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LIBRE TRÍPTICO nos.
eco, se alzan la LA FRENSA LIBRE to las desnudas rodillas. Su dad maldita; sus pasos le si filosófica, por apreciar la. Sabes quién soy? me dideseo, avivado por el vino, han conducido hacia el de diferencia que pueda existir jo. Sí.
se manifestaba en súplicassierto donde antaño quiso entre un mal pensamiento de los que nos inspira el espíritu. no tienes miedo?
mezcladas con injurias y sufrir la formidable orneba. Por ahora, no.
estridentes carcajadas.
Recuerda sus pasados sufri maligno y su presencia real, efectiva y corpórea. Yo he hecho que se te ol Bruscamente se volvió ad mientos y, en su presente Creía yo que para un rato vidara la petaca para detemirado: una mano acababa angustia, los echa de me. la conversación del Diablo nerte; siéntate, hombre, lue(Argumento de Hugues le Roux)
de caer sobre su espalda, nos. Levanta hacia el im debía de ser en extremo agra go saldremos juntos, que yo Jesús iba por las quemándole. Pero el Hijo placable azur sus ojos enro dable y hasta instructiva. co también tengo la noche muy calles de Jerusalem acom del Hombre se sorprendió jecidos por la vigilia y to mo de quien está acostum ocupada.
brado a tratar con gente lis. Dónde vas? le pregunté.
pañado de sus discípulos. más aún que el pecador, mando entre las manos la ta ilustrada. Por último. Quiero ver un editor, ir Era uno de esos días en al reconocer en él al ciego frente en que la duda abre avivaban en mí aquel deseo una casa de préstamos y que el espíritu del Padre se quien habia dado vista. dolorosos surcos: las dudas que se me ofrecían una fiesta de caridad.
agitaba en El: en su cora. Hijo mío. dijo, hijo Padre mio. piensa acerca del aspecto físico que. Tú vas fiestas de esas. Sí; pero no como me ves zón sentialo estremecerse, mío. para esto te he dado por qué me tentáis. Por el Enemigo pudiera tomar al como una paloma que ba la vista?
que respondéis mi miseri visitarme. Yo había leído que aquí. Para kermeses, tomá San Pacomio se le apareció bolas y otras reuniones aná.
tiese sus abiertas alas. Sin El mancebo bajó la cabe cordia que la noche vale bajo la forma de un gallo fu logas, me divido, descompon dejar huella alguna sobre el za. Entreabriéronse sus ma más que la luz, y que el rioso; que para tentar San go y sutilizo hasta espirituapolto del camino, hechos nos en demanda de miseri perdón es vano. Por qué Romualdo, se hizo buitre; pa lizarme y convertirme en iaureola de oro fundido sus cordia y habló, en tono dáis la victoria al castigo ra intimidar San Leonardo deas, en impulsos y movi cabellos, centelleante la mi impregnado de vergüenza, sobre la caridad, la muer de Corbia, se introdujo en el mientos del ánimo; en seguirada, extremecida el alma pero con la resolución de te sobre la vida? Padre, cuerpo de una serpiente; que da me introduzco en cuerpos por la potencia del milagro, quien, sabiendo que no es respondedme porque sufro y quiso engañar San Maca de mujeres bonitas y eleganrio alojándose previamente tes o de caballer os obsequioen busca iba de alguna mi libre, no quiere llevar sobre dudo.
en la persona de un botica sos, y neutralizo la eficacia seria que remediar, cuando la espalda el asfixiante far Avanzando entre las ro rio, y que, según afirma un de la limosna haciendo que la sus ojos alcanzaron ver a do de la propia responsabi cas que el calor incendia, autor muy serio y ortodoxo, den de mal humor, por com lo lejos una muchedumbre lidad: alcanza ver de pronto lo se presentó a Santa Juliana promiso, por precio de una de hombres que se adelan Señor. qué queréis que lejos una forma humana en figura de ángel.
diversión, en vez de hacerlo taban en marcha precipitada haga? Me habéis abier abatida sobre el suelo. Es Una noche, después de co por verdadera caridad.
mer, vestido para salir, apa. pesar de lo cual no eviá la manera de los niños to los ojos; y ellos me en un joven, casi un niño, que gué la luz; mi cuarto quedó tas que el dinero del vanido que hacen cortejo a las le tregar cautivo la belleza llora. la cara entre las ma iluminado sólo por la rojiza so sirva para remediar al potriunfadora.
giones romanas que a Sus lamentos, reper claridad de los leños hechos bre. Ya ves: tan poderosa es paso cutidos por el largo vuelven de sus ma ascua y medio consumidos en la caridad, que aun mal hieJesús se apartó del pe como aves carniceras; su la chimenea; al marcharme, cha sirve de algo.
niobras a través de la cam cador, las manos extendi dolor llena la soledad, dan ya junto a la puerta de la es piña.
