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EL ORDEN SOCIAL sus esfuerzos; la piedad del hijo truído por sus dulces lecciones de Pues ven y sigueme.
igualó bien pronto la piedad de la Ud. y sobre todo movido por sus En efecto van juntos al apos nmadre. Llegó el día en que debía buenos ejemplos, yo anaba la re to del joven: llaman, se abre la hacer la prim ra comunión ¡Ohligión, practicaba sos deberes con puerta y el padre se para en el con qué recogimiento, con qué franqueza y hasta hallaba en ello umbral.
piedad angelical se le vió acercar mis de icias Sobre todo fuí dicho. Oh, hijo mío! dice sollozan se al altar! La dulce alegría del so, en la época de mi primera do: qué doro es para un padre el cielo bril aba en su frente, y la Comunión y en las que bice has. acusarse delante de su hijo! Si, grimas de dicha saltaban de sus la que se me abrieron los ojos. yo soy culpable y uo gran culpa ojos. Desde ese día su lervor bizo ¡Oh! no se horrorice Ud. al oir ble: tu madre me lo ha referido aun más rápidos progresos. de inis labios estas palabras todo; más no acuses mi fe, pues Mas la edad jay! tan crítica Es que reflexionó y volví re. se ha conservado pura y entera de los dieciseis o diecisiete años, flexionar Madre mía, yo la quie en mi corazón. malditor respeese joven empieza a cambiar, y ro Ul con to lo mi corazón, to humano me ha impedido forno tarda mucho en abandonar en mas Ud no es ya mi modelo. Yo mar mi conducta con mi creencia, teramente la frecuencia de la deseo imitar mi padre. Todos le ¡Ah! no había jamás pensado que ig esia y la recepción de los sa respetan, le aman, le buscan, y mi ejemplo debiere ser tan funescramentos ¡Qué alarma, que des sin embargo él no practica la re to Mas job hijo mío! la lección consueto para la pobre madreligión como Ud. Porqué, pues, es demasiado fuerte. Tá mo rės.
Esta trata de descubrir la causa no debería yo ser semejante él, tituyes la religión, la virtud.
de tan triste inesperado cambio, más bien que Ud! Por otra tú acabas de iluminarme y de de pero to ins sus investigaciones re parte mi padre es instruído y le volverme el ánimo. Ven, yo sultan inútiles. eso que el bijo creo incapaz de obrar en contra también te restituiré la piedal.
de su corazón no frecuenta malas de su conciencia; luego bé aquí. abrázame y perdóname. Cuál compañías, ni lee libros peligro porqué quisiera, sin alarmarla a era tu confesort Oh! quiero que sea tamsos. Ti aspasado de dolor, en Ua, verir ser poco a poco se bién el mío. Vamos a hacerle tra un dia en el cuarto de su hijo, mejante mi padre.
juntos, to la confesión de tú tlay allí, dando libre curso sus lá. Ah! hijo de mi a ma, excla queza, y yo la confesión de mi grimas, le ruega encarecidamente ma la madre, becha un mar de crimen no le tenga por más tiempo ocul lágrimas ¡Qué revelación acabas Al instante fueron juntos al trito el porqué de ese cambio tan de hacerme. Qué puñalada le bunal de la Penitencia y la piedesconsolador que se ha obrado has dado a este pobre corazón! dad de aquel hogar no se desmiMas no quiero reconvenirte, sólo tió més en lo sucesivo Per, madre. responde el te ruego que me esperes por brePadres de familia. leel, com joven admirado. Uil. se a arma ves instantes permaneciendo en prended, meditad y obrad inútilmente. Yo soy siempre el tu cuarto.
mismo: yo sigo amando Ul.
Después de estas palabras en LA BIBLIA con a misma ternura de antes. Hijo mio, replica ella suspi habitación de su esposo, quien Obra publicada en inglés por Town end, trecortadas, elle sale y corre la y otras literaturas antiguas en el siglo XIX rando, tú finjes no entenderme: yo no me quejo de tu amor para de dolor. Procura éi calmarla y spanta con sus sollozos y gritos Profesor de la Universidad de Buston conmigo. Mas Dios no puede conocer el secreto de sus lágri Traduccion para El Orien Steigt for atawa quejarse de ti. Ah! dime pormas. Mas la ai gidísima mujer no qué his cambiado para con éi. Continua puede articular más palabra que. Pero, male. Sus enseñanzas, como lo sabe Hijo mío, tú no puedes enMah! jah! amgo mío!. itu hi cada lector, son uniformes. La Bi.
gañarme sobre esto, tú no puedes brazos se le prodigan socorros jo. y cae desmayada en blia nos dice: que las influencias engañarte tí mismo ¡Oh! en sobrenaturales, así en las naciones nombre de todo el amor que te muy pronto y se logra que recobre su sentido, toma ella un poco obras, solamente están en as ma como en los individuos, y en sus Tengo, en nombre de toda la ferde fuerza y refere llorando y somra con que te quiero, dime, dil ozando la escena que acaba de nos del Ser Supremo Infinito, me el secreto de tu corazón.
destrozarle el corazón. esta requien todo lo bie na con equiEl joven baja la cabeza y guar. lación inesperada el esposo que la dadl El poder y el terror están da silencio; la madre redobla sus inmóvil de estupor. Acto continuo la concordia en las alturae: Mira en mano de aquel que mantiene lágrimas y sus ruegos; en fin el sus lágrimas saltan en abundancia hijo se ablanda, se enternece.
que ni aun la luna misma tiene. Ndre, le dice, ya que Ul. Oh esposa mia! exclama: resplandor, ni lxs estrelas son lo exige, yo no le ocultaré nada; dónde está mi hije?
limpias en su presencia. Job.
no, nada le neu taré Ud. Ins Lo he dejado en su cuario. XXV 2, palabras sun de uno en él Dar Dar sus Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.