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EL DIA Es LA MUJER me.
Una niña ahogada tración de la Calle del Temple. La Primera Sonrisa. no sé EL DIA DOMINGUERO Por la tarde al entrar en el obliga a descubrir lo que desea en un arco, que más tarde esta hotel. vió al portero con una ha tener mny acnlto.
rá cubierto de hojas y el públic carta en la mano. Fué coLe dió un papel y se dejó co que lo lee ofrecerá esa coroSan José, 17 de julio de 1904 gerla y oyó que aquel decía: caer sobre el diván.
nai su energía inteligencia.
para la señora.
En el semblante del barón se Joaquin BARRIONUEVO ver!. exclamó, no pr. operó uo cambio completo tan diendo contenerse. examinó pronto como hubo leído las pri rápidamente el sobre La letra meras líneas. La carta estaba esera clara y acusaba un pulso fir crita por una joevn, seducida Corresponsales El sello de la administra por él tres años antes y abando.
ción de salida decía: Paris. nada en unión del inocente ni.
Solo como la palma del desierto; Solo el hombre los labios calcinados Calle del Temple.
ño, fruto de aquel capricho De Santa Bárbara Mudo como la sombra del abismo; No mojaba en la copa de la vida Súbaia usted enseguida. moroso, cuando comenzó a ha Triste, como la noche del recuerdo; Volando por la selva florida exclamó el barón, devolviendo cer la corte su prima. La infe.
Vago como la sombra del vacío; La luz fecundadora la carta y dirigiéndose a sus liz mujer colmaba de bendicio.
Arbol sin hojas, De la eterna vida, habitaciones por la escalera prin nes la baronesa por el último Astro caído, Inundaba los mundos virginales cipal, mientras el portero atra socorro que de ésta habia reci.
SESOR ADMINISTRADOR Tal era el hombre en la primer mañana, Como ola de celeste melodía.
vesaba el patio para subir por bido, y sobre todo, por haberle DE El Día Sonámbulo del sueño del destino.
Los astros al girar en el espacio, la del servicio encontrado una ocupación que San Jose Efluvios de la luz fecundadora, Ardiendo de amoroso des varío, Diez minutos más tarde, al le proporcionaría recursos sufiAroma de los gérmenes divinos.
Le enviaban con un ósculo de fuego presentarse Carlos en el boudoir cientes para asegurar su bienes. Muy Señor mío: Estrofas de dulcísimas salmodias, De sus entradas el caliente fluído: de su esposa, vió reflejada en el tar y la educación del niño. Como en mi anterior telegrama Rumores de los bosques y los ríos; El hombre mudo semblante de esta una grandísi Terminada la lectura, cayó ofrecí Ud. detalles de la desgraCoro inefable Como el vacío, ma contrariedad.
de vodillas ante su angelical es cia ocurrida en este lugar le diró De inmensos himnos, No entendía el lenguaje de las almas, Cambiaron breves y cariño posa, estrechando las manos que lo siguiente. El día 14 de este Como un presentimiento de su gloria, Arropado en Ins sombras de sí mismo. sas frases, y de pronto dijo el ella le abandono, pidió perdón mes como a las 12: todos Brotaba alrededor de su cainino.
los vecinos de este lugar corrían con apresuramiento: con voz emocionada. Isabel poLa bruma vagorosa de los mares, Dios estaba inclinado hacia la tierra. esa carta. seída de inmensa satisfacción desesperados hacia el Norte del El hálito flotante del rocío, Oyendo la plegaria de los orbes. Qué carta? exclamó ella que era fácil ver al través de las templo de esta población en donEl humo abrasador de los volcanes, Contemplando en el vidrio de los mares de está la casa de habitación de extremeciéndose violentamente. lágrimas que brotaban de sus Desu aureola de luz, los resplandores.
don Carmen Ordeñana; yo corri Los reflejos del éter encendido. La carta que has recibido hermosos ojos, preguntó cariño Era la mirra Una lágrima ardiente, cristalina, para averiguar lo que pasaba, hace pocos instantes. De quién es?
samente a su esposo: Del regocijo Se desprendió de su pupila entonces.
cuando al llegar, se nos presentó Ah, sí! ya no me acorda. No te parece que un maQue el gran incensario del espacio Gota fecunda, de fecunda vida, un espectáculo horroroso; una ni: ba. de mi modista.
rido no debe ejercer su autori.
Quemaba el universo agradecido.
