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LA PRENSA LIBRELECTURA PARA EL DOMINGO ¿POR QUÉ?
Mas recuerdos MARGARITA POR DIEGO URIBE Este libro es un dolor cristalizado GUILLERNO VALENCIA. Conclusión LORES de mi jardín, fuentes y nieblas, Brisas, perfumes que en el aire vagan, Astros que titiláis en las tinieblas, Tibia luz de las tardes que se apagan; Árboles que crecéis en la espesura, En medio de peñones de abismos; Testigos de mis horas de ventura. Por qué me hacéis llorar, si sois los mismos. Ay! todo, todo me lastima y hiere, Todo lo miro tenebroso y yerto, Porque en mi alma se entona un miserere, están doblando muerto.
INSOMNIO GRITOS la vida te di cuanto tenía, Mi amor y mi esperanza y mi alegría, Mis sueños de poeta, mi ilusión; Hoy que volaste la mansión de Gloria Te ofrendo en el olrar de tu memoria Lo más grande que tengo, mi dolor.
Vuelvo a sentir, como la vez primera Cada hora con mi amada trascurrida, Que siempre es luminosa y duradera La huella que el amor deja en la vida; Ya es el rayo de sol de una mañana, Que rasga el seno de la parda nube, Se oye el lejano son de una campana, la neblina evaporada, sube; Bosques, llanos y céfiros y flores Al sol naciente su canción levantan.
Pasa riendo el amor de mis amores, Mis niños gritan y las aves cantan.
Al templo se dirige reverente, en un beso de amor su alma me deja.
Yo bendigo al Señor omnipotente extático la miro, ya se aleja.
Ya es una noche, retumbar se escucha El trueno, el aire los cristales mueve, Afuera el rayo con la sombra lucha, El viento agita la arboleda; llueve.
Se escucha afuera descender la lluvia; Ella se acerca mí, sobrecogida De hondo terror, y su cabeza rubia Posando en mi hombro, se quedó dormida De los dolores del acervo llanto, Ni una ráfaga llega estremecerme. Cuánto bendigo la existencia, cuánto cómo sueño mientras ella duerme. ya luciendo campesino traje Sube conmigo al coche, que la espera; Yo estimulo la yegua, y el carruaje Se pierde en la polvosa carretera.
tarde el resplandor escaso, Que se refleja en la campiña verde!
Oh las variadas tintas del ocaso ese horizonte que la noche pierde. Veladas de mi hogar, horas tranquilas, Rayos de sol entre mi noche oscura, Voz de su pecho, luz de sus pupilas, Venid, acompañadme en mi amargura. Oh, mi memoria, con amor te llevo Por tí las horas del ayer se evocan, tú nos haces saborear de nuevo Las migajas de dicha que nos tocan.
Lágrimas que brotáis del fondo herido Del corazón como la hiel amargas, Humedecer mi solitario nido En mis noches tan negras y tan largas. No os agotéis, venid, os necesito!
Venid que está rugiendo la tormenta si no viene el llanto surge el grito, si no llora el corazón, revienta. Oh de Los ojos de la carne no ven nada; Cuando triste, tendido entre mi lecho; Cuando todo reposa y me rodea Tiniebla y soledad y hondo silencio, empiezan, como estrellas en la noche, surgir en la mente los recuerdos; Abro los ojos en la espesa sombra, Exclamo presa de dolor intenso. En dónde está la idolatrada mia?
En dónde, en dónde está que no la veo?
Porque yo sé que su alma me acompaña, Porque muy cerca de mi sér la siento.
Cierro los ojos y al momento surge, Miro mi corazón, y allí la encuentro.
En III EL TEMPLO ARRUINADO Tanto he sufrido en la vida, tanto temo sufrir, Tanta herida he recibido, Tanta temo recibir Que si abrieran mi cadáver Acabando de morir, El cirujano hallaría, Mi helado pecho al abrir, En lugar de corazón Una enorme cicatriz.
