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EL DIA os Sábados GOD.
AMARGURAS El Cura de Atenas LA SORTIJA III Tampoco Luisa sabía lo que Davenel, radiante de gozo, El anciano noto que su comhabía sido de Davenel. Quizás besó la mano de su amiga.
pañera de viaje tosía, instin al principio se habría enterado tivamente se levantó para alzar por los periódicos de la brillan Abriose la portezuela y acto EL DIA DIRECTOR por completo el cristal de una te carrera de su amante, del Rafael Alpizar contínuo bajó del coche una de las ventanillas.
hombre en quien su familia no había tenido fe porque era posombra, que se volvió varias de diciembre de 1902 Una voz suave y armoniosa murmuro: bre. Tal vez suponía que, poveces y después desapareció entre la muchedumbre. Gracias, caballerol.
seedor de grandes riquezas, se habría creado un hogar que le el anciano prosiguió su Davenel se volvió bruscamente.
proporcionaba todo género de camino hacia París, hacia su Aquella voz no le era desbienandanza. No acababa de solitario hogar.
conocida.
ver en la estación cómo le col Pero lloraba como un niño, maban de caricias unos niños considerándose tan dichoso co Dispenseme usted, señora dijo por no haber alzado que le acompañaban?
mo en otro tiempo, puesto que antes el cristal. Qué cambio al cabo de tanle constaba que los dos sabían ahora que durante cincuenta ¿Quién no probó la hiel de un desengaño, La viajera no pudo ocultar tos años! No obstante, se haun movimiento de sorpresa y, bían reconocido, habiendo bas.
años habían permanecido fieles En la primera vez que soñó amores?
un tanto emocionada, guardó tado para ello una mirada, una sus juramentos y sus re¿Quién el prado que Abril pobló de flores, el más absoluto silencio.
cuerdos.
No vió lleno de nieve al fin del año?
palabra cualquiera. pesar de la obscuridad Enrique de FOLEY Cada nuevo placer nos deja un daño; Davenel se armó de valor y que comenzaba reinar en el Cada esperanza nace entre temores; dijo: coche, puesto que la noche se sen. ejando un sol por sus fulgores. He deseado siempre que venía encima toda prisa, los Cada nueva ilusión es un engaño.
fuera usted dichosa!
dos viajeros se observaban muSi es este mundo no ofrece dicha alguna, tuamente. Yo también con respecto usted. Hay quien llame a vivir dichosa suerte, De pronto, sin decir una pa quien juzgue al nacer como fortuna?
labra, la desconocida se quitó De pronto rasgó el aire un ¡Oh vida. Nada temo por perderte!
el velo y descubrió su arruga silbido estridente.
Quien vino de las sombras la cuna, do rostro, en el cual se refleja. Me quedo en PoitiersQue las sombras se vuelva por la muerte, ban todavía vagamente los ras dijo gravemente la viajera.
gos de su antigua belleza.
JUAN ne pros Peza. Sí?
Sin extrañeza hemos visto Davenel se levantó, y con Luisa bajó la cabeza. los rudos injustificables ataacento conmovido exclamo: El corazón de Davenel co ques que se hacen este digla multitud y el tren partió. Luisa. menzó palpitar con rapidez no sacerdote en La Prensa precipitadamente ¡Sí, soy yo!
extraordinaria.
Libre.
IV II ¡Aquella mujer iba sepa.
Que ciertos elementos poL tren de Burdeos dridos del disociador régimen Davenel miró la señora En lejanos tiempos, aquellos rarse de él, tan pronto, sin darParís acababa de en que le acompañaba y que, dos seres se habían amado con le tiempo para preguntarle. pasado odien y persigan y cadelirio. Cuestiones de familia trar en la estación parecer, dormía con un libro De pronto se apoderó del lumnien a los hombres honra.
de Angulema. La parada no entre las manos. Un velo le oimpidieron su matrimonio, con dos y enteros que han sabido anciano un deseo invencible era más que de cinco minutos, cultaba el rostro, lo cual no grandísimo pesar de los dos de saber a toda costa cuál ha cumplir con sus deberes de hiamantes.
fué obstáculo para que el any había gran movimiento en jos de este suelo querido, bía sido la suerte de la mujer despecho de las persecuciones el andén.
