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TTT FIRE delsY.
110. LA PRENSA LIBREensa Libre en cuanto adviertas que tiro cier. Cuando el sonoro aldabón No te canses, desgraciada; tas Ifneas. iya me entiendes. Vino perturbar su sueño. Tu esposo me es muy odioso, TRASLACION has de decir: Maestro, la bande Salto al punto de la cama; mientras viva tu esposo IT traba todo, menos la a ra!
Descorrió un fuerte pestillo; No me pidas nunca nada.
prensión y el remordimiento y en hacerlo quedaron el sastre Asomóse al ventanillo No le daré mi perdón BANDERA habian de entrar: lo que no ha. y el oficial, que prometió su preguntó. Quién me llama. Como te lo doy tí bían conseguido la murmuración maestro guardar secreto acerca. Señor. Soy un desgraciado! Si El falta, venid mí, ajena ni la conciencia propia, lo de tal confidencia. No te lamentes así. RA un sastre de buena tijera consiguió un susto, pero mayúsY tendréis mi protección.
Al día siguiente y en algunos de Que pues llegas hasta aquí, No era esto una pesadilla.
y mala conducta, tan hábil en el culo.
los sucesivos no fue precisa la No eres tan infortunado.
Se me exigía la muerte.
corte para prendas mayores y Acostumbraba el sastre dormir advertencia del oficial: ei sastre ¿Quieres entrar. Cómo luchar y ser fuerte?
menores, de medio cuerpo arriba la siesta. Una tarde, cuando s6 se acordaba de la terrible sies. eso vengo Llegó el hambre mi guardilla!
y medio cuerpo abajo, como en lo se hallaba en el taller el oficial ta, de la muerte con las tijeras, Si me permitís la entrada. entonces perdí la calma.
hacer un gatuperio, quedando mayor, apareció de repente el del juicio y de la bandera: corta Yo aquí no permito nada. Era imposible vencer. tan fresco y satisfecho cual si hu maestro, presuroso, desconcerta ba conciencia; pedía menos pa. Venga el pase. pensando en mi mujer biera ejecutado una obra lícita y do, livido, cubierto de sudor, desu no los nuevos parroquianos y No lo tengo. en los hijos de mi alma, aun meritoria.
dor frío, de presión, de agonía, aun les volvía los retales. Entonces no puede ser.
No se habían confundido todas con el espanto en los ojos, miran.
Una nube me cego.
Amortiguada la primera impre. Si queréis. siendo portero. Cogi un arma. sentí frío, vía en aquel tiempo las que se pudo con terror todas partes y sión, llegó ya el caso en que ei ofi. Pues porque lo soy no quiero dieran llamar atribuciones cons sin poder articular una palabra. cial tuviese que decir: Maestro, Faltar nunca mi deber. Basta! Mataste al tío. titucionales de cada oficio. Así el oficial, profundamente cons la bandera! El sastre sentí. Yo que confiaba en vos. No, señor, ime maté yo. como el zapatero no había pen ternado ante aquella aparición y un estremecimiento nervioso; re Hijo, sin el pase vienes. Desgraciado ieres suicida. sado en ser, además de maestro el desencajamiento de su maes cordaba las voces y la espantosa eso prueba que no tienes. Qué me importaba la muerte de obra prima, almacenista de tro, le preguntó por la causa de figura del demonio muy grande, Derecho gozar de Dios. Si así aliviaba la suerte cueros y cordobanes, ni el carpin tan grande pavura; mas no pudo y rectificaba las líneas del corte. Pues bien merezco la gloria, De aquellos que eran mi vida. tero de vigas y tablones, el sas obtener respuesta. Salió corrien Trascurrieron días, y llegó uno Que harto ha sido mi sufrir. Esta, señor, es la historia tre se limitaba entonces cortar do y volvió enseguida con el an en que el maestro, recobrado del Si queréis mi historia oir. De mi angustiosa existencia.
y coser, dejando al comercio de tiespasmódico casero; con un va. antiguo susto, por la fuerza de la. Bueno, cuéntame tu historia. Teried, pues, de mí clemencia tienda abierta el cuidado de pro so promediado de agua y vina mala inclinación y pésima cos. Sentiré seros pesado. dadme entrada en la Gloria.
veer de primera materia, para ingre: hízole beber un sorbo, y con tumbre, y sin temor a visiones en No, hijo, de ningún modo. rascándose la calva, vierno verano, al que de ella ello logró que pudiera hablar: re tuturas siestas, dió al traste con Tal está en el mudo todo, Dijo San Pedro bendito: había menester. El parroquiane, pitió la operación, y el asustado sus buenos propósitɔs, volviendo Que estoy muy desocupado. Grande ha sido tu delito, previa consulta con el sastre aaspiró y respiro libremente. In para daño suvo las andadas. Pues bien, escuchad.
