p. 6

Guardar Descargar

LA UNIÓN CATÓLICA. COSTA RICA. AMÉRICA CENTRAL. De seguro.
VI.
Pura, bellísima flor!
que excedian con usura las necesi. Ya veis que está aquí mi pvesY. pues de fuego el color dades de aquella familia, concibió elįto, responde la hermana, Ante el botón de la rosa Le dió el Señor tos galas, santo la idea de organizar una asoY ella mismo lleva fal berido bajo Humildísimo se inclina Sean tus hojas las alas ciación para repartit ordenadamen de una cochera. aquella gota divina Con que me abrigue tu amor! te las limosnas y distribnir socorros Le presenta. Ruborosa 25 de Marzo de 1884. los tristes desheredados de la forSe abre la flor y amorosa, En la guerra franco prusiana hay tuna, tambien infinidad de hechos heroiAunque de indigna se precia, La voluntad no desprecia MANUEL ANTONIO GALLEGOS. En las grandes empresas que la cos, cuya simpática protagonista es Del que es su Rey Señor; Iglesia católica realiza, los princi la Hermana de la Caridad. guarda llena de amor pios son siempre muy pequeños, Los siguientes referidos por el Sr, La gota que tanto aprecia.
cual si quisieran demostrar los de Lydén, merecen conocerse.
REPRODUCCION hombres que no son ellos, sino la Habla de los hospitales de Paris VII.
protección del cielo quien los desarro invadido por los alemanes.
Ila y sostiene.
Habiamos llegado, dice, junto Eres, oh rosa encamada, Reina de todo el jardín; UN LIBRO DE LEO TAXIL. gioso crecimiento y vicisitudes de la rado un muchacho de de veinte aãos; continuación expone el prodi una cama en la que se veia incorpoEs tu color el carraín institución en Francia y en los de. era un sajón. Sa rostro era pálido, Paes del pudor la morada Con el título de Las Hermanas de más países hasta nuestros días, en pero debajo de su palidéz se adiviSolo eres tú, innaculada, Para, bellísima flor!
la Caridad, acaba de publicarse en que un decreto inhumano las ha ex naba una sangre joven y dispuesta pues de fuego el color Francia y en Barcelona una nueva pulsado de los hospitales en su mis á hervir todavía. Su frente ancha obra de Leo Taxi. Le dió el Señor tus galas, ma tierra que fue su cuna y que les estaba rodeada de cabellos rubios Si todas las instituciones uaciona debe ipnúmeros servicios. rizados; un lijero bigote adornaba Sean tus hojas las alas les a la sombra de la Iglesia católica. La vida y virtudes herlicas de al su labio superior, sus manos eran fiCon que me abrigue tu amor!
y animadas de su benéfico espíritu gunas hermanas cuya memoria se nas; sa voz dulce y melancólica. EVIII.
ostentan en rededor suyo luminosa mantiene indeleblemente viva en el videntemente era hijo de familia aureola de virtud y de gloria, la. corazón de cuantos las conocieron; patricia.
Aunque entre espinas nacida bra de San Vicente de Paul, las los servicios de la Congregación duSobre su cama había una tablita Eres al tacto tan suave Hermanas de la Caridad, pnede de rante las guerras que han ensan pára escribir. Acababa de cerrat Como la pluma del ave cirse. que goza sobre ninguna otra el grentado Europa en este siglo; el una carta. Leia el sobre.
Que sus polluelos anida. privilegio de despertar en su favor valor con que han arrostrado el mar. Al señor Kraus.
De ta corola encendida el cariño y la admiración de los hom tirio entre los salvajes y los pueblos Éstad tranquilo le dijo la herSuave fragancia provoca bres.
civilizados; las distinciones honorí mana en alemán, vuestra carta lle. aspirarla. Ansia loca Amigos o enemigos del cristianis ficas que han merecido por su abne gará su destino.
Infunde siempre al mortal. mo se descūbren con respeto ante e gación en el mas alto grado y por. Da seguro, hermana mia?
