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LECTURA PARA EL DOMINGO. mo i0 LA PRENSA LIBREA la llegada de los prusianos, el pa fin junto a su lecho, no le olvida ba to oscuros; se encienden los picos de gas dre, lleno de furor y de tristeza, había davía, y es la que cada año va de y el astro y los faroles hacen fantásticos zigzags en el río, más negro que conseguido un fusil y partido, después positar flores sobre su tumba.
el terciopelo de una máscara. El sode confiar a su hijo unos vecinos.
Al día siguiente volvió sin el arma y DEL LAUD DEL DESTERRADO rador se inclina sobre el viejo pretil, desgastado por los años; se inclina 26 sumamente fatigado; dió las gracias Qué trabajas, herr ro. Una cadena!
presa de los vientos nefastos del abis. los vecinos, tomó el niño de la ma Cadena que tal vez lleve un hermano!
no y entró en la casa. Dónde vas, pescador La var serena, Pensamiento, serena esperanza, at. Dónde estabas, padie? le pre Mi red de hormosos peces verá vena. V6, tráelos al banquete del tirano.
bición sublime, todo, hasta el recuerNo СН guntó el niño.
do, todo vuela, todo huye, y se queda Cumpliendo con mi deber; y mostró. Qué aras, labrador? La ti rra dura uno solo con París, con las ondas y su hijo las manos ennegrecidas por Donde florecen el café y la caña.
Vana es tu industria, tu afanar locura! con la noche!
Extiende, Noche amiga, tu manto de negruras; la pólvora.
Para tí es la fatiga y la amargura, Siniestra trinidad! Duras puertas Envuelve al Universo Luégo añadió: En la flotante clámide que cubre. Voy a reposar; he ganado el dere. El oro y las cosechas son de España de la sombra! Mane Thecel Fares de las ilusiones muertas! sois todas tres cho de dormir un rato.
Tus contornos de ébano. Qué corta, leñador, tu hacha pesada?
tan terribles, que el hombre, ebrio del Vestido como se hallaba se arrojó Arboles de vigor y pompa llenos!
Acúde, oh negra virgen, y cálma con tu beso carnes el dolor que produce en sus en el lecho, donde reposaba, cuando Detente, que la patria está enlutada; desgarramiento de vuestras uñas de Los ardores que el sol de la canícula, se abrió la puerta con violencia, en cada golpe de tu mano osada Magnífico y soberbio, traron cuatro cinco prusianos, uno Hoy un cadalso más y un árbol menos! tes, siente la fatalidad de vuestra miespectro, el hombre, especie de OresLanzó sobre la Tierra de ellos se precipito sobre el obrero. Dí. qué meces, mujer, en esa cuna? rada vacía y se precipita en el vórtice Desde su trono espléndido.
tendiéndole el fusil y diciéndoleen mal. Un niño! En él mis ojos siempre clavo horrible; y vosotras tres estáis tan francés: Pese, oh madre infeliz a tu fortuna. Oh Noche, vén! Te aguarda la enamorada Psiquis. Hola! Usted aquí!
ávidas de matar y de ofrecer despoDesvelada te encuentran sol y luna, En su desnudo seno El bravo patriota guardó silencio al fin le das al déspota otro esclavo. cuál escoger entre vuestros tres hosadas al gran gusano, que no se sabe AMOR reposará cuando tú llegues algún tiempo, y al fin contestó. Sí estoy aquí; y bien?
JOSÉ QUINTERO. rrores; no se sabe si se debería temer cobijar el místico himeneo; Inmediatamente se apoderaron de menos el perecer por el terror de las Serás de aquella unión mudo testigo, él y se lo llevaron. El niño lo siguió NOCTURNO PRISIENSE.
tinieblas, que bajo el agua sorda y sólo cuando presa sollozando profunda, entre cus brazos cubierDe temerario empeño En el cuartel general alemán, el proce Arrástra, arrastra tus ondas indotos de oropel, oh París, reina del La ninfa te desgarre, so no fué largo. El obrero había si lentes, triste Sena! Bajo tus puentes, mundo!
Entonces, sólo entonces, verás de Amor el vuelo do visto haciendo fuego sobre los pru envueltos en malsano vapor, han pa Sena, y arrastras al través de Paris tú corres, y corres siempre, viejo el llanto de la amada que busca y ya no encuentra sianos, algunos de los cuales se pusie sado, muertos, horribles, en descomDel fugitivo amante ron en su persecución. Para correr posición, muchos cuerpos cuyas al tu curso de serpiente, de serpiente que Los adorados besos. mejor, arrojó el fusil, regresando a su mas ha asesinado París; muchos han lleva los mares cargamentos de macasa, en la cual, como se ha visto, le pasado, mas no tantos cuantos perderas, de hulla y de cadáveres.
sorprendieron los soldados alemanes. samientos me inspira tu contemplaPAUL VERLAINE. Oh Noche, vén! Tú eres feliz inspiradora Cuando el desgraciado salió de la ción.