Aunque la intención te salva.
cerca de la extensión de la tela sistió el oficial en que le manifes Recibió de un antiguo, rico y ma Ya escucho.
Sin embargo, no concedo necesaria para las prendas que le tase la causa de aquel terrible jencioso parroquiano algunas vaOs lo agradezco de veras. Que entres. sería muy grave.
había de hacer, acudía al comer ahogo, y todavía muy alarmado, ras de paño para varias prendas Seré breve.
Por piedad. cio de paños al de telas ligeras con frases entrecortadas y miran de empeño y lucimiento. Qué pa Como quieras. Bir Todo se sabe.
de hilo algodón, elegia, com do receloso y casi despavorido no! Los admirables y suavísi. Yo he sufrido mucho, mucho! Y, la verdad, yo no puedo.
praba y llevaba al obrador del todas partes, dijo: mos terciopelos que en la Edad Llegué al mundo con mal sino. Más amarguras, señor, sastre. No hay que decir si éste Ay, Antonio. Qué sueño. Media salían de las Fábricas de Huérfano y pobre quedé, Después de las que sufrí. quedaria corto en pedir tela, pre he soñado. pero ¡con qué ver Toledo, de los cuales se conserY lo que yo trabajé Lo que puedo hacer por ti, viendo determinadas contingen dad. que me había muerto. van lisombrosas muestras en la Hasta lograr un destino Hijo mío, es un favor.
cias y deseando quedar con algu ahí. encima de una pieza de Catedral y los más preciados proDios lo sabe solamente, Yo no autorizo tu entrada; nos residuos para futuras casua. paño. con las tijeras en la ma ductos de la industria moderna, Que en El puesta la mirada Pero ahora, sin que se advierta, lidades.
eran burdo pel te al lado de a. No me amilané por nada Quito el cerrojo a la puerta Cuentan que el de esta narra. Bien. dijo cariñosamente el quel portento de pañería. Qué luché como un valiente. te la dejo entornada.
ción era terrible en sus cálculos oficial, procurando tranquilizar. finura de hebra. qué tejido tan Por fin mi estrella fatal Ven más tarde, sin llamar, y exigencias a sus parroquianos, le; pero está usted vivo, maes admirable. qué suavidad al tac Brillo una vez, y ese día ábrela sin hacer ruido, y que aun para traje de niño pe tro, y sano y bueno. todos te to! Se crispaban los dedos del Recibí con alegría Que yo me haré el distraido día tela con la cual pudiera ha nemos veces tales ensueños y sastre al comprimir y estrujar a La anhelada credencial.
Para que puedas pasar.
cerse prenda holgada para perso pesadillas. Me está usted vieu quella maravillosa tela haciendo Aunque era modesto el puesto VITAL AZA.
na mayor de muy razonables an do mí. no está usted muer pruebas de su elasticidad. el Con orgullo lo serví, churas. En el hogar doméstico to Otro asombro para el Pues, yo, cañor, siempre fai el elemento femenino se mostraba Aguarda. aguarda. con maestro, que no recordaba haber Muy humilde y muy modesto.
implacable contra el sastre de tinuó el sastre; falta lo mejor. visto dentro ni fuera de su taller Era mi vida arreglada, Notas del jueves fraudador, y en los corrillos pú. es decir. falta lo horrible. lo algo que se le pareciese.
Aunque tuve, mi pesar, blicos las envidias muy razona espantoso. Comparecí a jui. Tendió la pieza sobre la Sólo un vicio: el de tomar das censuras de los otros sastres, cio. yo no sé. yo no sé. de corte; tomó el jabón de líneas, Algún café con tostada.
El Concurso de belleza iniq veían con asombro y despecho quedé deslumbrado. De pron. y con semblante encendido por el Con veinte duros seguros ciado por El Grillo. ha teraumentar la parroquia del que to vigo unas voces que atro júbilo y ojos encandilados a la Al mes, era un caballero. minado ya de manera bien trabajaba con gran provecho pro naban. miro. y veo un de vista de aquel encanto de lane Y aun de sobraba dinero, satisfactoria para el buen pio y mayor perjuicio del buen monio muy grande. muy gran ría, traző derecha izquierda Pues ahorré doscientos duros. nombre de la clase, habían hecho de. que venía gritando. de largo y tendido; empuñó las Dueño de este capital, gusto y por todos conceptos honrosa y admirable.
que adquiriese una fama deplora ca, acá. ese es mío. el sas grandes tijeras, y se disponía Figuraos qué fortuna!
ble en lo concerniente su tira tre. el sastre. tae pertene continuar en su mal propósito, Me enamoré un día de una Las estimables señoritas nía con los parroquianos. ce. aquí está todo lo que ha cuando el oficial, todo consterna. Muchacha del principal. que por nuestro público han Estos se mostraban pertina robado. Que mire y vea. do, exclamó: Maestro, la ban.
