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LA PRENSA LIBRELA PRENSA LIBRO BEGTURA PARA EL DOMINGOSF CYRANO de BERGERAC BALADA DEL DUELO de La Barrica ile Amontillado rece.
CYRANO Venirme insultar porque guantes no tenía. Uno quedábame un día, recuerdo, de un viejo par.
Bien pronto de él me libré; menguada molestia dióme; vino un necio, importunóme y en su rostro lo dejé.
VALVERT ¡Badulaque, fanfarrón, ganapan. CYRANO Quitándose el sombrero y saludando como si el vizconde acabara de presentarse. Ah!
yo, Cyrano Hércules y Saviniano de Bergerac. Risas.
VALVERT Exasperado. iPché. Bufón!
CYRANO (Dando un grito como si se sintiera atacado de un calambre. Ay!
VALVERT Que se iba, volviéndose rápidamente. Qué ocurre?
CYRANO (Con grandes ademanes de dolor. Me pa¡Ay!
VALVERT Pero ¿qué dice?
CYRANO Nada: le dió un calambre a mi espada: con el ocio se entumece.
VALVERT. Tirando de la suya Sea!
CYRANO Me place, que os quiero una estocada enseñar que vos debéis ignorar de seguro.
VALVERT Con desprecio. Bah! Coplero!
CYRANO Tal epíteto no acato.
Poeta! ver me propongo si una balado compongo al par que con vos me bato.
Pese a vuestras arrogancias no sabéis qué es: se supone. Como si recitase una lección.
La balada se compone.
VALVERT Me gusta! Con mofa CYRANO (Continuando. de tres estancias de ocho versos, y de cuatro la Gltima estrofa.
VALVERT Bobada!
CYRANO al final de la balada os enviaré al Baratro.
VALVERT Haced la prueba.
CYRANO Voy. Declamando. Duelo rimado en el palacio de Borgoña habido entre un poeta, Bergerac llamado, y un vizconde insolente y presumido.
VALVERT Qué es eso?
CYRANO El título.
VALVERT Ya!
PUBLICO (En más alto grado de exaltación. Plaza! Plaza! El lace es chusco!
Callarse. Cuadro. Círculo de curiosos en el fondo; los marqueses y los militares mezclados con los burgueses y el pueblo; los pajes encaramacos sobre los hopibros de otros para ver mejor. Todas las mujeres de pie en los palcos. la derecha de Guiche y sus nobles. la izguierda, Lebret, Ragueneau, Cuigy, etc.
Cyrano. Cerrando un momento los ojos. Un momento: busco mis consonantes.¡Ahí va. Haciendo lo que dice.
Tiro con gracia el sombrero: la capa gallardamente dejo caer; sonriente ágil mi espada requiero.
Como Scaramouche ligero, lindo como Celadón; te prevengo, Mirmydor que al finalizar te hiero. Primer encuentro. Cortarte las alas quiero. Por dónde mecharé el pavo. por la pechuga el rabo. Una en segunda? La espero.
Fino voltea mi acero.
Las cazoletas dín dón, doblan por tí. En el alón al finalizar te hiero.
Falta un consonante en ero.
Torpe al reñir como un niño y más blanco que el armiño, tú me lo das: Majadero.
para este golpe certero. Tente firme, Laridón!
Cierro la línea. Atención, que al finalizar te hiero. Anunciando con solemnidad. FINAL.
Llegó tu instante postrero Al quite estoy; me retiro.
Una! Dos! Ahí va! Me tiro. Tirándose. El vizconde vacila; Cyrano saluda. al finalizar te hiero. Aclamaciones. Aplausos en los palcos. Lluvia de flores y pañuelos. Los militares rodean y felicitan Cyrano. Rague Deau, entusiasmado, baila, Lobret sonríe tristemente. Los amigos del vizconde le sostienen y se lo llevan. LA MULTITUD ¡Ah. Grito prolongado. UN SOLDADO Soberbio!
Muy bonito!
LEBRET Insensato!
UN MARQUÉs Original!
paleta dc albañil de entre los plieguch Voces Bravo! Bien!
de mi capa.
RACUPAREAU Piramidal. Usted se claricca, exclamó retroVoz DE MUJER Es un héroe!
cediendo algunos pasos: pero vamos OTRA DE HOMBRE Os felicito! ver el amontillado. Sca, contesté wuardando la le.
