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ENS LA ENSA LIBRE Cuentos del Domingo.
En Xoviembre el cierzo brama, En ellas selvas desiertas Muestran los troncos sin rama. Por algo este mes se llama El mes de las hojas muertas.
CANPRODÓx. Los recuerdos de ayer. LA PRENSA LIBRE. balas; la bandera, la cual pre milagrosa, sale sano y salvo, con te tres cuartos de hora, se puso sentaba armas, con una mancha su fusil intacto.
er: marcha.
de sangre; con el corazón repleto La detonación seca del fusil Al pasar delante del cadáver REDACTOR, de dolor y de orgullo.
responde al trueno de la descar del turco, cuyos ojazos abiertos Enrique Loinaz del Castillo, Si, un buen soldado aquel niño ga cerrada, como una bravata in amenazaban todavía, el coronel turco de veinte años, ahora sólo solente y suprema.
alemán lo saludó con el sable, y Domingo, 11 de Noviembre.
en aquel camino, orillado por los Un prusiano rueda por la cal la tropa presentó armas; honránárboles del bosque.
zada.
dose sí mismos al rendir homeSólo. El grueso del ejército El coronel, exasperado, acude naje al soldado caído, al soldado francés estaba ya lejos; los reza. los grandes medios. Puesto enemigo, muerto en el cumpli.
gados y los heridos tarıbién ha que aquel combatiente solitario miento del deber. más que bían desaparecido.
se comporta como un cuerpo de del deber, EL BAUTISMO DEL TURCO, los cañones mudos, en los hom Entonces un ruido sordo se tropa, se le atacará como si así Piadosas manos recogieron los bres secos, en los caballos sin a einpieza oír hacia el norte, allá ſucse y según las reglas de la es restos del héroe anónimo le (DE BOUSSEXARD. liento, y de rabia le rechinaban donde está el enemigo. El ruido trategia.
dieron sepultura; la comisión paCONTRA un lindero, acurru los dientes.
aumenta.
Una línea obscura, so.
Cincuenta hombres a la iz ra socorrer los heridos militares cado, con el fusil arravesado de. Un gracioso. en todas partes bre la cual brilla como una cinta quierda. cincuenta la de de Loiret le levantó un monubajo de sus rodillas, ligeramente los hay. le gritó al pasar: de acero, se destaca del horizon recha. veinticinco de fren mento, en el cual están grabadas encorbadas, un turco presencia. Oye. qué haces allí? Este blanquecino. El ruido ya es te. estas palabras dolorosas, que reba el lamentable desfile del ejér peras tu buena amiga. más claro. Es una especie de La orden se obedece, con a cuerdan una historia conmovecito en retirada hacia Orleans, Al oír las risotadas que promo redoble cadencioso, cuyo ritmo quella precisión maravillosa, ca dora: Con el turbante metido hasta vió este chiste de dudoso gusto, conocen los oídos del soldado a racterística de las maniobras del Aquí, el de Diciembre de 1870, las orejas, el cuello desnudo sa un sargento de cazadores aña fricano. Tropa de infantería que ejército alemán.
Sucumbió, defendiendo la Patria, liendo del chalequillo azul celes dió: marcha, regimiento prusiano aLos ciento veinticinco hombres UN TURCO.
te, los brazos colgantes, el africa. Vamos, camarada, adelante. martillando con sus talones de se lanzan a través del bosque y Sólo, resistió cinco descargas sucesivas, no, insensible al viento del norte Los prusianos llegan.
hierro el camino, cuya sonoridad se desplegan en tiradores, de mo detuvo un Reg imiento prusiano.
que hinchaba sus pupilas y mor El turco hizo un gesto con la es aún más grande por la conge do que pueden cubrir por los tres Con cl braso derecho roto, día sus mejillas, contemplaba pa cabeza, rehusando, y no respon lación. Sí, eso es sin duda. costados al turco. El cuarto que hiso fuego cuatro veces más da libre.
sar aquellas tropas que, después dió.
