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EL HERA LD DE COSTA RICA. POREDOXEifferalko EL HERALDO DE COSTA RICA La verdad era tribunal; sti y desnuda, hay toda la ansteri lan como hipócrifos y desa pa De mi sér le forme: todo le rededor, silencio y luz. La His dad de los dolores ocultos, los recen como sombras, acostadus di: la grandeza de mi forms Dirigido y redactado toria, en su trono, instruia el tintes desteñidos de la melan sobre el caballo desnudo, en ra su alma; el hierra de mi seproceso de la gloria y adjudi. colia suprema. Las palmas y ristrada la lauza, el labio com no, para su voluntad; la altivez PIO VIQUEZcaba en galardón coronas de in las gasas que ciñen su talle, pa primido, el ojo sangriento. de mi frente, para su panstmortalidad.
LEASE ESTO recen decoraciones importunas Un dios los guía, arrebaiándo miento: los colores de mi zona, Vi coronar a Alejandro, y oi que han sobrevivido a las ale los tras de sí con el imán del para sn fantasia: ini elevación, Todo comunicado o aviso que un suspiro que salía de los abis grias que las prepararon, como genio, y abriendo con su espa para sus ideas; la firmeza inson nos envíen, debe pagarse ade. mos.
flores de fiesta desvanecida, co da de fuego el derrotero de la movible de mis fundamentos, lantado. De lo contrario, re Ví coronar César, y brotó mo atavíos de virgen muerta. victoria. Allá va, terrible, ven.
tendremos su publicación hasta de las profundidades un gemi. Es el Avila.
gador, invulnerable; sus ojos, para aquella sublime temeridad que se nos entere su valor, sal do con rumor de cadenas.
dardos; su brazo, ariete; su paque luchaba con la natuINI vo, por supuesto, los casos en Vi coronar Napoleón, y un labra, inetralia. La crin de su raleza y el destino.
El Aventino habló: que medie un contrato especial. lamento prolongado, como de caballo, poblada de huracanes: La libertad le diju nuas paladolores muy antiguos, hirió mi «Yo senti sobre mis hombros los cascos de luces siniestras. bras misteriosas, la gloria le jsecorazón.
el peso audaz y duro de un ser En su carrera de rayo va lle. dujo con promesas, el honor le ¿Quién se dnele?
desconocido que escalaba la al. nando los aires de zumbido de dió no sé qué consejos. y parVolvi los ojos, turbados de tura consagrada donde se refu tempestad, y los campos de ca tió venció sufrió murió!
extrañeza hacia la oscuridad gia el derecho herido, y se tástrofes. Cada pisada suya es ¿Quénuevas trae el piélago melancólico? Si no me habla DESDE LAS DE LA MAÑANA.
que se quejaba: era el derecho amansan, como la vas de volcán, un desastre.
humano.
las grandes venganzas de la li. Paso, temerarios. paso al de mi hijo, nada quiero oír.
bertad. En su ademán, la al torbellino que lleva en su seno Así parece que será la maniII. Qué turbación es aquella tivez heroica de Licinio; en sus al Dios de Colombia. que diviso en el confin de las festación de hoy al Presidente. Una luz blanquecina y bri ojos, fuego de rebelión; bajo las «Todo cesó. Silencio angus aguas? Escuadra numerosa de Los de Heredia Blanca e llante, como de alba que nace, ondulaciones de su pecho anhe. to sucede de improviso al gigannavíos llena la extensión del chan hoy su cana al aire.
comenzó proyectarse lenta lante, toda la tempestad som. tesco clamoreo. Houdisimo ge.