Luisa sufrió una gravísima ciano notara que, como él, teenfermedad, mientras Entre la multitud destacábaá quien tanto había amado.
Dadel despotismo, es tan natural nía la cabeza completamente que venel, loco y desesperado, parY Luisa tuvo, sin duda, la como lo es que los reptiles se un grupo que, acompañado cana tió misma idea, puesto que predel jefe de estación, buscaba para odien por instinto a las águiDavenel cerró los ojos y se pués, durante cincuenta años, guntó: el extranjero. des las.
sitio en uno de los coches.
puso meditar.
Media docena de niños, uno no había vuelto saber nada Es su hijo de usted ese LO que pasa en la hermosa de ellos mayorcito, y una mujer ¿Volvería al año siguiente el uno del otro.
joven mayorcito que le había villa que lleva el tan sugestivo rodeaban un anciano, de luen blación de donde acababa de primido. En aquel momento pasar una temporada en la poDavenel tenía el corazón o acompañado la estación? nombre de Atenas, pasa en ga barba blanca No, señora. contestó Da muchas otras localidades: la partir?
renacían en el todos sus re ¡Por aquí, por aquí. Ahí venel temblando. No tengo basura no se resigna ir al los setenta y ocho años, cuerdos con tanta precisión co estará usted muy bien!
hijos. He permanecido soltero basurero.
hay motivos sobrados para te mo en el primer día, recuerdos. No, más allá!
encantadores mer la muerte.
toda mi vida.
y dolorosos Que el señor Presb! Rodrípor. En ese coche no hay más los cuales había transformado Luisa le miró con insisten guez esté tranquilo; es él deDavenel había recorrido el que una señora! gritó uno de masiado conocido y justamensu existencia, destruído su felicia, como para darle las gra los niños.
mundo entero y residido mucias. Estaba demasiado emo te estimado dentro y fuera de Suba usted ahí, Sr. Davechos años en América, donde cidad y permanecido soltero, desdeñando casi todos los gocionada para hablar.
su diócesis para que desaho.
nel dijo el jefe de había emprendido inmensos ces del alma.
El tren entraba en la estagos destituidos de verdad y de Los empleados cerraban las trabajos de canalización y de construcción de ferrocarriles. miraba con indecible emo ción y la multitud se apiñaba cultura puedan afectar en lo portezuelas, y el anciano, que mínimo su limpia hoja de serción aquella mujer quien en el anden ya había subido al coche, se Todo el mundo conocía vicios de sacerdote correcto y tanto había amado, convertida Danevel se puso interrodespedía de sus acompañantes, aquel célebre ingeniero, hijo desinteresado patriota.
en un sér cargado de años, lo gar entonces a su compañera asomado a la ventanilla. de sus obras, que fuerza de Quien, como nosotros, conozmismo que. Hasta el año que viene! trabajo había llegado ser uno ca al Padre Rodríguez, no de No se atrevía dirigirle la Pero Luisa se limitó qui jará de admirar sus méritos. Sí, sí. Con tal de que de los primeros constructores palabra, temeroso de sufrir de tarse el guante de la mano izme cuente entre los vivos. Soy contemporáneos.
que son muchos indiscutimasiado al enterarse de su vi quierda, que, una vez desnuda, bles, ni de estrechar con gusto ya tan viejo. Davenel no tenía hogar, ni da, después del terrible drama tendió a su antiguo amante. aquella mano franca de verda No, no; es usted joven to hijos, ni esposa; su familia conde la separación La mano izquierda es la ma dero amigo en todas partes y davía; es usted eterno.
sistía en sus sobrinos, con los ¿No valia más la ignorancia no del anillo de boda, y en los en cualquier circunstancia, El silbido estrindente de la cuales iba a pasar todos los a completa de cuanto en cierto dedos de Luisa no brillaba sor Lo que más vale es siempre locomotora sofocó el rumor de una larga temporada.
inodo trataba de descubrir? tija alguna objeto de la envidia, y los erE de viaje CÉSPEDES MORA ofrecen al público este reconocido estudio fotográfico, garantizando el trabajo como lo me.
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