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Suplemento El Orden Social No. 262 Cartas una señorita colegiala Estimada amiguita: Me refieres que hay por ahí quien ha tenido la groseria de pretender convencerte de que el hombre la mujer, aunque sea unut delicada señorita como tú, son animales como los demás, sólo que tienen el cútis más fino, la posición recta y el hocico menos pronunciado (sie. que pretende, en fin, sentar como verdad Grme que la humanidad tovo su principio ni más ni menos que en un mono con su cola y todo, pero que luego perfeccionándose, paso a pasa, perdió la cola y adquirió algunas otras menudencias, como el habla por ejemplo. una friolera! Pues lo curioso es que el charlatán, digo sabio, que enseña eso en su cáte Ira, lo hace por pchárselas de despreocupado, no admitiendo el hecho tan sencillo, tan natural, fan filosófico, de que el hombre fué formado hombre por las manos de Dios, como el mono fué formado mono y así los demás animales, con la única diferencia de que al hombre le quiso hacer animal ratcional, es decir dotado de cuerpo y espíritu, y al bruto ro lo hizo mas que animal. es decir, cuerpo sin alma espiritual. por no admitir esa verdad clara y luminosa, acorde con el buen sentido, con las más nobles aspiraciones del género humano y con sus tra diciones más respetables, ándase, como otros tantos majaderos, tejiendo ignominiosas geneologías ideando selecciones y transformaciones, y tanta y fanta variedad de disparates, que si la le los propusiera no nos dejarían los católicos por donde cogeroos de bobos y mentecatos Pero vamos plantear esta cuestión en términos claros. Es cierto o no que el hom tre procede del bruto y sea por lo mismo bruto como él: Veámoslo.
Si el hombre no es más que una transformación del mono, como enseña el sabiondo que pretende engañarte, cuándo, cómo y en qué circunstancias se verificó esa transformación. Por qué los monos de hoy monos nacen, monos se quedan, monos mueren y monos los entierran, sin que ninguno de ellos ni por asomo de muestras de que se halle en camino de transformarse en homlire, nisiEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.