Bienvenidos los severos ser tas del libro inmortal.
mente sobre las páginas abier bría y el dolor airado de Virgi mido surca los aires, trémulos horizonte, y avanza lentamente lio.
todavía con el extremecimiento hacia mi costa, agrupándose vidores de la causa católica de Oianse lo lejos ruidos con con amor en torno del objeto «Palpitaron mis entrañas al de la batalla.
buen color.
fusos, como de multitudes api acento doloroso y siniestro con Es el león que espira en me querido. Diviso sus pabellones: No ha mucho dijimos que el nadas; víctores prolongados, co que relataba el viento de las dio de innúmeras legiones, to los conozco. Inglaterra, la de das muertas. la libertad: Francia, la de la Presidente de la República de mo de turbas idólatras; aclama ruinas las desventuras de la pabería negarse recibir esas maciones estrepitosas, como de tria ausente, el cautiverio de «De pié sobre el campo del gran obra: Holanda, la que lunifestaciones, que, por ordenamultitudes estrepitosas, como sus hogares distantes; era que nio, envuelto en el manto de aquella bandera que segni tanexterminio, se levanta un Ge cha con el mar y lo sojuzga: y de pueblos redimidos. los huesos sagrados de Bruto y Iris y tremolando a los vientos to tiempo con mis ojos hasta dag que se presenten, significan Destacado sobre el cielo in. Mario se habían extremecido de protesta y enemistad contra al menso de la América, aparece coraje en su sepulcro.
de la América el pabellón triun. perderse en los dominios del fante de la libertad. Pueblos y Sol, la de los colores de Iris, la guna parte de la serie política un sér, extraño de grandeza, Evocó a su rededor, un te naciones agrupadas su rede del triunfo fabuloso, la del vuenacional.
imponente de majestad. Su faz rrible conjuro, las sombras vedor, enloquecidas de entusias. lo de Aguila abatida sobre el hora decimos exactamente es la que irradia aquellas nue: nerables de los mártires y de mo, fanáticas de idolatría, le mástil, y cubriendo con sus plievas claridades; su sombra se los héroes, y de pie en medio proclaman Padre y Libertador gues dolientes un bulto inforlo mismo: el Presidente haría proyecta sobre Europa. Alta y de los fantasmas austeros, de la de un mundo.
muy bien si de lejos ofreciera árida la frente, como cráter de libertad, altivo. transfigurado. Yo soy el confidente secreto sus agradecimientos al entusias pensamientos de fuego en per sublime, alzó la mano al cielo y de sus sueños de redención y de Europa, y recibe en sus brazos. quien hace cortejo la mo de cualquiera pandilla. petua ebullición; enarcada la juró la redención de la Amé. sus delirios de gloria. Vedle trémulos de emoción dolorosa, Aceptar los plácemes de es ceja, que denuncia la audacia rica!
allí, éles! Lo denuncio al amor este pueblo inmenso que se a.
tos enemigos de los otros, es luntad, el atrevimiento olímpi la ira olímpica de su gesto.
del proyecto, el acero de la vo Vedle, él es! Lo conozco en de las generaciones y la vene tropella mis piés y llena mi cosa igual dar aprobaciones co; encendida la mirada en luz ración de la historia.
camino y se desborda por mis al odio de los unos contra a de rayo, y fija en lo infinito, IV faldas, con el habla entorpeci.
quellos.
atravesando el porvenir con la el Chimborazo: el Avila: da y anegados, en lágrimas los el Gobierno no debe tener electricidad de la profecía; el «Absorto en la contemplación ¿Porqué tan silencioso y ojos?
en sus manos sino la balanza labio desdeñoso, en reto a los de los cielos y en la silenciosa mudado el mar que me circun.
