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Anarchism

CA. EL ORDEN SOCIAL Amos los unos los otros ca que su nombre apareciera en cintas pendientes de dicho ca al recibir a la niña puestos honrosos; y si última rruaje y el grandioso séquito y al encontrarla tan bella, mente la vimos ocupar la Presi que acompañaba a la finada la dieron su protección, dencia de las Hermanas Tercia su última morada indican el al. sin consentir que volviera rias de Francisco sabemos to aprecio que toda la Sociedad pedir auxilio alguno muy bien, que siempre se con Cartaginesa le profesaba. llorando de puerta en puerta.
sideró indigna de tal honor, co Reciba la apreciada familia mo lo atestiguan las varias ve. de la finada el más sentido pé. Qué dulce es la caridad!
ces que puso su renuncia.
same y nosotros los católicos roBenditas gentes aquellas Durante su enfermedad, aun guemos a Dios por el eterno des.
que calman con sus afanes que corta pero terrible, no bro. canso de su alma.
el rigor de la miseria; taron de sus labios sino pala Requiescat in pace. Amen.
bras de resignación la volun.
que le dan un lecho al pobre para que abrigarse pueda tad de Dios, alternadas con de pasar desamparado santos consejos que daba como LA CARIDAD noches que le son eternas.
en testamento ora uno, ora Benditos aquellos seres otro de sus predilectos hijos, hasta que asistida por dos saCerca de la media noche, que los huérfanos consuelan, compartiéndoles su hogar cerdotes y rodeada de toda su en una calle desierta, cuando llaman sus puertas, familia quedo dormida en tran sin un rayo de esperanza, salvándolos del abismo quilo y plácido sueño, pues así bajo un cielo sin estrellas, que su estado los lleva.
fué su muerte.
entre el zumbido del viento Cuánto sintió la ciudad de y el bramar de la tormenta, Cartago tan triste aconteci una niña de trece años, Tiene el progreso social miento se deduce por la mues candida, inocente, bella, la caridad por lema, tra de dolor que dieron sus ha sin ropas que en tal momento y son los que la practican bitantes. El Sr. Cura, asisti bien abrigarla pudieran; gloria y honor de la tierra.
do por los Capuchi teniendo en tan triste noche, DE PEZA.
nos y demás clero de la ciudad, y efecto de la miseria, fueron buscar el cadáver, cum sobre la desnuda espalda NOTAS pliendo con todo su rigor lo la mojada cabellera, prescrito en el ritual romano lloraba pidiendo amparo El periodista Juan de Be. iqué hermosos y solemnes son en el umbral de una puerta. con, que reside en París, ha vilos entierros, según lo manda. Abridme, por Dios. decía sitado la hija mayor de Ferrer, nuestra Madre la Iglesia Cató con una expresión tan tierna, que vive en la misma capital, y lica, Apostólica y Romana. y que revelaba en su acento por ella supo que la madre de en llegando a la iglesia de San la amargura de su pena.
ésta, esposa divorciada del imFrancisco se cantaron las vigi Abridme. que tengo miedo; penitente anarquista, se ha calias y misa como de costumbre, mirad que la lluvia arrecia sado hace poco en Rusia.
asistiendo ella un número muy y sopla el viento muy fuerte, La expresada hija de Ferrer, considerable de fieles de la ciu. y está la noche muy negra.
llamada Trinidad, se encuentra dad como también de sus con Abrid me, no consintáis en la más triste miseria. Aban.
tornos.
que desamparada muera. donada por un hombre que la En dicha iglesia, en el día 18. Quién eres? pregunta engañó, gana escasamente dos la Tercera de Francis entonces pesetas diarias, cuando traba co, celebró solemnes funerales desde dentro una voz hueca. ja, y el 12 de este mes tenía en por el alma de la finada. la niña, sollozando el hospital sus dos hijos, enPara terminar solo diré, que en medio de su tristeza, fermos de difteria. El periodista nunca habiamos presenciado los calma al instante su llanto, termina así su relato, refiriéncartagineses un entierro tan so y ¡Una huérfana. contesta. dose Ferrer. Un apóstol de la lemne y majestuoso. pocos momentos, vióse educación de la juventud que El coche fúnebre cubierto de que abrieron aquella puerta emplea su fortuna en crear esrecuerdos de parientes y amigos donde la niña lloraba cuelas en que se aconseja el cri.
y rodeado por las niñas de la alzando sus tristes quejas. men, y lleva su altruismo hasta mencionada Escuela Católica Las gentes que allí vivían, el punto de olvidar la miseria en sosteniendo cuatro hermosas trabajadoras y buenas, que perece una de sus hijas. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.