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LA PRENSA LIBRE.
Domingo, 16 de Diciembri.
con sus hogares: pensamiento te, ya los adultos machos, LA PRENSA LIBRE.
humilde que habían dejado sin por que las hembras no esREDACTOR, criben de esa manera, aunsaber si lo volverían ver ja¡ PRESENTEN ARMAS. hospital de sangre: los regimien más!
Ralael Carranza. que hay algunas que si tietos se colocaron en línea de ba Los oficiales, de pié, reflejabao nen el valor de firmarse, exi(DE FELICIEN NADAL. talla, ofreciendo los cañones el en sus rostros la calma, Delan Charla dominguera.
gen la cultura del país y las La noche llegaba su fin; un menor voluinen posible, y se a te de cada compañía el capitán, luces del sicle.
débil resplandor en Oriente a. guardó.
el teniente, el subteniente, se pa(AGU. HR. CHARA. Solo una personalidad inuy nunciaba el día. El campamen Ya era pleno dia. Como son seaban con paso lento pero fir.
sistemada, y muy marcada, to empezaba a despertar, pero si bras se dibujaba la infantería, me; algunas veces se detenían y Es preciso que los domin puede extrañar una cosa que lenciosamente; se sabía que la maniobrando para tomar sus po con la punta del sable hacían salgos pongamos un paréntesis no ha variado nunca de su batalla iba ser reñida. Cada siciones. los rayos oblicuostar los guijarros: la dignidad, la toda cuestión seria, para modo de ser, una estupi ría la última aurora que contem cascos de una división de caba ellos; sus almas heróicas estaban hombre se preguntaba si ésta se del sol, chispeaban lo lejos los responsabilidad se revelaban en ocuparnos de otros asuntos dez muy ciega.
que podríamos llamar balaPero continuemos nuestra un combate sangriento es siemplaría. El instante. que precede llería; los sables relampagueban. orgullosas de dar la vida por la El cañón comenzó tronar: patria.
dies.
broma. Muy lejos estuvipre solemne: no hay en ese ins una bomba pasó silbando por so El general buscaba siempre ide Hay cuestiones en que un mos de creer, que sin tomar tante, viejos ni jóvenes, todos los bre sus cabezas; después otra es señal para lânzar la brigada. Con pobré escritor, aunque no sea jainás un taco de billar en hombres son de igual edad; tan talló unos centenares de pasos su anteojo seguía las peripécias ni poeta ni notable tiene que nuestra mano, pudiéramos cerca de la muerte se siente el u. delante de ellos. La artillería e del combate que se libraba en lisalir la palestra, pluma en hacer carambola y palos, al no como el otro. Antes de la nemiga calculaba con más acier na casucha de campo situada ristre, quizá contra el primer corresponder nuestro humil embriaguez de la pólvora se apo to su puntería; sus primeros dis pocaidistancia.
dera del ejército un sobrecogi paros, aislados, sirvieron para fi quidan que se le atravieza, de saludo.
Una columna la asaltaba, esmiento casi religioso.
jar las distancias.
Esto ha proporcionado alcomo la espina del pezcado, Los proyec forzándose por quitarle al enemi.
Los dos regimientos que com tiles reventaban ahora en medio go aquel baluarte defendido con en medio de otros deliciosos gún material, cosa de que ponían la brigada del general de las filas francesas: tres hom el furor de la desesperación. Comanjares.
más bien nos alegramos, por Maurice formaban el ala izquier bres cayeron sin vida: la tierra mo racimos de hombres parecían no porque se nos tilde que decir verdad, tenemos da. Hasta la media noche había bebió su primera sangre. los soldados; escalabar el inuro de pretensiosos, que bien todos que repetir una misma marchado la víspera, efectuando Împerturbable, inontado en su aspillerado que vomitaba metracomprendemos que este escosa de diversos modos; y un movimiento de flanco, con el caballo que paraba las orejas, el lla mortífera. De este punto de pasto solamente para los ton diarista ha habido, que ha objeto de caer sobre el enemigo general escudriñaba el horizonte pendía la decisión de la fortuna, Tantas luchas diplomáticas antos, de esos que salen la indigestado más de 600 lec en un momento dado. Los sol con sus gemelos: esperaba la sedados estaban rendidos, pero lle ñal convenida para avanzar. Sutes de la guerra, tantos preparadefcnsa imitando don Qui tores en números scguidos nos de ardor: comprendían el pan alta silueta se destacaba en el ex tivos militares, tantos soldados, jote, en asuntos que tan solo con un solo banquetc. Espel decisivo que desempeñarían tenso llano: tan tranquilo. tan sa tantos cañones, tantos esfuerzos les importa, porque forman to se me parece al milagro para asegurar la victoria. tisfecho parecía que los soldados, intelectuales materiales, para la parte majadera del públi de los panes.
El tiempo era agradable y her contemplándole, no tenían el más que todo se resolviese en esta co descontento.
Por lo que hace nuestra moso. El general apenas había mínimo temor; sus miradas fijas pregunta. Será no conquisPues esos señores les nueva aparición en el perio dormido una hora. Sentado en en él, instintivamente sentían que tado el muro. E! albañil mo.
hablaríamos muy clarito; dismo, ya hemos explicado una silla de paja, secaba sus sus vidas se hallaban ligadas con desto cuya mano inconsciente que cuando uno no le gus los motivos, y nuestro largo grandes botas enlodadas, al fue la de su jefe por un lazo miste construyó aquella casucha, no pote una cosa, renuncia dejan exigencias del estilo moder dían presurosos su lado; ensisilencio no ha estado en las go del vivac; sus ayudantes acu rioso.
día adivinar que su obra tosca Al oir el ruido de las bombas, tendría un lugar en la historia de do el lugar para otro, con no ni de la ortografia, sino ilaban los caballos.
vencidos de que nadie hace en las inconveniencias de la el general había vuelto la ca los pueblos, y que su cuchara de falta en este mundo, y me caballería que ya hoy es misEra la aurora de un dia histó beza.
obrero había sido uno de los ins Id y decidle los corne trumentos que decidirían los des.
nos cuando se ignora quien ta con el ferrocarril, situa rico, de gloria para la Francia.