Que refractó la lumbre de los soles; na de cuatro años, estaba ahogaY volvió la cabeza para ocul. da, en ciertos casos?
da; en el mismo momento se Los mundos palpitaban de alborozo Le tierra abrió los sudorientos labios, tar su turbación, fingiendo que El barón respondió esta pre constituyeron allí, el señor AlcalGirando sin cesar en el vacío; Entreabrieron sus pétalos las flores, comparaba dos muestras de borgunta con un tierno y cariñoso de y el Jefe Político con sus poliLos cielos azulados sonreían aquella gota de la eterna aurora dado que tenía en la mano abrazo.
ciales, y acto continúo se mando Fué un beso de celestes bendiciones.
Con la casta sonrisa de los niños, Después de breve silencio hallamar por telégrafo al Doctor del Hora suprema!
El hombre, mudo, solitario, triste, blo el barón con voz opaca.
ALFONSO DAUDET.
Pueblo, pues en esos momentos Santo delirio!
Sintió el fuego de mágica fruición Creo que tu modista vive se encontraba en San Joaquín La tierra era la virgen desposada, vió que de su sombra se elevaba en la Avenida de la Opera, y la viendo un enfermo grave; no el sol brillante, su nupcial anillo.
Una llama de tibio resplandor. carta trae el sello de la adminis.
tardó mucho en llegar, y dar su solo como el árbol del desierto, Era un soplo del genio de la vida, dictamen: muerta.
Mudo, como la boca del abismo, Era un rayo de tierna inspiración. Es posible respondió ella, Momentos antes de la llegada Triste, con el silencio que precede El perfume inmortal de la esperanza, cada vez menos dueña de sí.
del Doctor, el señor Alcalde een la hora suprema del martirio; La rima de la luz y del amor No me he fijado Antes de que mi amigo, el otras personas caritativas, se Roca gigante, Era Eva la sonrisa de los cielos. Mira el sobre y verás. jóven escritor don José Fabio constituyó en enfermero, y se le De un mar bravio, La nota musical de una oración. menos que yo me haya equi. Garnier, diera las cajas on es propinó una flotación con alguEl hombre se inclinaba silencioso, La mujer, el compendio de lo bello, vocado! La tienes ahí?
tudio científico y social que ya nos medicamentos con el fin de Ante tanta grandeza confundido. La hija de una lágrima de Dios. No, no la tengo. no se hoy gran parte del público ha volver la criatura pero no fué poLa semilla caída de la planta, donde la he dejado.
leído, tuve la oportunidad de sible.
El hombre, mudo, solitario, triste, Los metales que el fuego derretín, Balbuceo un himno de celeste amor. Pero si acaban de entre La madre Isabel Chaverri, esconocer algunos párrafos de la interesante novelita.
Las estrellas, eternas mariposas gàrtela!
taba peinando otro de sus nifios exaló sus cadencias más sublimes Volando en torno de la luz divina, El arpa colosal de la creación. Si, pero. donde la he Reservadamente y sin preten pequeños, cuando cuenta que le Todo temblaba dejado, Dios mío?. No me der dar mi amigo Garnier, dijo a otro hijo, que fuera busDe amor herido: Olegario Andrade escribe más que cuatro líneas. una opinión de autoridad, le car Talia (la ahogada. el muUna consulta que le hice sobre aseguré un buen éxito. chacho salió y le dijo que no la el vestido color de perla. cuanto me he alegrado al ver encontraba; pyendo tal contesta Isabel. grito Carlos le la energía y el esfuerzo las ba ción, se fué ella buscar ia niña, vantándose bruscamente y acer recompensado esa sanción que pero cual sería su desesperación cándose en actitud amenazadora tanto cuesta obtener. La obra al encontrarla de presa en la aceá su esposa, dame esa carta! es bonita interesante.
quia; sacarla fué un momento, La joven baronesa miró su La prosa es correcta, el argupero ya se había asfixiado, pues las cartas que recibe la se preocupación, vió que ella se marido con asombro sus ojos mento sencillo y bien coordinadicha acequia tiene un puenteciforo, son muy frecuentes! pre ruborizaba y que esforzándose llenáronsele de lágrimas al pre do.
to de una tabla, que está a la alguntó el barón de Brennes la por aparecer tranquila y risue. guntar con tembloroso acento: La Primera Sonrisa es una tura de un metro; se cree que la doncella de su esposa.
na afirmaba de un modo cate.
niña al pasar se cayó y la corrien Pero. qué es lo que te obra que debería llegar mo Desde hace algún tiempo, górico: te la arrastró, como un metro, figuras?
chos hogares porque algo buero si señor, respondió la pregun. Soy feliz, completamente. No necesito figurarme lo metiéndola en un hueco que hace se sacarà de ella. La critica tada.
un remolino en el agua. porque feliz.
que estoy viendo con toda cla que encierra la novela es con entiendase, que la acequia es una. Cuándo llegó la última!