UN MOSQUTERO Corriendo hacia Cyrano con la mano rramienta, y ofereciendo el brazo a tendida.
mi amigo.
Fortunato se apoyó con Perinitidme. sois valiente!
pesadez, y continuamos nuestro caVuestra mano, compañero. ase. mino en busca del amontillado. DesCYRANO pués atravesar una (A Cuigs)
serie de arcos muy bajos seguimos avanzando por ¿Quién es ese mosquetero y al fin llegamos una CLIGY Es Artagnan.
cripta prolunda, donde la impureza del aire más bien enrrojecía iluestras luces que las hacía brillar.
En el fondo de aquella cripta descubríase otra no menos espaciosa; sus paredes se habían revestido con los restos humanos acumulados en Cogí dos candeieros, entreguć uno los subterráneos que estaban situaá Fortunato y condújele con la ma dos sobre nosotros, la manera de ABIA tolerado cuanto me yor complacencia al través de varias las grandes catacumbas de Paris, Gy fue posible las mil injusticias habitaciones, basta el vestíbulo por Tres lados de la cripta tenían aquel de Fortunato; pero cuando se permi donde se bajaba a la bodega; comen adorno; pero en el cuarto se habían tió el insulto, juré vengarme. Voso cé tros que conocéis bien la naturaleza tuosa escalera y volvía a menudo la confusamente en el suelo y formaban franquear una larga y tor: arrancado los huesos, que yacían de mi alma, no supondréis, sin em cabeza para recomendar mi amigo en cierto sitio una especie de muro; menaza; era preciso vengarme al fin, que tuviese cuidado. Al fin llegué a en la pared desnuda, por la caída de y estaba completamente resuelto; pe ambos en el suelo húmedo de las ca pies de profundidad, por tres de annos hallamos los huesos, veíase un bicho de cuatro ro la sinceridad misma de mi determinación excluía toda idea de pelitacumbas de Montresors.
cho y seis siete de altura; al paregro. Debía castigar, pero impune resonar cada movimiento sus cam gún uso especial, constituyendo sim.
Mi amigo se tambaleaba haciendo eer, no se había construido para niu; do panillas.
el castigo alcanza quien le aplica, ni queda satisfecha si el vengador. Dónde está la pipa de amontilla enormes pilastras que sostenían la no tiene cuidado de darse conocer do? preguntóme.
bóveda de las catacumbas, apoyánal que infirió la injuria.
Más lejos, contesté; pero vea us dose en una de las paredes de granito Conviene que todos sepan que yo ted ese burdado blanco que brilla en macizo que limitaban el conjunto.
Inútilmente trató Fortunato de no había dado el menor motivo las paredes.
Fortunato para dudar de mi violenFortunato fijó en mí la mirada de cudriñar la profundidad del nicho cia, ni por mis palabras ni por mis sus ojos vidriosos, que destilaban las vantando el hacha, pues la luz muy actos; según mi costumbre, continué lágrimas de la embriaguez.
debilitada, no nos permitía ver la exsonriendo cuando me hablaba y no ¿El nitro? preguntó al fin.
tremidad.
adivinó que mi sonrisa sólo revelaria. Sí, el nitro, repuse. Cuánto tiem. Avance usted, dije mi amigo; en adelante la idea de mi venganza.
po hace que tiene usted esa tos?
allí está el amontillado. En cuanto Fortunato tenía un flaco, aunque Un nuevo acceso impidió mi ami Luchesi.
fuese por todos conceptos un hombre go contestar hasta que pasaron al. Es un ignorante. interrumpió.
