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2. EL ORDEN SOCIALla paz Aumentan la solemnidad del culto 89 lámpa desmembraciones, nuevas sectas; que la estaras doradas, sostenidas por cuernos bronceabilidad de la Iglesia católica desde el año uno de su existencia hasta el año de 1895 de la dos y siempre encendidas, cuyas luces se entremezclan con los rayos que el sol despide era actual, no ba vacilado, alterado, sino aumentando su firmeza, esplendor y extensión.
desde lo alto de la cúpula Ubi Petrus ibi Ecclesia. Donde está San Pe.
Al bajar las escalas nos encontramos con dro allí se encuentra la Iglesia de Cristo, y un Pontífice en oración; parece vivo y quien San Pedro está en Roma, en su Catedral esno lo sabe podría creerse en presencia de un tá su mausoleo, y son sus sucesores los ponPontifice verdadero. Es la estatua del Papa dral está sentado sobre su trono pontificio el tífices romanos. Allá en la suntuosa CatePío VI, arrodillado y absorto en meditación.
Cánova es el maestro de esta obra. La con pescador de Galilea; la estatua es de bronce; pero los piadosos peregrinos, quienes al pafesión de San Pedro eetá adornada con már sar besan reverentes su pie, le han gastado moles preciosos, estatuas y mosaicos.
con los repetidos actos de culto y veneración, Fuera del Santo Sepulcro en Jerusalén una parte del pie derecho; el dedo mayor faly la gruta del nacimiento de Cristo en Belén, ta por completo. Es esta estatua del siglo no existirá santuario tan concurrido, tan cé quinto; tiene, luego, más de 1300 años y es lebre y tan justamente renombrado como la Imitando el ejemplo de los peregrinos le paregalo de uno de los emperadores bizantinos.
tumba del jefe de los Apóstoles. En Belén gué el tributo de veneración, y hecho esto sacelebramos el origen de nuestra religión sa lí de la Catedral y me encontré con el aire becrosanta; en Jerusalén su propagación, en néfico del cielo italiano.
Roma su centro estable. Millones y otros Desisto de subir al techo de la basílica millones han rezado aquí, han tocado este como lo suelen hacer los viajantes; menos aun suelo sagrado con sus rodillas, han pedido me atrevo imitar la idea del infeliz rey de Dios por de la Iglesia y la paz para los Baviera en cuya mente cupo la extrañeza de pueblos. Este lugar invita la oración, y sin querer subir la ancha escala caballo y en sentirlo estaba yo de rodillas también, con la coche; cosas realizables, sí, pero sólo propias mente penetrada y convencida de los augusde un mentecato o de un inglés esplinado.
tos misterios y grandezas de la fe católica. Buscando hallé mi cochero, quien mienAquí se ora con devoción, aquí no tiene ca tras tanto babía despertado del sueño. Se bida la distracción mundana; el ojo ve la pá despertaría con violencia, porque estaba lida lumbre de las lámparas que como estre echando expresiones peores que nuestros ajos llas le rodean; la bóveda encima semeja el fir del idioma español, y el furor de su boca y mamento en altura y brillantez. El trono de su chilillo se dirigían incensantemente contra San Pedro se extiende delante de la vista y un vecino cuadrúpedo que con menos sueño parece que ya está juzgando las tribus de y más hambre se había aprovechado de la Israel. Aquí es donde el peregrino siente la oportunidad y comido el heno que tras nuesgrandeza de la unidad cristiana.
tro coche estaba en depósito para el esfuerzo Infelices hermanos nuestros los que se han de nuestro caballo. Pobre animal de cuaseparado de la grey de Jesucristo; deberían resma! otra vez tiene que correr hambriento reflexionar sobre la palabra de San Agustín y cansado las largas calles de Roma, para que inculca la necesidad de la fe y añade que dejarme en mi asilo; la comida provisional se requiere unidad en las cosas necesarias, del látigo le hace llegar al lugar de su oblilibertad en los demás asuntos y la caridad en gación. Dios quiera que de los cinco frantodo lugar. In necesariis unitas, in dubiis cos que me ganó el cochero, uno haya sido libertas, in omnibos charitas, que piensen en invertido en reponer las fuerzas quebrantaque la Iglesia de Cristo no es de ayer, ni del das del rocinante! Con esta súplica me dessiglo XVI, sino de los tiempos apostólicos; pedí del cochero, y él riéndose de mi compaque la corrupción de ideas, que como germensión, cogió el látigo, lanzó nuevos vituperios y gusano roe los sectas anti católicas, prome. contra la infeliz bestia, establa un galope y te corta duración aumentando divisiones, desaparece mis ojos.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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