus hijas van saraos encrédito.
trelazaba formando bóveda de nando que no cabrían los dos en jo la mujer.
vueltas en primorosas galas.
sombra, bajo la cual, le esperaba, el angosto pasadizo, Gasparón Es verdad: Gaspar Santi Ni obrero con pan.
Aquel mendigo en la puerta de sentada en un tronco derribado, encogiendo el cuerpo se hizo gós, aquí está. Las ocho horas. excla va. es también una treaquel palacio, es una afrenta vi.
una mujer joven, limpia y gra un lado: llegó el muchacho como Ese es añadió ella suspi maron varios al mismo tiempo. menda profecía.
ciosa, que tenía delante una ces un rayo, se desvió mal, sufrió el rando. Buen consuelo. ser perros La mano con que pide, pare.
ta, al lado un perro, y en el re encontronazo y cayó de bruces, El escribiente se puso hacer ocho horas en vez de nueve. ce que amenaza.
gazo un niño. Corrió el animal quedando casi fuera del tablón números en una cuartilla de pa. Aumento de jornal.
JACINTO OCTAVIO PICÓN.
hacia su amo, el pequeñuelo alar estrecho que formaba el piso, pel, y sin alzar la vista pregun en seguida suben ellos la gó las manecitas, y mientras el suspendido sobre el abismo, y tó: ropa, el pan, la casa. si LA BALADA DEL DIA.
hombre sacaba de la cesta y par. sin lugar donde sentarse. Gas. Había cobrado la semana pudieran. hasta el aire tatía la dorada libreta, ella sin de parón, más cuidadoso del peligro anterior?
saban!
El alba con luz incierta jar de mirarle, apartó un lado ajeno que del propio, le tendió Sí, señor.
Entonces se oyó una voz que En el espacio fulgura la ensalada, sacó la botella del una mano, y el chico, cegado Pues son. deben de ser. no había sonado aún: una voz parece que murmura tinto, la servilleta, las cucharas por el miedo, se agarró ella Entonces el caballero de la ca que delataba un cuerpo chico y Besando mi faz: despierta!
de paio, y sobre el hondo plato con tal fuerza y tal ansia, que misa límpia soltó el periódico y una voluntad monstruo.
Rompe la negra mortaja de loza blanca, con ribete azul, hizo vacilar al obrero. Éste al sin mirar la mujer preguntó. Aquí no hemos venido dis De la noche el sol galano volcó el puchero de cocido ama perder el equilibrio, instintiva. Qué día fué eso?
cutir, sino vengarnos. TeV su fulgor soberano rillento y humeante.
mente, para recobrarlo haciendo El 20 pasado miércoles néis coraje. Si, nó?
Me dice: lucha, trabaja. Yo sé Cuando sonaron lo lejos las contrapeso, echó hacia atrás el las dos contestó ella tristemen dónde hay tres cartuchos de di Muere el sol, quietud inmensa, campanadas de vuelta, echó el otro brazo puesto en alto, y al. te.
namita, de dos kilos y medio; De lo creado se apodera, último trago, lió un pitillo, dió canzándole un radio del volante Pues poca duda cabe re uno para el almacén de modelos, Entonces, voz lastimera un beso al niño, arrojó al perro le partió el hueso por más arri puso el baballero lunes, uno; que es lo que vale más; otro para Susurra en mi oído: piensa!
un mendrugo, y cprimiendo rá ba de la mano. El muchacho martes, dos; miércoles. dos la casa del amo, por la parte de Al fin la noche vestida pidamente el talle la muchacha dijo luego, que a pesar del terror, días y medio, que cuatro y me atrás, donde tiene la familia. De soles, llena de encanto, como un avaro que palpa su te cyó un crujido como cuando se dio de jornal. son once pese y el otro se guarda para cuando Me cobija con su manto soro, tomó el camino de la fábri parte una astilla de un hachazo. tas con veinticinco céntimos. haga falta. Echamos suertes, y exclama: duerme y olvida!
ca.
Pero aún tuvo aquel hombre se volvió de espaldas. quien le toque, aquél los pone.
AMADO NERVA.
muy fornido.
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