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ACO do el campo.
que el LA PRENSA LIBREtranscurso de tiempo qué de no cura me dijo que te viniera a No, no te digo adiós. Quién de sí mismo cartas se cruzaron entre el hijo, risá, pues la probe no cesa de Se ausenta y se despide?
LECTURA PARA EL DOMINGO ascendido teniente y nó por llamate; ya lan oleao.
Cómo puedo mi propio pensamiento, hermanas guapas, y la madre a.
Decir que no me olvide?
bandonada! En ellas estaban sus Inmóvil como la estatua del te. No se mira sin luz, y sin ambiente rror, Pepe no habló. Se olvidó de Ensueño tristezas por la separación, sus los franceses, de su compañía y mi luz son tus ojos, y mi aliento El pecho se sofoca, goces y contratiempos y sus sue. de que las balas silvaban en reLos besos de tu boca.
ños ambiciosos que ¿por qué no dor de su frente y de su pecho.
decirlo? no se detenían en general Yo soy tan sólo corazón y tú eres De pronto sin saber lo que ha Su sangre y su latido; sino en algo más gordo como, cía dijo. Vamos, Juanito, va. Cómo mi mismo corazón pudiera llegué al sol! y atónito y sombrío, por ejemplo, lo más grande de lo mos allá, y seguido del muDejar en olvido?
Entre su rubia y larga cabellera más grande de la carrera militar.
chacho abandonó el campo de Idénticas, mézcladas, confundidas Hundí mi mano trémula de frío. Cierta mañana dió el Jefe del Cual la llama y la luz, Se estremeció la deslumbrante esfera Batallón orden de marchar hacia batalla y todo correr y casi sin Nuestras almas no saben, siendo una, al ver mi audacia. me gruñó al vacío.
Valdepeñas. Imposible describa respirar tomó una pica que conSi eres yo, y soy tú, De pronto desperté. Cuánta ventura!
la alegría de Pepe. Valdepeñas, ducía al pueblo donde estaba su antes yo pensaré sin pensamiento Mi sueño no fué, no, vana quimera. madre moribunda.
señor, pero si en Valdepeñas esY veré sin mirada, Por que al abrir los ojos tu hermosura taba su madre. si era su pueblo! Al siguiente día, después de re. Que no llevar dentro de mi alma eterna Deslumbróme, y mi mano, niña pura, El alma cariñosa de mi amada.
y con gozo infantil corrió hacia corrido el campo, el Jefe del bata.
Jugaba con tu blonda cabellera.
el Coronel y sin cuadrarse ni na llón español vencedor pasaba lisJULIO FLORES da le dijo apresuradamente: Dios ta. cada nombre ya se respon.
Colombia se lo pague, mi Coronel, que lo día presente, ya herido o ya que es yo.
por fin, muerto en el campo del Por desgracia para los que con Ojos negros ello nos alhagábamos, la toma. Qué dices, muchacho. Se te honor.
ha trastornado el seso. le dijo Cuando el Coronel dijo El Te.
de Panamá por los revolucionacon extrañeza el Coronel. niente Pepe sólo el silencio res.
rios de que dio cuenta la RepúOjos negros, brillantes, ojos queridos. Nada; que muchas gracias, pondió. Allí estaba su diezmada blica, no salió cierta.
disipad las tinieblas del alma mía, mi Coronel, y que la Virgen de compañía, pero él no. Se murmuEn cambio hasta el 27 el Go.
alumbrad hasta el fondo, do están dormidos la Pilarca me lo acompañe. y raba, mejor dicho, se sabía que bierno no había podido obtener el pesar y la eterna melancolía.
cchó correr para alistar su durante el combate había aban ventajas sobre las fuerzas revoA la luz de esa llama deslu rubradora compañía.
Incionarias, y la situación era se fascinan mis ojos enrojecidos, Más ¡ay! duró su gozo lo. Desertor y por lo tanto memás favorable para éstas que pa.
quemadme en esa hoguera devoradora, perfume de una flor. Estaban rece la muerte. añadió tras ra las de Albán.
ojos negros, brillantes, ojos queridos.
dos leguas de Valdepeñas. Pero corto instante el severo Coronel.
Véase lo siguiente que el corresAunque se calcinaran mis ateridos ¿cómo ir? El enemigo preparaba labios, los acercara junto al sedeno el ataque al batallón y la me probaron.
Todos inclinaron la cabeza. ponsal de El Heraldo en Puntarenas comunicó ayer: de esas largas pestañas, donde escondidos dia hora se romperían los fuegos.