ENID, oh sueño piadoso. Qué horrible, sentir nacer OG Llevadme donde ella mora, La tempestad en el pecho! haced que alumbre una aurora, Sopla el huracán deshecho Mi horizonte tenebroso.
De los recuerdos de ayer.
Dad mi mente el reposo Sienten las venas tremer Del inconsciente sopor, La sangre cual catarata; el dolorido clamor Dejando herida que mata Haced que en el labio muera, Hinca su diente el dolor. Por un instante siquiera con terrible clamor Quitad su presa al dolor. La tormenta se desata.
Masi ay. que en ola creciente Nadie la siente estallar, Miro surgir el pasado.
Nadie su clamor escucha, huye el sueño, desterrado Nace de la interna lucha Por el ardor de mi frente.
Presa de fiebre, mi mente, De una alma con el pesar. otros lugares se lanza No se ve relampaguear duda, fe y esperanza, Ni resuena ronco estruendo, Todo sigue en torno riendo, Se mezclan en confusión al alma feliz, en tanto, Con la desesperación Sólo unas gotas de llanto De una macábrica danza.
Le indican que está rugiendo. asalta la mente mía El horrible pensamiento Hiere, dolor, hiere, hiere, Dame tu hiel gota gota, Del más aciago momento De dolor y de agonía, haz que oiga siempre esa nota Del profundo Miserere.
hizo la muerte fría que Del recuerdo que no muere Que sus ojos no me vieran, Ni sus brazos se extendieran, Clava el agudo agijón, Ni escucharan sus oídos Que así en mi negra aflicción El eco de mis gemidos, Sé cuánto la amababa ¡cuánto!
Ni sus labios respondieran. sé que aún me queda llanto que aún tengo corazón. Qué pronto, muerte traidora, Hiciste con mano dura Se para el tiempo traidor, Para el corazón de luto, Que entrara la noche oscura Un siglo es cada minuto, Donde reinaba la aurora!
Pero un siglo de dolor.
Te bastó sólo una hora ¡Qué larga noche de horror!
Para tender ese velo Aún no estoy encanecido, De profundo desconsuelo Pero cansado, rendido, En que mi alma está sumida.
Me halla el sol del nuevo día. Por qué amargaste mi vida?
Que en esta noche sombría ¿Por qué nublaste mi cielo?
Muchos años he vivido.
Está mi cerebro oscuro; Yo sé que tu alma me espera, Lo envuelve por todo lado Yo sé que no te he perdido, La tiniebla del pasado la sombra del futuro.
Sé que el ave dejó el nido Por la eterna primavera.
Como impenetrable muro Sé que he de ver cuando muera Se alza la noche sombría, Realizado mi deseo, No viene el sueño ni el día.
Así lo siento y lo creo, arropa mi corazón Pero lloro mucho, mucho; Como oscuro nubarrón Lloro porque no te escucho, La negra melancolía.
Lloro porque no te veo. febricitante y mudo Su ángel el Señor llamó, Trabaja mi pensamiento; Por eso tendiste el vuelo; El corazón en tormento Te amarán mucho en el cielo Palpita con golpe rudo; Pero nunca más que yo, Cierra mi garganta un nudo, Porque tu imagen quedó á mi pecho envuelto en manto Gravada en mi pecho amante, Del más intenso quebranto tu recuerdo incesante Vuelve el dolor infinito, Guarda mi sér escondido, Vuelve mis labios el grito, Como la concha el sonido, Vuelve mis ojos el llanto. Como la luz el diamante.
Sé de bosques seculares ¡Ay, qué sombra, qué vacío, Do el ronco trueno revienta, Las horas qué largas son, Sé de la negra tormenta Siento que mi corazón Que ruge sobre los mares, Está aterido de frío!
Sé de los hondos pesares, Desde que se fué el bien mío Sé del grito de agonía.
Llevo del dolor la palma, Mas jay! que yo no sabía en la esperanza, la calma Ni sospechaba siquiera, Busco en mi negro destino, Que tanto dolor pudiera prosigo mi camino Caber en el alma mía.
