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2. LA PRENSA LIBRE Cuentos del Domingo.
Rafael Carranza. Pin. SRT YOUSSE)
95 2a. se han do.
con arma.
La carto.
Domingo, a do Diciem bxs. tubo de arruinarsc esta calles sc combatía enérgicamente.
Las metrallas reventaban en Ba.
pital. Los daños causados lau.
LA PRENSA LIBRE.
se repararon, y hoy nadie se III acuerda ya de eso. Somos la REDACTOR, EL CORONEL HAILLARD. inedida que se acercaba la quellos cran los buenos tiempos. República más pequeña del. Jamás volverán. así, recuperaba sus fuerzas.
batalla, parecía que el coronel El oía continente americano; mas hasta que el otro exclamaba. mal: de pronto, una bomba cayó sin pretensión infundada, Vamos jugar los cientos; en el camino, veinte pasos; los DICIEMBRE.
nos atrevemos decir que A BÍ hecho todas las guel y la partida comenzaba, rociada vidrios saltaron en pedazos en su los coſtarricenses tenemos rras del Segundo Imperio, y se con la buena cerveza de Lorena, casita; oyó entonces mejor los Estamos en el último mes ánimo recto, progresista y decía ya de él, cuando desembar cuya ligera espuma acaricia los pasos, los gritos, las corridas desenfrenadas, las detonaciones y año en que admiramos viril. Sin caba en 1830, en. Sidi Ferruch: labios antes de refrescar el pala. los golpes sordos.
la pluma querer utstro cielo azul, veces Ei teniente Maillard es un bra dar.
se nos desliza de una maneDisparan en el jardín: las ba.
sin nubes, y veces con evo.
II las entran en su aposento; el tera contraria nuestra intenDos años antes de la campaña llas semejantes copos de El tiempo pasaba.
cho se desploma sobre su cabeción. La inateria de este arcontra Alemania, sus viejos dolo. El coronel Maillard, algodón.
Entonces mejoró más de su pesar tículo no es más que fiestas res le pedían cuenta su arrojo. del reumatismo crónico que pa. dió un brazo, después una pierdolencia; pudo moverse, exten.
Se acerca la época de las cívicas, navidades, mes de Ei teniente Maillard se babía decía, se conservaba bien; no era na, y como un autómata, se lefiestas cívicas. Prepárense, Diciembre. Los niños es convertido en viejo y en coronel: muy viejo.
vantó. Con una especie de ho.
pues, las bellas josefinas.
peran con ansiedad lo que un bravo siempre, pero con el co Había pasado los sesenta por palanda pudo cubrise maquinal.
Unas irán correctamente, les deje depositado el Niño razón solo intacto. Una bala por un año dos, nada más. cuando mentaabi no padecía ya, su pará.
sin faltar en un ápice al úl Dios; los árboles de noche aquí, un casco de metralla por a los rumores de guerra conta la lisis había volado, respiraba el timo figurín de Paris, to, buena tendrán amplia pro cuerpo agujeros rojos, pero los ta amenudo hacia el Rhin, y que la ventana.
11á, habían formado en todo su Alemania; y él que dirigía la vis olor de la pólvora, relámpagos pasaban por el aire. Llenges a das las prescripciones del ducción y lugar también las cinco galones de mando y las cin conocía el enemigo, fué de los periódico La Moda. Que reuniones de las familias que tas de las condecoraciones desde primeros en presentirla.
Pero, nie zubdito se desploma en su sillón de enfermo, cerca de bellas son con sus sombre han tenido la fortuna de con hacía mucho tiempo le habían ceros, reluciente seda, las Sadowa. decía él. sí, perfec la mesita cargada de pociones.
servar su integridad y sus rrado maravillosamente suis cica tamente, scbervio Allá abajo, flamea Bazeilles, y en cinturas de ayispa, bien estradiciones.
trices; al fin se retiró y vino vi fortaleccído. La Francia no es fuego, humo, cascos, soldados, los campos, por donde quiera, trechadas por el corsé, en anNos falta algo que agrevir Balau, las puertas de Sé el Austria, felizmente. no ten bárbaros, franceses.