Dicho esto, acercaba la fren. ridad. Venga esa carta, cienzuda y bien expuesta Anteayer.
Son te los labios de su marido, paja de agua que se reparte en Isabel!
verdades que pueden decirse. No se fijó usted en la pro que depositaba en ella un beso Si no viera, como veo, en toda la población, qué fuerza no no porque el círculo que están cedencia?
tendrá al pasar por donde sucey no se atrevía insistir: pero tus fundadas sospechas la prue dirigidas sea grande, sino por: dió la desgracia? Seguida infor Si, señor; venía de París.
ba más grande de tu amor, no Está bien; es todo lo que do.
quedaba sumamente disgustaque puede sacarse provecho de mación del caso resultó no haber te perdonaría la grave ofensa que deseaba saber. Ah! no diga esa campaña, pintando vicios culpabilidad.
Un día, al entrar en el boume haces al suponer lo que no Ud. una sola palabra de lo que doir de su esposa que no se enque minan las entraữas de la Mucho cuidado las madres desexiste, lo que no puede existir sociedad.
cuidadas.
hemos hablado.
contraba allí, vió en el suelo me punca. Desecha esos viles El barón Carlos Brennes se nudísimos trozos de una carta En cambio de esto, irán coTambién el mismo día, dejó de pensamientos que te enio. mo carabana errante predican existir un niño de don Guillermo había casado un año antes con do entre el desierto, aquellos Sandi.
su prima Isabel, quien adora que él intentó reconstruir, sin quecen.
ba y de quien recibía constantes lograr sui propósito. los po Isabel, dame esa carta. No perdamos el tiempo que deseen dar nueva vida Nunieroso fué su acompaña cos minutos llamó su ayuda una sociedad, tratando de cicamiento en el entierro.
pruebas de inmenso cariño. Pe. si no quiero? dijo ella trizar los capilares cuando de cámara para darle una orden por ro era celoso, extremadamente las heridas de las arterias sale CORRESPONSAL celoso, tanto como Otelo; para llevar al correo una carta de la y le dijeron que había salido irguiéndose y dando a su atre.
vida pregunta áspera entonación, en gotas la sangre azul.
su completa semejanza con el Si no quieres balbució el Por eso, la novela de Garnier moro de Venecia, úgicamente señora, la cual había marchado inmediatamente después. Esbarón, demostrando en la ex. en contradicción con lo que acale faltaba la voracidad. hacía ya algún tiempo que desagradable impresión.
tas noticias produjéronle muy de sus sufimientus si no acce que es un triunfo en su carrera presión de su rostro lo horrible bo de exponer, puede decirse observaba en su esposa cierta des mis ruegos, ni obedeces literaria. La crítica que trata La Guerra Ruso Japonesa preocupación, que no estaba en ¿De quién era la carta en cu mi mandato. no sé, no sé lo puede aprovecharse. El estuarmonía ni con el carácter de la yos fragmentos no pudo leer qué haré para apoderarme de la dio que analiza, enseña y la Liao Yang, 15. Una batalla lindísima joven, ni con los en una palabra entera. quién prueba de mi. prosa correcta, distrae.
es inminente en Tatchekao y cantos y placeres de una exis escribín Isabel!
Ella no lo dejó terminar; con Amigo Garnier: mi voz es Haicheng. Los japoneses están tencia embellecida por el amor La duda, una duda horrible, movimiento rápido le tapó la poca y mi felicitación en nada atrincherados 6 millas al Sur y la fortuna. Siempre que él invadió el espíritu del baron y boca con la mano, diciéndole: la apreciara; más, permitame del primer lugar. Son constanquiso saber, interrogándole ca le surgió la idea de interrogar. Calla! Toma la carta, y que tome La Primera Sonrisa tes las escaramuzas. El tiempo riñosamente, el motivo de tal la doncella de su esposa. conste que eres tú quien me la coloque como hoja de laurel es favorable para el movimiento LĄ CARTĄ Sección Cablegrafica Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.