Fortunato adelantose un poco y serespetable y hasta temible: vanaglo gunos minutos.
riábase de ser muy inteligente en vi. No es nada, replicó al fin, guido de;cerca por mí.
nos. Pocos italianos poseen el ver. Venga usted, le dije con firmeza; En un momento alcanzó la extreda iero espíritu conocedor; su entu vámonos de aquí, pues no quiero que midad del nicho, y al ver que la roca siasmo se manifiesta y adapta las se resienta su importante salud. US le cerraba el paso, detuvose con aire más de las veces según el tiempo y la ted es rico y feliz como yo lo fui en perplejo. Un instante después teníaocasión, y es un charlatanismo pro otro tiempo; se le respeta se le ama, se encadenado en la pared de granito, pio para influir en los millonarios in y su muerte dejaría un gran vacío donde había dos grapones de bierro la distancia de dos pies uno de o gleses y austriacos. En cuanto pin Yo no me hallo en el mismo caso.
turas y piedras preciosas, Fortuna Vámonos de aquí, porque de lo contro, y dispuestos en sentido horizonto, así como sus compatriotas, era trario enfermaría usted. Por otra tal; en uno de ellos ballábase suspendida una cadena corta, y en la otra un charlatan; pero en materia de vi parte, tengo Lachesi.
nos ranciós, no dejaba de ser enten. Basta, replicó Fortunato, la tos un candado; enlacé con aquella la dido. Por este concepto, yo defería no es nada; el resfriado po me ma tarlo fácilmente, porque era tal su escencialmente ante el pues conocía tara.
bien los de Italia asombro, que no se resistió; después compraba gran. Cierto, muy cierto, repuse: verda retiré la llave del candado y sali del des cantidades cuando podía. deramente no tenía intención de alarnicho.
Cierto día de Carnaval, al oscure marle en vano; pero debería usted a. Pase usted la mano por la pared, có mí con la más afectuosa cordia te medoc, le preservará usted de la el nitro, decir verdad, está muy cer, encontré mi amigo, que se acer doptar precaucionesar un tragedie se le dije, pues no podrá menos de tocar lidad, sin duda porque había bebido humedad.
húmedo, y por eso suplicaré usted mucho. Mi hombre iba disfrazado; cogiendo una botella entre las una vez más que se vaya. No quiellevaba un traje ceñido, y la cabeza muchas de una prolongada serie ali re usted. Pues bien; será preciso cubierta con un sombrero cónico neada en el suelo, la destapé. marcharme, pero le dispensaré antes guarnecido de campanillas. Me ale. Beba, usted, dije Fortunato las atenciones que están mi alcance.
gré mucho de verlo, y creí que no a presentándole el vino. El amontillado. exclamó miacabaría nunca de estrecharle la mano. Acercó la botella sus labios, mi nigo, no recobrado aún de su a Querido Fortunato, le dije, el en rándome de reojo, me saladó fami sombro.
cuentro es opoportuno. iQué buen liarmente (las campanillas sonaron)
semblante tiene usted hoy! Digo que y dijo. Es verdad, repliqué, el amontillado.
me alegro verle porque he recibido Brindo por los difuntos que repo Al pronunciar estas palabras aceruna pipa de amontillado, por lo me san al rededor de nosotros. queme al montón de osamentas de dos de un vino que me dan como tal, yo por la salud de usted, descáa que ya he hablado, separé algunas y tengo mis dudas.
dole larga vida. Mi amigo me tomó de ellas y dejé en descubierto un buen. Una pipa de amontillado? repli del brazo y seguimos adelante. número de ladrillos mortero. Con có mi amigo. No es posible. me. Estas bodegas, me dijo, son muy estos materiales, y sirviéndome de dio del carnaval!
vastas. Tengo dudas, repuse, y he come. Los Montresors, contesté, eran da del nicho.
mi paleta, comencé tapiar la entratido la torpeza de pagar todo el va notables y numerosos.
Apenas hube echado la primera lílor sin consultar con usted antes. No me acuerdo como es el escudo. nea de ladrillos, reconocí que la emNo le he podido encontrar, he temi. Un pie de oro en campo azul; el briaguez de fortunato se disipaba en do perder la ocasión de hacer la com pie aplasta una serpiente que se a: Igran parte; el primer indicio que ture pra.
frastra, y que ha clavado sus dientes fue un grito sorđó, un gemido que. Amontillado! exclamó mi amigo. en el talón.
salió del fondo del nicho; pero no era Repito que tengo mis dudas. la divisa el grito de un hombre ebrio. Despues. Sôbre el amontillado. Nemo me impune lacessit sigiose un silencio profundo; puse Sí, y quiero saber que atenerme. Muy bien.