dar de reinas, el caché arisDe repente aparecen los hú.
tocrático, los perfumes más gar este artículo desaliña dán su pueblo natal, a dos pasos gamos miedo, pero si mucho cuidado.
sares rojos, los sables desenvaiIrán también las fiesdelicados y una corte de aHabitaba lina casita de relle En el fondo abrigaba la nados; rujos corrían las llama.
doradores en torno de esas tas los viejos que se resuel ciente blancura, rodeada de un vicción de que éramos invenci radas rojas. El coronel Maivan echar una cana al aire y jardín. Su aposento daba al cam blęs; sin embargo, después de su su alrededor un llard se puso en pie. Buscó reinas.
Por otro lado irán las de que contemplan el panorama po. Divisaba desde allí el cam retiro, los vaticinios de los pesi ga era furiosa. Echó un ladc enaguas de saraza, çoxlos de esta vida al través de un panario de la iglesia; más lejos, mistas. las aseveraciones de al fa mesa, alzó el brazo que er.
cabellos sueltos, tchados con prisma desagradable: el de al fondo del valle, el río Mosa, gunos hombres públicos lo ha otro tiempo empuñara la espada, desdén sobre la espalda, con los recuerdos y las lágrimas. castillo y las chimeneas de las fájramento justiciero; no negaba nay la derecha Sedán, el viejo bían hecho dudar: era de tempe y gritando ¡Viva Francia! cayó.
El coronel Maillard había muer mirar altivo cariñoso, quiBuscar los pañuelos para bricas.
Cultivaba el jardín, iba da causa de prevenciones.
zá con pies descalzos, pero enjugarlas, hacer de trípas al pueblo, relataba sus campañas, Transcurría Agosto; la guerra SUS TRENZAS.
chorizo, no ser Demócrito si y ratos agrupaba todos los do acababa de estallar. Fué un choVedias; qué negras, qué largas terios, y abolengo tal vez cocumentos curiosos que podía de que para él, como para todos. Se nocido ignorado.
no Eraclito, pensar en que tesenterrar acerca de Turenne, su. entusiasmo; habló de partir, pero Brillan al sol por el día. vendrán también hom nemos los bolsillos llenos de compatriota, su modelo, su Dios. sus dolores minaban sus fuerzas, Bien haya el cielo, que quiso bres de los campos, con sus oro, reirnos no con la sonrisa En su conversación con las da el alma únicamente estaba libre, Tejerlas para mi gloria, mas se mostraba amable, pero in y caliente el corazón. Mucho le manos encallecidas por el del conejo y divertirnos con regocijo de cuantos variablemente concluía discurrien costó resignarse esperar notiHácia ellas sus ojos tornan.
trabajo, representantes legi buena intención y con fe bí. do sobre Juana de Arco, Mme. cias. Se gritaba en las calles; timos de riuestra producción blica.
Con esas preciadas joyas, de Sevigné, otros dos objetos de todo irá bien, nada faltará. El caen larguidas sus puntas nacional, que es un arguEl comercio estará de plá su culto: Juana por el valor, y enemigo en Francia, el Emperamento contra la estadística, Aparecen aún más lindas Yen pedestal se trasforman, porque si tomamos en cuenta cemęs: Gorgonio, Uribe, Ba Mme, de Sevigné por su hermo dor en Sedán, el ejército prisiosa carta propósito de la muerte nero. Del encanto de aquel rostro el número de población que talla; Cardona, Wedel, Alfa de Turenne.
Entonces el coronel Maillard, De aterciopelada rosa. cuando artísticamente, atacado de parálisis general, en se nos atribuye, y la expor ro y C? y tantos otros reco En 1869 perdió su jovialidad; los últimos días de Agosto, sinSobre la sien las enrolla, tación del país, resulta que jerán el fruto de su laborio sus dolores se agravaron; el por tiose morir. con larga aguja de oro Salía menos.