Hermosa como un lucero, sido proclamadas hermosas ces, sacrificándolo todo a la co se atreva negar. aquí está dera!
Encantadora, divina. soberanas de la belleza, son rrección y elegancia de las pren todo. desplegó una ban Estremecióse ligeramente el sas. Mas. ayl era la sobrina muy dignas de ocupar el trodas que salían del taller de su dera compuesta de todas las pietre y soltó las tijeras; pero fasci. De don Roque, del casero. sastre favorito, y también a la zas y retales que yo. me en nado por la vista del prodigioso Ella mi amor aceptó; no que las ha elevado el sufragio de nuestra juventud.
vanidad de ostentar fausto y des tiendes? Allí estaba todo. pas tejido, las volvió empuñar, di Pero su tío, iracundo, pilfarro, demostrando que los ios de Tarrasa de primera. deciendo: Llegó decir que en el mundo la reina señorita Catalivestía el artista carero y deso los finos de Segovia. de Ezea. Bahl de este paño no había Sobrábamos el yo.
na Paredes, rendimos hoy el llador.
ray. de las mejores fábricas en aquella bandera Me odiaba de tal manera sincero homenaje de la admiSi eran tenaces los parroquia textranjeras. y en telas de verano arremetió valiente con las li Que en vano le supliqué, ración que nos merece y de la nos, no lo era menos el sastre, los ricos driles de bilo torzal. neas trazadas, sin cuidarse de Y un día de un puntapié viva simpatía que en nososeguía imperterrito cortando en unos blancos. otros con cor en otra siesta se le apareciese de Me hizo rodar la escalera. tros han sabido despertar tela y sajando en bolsillos, sin doncillo carmesí. otros azul;. nuevo el demonio grande con el María (que ese es el nombre sus muchos encantos.
importarle un ardite cuanto se cutis finísimos. telas de Nan inconmensurable pendón, aumen De la que hoy llora mi muerte)
Las cuatro damas de hoestaba taller. Con su jabón piedra tira conocía, como si estuviera ahí corte. despecho aquel hombre. nor, señoritas Enriqueta Roba en el paño sobre los tablones para el corte. y recordaba pa No soy quien refiere por vez pri Muy pobres, pero dichosos, dríguez, Cinta Povedano, Lidel mostrador lineas rectas y cur ra quién había sido cada una de mera esta anécdota: la leí hace Vivimos con nuestro amor, lly Chamberlain y Hortensia vas para afuera y curvas y rectas aquellas telas, piezas y retales. muchos años en un periódico quin en premio nos dio el señor Castro, son otras tantas reipara adentro, sea para la casa: jay! jas. qué espanto!
cenal, aunque poco ilustrado la Cuatro chiquillos preciosos.
nas hermosas y gentiles, que como las varas y medias varas Pero, maestro. una ban moderna, muy ilustrador la anCuatro hijos que eran mi encanto, proclaman muy alto la bellede exceso en los pedidos daban de dera.
tigua; y cuando él lo afirmaba, Mi delicia, mi embeleso.
sí buevos productos y no volvía za y la elegancia de la mujer Ay, Antonio de mi alma. sabido se lo tendría.
Porque los amé, por eso, retales ni sobrantes, pues habría acércate. acerca tu oído mis sinn costarricense.
Señor, he sufrido tanto.
sido indigno que uno de sus clien labios. quiero decirlo bajito.
JULIÁN MANUEL DE SABANDO Que al fin toda dicha pasa; Salve, augustas soberates se presentase con prenda re Aquella bandera. cubría todo Mi cesantía llegó, nas, salve!
Tin bile mendada, tenía un buen surtido el mundo. Las distracciones de aquel día se acabó de grandes y variados residuos. Maestro, puesto que no ha San Pedro La alegría de mi casa.
de paños finos de las fábricas na habido tal muerte, ni juicio, ni Triste, enfermo y abatido Un vecino de Tucurrique cionales y extranjeras, con los bandera, y todo ha sido efecto de Quise luchar, pero en vano. nos dice lo siguiente: cuales hacía casacas, levitas, cha una pesadilla.
Feliz y libre de mal Nadie me tendió una mano. Dicen las malas lenguas lecos, pantalones y hasta polai. Si. si. mas para que no Estaba San Pedro un día, me declaré vencido.
que hace cosa de ocho menas, quedándose con los cortes llegue ser verdad, has de pres Tumbado en la portería María, en tal situación, íntegros que llevahan los nuevos tarme, Antonio, un especialísimo de la Corte celestial.
Escribió su tío un día, ses empezaron los trabajos y aun muchos autious de los servicio. Siempre que haya de Sosegado y como un leño en ausencia de María de la uueva estación, que ser vidos.
lcortar has de venir mi lado, y Dormía el Santo varón, Leí la contestación.
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DEMOCRACIA.
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