De dichas y de anhelos casa habitada por el Comandante El Tíber exhibe en sus orillas ruinas UN NIÑO Allí, bajo los pliegues misteriosos prusiano, estaba condenado ser pa que transportan al viajero un paDe tu impalpable velo, sado por las armas. Ni una palabra sado lejano; el alegre Guadalquivir Tu pupila, cual vívida esmeralda, Bajo aquellas miríadas de pupilas dijo, y solamente un suspiro le subió ríe los rubios naranjos de sus ori guarda el fulgor de cosas celestiales, Con que contemplas el espacio inmenso, la garganta, al recordar a su hijo las, y refleja, en la tarde, los gráciles y descienden los rizos raudales Se forman los idilios, De repente lanzó un grito: el niño es boleros; el Pactolo tiene su oro y el por el mármol bruñido de tu espalda.
Los amores secretos, taba delante de él.
Bósforo tiene riberas en donde la oda Coronado de angélica guirnalda, Se engaña al Imposible, que se duerme El desgraciado chico había espera lisca lasciva hace su tocado; el Rhin soñar debiste dichas inmortales Cual otro Cancerbero, do ante la puerta donde juzgaban al es un burgrave, el Ligum un trova del cielo en los jardines siderales obrero, y al verle aparecer lo había dor y el Adour un picarón; el Nilo, al de la virgen en la amante falda.
Bajo el mágico influjo de tu sombra, recibido con los brazos abiertos excla rumor plandero de sus aguas adorMás dulce que la música de Orfeo.
mando: mecidas, arrulla en dulces ensueños el Hoy que te halaga el paternal cariño iPadre. Oh Noche, cuánto te amo! Cuando amorosa tiendes Uno de los prusianos le alzó por un sebé, orgulloso de sus juncos sagrasueño de las momias; el gran Mescha y que sonríes al oir tu nombre, cada vez que tu espíritu escudriño Callada y melancólica brazo y le rechazó brutalmente. El dos, lame sus islotes salvajes, y de siente mi alma aunque de ti se asombre, Por el espacio el vuelo, niño furioso trató de resistir y dió un pronto, bello de relámpagos, y de rui con el pago deseo de ser niño, Entonces se despiertan en mi alma golpe al soldado con su puñito. Ape dos, y de esplendor, se derrumba es la profunda tristcza de ser hombre.
Mis amorosos sueños; nas lo había hecho cuando rodó por pléndidamente en vastos niagaras; el JULIAN DE CASAL.
el suelo: otro soldado le había dado Eufrates, rítmico y acariciador, canEntonces, con las alas del espíritu, Hasta el retrete de mi amada llego: un bayonetazo en el pecho.
ta como un poeta, en tanto que un TEMA PARA UNA POESIA Toco su frente púdica, Todo aquello fué rápido y terrible enjambre de cisnes familiares mezclan El padre, ciego de rabia, se debatía su gracia blanca al verde mate de Recordamos que el inolvidable Le digo mis ternezas, para correr en auxilio de su hijo, y se los laureles, bajo un cielo claro, que Bartrina, muerto muy tempraMis penas y mis lágrimas le cuento, ianzaba sobre los prusianos con feroz raya un vuelo de águilas; en fin, el no, por desgracia para la poesía, En sus labios de rosa energia; pero fue asido, estrechado, Ganges, entre las altas palmeras su dió un tema sobre el amor de Imprimo con deleite un largo beso, agarroteado, y sintió sobre su frente surrantes y las rojas palmas, marcha madre, uno de esos que no tenV ciño su cintura con mis brazos, un objeto frío: era un revólver que le con pasos fieros y lentos, con apara drán ocaso.
Me embriago en el perfume de su aliento, había aplicado a las sienes uno de los to regio, en tanto que a lo lejos las escribieron entonces sobre el deliMuchas poesías se escucho cómo late y se estremece que lo sujetaban. El prusiano hizo multitudes aúllan al rededor de los cado tenia de Bartrina, aunque Su ardiente corazón contra mi pecho.
fuego, y los sesos del patriota volaron templos, al ruido de los simbales de en pedazos.
madera, y que la tigre joven de lomo no todas correspondieron a la ¡Oh Noche, virgen negra! Cuando el azul del cielo Después de la horrible tragedia, el rayado se estira y llora, y va bordan grandeza del asunto. Las líneas niño, que estaba peligrosamente heri do sus notas aflautadas mientras lle que van al pié de éstas, perteneEn las serenas tardes se torna en opalino, al ancho firmamento do, fue trasladado a una sala donde ga la hora de saltar de los ágiles an cen Ortega Munilla, y si bien ellas se encontraba un gran número de tilopes.