tras tres líneas de ladrillos, enton¿Respecto del amontillado? El vino brillaba en los ojos de Forces oí las furiosas vibraciones de la Sí, hombre! como sin duda usted tupato, y las campanillas sonaban. cadena; el ruido duró algunos minutendrá alguna invitación entre ma. El medoc me había calentado un po tos, y durante ellos, me agaché sobre pos, voy a buscar Luchesi, pues si co la cabeza; pero pronto llegamos las osamentas para deleitarme más, hay algún inteligente, seguramente por en medio de montones de osa interrumpiendo mi trabajo. Cuando es él. Luchesi me dirá.
mentas mezcladas con barricas y towel ramor cesó, empuñé de nuevo mi Luchesi es incapaz de distinguir nelés, los últimos confines de las ca paleta, y sin más interrupción colo entre el amontillado y el jerez. tacumbas. Detúyeme de nuevo, y qué la quinta línea de ladrillos, la V, sin embargo, hay imbéciles que esta vez me tomé la libertad de Co sexta y la séptima; la pared llegaba sostienen que es tan inteligente como ger mi amigo por un brazo.
entonces casi a la altura de mi pecho; ested. El nitro aumenta, le dije, vea detűveme un poco, y elevando las. Vaya, vamos!
usted cómo está suspendido de las bachas, dirigí algunos débiles rayos ¿A dónde?
bóvedas; nos hallamos en el lecho del sobre mi amigo. su bodega.
río: las gotas de la humedad se fil De pronto resojaron varios gritos No, amigo mío, no quiero abusar tran por entre las osamentas. Va agudos de la persona encadenada, y de su bondad, veo que está convida ya, vámonos antes que sea demasia esto me hizo retroceder violentamendo, y, de consiguiente, Luchesi. do tarde! Esa tos.
té. Durante un instante vacilé, tem No estoy convidado. Vamos. No es nada, contestó Fortunato; blé; pero al An, desenrainando mi esNo, amigo mío; no lo hago por la sigamos adelante; mas por lo pron pada, introduje la hoja través de invitación sino porque me parece que to, venga otro trago de medoc. las aberturas del nicho. Un instante el frío lo tiene er fermo usted, y en Destapé un frasco de vino de Grave de reflexión bastó tranquilizarparedes están cubiertas de nitro. y sus ojos brillaron como si fueran de red de la cueva, acerquéme al muro No importa, vamos; el frío no va: fuego; comenzó a reír y arrojó la bo y. respondi los alaridos de mi homle nada. Es preciso ver ese amontilla tella al aire con un ademán que no bre con otros más ruidosos aún: de do; sin duda usted víctima de comprendi.
este modo conseguí hacerle callar.
un engaño; en cuanto a Luchesi, es Le miré con sorpresa, y repitió el Era entonces la media noche, y mi incapaz de distinguirlo del jerez. movimiento, que, a la verdad, era obra tocaba a su fin; había compleAsí diciendo, Fortunato me cogió muy grotesco.
tado ya la octava línea de ladrillos, del brazo; yo me puse una careta de ¿No comprende usted. me dijo. la novena y la décima, y una parte seda negra, y embozándome en la ca No, repliqué.
de la undécima y última faltandome pa, me dejé conducir hasta mi pala. Entonces no es usted de la logia. sólo ajustar una piedra. La moví. Cómo. con trabajo, y coloquéla al fin en la Los criados no estaban en la casa. No es usted masón.
posición apetecida. En el mismo moyo les había dicho que no volvería. Sí, sí, repuse; eso sí!
mento resonó en el nicho una carcahasta por la mañana, dándoles for. Ústed Imposible. Usted jada ahogada que me puso los cabe.
malmente la orden de no salir, lo masón. llos de punta, y la cual siguió una cual hastaba, como yo sabía muy. Sí, masón. voz triste que duras penas reconobien, para que todos se marchasen al Veamos; una señal.
cí como la de Fortunato.
Folver la espalda.
Mire usted, repliqué sacando una. Ah, ah! exclamaba, no es ma 22 ia Hodega hay mucha humedad, las y se apresentes raciólo de webpagina ne puse ha mando sobre la solida pacio.
UNA MUJER APOLLINARIS NACIONAL.
Depósito en San José. Calle 17 Sur Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Uzano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y juventud, Costa Rica
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