Cruzadas, en el reposan, cada costarricense producesidad y buen gusto en sos yenir se oscurecía.
Se peleaba al rededor de Se. Oh! Etonces, nunca se viera más que un yanke, y es cuanLe venían ver; una buena vieja dán. El Emperador no e. más de gentil y airosa, tiendas tener almacenes y to se puede decir.
cuidaba la casa y, de vez en cuan ra ya más que un cuerpo sin alde primera clase; y el Go do combinaba para algún amigo Los alemanes se apoderaron de el ejército un cuerpo sin jefe. Ni una elegancia tan honda.
Pero no estamos ahora pa¡Ah! sí; miradlas, miradias, ra tratar asuntos serios: ha bierno ganará también por una comida delicada, El coronel las alturas que dominaban la al¡Qué negras y qué sedosas!
hacía traer una botella de vino a dea.
Brillan al sol por el dia, blemos del teatro, de los to que es seguro que habrá conñejo, y de pronto, remozado, em Quisieron sus amigos llevarse Cuando contemplo esos ojos rus, de las diversiones que sumo de los productos de pezaba un cuento de guerra. al Coronel, arrancarlo de aquella Que extasiados las devoran, siempre improvisa este pue nuestra Fábrica nacional de Acabábamos de tomar el Fuer casita expuesta la metralla, que Veo dibujarse en ellos blo alegre y bullicioso, cuan licores.
te Emperador.
era como centinela avanzado del do el año se despide para Celos que les causarían bien: campo donde iba ser la lucha.
Nos faltaba hablar de un No hablaba ya; estaba en caDel martirio las congojas, dejar lugar otro nuevo. Yo estaba enfrente de inis ma, pálido, transformado, distraíSi supieran que yo puedo siendo ambos nada más que asunto más interesante; los mozos al escalar Malakoff, cuando, la frente sombreada por la Jugar con ellas sin tregua, segundos instantáneos en el disfraces. Ellos según esta do vi delante de mí, tres pasos muerte. Empero, cuando vio Admirarlas sin lisonja, hasta aspirar su perfume infinito tiempo del de la e mos entendidos serán 100, y. el amigo escuchaba; que se trataba de forzarle dejar su casita, sus caros recuerdos, en ambas posar mi hoca.
ternidad materia inan de darnos para replicaba; hacía coro en los pasa sus armas, sus libros, en una pa. Oh! Benditas esas trenzas Jjes de valor; relataba su turno labra su vida entera, los ojos le Que mi encanto y dicha forman, No queremos hablar de escribir cuatro líneas.
algún hecho notable; la táctica chispearon, y con un esfuerzo Porque del alma los goces nada sombrío, pero se nos Diciembre, te saludamos, entraba en juego. Entonces, las naudito exclamó: No. AOid mi voz, trenzas mías: viene la menoria un re porque eres el mes de cielo dos barbas canosas, con cuchillos quel No fué terrible. El vieMi voluntad y mi mente cuerdo triste.
El año 1885 azul, de brisas cariñosas, de y tenedores, si estaban la mesa, jo soldado quería morir en el Hayan su prisión más honda.
campo de batalla; allí quedó.
se despidió mal de nosotros, fiestas, de recuerdos de nues bastones, si se paseaban, dibuja de la montaña los alemanes, dueen la arena del jardín, con sus La buena vieja se fué.
Des¡Oh! trenzas de mis encantos, Creced, creced más, os pido; los terremotos que sufrimos, tra juventud y de abrazarnos ban reductos, posiciones y cam. nos de las afueras de Sedán, deVivid, vivid, más hermosas.
fueron serios punto es todos como hermanos. bios de frente; el uno decía: 1 molían el pueblo, y ante BazeiX.
Son sus dos trenzas sedosas: Lucen de noche en la sombra.
Cuando rodca su cuello En los hombros de la hermosa, Cabeza tan arrogante, Lucen de noche en la sombra.
La envidia torturadora.
Besarlas a todas horas, Solo en ellas se atesoran.
En vuestras hebras sedosas. Oh! trenzas que me enamo:an: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica

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