Al caer la tarde de ese mismo Desde el 25 hánse sucegeniecillos aguardan la hora del sueño.
No podía abandonar su puesto. día mientras se pcultaba bajo la dido combates entre fuerzas Su madre era lo que lo preocupa tierra que lanzaba el sepulturero comandadas por Albán en Mis labios se marchitan hora tras hora, ba. La pobre se angustiaría por un humilde férretro allá en el poporque no os dan un beso; y enardecidos os dicen que sois bellos como la aurora, que en el pueblo sabían ya que bre camposanto de Valdepeñas, persona y parte del Ejército ojos negros, brillantes, ojos queridos.
el batallón de Pepe estaba atronó el espacio cerrada descar de Díaz, que vino dos leguas, y al oír el cañoneo no ga y cayó Pepe el desertor fusila rra de la Chorrera Empetie por Disipad las tinieblas del alma mía, dudarían de que ellos eran los do por las balas de sus compañealumbrad hasta el fondo, do están dormidos que peleaban con los franceses. rador y de ahí Colón el pesar y la eterna melancolía, 19 Stojos negros, brillantes, ojos querid us.
nada, que no podía ni avisar. PeA. CALCAÑO HERRERA, reforzar los revolucionaMIGUEL ORTEGA ro įsi lo mataban sin haber dado 90 el último beso su madre? Varios. Estos continuaban el mos, el trance era duro, pero pri HASTA LUEGO 27 posesionados del puente mero el honor y después lo que el Barbacoa, no obstante los LA PRENSA LIBRE burda pero limpia como las hos. corazón quisiera.
No es un adiós el que mi voz te deja, repetidos ataques de los tias que había visto en las manos Al poco rato se oyeron los pri Llorosa, vida mía, godel Padre Bruno, y entró en las meros tiros y los pocos segun Que adiós es la tristísima palabra biernistas en número cinco DIRECTOR filas de la comisión con las lágri dos nutrido fuego envolvió a los De la ausencia sombría.
ANTONIO ZAMBRANA combatientes. Era de ver Pepe Que adiós es el sollozo que se arranca veces superior a los defenmas en los ojos.
Del corazón herido, sores del ¡Ah! que no creyeran aquellos al frente de su compañía. Aquello puente.
Administrador hombres que el lloraba de miedo. era valor. Aquello sí que entu Que adiós es el saludo de la suerte, El Liinari encontróse A, Lomónaco ¿Miedo él. Miedo Pepe, el musiasmaba los soldados.
La cifra del olvido.
Acababa Pepe de saltar un cer iNo, no te digo adiós! Para nosotros con Almirante Padilla chacho más arrogante de la alPEPE cado y de gritar Abajo Napo Palabra tal no existe; dea? Vaga, hombre, que se lo fi león y viva España! cuando lo La boda de las almas es eterna, convoyando otro buque.
guraran. Ya lo verían. Ya iba a agarran por la manga y volteán Cuando amor las asiste.
Generel Foliaco con 400 La Patria exigía y no había saber hasta el Ministro de la dose halló con quién, con Jua. lo que llaman en el mundo ausencia, hombres venidos abordo del escapatoria; servir ya que no Guerra quién era Pepe y cómo nito, el corre vé y dile de Valde.
tenía como pagar uno que lo machacaba con morrión y todos peñas, el chiquillo más atrevido para aquellos no son que al fuego vivo Pinzón, notificó el 24 sustituyera. dando un beso a las cabezas de los franceses coy servicial de las Españas y de De los labios impresos, los cóasules que debían desu madre, se acomodó en los mandados por Pepe Botellas. todas sus dependencias. Cualnosotros sus almas desposaron Pasaron seis meses y en este hombros el morral, lleno de ropa. Pepe, tu mae se muere y el se En álamo de besos; socupar Colón sus connaros.
FOLLETIN EL PADRE TRISTAN DE JESUS Después sonrió dulcemente. y salió de la estaneia.
Un cuento POR ANTONIO ZAMBRANA llas junto la silla del padre, tomando las Es posible, Tristán mío, que scas tan rencoroso. dijo, entre blandos sollosos y reclinando la cabeza sobre un hombro del sacerdote; parecía una Magdalena superior cuantas han soñado los pintores.