Un regimiento entero. cayendo después acribillado por las balas.
de tres días de heroico combatir, Un capitán de movilizados al Muy pronto los tiradores emEl turco al fin se levanta; carLa heroicidad es un bautismo.
se replegaban ahora ante fuerzas ver este hombre solitario, le e ga su fusil. afirma la bayoneta al piezan hacer fuego Dios lo tenga en su misericordia.
inmensamente mayores.
chó una mirada desconfiada, y cañón, se encara al enemigo, y un prolongado grito de desafío, Elturco se ve perdido, y lanza.
Molidos, deshechos, desespe dijo: tranquilo espera su venida.
EN EL MES DE NOVIEMBRE.
rados, los de línea, los marineros. Acaso aquel pájaro tendrá al que responden con hurras los quinientos metros apunta, alemanes.
los cazadores los movilizados, ganas de desertar. hace fuego, y da un grito salvaje marchaban bajo el peso de sus El africano sonrió con soberbia de alegría al ver caer un hombre. derecho.
Una bala le quiebra el brazo mochilas, arrastrando los zapatos y pronunció estas palabras en su Tan prudente como intrépido, se Con la mano izquierda carga por el camino cubierto de nieve, voz gutural: mete inmediatamente en el foso, el fusil y dispara sobre el grupo vuelven mi mente atribulada mientras que derecha á iz Macache desertor. Yo se parapeta detrás de su mochila compacto del regimiento.
quierda, en los campos, sobre los buen soldado. Si, ciertamente. parada, carga de nuevo su fusil Los tiradores, atónitos, contes y vuelve, en perla y en azul baſlada, surcos endurecidos por el frío, se Un buen soldado. mientras envolverme en su manto la alborada y continúa el fuego.
tan precipitadamente, y fallan.
De un lejano y feliz amanecer.
movía penosamente, acompaña que las últimas filas trataban de Cae otro hombre.
Insensible al dolor, perdiendo Recuerdas?. fué en Noviembre: lenta, fria da de los monótonos crugidos de conservar el orden en las líneas, las ruedas, la artillería que arras. Él evocó en algunos segundos pa roncas, una orden dada por el je fuerzas para vender cara la vida, alientras la tarde triste se envotvía El turco oye algunas sílabas sangre, aprovechando las últimas en ténue susurrar traba caballos tísicos, protegidos sajeros y solemnes, su vida, des. fe, que se repite de línea en li lleva al hombro su arına, mal que En su manto de luz crepuscular.
porsu abrigo natural de invierno. de aquel día en que su regimienYo estaba junto a ti: cu dulce aliento El regimiento se detiene. bien, y tira del gatillo.
Como espectros rojos, los flan to partió para la frontera invaLas balas llueven su alrede Regaba aromas en aquel momento, De limonero en flor, Al principio sorprendidos, descos, se deslizaban en lontananza dida.
dor, sin tocarle, felizmente; los ti temblaba tu oculto pensamiento algunos spahis envueltos en sus Wissembourg y la gloriosa ma pués realmente inquietos, ios aalbornoces, y que galope rápi tanza de los tiradores algeri lemanes se preparan rechazar radores, como sucede siempre en Tras el encaje del primer amor. Amo el mes de Noviembre, me dijiste casos semejantes, apuntan mal.
Reischoffen y Temen do socorrían los grupos arrolla nos.
la lu una agresión en masa.
Con languida expresión, Él, cuya rabia fría acompaña Porque él un traje de tristeza viste;dos por la caballería enemiga.
cha implacable, sin cuartel, don una emboscada; no pueden conuna pasmosa serenidad, en tres. doblando la frente blanca y triste, par Qué confusión en los fosos. de fué pulverizado el ejército de cebir esta heroica locura de os lisiados estirando sus miem Africa. Sedán!
En ese instante de emoción suprema La rabia te de un hombre que ataca dos disparos hace tres nuevas vícti Te llevaste la mano alcora zón. incierta vaguedad, bros, llenaban de aire sus pulmo del cautiverio, la fuga, la incor mil.