Un joven subteniente, imberbetas ordenó un ayudante que tinos del mundo.
es, ni que clase de individuo ción que clarito está, no es De pronto el general hizo un es el que deja el claro para para los que escriben tras de aún, recién salido de la escuela echen tierra su gente; así estabastidores y muerden mande Saint Cyr, se presentó en es rán menos expuestos las ba gesto. Acababa de distinguir la poner algo mejor que llene las.
te momento.
señal convenida.
salba.
ese vacío. Eres tú, Juan. dijo el El oficial partió al galope.
Tan luego haya un sustiLos re En pié! ordenó.
geHagamos algo de histo tuto que tome el clavo ca neral tendiéndole la mano con cagimientos saltaron como si fueria.
Fuimos llamados para liente, que nosotros hemos riño. Qué quieres, hijo mío?
El valor era la inacción, es el sen un solo hombre. Al fin iba redactar este periódico, que agarrado con una tenaza, vol. Padre, besaros antes de ir más meritorio de todos.
Cuan hablar la pólvora. Los soldaá decir verdad, ha tenido las veremos alinear tipos aun la pelea.
do se avanza, embriagado por la dos, excitados, encontraban el mejores plumas que para que no los hemos abandona No hay para qué, respondió pólvora, no se apercibe uno del paso de carga demasiado lento.
sostener un diario pueden contremos diferencia ni in lando mal la emoción que inva. gita sobre los ejércitos; la carredo del todo; y no porque en el general bruscamente, disimu fantasma de la muerte que se aΙΙΙ.
conseguirse; esto mismo nos compatibilidad con la direc dió su corazón. Hoy no soy tu ra furiosa hacia el enemigo des donde él sabía que estaba su hi El general Maurice miró hacia hizo aceptar el cargo, con lación de un periódico de cual padre, sino tu general; no tengo truye la pasión de vivir que creo jo, para convencerse de que no lo condición que nos ayudarían quier nombre y reputación ninguna orden que darte: vé ce en el corazón humano medi habían herido.
algunas personas ilustradas que este sea, sino porque es reunirte con tu regimiento.
da que aumenta el peligro. En Lo contempló radiante, en esy versadas en esta clase de una tarea que tropieza cada momento con antagonisEl joven oficial se ruborizó li el reposo, al contrario, viendo al pera de la gloria, espada en ma.
trabajos, tan fácil para critimo que quita el tiempo, te geramente, hizo el saludo mili. rededor los heridos, la energía se no, y se enorgulleció de aquel carlos, pero tan difíciles pa niendo que darle al público tar, y desapareció. Su padre le afloja. se tiembla al oir silbar las hijo heredero de su nombre y de ra llevarlos cabo, cuando doble dosis de agua chácha siguió con la mirada amorosa por balas, toda la fuerza de alma de sus estrellas.
aparecen exigencias de esas ra.
algunos segundos: después vol que se es capaz se necesita para vió presentársele el pasado: vi.
que durante un lustro han Mientras tanto no afloja la viéndose su jefe de Estado Ma esperar, sin moverse, el desenla vió otra vez su juventud, su priEntre las brumas de estado suscritas. Efectiva péñola, convencidos por los yor, un viejo comandante de bi ce desconocido y terrible, el por mavera.
hechos, como lo estamos vien gote gris, exclamó: venir que puede durar solamente los recuerdos, sonreía la cuna de mente, hemos tenido un men do de día en día, del progre. Pobre hijo, lo he recibido unos segundos.
su hijo tan amado; la emoción se tor cuyas ideas, estilo y or so rápido que lleva en sus con indiferencia, pero no la orden de echarse en tielle agolpaba al pecho.
tografía exigen los gustos de critores La Prensa Libre la hora para enternecerse; esta rra, los soldados obedecieron; to Abrió los labios y exclamó: por su verdadera indepen jtarde, si estamos vivos los dos, dos seagacharon, levantando ape li Adelante. Fijó otra vez sus oPero como de todo hay dencia. Además de que si lo besaré por su madre y por nas la cabeza para ver así al ene jos sobre el subteniente. Clavauna hormiga no hace vera mí!
en este mundo, infinitus esa migo. Los que pertenecían dos por el horror, no pudo aparno, con de suscrición al lultorum est número, ha ex mes, menus un reptil que no tió: era la diana.
Un toque de corneta repercu familias del campo, encontrando tarlos. Una bala de cañón. aca.
Lentamente apasible aquella especie de le baba de llevarle las dos piernas trañado el lenguaje y lo ha se atreve a asomar la cabe las tropas se alinearon. Detrás cho, aspiraban de cerca el olor al joven oficial, que sin dar un encontrado parecido al queza de miedo que se la aplas de la Brigada había un pequeño punzante de la tierra recién mo li ay. cayó moribundo.
leían en sus 120cosos tiem ten. bosque, donde se estableció el vida por las carretas, soñaban El general era mudo espectaII.
En su mente vol.
es esta la época.
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