Tristán, con suave firmeza, apartó de sí la señora, y poniéndose de pié, se colocó cierta distancia de ella. De demencia, si no es una burla miserable inmerecida, parece esta escena, dijo con voz queda pero vibrante. El orgullo, cuando no el pudor femenino, debe hacer usted abandonar su actitud y su lenguaje. Mi dignidad, no es ya de sacerdote, sino la de cristiano, la de caballero, basta para hacerme superior a esas vulgares tentaciones. Es posible. añadió con tristeza, que la Leonor que yo conocí, haya descendido de ese modo Los dos estaban ya de pies, alguna distancia uno de otro. Cuando la pasión es poderosa, todo lo avasalla. Dijo Leonor, cubiertas de rubor lasmejillas y bajando la frente. Miinexpediencia más que otra cosa me condujo al matrimonio con ese viejo que detesto. Un momento de calma, señora, dijo entonces Tristán, algo he decir, y nuestra conferencia, expuesta malos comentarios, si fuera sorprendida por el señor Da Ponte por alguna persona maliciosa, debe ser muy breve. Obedecemos casi siempre al caer en pecado, más la fantasía que al sentimiento; nada hay tan mentiroso como la tentación. Que es lo que usted apetece en mí? Mi carne no puede ser más miserable.
Con un movimiento rápido ajustó su sotana al cuerpo, mostrando bien su ridícula escultura. Una señora digna, rica, colocada en lo alto de la sociedad, con marido que puede apreciar si no querer, con mil empleos encantadores para su actividad inteligente. por qué ha de encerrarse en el círculo de los deseos abominables, y con respecto mí incomprensibles que usted se entrega. Tentación irresistible llamará usted la suya, cuando hasta la evidencia la combate. El hábito de la sujeción esos apetitos de la sangre no exije más que un corto tiempo de resistencia para quedar vencido. Ha medido usted el abismo en que quiere arrojarnos. Adulterio, sacrilegio, cobardía. todo por una torpeza en realidad. Nuestras vidas, que pueden ser ambas noblemeute empleadas, arrojadas de ficción en ficeión, de engaño en engaño, de hipocresía en hipocresía, al fondo de un abismo que no puede imaginarse sin espanto. Adiós las mañanas frescas y hermosas, las tardes apacibles, las noches de majestuosa serenidad, para los que viven en fiebre de la culpa y en los derriscade ros de la eterna mentira. todavía no le he hablado usted de Dios, de Dios que nos oye y que nos mira ¿No tiene usted vergüenza por él. Como. La avergonzaría usted que la viera en los brazos del pecado cualquier rapazuelo sucio de los que juegan con el lodo de la calle. y no la avergüenza la mirada de Dios, que en este mismo instante le está mostrando en el espejo de su conciencia el camino de la única verdadera dicha, así en este mundo como en el que no ha de acabarse, como en el que ha de durar eternamente. Oh hermana mía. añadió el Padre Tristan, tomando entre las suyas las manos de Leonor, amémonos con amor de cristianos, que no tiene vértigos, pero que no tiene náuseas, que no tiene ensueños, pero que no tien despertar amargo. La confesión ha concluído, no hay penitencia por hoypcada vez que tenga una visión persistente que le haga amable la mentira, acuda en seguida al confesionario.
Yo realizare su curación, ayudado por nuestro Señor, dijo haciendo con losdedos, y besándola, la señal de la curz, La finca que había ido examinar el señor Da Ponte no fué de su agrado. No pensaba él en buscar una fortuna nueva, ni siquiera en aumentar lo que tenía, sino que era de los hombres que no saben estar ociosos, y no siendo aficionado libros ni las artes bellas, buscaba en la industria lo que otros en museos, teatros y bibliotecas; empleo para su actividad mental. Se decidió al cabo establecer en la ciudad de su residencia una fábrica para estraer la grasa de los frutos del cocotero, que abundaban por allí, y que hasta entonces se habían exportado para los Estados Unidos con destino esa industria. El primo, quien preocupaba únicamente el estar cerca de la prima, se presto de buen grado gobernar los obreros del establecimiento.
El joven se había educado en Inglaterra y era en ese concepto muy adecuado para el caso: entendía mucho de fábricas y de partida doble; pero su carácter era demasiado duro imperativo, y tuvo pronto diversas dificultades con los obreros, a pegados preccupaciones y altiveces que lo irritaban lo sumo. lo que más lo sacaba de quicios era que para ellos, en toda cuestión, en toda diferencia de opiniones, en toda dificultad, la autoridad suprema era el padre Tristán: y Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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