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LA PRENSA LIBRE nos y esos dijo ella.
sangre se instaló Domingo, de Enero. así mismo en el tamaño jus por aquí cada ciudadano es hija de un rico fabricante de los están contadas. Aliora te puedo to que ellas son, quiere decir una veta de explotación, por Ardennes, quien la pidió co hablar con libertad: es casi la de.
LA PRENSA LIBRE talento y hasta política buena el denuedo y la labor (y algo matrimonio; cuando se volvieron claración de un muerto la que te patriotismo. Tomarlas en más que se le quedó en el ver, Elena no era ya libre. llega, y ya nada importará antes Ella no tardó también en com de terminar el día. Te amo, REDACTOR, manera que no corresponde tintero) que distinguen alcosprender que lo que antes 10 ha lena; te he amado siempre. Mi Rafael Carranza. la naturaleza que las dis tarricense.
bía sido sino una amistad de ju consuelo, antes de morir, es te.
tingue, es simplemente una El motivo, dice, dela insig ventud se había convertido en su ner fuerzas para escribirte. Aho.
COLABORADORES.
grandísima simpleza que ne tirantez viene de una cierta corazón en un sentimiento más vi ra, ya puedo irme tranquilo. El on cometió don Pío hace poco ambición de mando y supe vo, más tierno.
Al verle, cuando valiente que te entregará esta LA POLITICA DE «EL HERALDO. más de cuatro años, y. le rioridad que maltrata los se encontraron por la vez prime. carta, te indicará dónde está el Si no conociéramos lo que salió el tiro por la culata. nimos y subleva las ambicio ra, después de su enlace, hubo hospital de sangre, cuyo punto forma el carácter de El HeNadie ignora que el que nes, y en seguida agrega: Un estremecimiento febril recojos del castillo de Sauves. Ah!
en ella una verdadera revelación. me han llevado; no está muy leraldo, admirados nos habría mande y tenga soldados y Dejemos que haya gobierno rrió todo su sér; al tocar la inano si pudieras venir! Si me hicie mos quedado al leer el edito bayonetas ha de consentir tranquilo. y no examinemos del joven oficiał creyó desmayar ses la gracia suprema de endulzar rial del viernes último. Los que se le arrincone, se le ma la fuente del poder. no se.
con tu presencia mi agonía! Yo te o asesine así no más. es le basta esto, pues dice tamconceptos que encierra ese Rogerio no pudo disimular la moriré, Elena, con tu nombre en artículo son un retrato, y nos al contrario, el que tiene sol bién que en todo caso di sensación que experimentaba. mis labios; si no vienes, mi adiós ponemos pensar si el redodos y bayonetas pone si cha fuente no podrá ser otra Una tarde, conversando con ella, irá tí con el último latido de mi dactor de El Heraldo, que tio.
que la voluntad serena de la estuvo punto de declararle sn corazón. ROGERIO.
Dice don Pío que la situa sociedad.
pasión; ella lo detuvo muy pron.
por mucho tiempo ha sido to, diciendo: Elena no titube, Catedrático de Derecho Púción de este paisecito no es El Heraldo, como otros. Sepamos ser amigos bue. Podéis conducirme al hosblico, habrá enseñado esas recomendable, antes merece periódicos de esta locali leales!
pital de sangre, donde se encuenideas sus discípulos.
durísimo vituperio (oprobio dad se dicen liberales; pero Esto ocurrió unos días después tra el señor Rogerio Moreuil? y baldón. y quizá tendrá ra hé aquí su liberalismo, y si el de estallar la guerra. Rogerio le pregutó al soldado.
no podamos gobernarnos; pe decía que es mejor ver un Le duele en el alma qilzón, pues Jorge Washington pueblo costarricense acepta partió. ahora, al mes de comEste hizo un signo afirmativo. Vamos, pues, vamos pronto ro esto demuestra que las serà, voluntariamente, bates en la frontera oriental, conmillas sembradas en años campo cubierto de sangre que principios, la consecuencia templaba otra vez Elena.
RoEstaba una hora del castillo anteriores, por ejemplo en poblado de esclavos.
sería el merecimiento del du gerio permaneció tres días en el de Sauves. Elena no quiso to Continúa don Pío, que la 1889, han caído en terreno risimo vituperio.
mar carruaje, fin de no desperfértil.
situación de este país no la ¡Oh. Qué dulzura tan pene tar sospecha alguna; ella diria trante la de aquellas horas que su marido, si él regresaba antes, Sixto No es fácil que se gobier afea la economía, dado que pasó cerca de la mujer amada!
que ella había alargado su paseo.
ne un país, con la forma reElla Je rogaba que le refiriese las y se puso en camino, siguiendo publicana, donde, como dice batallas, las hazañas de sus po al soldado, que con paso rápido el señor Víquez, los que resbres soldados; en sus ojos se diiba por la calzada.
ponden primero en la Repibujaba como una bruma de láEl hospital de grimas. Rogerio se sumergía en una legua del pueblo, en el blica de las cosas de la República son los ciudadanos. LA CARTA DEL HERIDO.
un estupor creciente. Al fin del al grueso del ejército y continuar tercer día, una fusilería lejana. 10 Rogerio hacía una semana que campo, debajo de un colgadizo.
la lucha.
no los gobernantes. La Re(DE ADRIEN BORDERIE. también ¿por qué no de despertó. Avergonzose de aquel estaba allí. La mañana del día pública (no la de don Juan cirlo. esperaba ver no solamen reposo en la tranquilidad mienque Vicente) sin el principio de lo condujeron, se hallaba Al declararse la guerra entre te al señor de Sauves sino tam.