Los tiradores han llegado tan Escribimos con pluma que aur me quema, nes Éste con un brazo mutila. poración al ejército del Loire, el Allá abajo repercutió de nuecerca de él, que le pueden ha La página primera de un poema De lágrimas, suspiros y ansiedad, do pendiente del capote vuelto; combate de Artenay, las escara vo, rápida y seca, la detonación aquél con la frente atada con un mizas de todos los días. a del fusil, acompañada del siniesA pesar de su enojo, el oficial Era una noche de Noviembre helada; pañuelo se apoya sobre èl fusii quella herida que sangraba aún tro silbido de una bala mortal.
que los manda siente al contem El viento melancólico gemia, como si fuera una muleta, y Jan en el hombro, en fin, la terrible El turco coloca sus cartuchos plar aquel héroe una admira y en tu alcoba modesta y perfumada Sólo za. furtivamente hacia atrás mira batalla de la víspera. Vió en sobre la nieve para tenerlos ción irresistible.
Yo estaba junto tí: callada, mustia, das furiosas llenas de angustia. medio del humo, al través de los mano. Tira otra vez, se embria. Rendíos, valiente, le dijo, con la piedad de la vejez que reza, De cuando en cuando un alegre rayos de pólvora y el huracán de ga con la nube de pólvora que lo con aquella consideración que Yadivinando nuestra inmensa angustia, canto repercutía, pronto extin la metralla, volver alinearse circunda; murmura algunas mal inspira el valor de un enemigo Ta madre nos mitaba con tristeza. yo te contemplaba: tu alba frente guirse, arrastrado por el viento; hombres que llevaban un unifor diciones árabes.
leal.
Sobre el seno inclinabas con tristura, que el sin embargo, a pesar de lo corto me del mismo corte suyo, La angustia, más bien que la El turco respondió: Pálida como el mármol de una fuente, que era, daba los pobres solda pero de un matiz más claro, que cólera; se apodera de los. ale. Macache!
Como la estrella de la tarde pura.
Iba a darte mi adiós de despedida, dos un poco de vigor y. evitaba se batían como leones. El jefe, manes.
Después, sangrando, furioso, suAdiós que el duelo pronunciar nos reda; que se dispersasen por el mo coloso, de cabello rubio, de mira Reconociendo que era la ten blime, rechinándole los dientes, Nota elocuente que sin ser oida menti.
da de águila; los soldados, jóve tativa aislada de un hombre, fu el ojo encendido, el rostro con Alla en el alma sollozando rueda.
Después los jefës de las com nes altivos, caían al rededor de u riosos al verse puestos en jaque vulso, estalló en una risa, que más Cuando cogi tu mano blanca y fría Para decirte adiós ¡oh mi adorada. pañías y de las secciones đạbanna bandera de seda blanca, arra por aquel adversario mezquino, bien parecía ahullidos.
Mi corazón de amor desfallecía órdenes breves: sados por las descargas. Los que asesina sus primeras filas, el Se incorporó medias, con el temblaba el amor en tu mirada. Estrechen las filas! Estre Zuavos!. Charette. coronel resuelve concluir con él. brazo mutilado, hizo un gesto de Me olvidarás? te dije: en tu inocencia: chen! Estrechen!
Aunque él no conocía bien el Ordena una descarga cerrada.
amenaza, asió el fusil intentó. Nunca, me respondiste, amado mio. yo parti para llorar tu ausencia Después de cruzar la aldea de uniforme ni la enseña, se colocó Quinientos disparos estallan apuntar al regimiento.
Bajo los sauces de extranjero río.
Saint Lye, el ejército penetró en en las filas. Fraternalmente lo la vez. Fuego! mandó el oficial.
los bosques.
acogieron los voluntarios del Oes. Las balas silban y rebotan al) El turco, acribillado, se desplo.
Inmóvil, como si el frío lo hu te. Charette grito: Adelante!. rededor del turco. Agujerean mó en el foso, donde quedó inCortaba con empuje triunfador, biese petrificado, el turco fijaba y la tropa se lanzó.
su mochila, los guijarros vuelan móvil, rígido, muerto.
Recostado a la popa, en cruel vigilia, sus ojazos negros en los batalloSe vió al fin por la tarde con el por todas partes, la tierra le salYo pensaba en la patria, en la familia, nes tan cruelmente diezmados, en batallón la mitad, acribillado de pica. Por casualidad inaudita, El regimiento, detenido duran ly más que todo, en cu inocente amori Perezosa la lluvia descendia, пеа.
mas.
blar.
II III Cuando la nave las azules ondas Formando bandas de rizadas blondas Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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