Le manda el sol que muere solas son soldados, y allí lo dejaron tendido Desde el lejano ocaso Tú, Sena, nada tienes. Dos male son magnífico asunto para una un poema completo, sobre un montón de paja. Al caer la cones, hé ahí todo. Dos malecones composición en verso.
Su triste adiós postrero; tarde advirtió que la sala estaba casi sucios, cubiertos de horribles desperY lanza la campana de la torre vacía.
dicios y de una multitud que ronda el Nos permitimos excitar a los Del viejo monasterio, Yá no se acordaban de él: y enton agua y pesca con Como una queja de olvidado amante, ces, no obstante lo mucho que sufría, cuando la tarde llega y los transeun citen su lira en asunto tan digno cañas. Sí, mas poetas costarricenses que ejerSus clamorosos ecos, se levantó, y reduciendo su tamaño, tes se van disminuyendo, abrumados de ser cantado.
deslizándose en la sombra, arrastrán de hambre de sueño; cuando el poMi corazón, oh Noche, te bendice. Al final de la calle esperaban dose casi, se escapó.
Porque al tender las alas Corrió hacia adelante en línea recta cuán bueno es para los soñadores de que dependía la salvación de niente traza rayos rojos en el cielo, Juan para darle una noticia, Por los confines del espacio inmenso, Por un momento creyó escuchar rui descender de sus boardillas, y aco su alma, un hombre, una mujer Avivas en el fondo de mi espíritu do de pasos que le seguián. Después, dándose en el Puente de la Cité, en joven y una mujer anciana.
El querido fanal de mis ensueños.
nada: el silencio. frente de Nuestra Señora, soñar, soMientras pudo hacerlo; caminó; peñar, con el corazón y los cabellos Juan no pudo llegar. porque, JUAN RAMIREZ.
ro llegó un momento en que agotadas sueltos al viento! Las nubes, impul al dirigirse al punto de la cita, sus fuerzas, cayó en medio del cami sadas por la brisa nocturna, corren, un asesino le partió el corazón.
fué necesario evacuar la meseta, por gido.
no, en el lugar donde lo habían reco cobrizas y rojas, en el azul sombrío. El hombre que esperaba, perLA MUERTE DE UN NIÑO que los bombas prusianas hacían conel sol, en el instante de morir, impri ntaneció allí una hora y se alejó.
siderable destrozo en nuestras filas.
me un beso encendido sobre la cabeza Era el amigo íntimo.
POR PAUL MOUROY La salida se verificó del 29 al 30 de Tal fué la historia lamentable que de un rey del portal; las golondrinas La mujer joven esperó un día, Estamos en la época del año en que vertidos los prusianos de nuestra re varlo una ambulancia. La fiebre le brios murciélagos; todo ruido se acadiciembre, no sin obstáculos, pues ad refirió el niño. Se apresuraron a llevuelan, huyen al aproximarse las una noche.
sombras; vense revolotear los som Era la esposa. Se fué también.
cada día recuerda un episodio de la tirada, por ruido de las cureñas y de había atacado y sus dientes chocaban la. Apenas un vago murmurio nos do. Es la madre. guerra; y el patriotismo francés se ha los carros, rodando sobre el camino entre sí. La anciana. sigue esperanapresurado visitar los monumentos helado, lanzaron sobre nuestra fuerza que levantó la gratitud la memoria una lluvia de balas, que se perdieron de las cuales se vieron tántas durante canta la vieja canción, que amamanUna de aquellas valerosas mujeres, recuerda que allí está la ciudad que de los soldados muertos por la pa felizmente en la obscuridad de la el sitio, una de aquellas heroínas que víctimas. Aquel momento es la auEL ETERNO SOFISMA.
tria, los cuales parece que se levantan noche. De Sinesio Delgado. de sus tumbas, visibles o ignoradas, para decir los vivientes: No nos la rabia en el corazón y el cuerpo ate la cabecera del enfermito, que gritaNuestros soldados se retiraban con consolar su agonía, vel6 sin descanso rora de los robos, de los amores y de Perdonad, padre mío. es tan peolvidéis.
rido por el violento frío de aquella no ba en su delirio: Luego, de pronto, como un tenor sado que. en fin le di otro beso!
No se les olvida, en efecto.