tras otros hombres morían comcon sus hombres a la entrada de alternabilidad y con Francia y Alemania, el señor de bién la esposa de éste, por cilar le dijo adiós al señor de vieron allí heróicamente, bajo el batiendo por la patria. Sin vaun bosquecillo de olmos; se sostusecuencia, la responsabi Sauves se hallaba en el interior, quien abrigaba un amor profunlidad, es, un absurdo, y los en su castillo de los Ardennes. do, sincero, y sin duda. ay! sio Sauves; conmovido se despidió de fuego de la artilería asesina. El Elena absurdos cuando se sostienen Sangraba su corazón presencian esperanza. Al sacrificar la vida y se puso en marcha.
enemigo recibió refuerzos. los II.
producen males incalculables. do nuestros reveses; todas ho por la patria quiso volver confranceses se les concluyeron las Si no quieren ser rectos ras del día, y aún de la noche, templar aquella por quien latía Se peleaba sin cesar en la re municiones. De súbito, los pre iba en busca de noticias, y cada su corazón.
gión. El señor de Sauves orga sianos aparecieron, numerosos, los hijos de Costa Rica para vez regresaba más desalentado: Muy calurosa fué la acogida. nizó un cuerpo de franco tirado intentaron penetrar en el bosque; que no haya falta de ley ni la derrota seguía la derrota; al. Como se le abren un hijo. el res, del cual le nombraron coman. Rogerio abandonó los cañones. y tampoco de derecho, entongunas veces se encontraba con señor de Sauves le abrió los dante; apostó en los bosques trató de lanzarse sobre el eneces. por qué pretender que destacamentos batiéndose en ré brazos. y cordialmente lo estre. circunvecinos y con sus fuerzas migo, sable en mano: Cayó. Una no haya gobierno imponen tirada, consumidos, deshechos, chó contra su pecho. Después hostilizaba los destacamentos ene bala le alcanzó. No vió nada más.
muertos de hambre; los invitaba llamó un criado y dijo: migosq pasaban por los caminos. Cuando despertó, estaba en Esta pregunta debieran al castillo, les hacía comer y be. la señora, que el señor No regresaba al castillo hasta la una cama. su alrededor, los contestársela al señor Víquez (ber, y hasta en el instante de Rogerio Moreuil está aquí. noche; algunas veces se ausenta enfermeros, un médico y un sol.
sus discípulos de Derecho partir les deseaba conmovido meSegundos después, la señora ba por dos o tres días.
dado. Era el hospitai de sangre.
Público. Los jóvenes regujor suerte.
se presentó.
Durante una de estas ausen Entonces el recuerdo de lo 0larmente aspiran tener un Una tarde, un joven oficial de Era trigueña, no muy alta, de cias, Elena, que vivía en medio currido se presentó su memonombre, y saben que para artillería tocó la reja del parque. mirada dulce, de pestañas negri de sobresaltos contínuos, se le a ria. Preguntó al médico si la ésto el primer elemento es el Durante todo el día el cañón ha simas y largas. Al entrar exclà cercó un soldado que rondaba el herida era grave. El médico traParque.
bía tronado algunas léguas del mó: sentimiento de la moralidad.
El soldado parecía a tó de alentarlo, pero le recomenlugar; nuestras tropas se condu. Usted Rogerio. Cómo he guardar su venida. Tan pronto do que no hablase. Los ojos de La actual Administración jeron con valor, heroicamente re. mos temblado por usted en estos como la vió se acercó ella. Rogerio se fijaron en los semse ha declarado constitucio sistieron el choque de las masas días. Al fin salió usted sano Elena presintió una desgracia. blantes de los que estaban su nal, pero el señor Víquez di enemigas, pero, como siempre a y salvo de la horrible carnicería. Es la señora de Sauves alrededor; y comprendió que es. te que: El que toma la ba brumadas por el número, tuvieron Cuando desplegaba los labios, quien me dirijo. preguntó el taba perdido.
ta, sea por esta aquella que ceder, no sin antes causar la voz armoniosa parecía como soldado. Elena. La imagen de la jo.
bun, ya es sabido que no serias pérdidas al ejército alemán, una cascada de besos. Todo era Sí, respondió la joven. ven surgió entonces ante sus ojos.
El oficial era de las tropas que a. en ella dulzura, caricias, estar dispuesto con Bien, señora, he aquí una Era Elena quien quería dedicababan de batirse con tanto a Rogerio había sido su camara carta para usted.
car su último pensamiento: huér.
que se le venza en jul rrojo; cuando sus compañeros de da de juventud; ella seguía tra Elena extendió la mano y tomó fano, no tenía en quien pensar ía necesario domi.
armas se dispersaron, recordó que tándolo con fraqueza. Mientras la carta. Con febril ansiedad sino en ella: ni la pobre vieja des. brantarlo, romper un amigo de la familia, el señor de el joven estaba en París estudian rompió el sobre. La carta era hecha en llanto, ni el rostro auspolvo. De otro Sauves, poseía un castillo en los do en la escuela politécnica, don. de Rogerio, y decía: tero del padre esforzándose en de ser un gran alrededores, y resolvió ir donde de se graduó de oficial del ejér Elena. dominar su dolor, amargaban sus rótejido de la él por algunas horas para reco cito, el señor de Sauves se ena Voy morir. Una bala me últimos momentos. Elena! No las cosas, brar fuerzas antes de incorporarse moró de su amiga Elena Leprieur, dió en pleno pecho, y mis horas veía sino ella, y experimentaba en SU te?
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