Esto pareció mortificarle, das, amenazantes como una do una alma la desolación, calera, recordé que sobre la dónde van esas gen hacha pronta caer.
porque en vez de responderDió tes? preguntó el Maestro. dos pasos hacia la cortesana miento ha menester del di dejado olvidados el dinero y taca que yo te dejé olvidada la idea de que un sufri mesa del despacho me había me se puso jugar con la pePedro subió sobre una pie y, cruzando los brazos sobre vino rocío de su consolación, que estaban, volví entrar petaca. Seguro del sitio en sobre la mesa, y al lado de dra y haciendo de sus manos el pecho, sin tocarla.
la cual estaba el dinero: unas Jesús se conforta. Siente obscuras para cogerlos pantalla contra el sol po. Desgraciada, dijo docuantas monedas de plata y que la dulzura vuelve a su tientas.
niente que hería sus ojos lorosamente. Cuál no sería mi sorpresa un regular puñado de perros clavó la vista en el lejano pecho; una aurora de bonLa amarga exclamación dad se desborda de su coraal ver que de uno de los leños grandes y chicos.
grupo, exclamando, po del Maestro cayó sobre ella zón; olvida los milagros vade la chimenea se desprendía Mucha calderilla llevas, como una piedra, lapidán una llama descomunal entre dijo. Para qué tanta?
nos, el bien que no ha ger violácea y verdosa, que daba Para dar limosnas. Por Insensatos!
dola. Su cuerpo voluptuo minado, el amor profanado un humo muy denso, el cual, gusto, si pudiera, daría du ¿Siguen un ebrio? so se estremeció bajo la te No, Maestro; una cor nue tela, y como sus brazos mándose al doliente mance tubería arriba, se aglomera rico. doy perros.
por la creatura, y aproxi en vez de desaparecer por la ros y pesetas; como no soy tesana.
dejaran en un brusco movi bo, le acaricia suavemente. ba en sucios borbotones ha Haces mal. Dar limosna Una sombra obscureció el miento descubierta la cara, rostro de Jesús, como esas ¿Por qué lloras, hijo mío?
cia un extremo del cuarto, y en la calle es dejarse engañar. María. gritó Jesús reallí, en un rincón, ipa poco contribuír que aumenten la nubes que súbitamente ex conociéndola.
Al sonido de una voz co poco adquiriendo consisten vagancia, la holgazanería y tinguen la reverberación de nocida descubre el joven la cia y tomando forma huma hasta el crimen. Señor!
un lago. Sus cejas se ar Entonces la impenitente cabeza, antes oculta entre na. Algo hay de eso. Pero Presintiendo entonces que ¿quién resiste al deseo de requearon y el suave luminar cortesana se echó al suelo, sus brazos; levanta los ojos de sus cabellos se transfor buscando con sus labios los al Maestro, y juntando las acaso fuese a quel fenómeno mediar el mal que ve?
un anuncio de la visita del mó en flamear terrible.
pies del divino Jesús, que manos como en suplicante Diablo, encendí un mechero Los que pensáis así sois Vamos, dijo.
se retiraba ante ella, fija la imploración: de gas y ví con asombro que enseñe ahora mismo todos explotados. Quieres que te con paso acelerado se mirada, la boca balbucean Señor, yo soy el hijo no estaba solo. Indudable los falsos pobres que te van dirigió hacia el alegre cote de espanto: de la viuda de Naim. Es mente era él; pero no se me pedir desde la puerta de tu. María, dijo por fin, tan taba muerto y me habéis aparecía como monstruo escasa liasta donde vayamos?
Pues ¡mira!
bajo que solo ella pudo oír resucitado. Qué queréis pantable ni feo animalucho; no era siquiera el burlón MeEran jóvenes que salían Lloro.
sus palabras. para esto te que haga. fistófeles trajeado de rojo: el de un festín. Coronas de he salvado de las piedras Sin esperar respuesta, apadiablo que tenía delante era gó el mechero de gas, y al rosas decoraban sus frentes de Israel?
un caballero, al parecer, finí quedar el despacho obscuy el vino reía en sus ojos, La cortesana se arrastrasimo y vestido de frac con ex ras, ví una, la mayor de sus humedecía sus bocas y haba todavía, macerando su cepcional elegancia; la barba paredes, convertida en lienzo cía tambalear sus piernas.
rojiza y el brillo casi metáli blanco, igual al plano donde que Al llegar ellos el Maes dras destrozaban: co y frío de los ojos denuncia se reflejan las figuras proyecHacía mucho tiempo que ban, sin embargo, su infernal tadas por una linterna mágitro, se detuvieron calla Señor, aqué queréis que tenía yo deseo de conocer per origen. Quien le delató vo ca.
En aquella limpia superron. Sólo un adolescente, haga? me habéis perdona sonalmente al Diablo, no pa ces fué mi propia conciencia. ficie comenzaron surgir y más excitado que los otros, do ra entrar con él en tratos ni Además, mirándole atenta moverse imágenes tan fiecontinuó la ardiente persepara pedirle favor alguno, mente, me convencí de ello, les, que el perímetro luminoY acabó como en un ge pues sé que lo primero está porque la impasibilidad de so parecía un balcón abierto cusión. Había tomado a la mido: cortesana el traje y tipasado de moda y lo segun su fisonomía expresaba cla sobre la realidad.
por Comienzo de nuevo.
do es inútil; sino por gusto, ramente que era incapaz de Empecemos, dijo el Dia raba tan fuertemente de él por capricho, y también, mo ningún sentimiento dulce y blo. Qué hay ahí?
que quedaban en descubier Jesús ha salido de la ciu vido de cierta curiosidad ca compasivo. Una mujer harapienta co, colérico: rro.
Por si acaso cuerpo delicado las piey Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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