Con el arpón en el alma.
IV ¡Oh la hora más negra y despiadada, En que mi amor, mi vida, mi adorada En el eterno sueño se durmió!
Brilló el sol en las cumbres de la sierra Iluminó los cielos y la tierra en mi alma anocheció.
Se han sucedido las aciagas horas otra vez en el cielo las auroras Han vuelto renacer.
Pero en mi alma do anida la amargura, Reina la sombra de la noche oscura, No ha vuelto amanecer.
EPITE mis pasos, sonoros y lentos, Del templo olvidado, la nave sombría. místicas notas tristes lamentos, Al dar en las grietas, remedan los vientos, Los vientos que soplan de la serranía.
Doquiera del Tiempo los ímpetus rudos, Se ven en las torres de tosco granito, La araña su tela tejió en los escudos, adentro revuelan murciélagos mudos da la lechuza su tétrico grito. Ay! todos llevamos un templo arruinado Allá en lo profundo del alma escondido, Que guarda las sombras que envuelve el pasado, veces abierto y veces cerrado Con llaves que sólo conoce el olvido.
Un templo que abren con mano inclemente, Las fechas aciagas, las lánguidas notas, Los suaves perfumes, la queja doliente, Los vagos paisajes que llevan la mente las solitarias regiones ignotas.
Un templo que abren las tardes sombrías Los grises celajes de un cielo de invierno, Las noches calladas, oscuras y frías, entonces cual buhos las melancolías, Revuelan y lanzan su gemido eterno.
Así cuando en medio del goce mundano El rostro se nubla de sombra cubierto, el llanto los ojos contienen en vano. Ay! es que al impulso de incógnita mano Crugieron las puertas y el templo está abierto. Hincaron tan profundo su agudo diente, Las penas en las fibras del alma mía, Que si cesan los llantos, el alma siente Como remordimientos de su alegría.
Si en medio de esta larga, contienda ruda, Brota la risa alegre, ve la mirada Surgir como una sombra pálida y muda Que me hiela en los labios la carcajada.
VI Al fin me vino quedar Después de tanto sufrir Una misión que llenar, Una esposa a quien llorar, un ángel quien pedir.
EL TELEGRAFO LIMON al mismo tiempo, y por consi dad, toda vez que sienten alguguiente estén las dos en el mis na anomalía en la corriente; 2Refiriéndose las interrupciomo estado.
bandonan la oficina se olvidan nes de esa línea, y la larga in. Cuando hay interrupción en de reponer los instrumentos al comunicación que tuvimos aho el servicio del Gobierno, puede estado normal, y así, por más ra días con nuestro puerto del ser por causa de un momentáneo Atlántico, nos dice un amigo: mal estado de la línea, que la línea se componga de un porque Con respecto a la interrup. el ferrocarril se sirve de la línea momento otro, no dan razón, ción de la línea telegráfica para del Gobierno cuando tiene la y sigue la incomunicación.
el puerto, hay mucho que des propia mala; pero cuando esto Ha habido veces en que el inscir. Por ejemplo: el Gobier. sucede, no es tanto para que el pector del ferrocarril ha notado no tiene un contrato con el Fe Gobierno quede dos tres días estas irregularidades, pero como rrocarril, en virtud del cual sin poder comunicarse con Li las oficinas del Gobierno vía el último está en la obligación món. Lo que pasa con mucha Limón no tienen inspector, side cuidarle la línea al primero, frecue acia es que los telegrafis guen las cosas del mismo modo.
y así sucede: pues estando los alambres sobre los mismos tas del Gobierno, sobre la vía pos.
tes, es claro que el inspector del de hierro, aislan la línea, o poFerrocarril, vea las dos líneas nen clavo, con la mayor faciliAnte su tumba Yo sé que aquí no estás; si yo creyera Que estabas toda entre la tumba fría, Mi idolatrada y santa compañera. Sabes tú lo que haría Al pie de tu sepulcro Como el fiel terranova moriría.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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