Harto me lo dice el corazón.
de la justicia.
tiranos y en supremo desprecio magestad de lo infinito, senti da, tan soberbio antes y proce Si ese que llega es el ídolo de las adversidades del destino turbada la paz de mi arroba loso. Como no rompe con impe las multitudes y soberano del Imparcialidad, señor Presiy las increíbles complicidades miento y sacudido súbitamente tu sus olas altaneras, sobre las dente.
de la naturaleza.
mi pecho por el estruendo pa. agudas rocas de la orilla, sino amor popular; si los veteranos Este Ud. de seguro de la gloria, enfermos de años Tres mensageros de su gloria voroso y la inmensa conmoción que las arrastra, dolientes y dos somos iguales, hasta sus e comparecen en el estrado de las de la batalla.
quebrantadas, por las arenas; y de dolor, encuentran fuerzas nemigos.
generaciones pedir para su «Nube formidable de humo Su antiguo rebra mar es hoy ge. para cargarle sobre sus honbros; Por lo demas, saludamos frente la corona de los inmorta denso, agitado en violentos re mido. qué llora? Tanto tiem si las virgenes riegan fiores los católicos de buen color.
les, y el eco eterno de la cele molinos, cubría la llanura ilu pr indiferente mi larga triste su paso, si los niños lo atisban bridad para su nombre. minada; rugidos de león, terriza, había turbado siempre con con una curiosidad que ha es.
Venerable el uno y ceñido de bles de soberbia, huecos de ame. el orgulloso aparato de su so perado mucho tiempo, si el ca.
APOTEOSIS ruinas antiguas, tiene el altivo nazas, ensordecían los ecos de berbia y el rumor de sus tor. ñón le saluda, las turbas lloran, continente de una larga sobe la montaña y se prolongaban rementas, el silencio de mi deso y le hacen séquito las naciones, rania tradicional: el manto de sonando en los horizontes. To lación y la soledad de mi pena. ya sé quien es: es el padre del sus hombros, polvos de héroes, do era sombras; sólo el relámpa. Qué dice la atonía de sus aguas derecho, la gloria de mi prgu.
Era la hora de la historia: el pero vaga en su fisonomía no go del cañón, encendiendo en y ese velo de menlancolía que llo, el Libertador del Nuevo intante supremo del juicio final sé qué sombra extraña de tris luz de sangre la nube espesa, cubre sus horizontes? Qué nue Mundo. Ablándense mis homde la posteridad.
teza: como de magestad caida, iluminaba rápidamente la es vas trae para mayor aumento No más acento de pasiones como de obelisco destrozado. Es pantosa tragedia, y dejaba dide mi dolor?
bros para que pase, sin lasti.
temerarias, ni vocerías de en el Aventino.
visar instantes, revueltos por marse, a dormir en medio de El hijo que creció mi som vidia, ni clamores de odio, ni Ufano el otro, lleva la fren el suelo, confundidos por la bra, que arrullé con mis brisas. sus hijos.
VI.
cobardes negaciones de ingratite hasta las nubes: su corona es inovitable igualdad del desas que meci en mis ramajes, que tud. Harto tiempo habían lle de rayos; su manto de primave. tre y de la muerte, hombres, ca engalané con mis flores en su Calló la voz, y alzándose la nado los aires de vergüenza, de ra. Hay en su aspecto no sé ballos, miembros humanos dis infancia bulliciosa y ufana el Historia en medio de numerosa encono los anales, y de sombras que alegre lozanía y vigor im persos, cabezas lívidas, manos orgullo y la delicia de la comar. corte de sacerdotizas del Sol, la gloria nacional.
ponente; como savia de juven crispadas, troncos inertes, es ca, tantos años suspirado lejos, Incas de manto real, y caciques El afán de la calumnia, que tud, como fuerza de Titán. Es padas rotas, cañones destroza, en un extranjero suelo reposan de clava poderosa con palmas y brantado; el ardor de la intri. el Chimborazo.
dos, sangre, despojos, ruinas. do, bajo losa de olvido, amorta. coronas en la mano, decretó así ga, extinguido; la cólera libe Algo llora el último mensaje y sobre tal escenario de horror jado en el sudario del despre a los mensajeros: lista, muerta.
ro, porque en su frente, pálida y desolación, ginetes que vue cio. Vosotros seréis, para los me.
que toEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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