Durante el aniversario de los com iban con la cabeza baja sin decir una los pruslanos. Papá, espérame que se prolonga y llora, resuena en alche triste, avergonzados de la derrota. Papá, papá, escúcha. Ahí están ya enronquecido, que lanza al aire te Pero porqué haces eso, si te he di, nebroso grito, grito que se lamenta cho cien veces que es pecado?
bates de 1870 1871, el pueblo olvidó palabra.
todo resentimiento para agruparse yá voy. Sí, ya lo sé que peco, señor curaUno de los que marchaba a la van casi se ponía de pie sobre el lecho, guna encrucijada un organillo ambu pero vienen las cosas de tal modo silenciosamente al rededor de los osa guardia, tropezó con los piés de un muy abiertos los ojos y los puños muy lante; brama uno de esos aires, ro que, sabiéndolo y todo, encuentro en rios y de los mausoleos, unido por los cuerpo extendido sobre el suelo: se a cerrados, manzos polkas que, niños, puntea el delito mi ventura.
mismos recuerdos y las mismas espe gachó y vió un niño de doce años, al Daba compasión ver sufrir tánto bamos torpemente en nuestras armó. cómo fué?
ranzas.
Sé de una valiente mujer, muy vieja en sus brazos, le colocó en un furgón y el pecho rodeado de vendajes.
parecer inanimado. El militar le tomó aquel pobre niño, con el rostro pálido nicas, y que, ora lentos vivos, ale. Pues nada: que empezó por decirgres tristes, hacen vibrar el alma de me que era hermosa, pidiendo por hoy día, que jamás deja de ir colo de la mejor manera posible, y entoncar flores sobre la tumba de un niño, ces pudo observar que el niño estaba médico, le encontró muy grave, y no artistas. Aquello es destemplado, falUna mañana, al acercarse él el los proscritos, de las mujeres y de los favor una mirada.
muerto trágicamente en los días de la medio vestir, los pies descalzos y la lo oculto la animosa mujer que cui fermaría Rossini, arrumadas sobre pués, sin yo querer, me dió un abrazo.
Ah, traidor. como una es generosa. Desguerra.
da de sangre. Un valiente artillero le tió que sus ojos se llenaban de lágri una clave de sol imposible, las notas. te asustaste tú!
En los últimos días de diciembre, arropó con su manta, yel niño, reani mas, pues se había entregado como están roncas, y los do son la. Pero Nadie se asusta ni nuestras tropas ocupaban la meseta mado poco a poco, abrió los ojos al una madre al pobre huerfanito. eso qué importa! se llora al oírlo; el nadie de que es lazo, traición, embusde Avrón. Una mañana, los prusia aproximarse París.
El niño agonizaba, De sus labios espíritu, transportado al país de los te y farsa lo que gusta. Luego, sonos descubrieron de repente un verda Su asombro fué dero cinturón de baterías, que fueron trarse rodeado de grande al encon salían siempre las mismas palabras: ensueños, siente correr en sí sa vias mos tan tontas las mujeres! Yo.
soldados franceses. Papá. Muerto. Los prusia nuevas al ruido de esos acordes; el digo la verdad, me volvi loca cuando vivamente atacadas por los soldados de sus labios brotó una sonrisa dolo nos!
corazón se llena de piedad y los ojos casi rozándome la boca, vi aquellos franceses. Tres baterías estaban si rosa, se llevó las manos al pecho, lan La enfermera le tomó en sus brazos, de lágrimas, y se quisiera poder gus labios que decían ¿quieres?
tuadas en Raney, tres encima de Gag zó un grito y mostró una herida en y, para calmarle, lo besó en la frente tar la paz de los cielos; en una armony, dos sobre el malecón de Chelles, cuyos bordes se había coagulado la con dulzura. En el mismo instante nía extraña, que es un tiempo mu. qué hiciste. Negar con tal firmeza, que al ver tres encima de Gournay, tres en Noi sangre.
la cabeza del moribundo cayó sobre sical y plástica, las almas mezclan los mi negativa se pintó en su semblante sy le See: por todo, catorce baterías. Qué tienes ahí? le preguntaron. la almohada.
sonidos del organillo los rayos del una tristeza, tan grande que. cocomprendiendo como sesenta piezas Un bayonetazo, dijo; y narró u El infortunado acababa de morir; poniente, inundándolos de luz y de mo una es compasiva.
que se desarrollaban sobre un arco in na historia conmovedora.
y, según la hermosa expresión de Vic cantos.
menso de catorce kilómetros, cuyo tor Hugo, luego se aleja el organillo, y vie Se lo diste por fin!
centro era Avrón.
El muchachito y su padre, que era Ay, padre mío! es que empezó La grande petite ame était envolée. ne luego el silencio, llega la noche jurar desesperado que podría llevarle Se respondía al fuego del enemigo un pobre obrero, vivían solos en las La que le había cuidado, la que, a triste, y Venus se balancea sobre una mi desvío renegar del Dios que le ha con más valor que fortuna; y al fin inmediaciones de Gagny, tenta como una madre, veló hasta el blanda nube, en el fondo de los cielos criado y. y ya ve usted! se necesita Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
se convence
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