El grato olor virginal sos ángeles de la caridad cristiana, último, el contraste que ofrecen los Que linda exhala üna boca. que representan, por decirlo así, un hospitales de Francia despues de la Había tan cariñoso respeto en la esfuerzo supremo de la Iglesia en impía secularización; lo mucho manera de pronunciar el sajós esta que IX: beneficio de los desgraciados y de los cuesta su sostenimiento, y los crimi palabra hermana mia, que quedé paspobres.
De tu cerrado capullo mado.
nales descuidos y cuidados merEllas, con entrañable Nadie sus gracias las vió, amor decenarios que prestan a los enfermos. Amais esta hermana que os. Hasta que el sol le vistió madres, acojen en su seno al triste las enfermeras laicas; tal es la macuida. Si la amo nos dijo en buen Con sus rayos, y al arrullo huérfano quefel vicio abandona; e teria que desarrollan los autores en francés me recuerda mi madre y De la brisa que en murmullo llas; con sus cuidados paternales de las subsiguientes partes de su libro.
Les cuenta a todas las flores mi hermana al mismo tiempo; mi vaelven la salud al enfermo de los Yá intervalos, como recojiendoQue el fuego de tus colores hospitales y al herido de los campos las de los hechos que narran, inser madré por sus cuidados, por su lenAl mismo so cautiv. de batalia, y quizas al mismo tiem tan multitud de juiciosas observa guaje; mi hermana por su edad y su Que tu corola se abrió po que la salud del cuerpo devuel cionés en defensa de nuestra reli corazón. Ah caballero! Qué muAl tayo de sus amores, ven la salnd del espíaitu; ellas recogión divina y contra la perfidia de la jeres vuestras hermanas de la caridad. Qué mujeres!
jen el postier suspiro del moribun masonería, que sólo en sa odio sisX do mientras oran Dios por su alma. temático y profundo todo lo que ¡Vaya. Dormid! le dijo la herSon la encarnación mas bella de la huele religioso se explica su aver mapa, obligándole a dormir otra vez; Tu peregrina hermosura abnegación el sacrificio, palabras sión las Hermanas de la Caridad. dormid y no hableis. Lo ha manEncanta, atraé y enamora desconocidas en este siglo de egois en las últimas partes del libro, dado el médico.
Como boreal clara aurora mo y de miseria! Son las madres y como en las primeras, cada pagina Siempre la misma modestia; aqueDel polo en la noche oscura. hermanas del infeliz que no tiene es un sacriício una serie de sacri lla modestia tan recomendada por Hay en tu càliz dulzura hermanas ni madre!
ficios digna de eterná lóa, épisodios San Vicente de Paul.
Que liba industriosa abeja; Por eso la presente obrita del fe cuya belleza divina enamóra, porque de tí, cuando se aleja Hénos aquí delante de un badencündo Leo Taxil encierra an interés nada igual puede hallarse en las as se.
Para volver su hogar, muy grande para todos; y ninguno ciones de los hombres.
La mirada és lánguida, su frente Lleva miel para acallar.
habrá séguramente que no recórra Algunos de estos trozos reprodu triste; parecé abrumado.
El hambre que su hijo aqueja. con avidéž sus páginas sembradás cimos para muestra, y muchos más. Sufris mucho?
de anécdotas heróicas de esas muje insertariamos gustosos permitirlo XI.
No contasta, y su veciño nos dice des süblimes, entre quieñes és ya la brevedad de este artículo.
que no comprende el francés.
Mística rosa del cielo, vulgar el heroismo.
Helos aquí: La hermana le interroga en aleCándida rosa inmortal, Ocúpanse en primer término los Estamos en uno de los combates mán.
Rosa gentil sin igual.
autores en referír lijeramente la vi de la Comune en la encrucijada de Teneís alguien allále dice.
Qua para grato consuelo da de San Vicente de Paul, que a la Rotonda; los insurrectos, proteji Dos gruesas lágrimas caen de sus De las miserias dėl suelo yodado por la insigue señora Le dos por una barricada, sostienen to ojos y baja la cabeza murmurando: Dios traspläntó este jardín Gras, arrojó la semilla de mostaza davía la lucha; se baten tres días Ya.
Desde el celests confin: que, protejida por Dios, había de con sus poches, y no cesan las des ¿Quereis escribir alguien. Quién no te canta inspiradoproducir el arból magnífico de esa cargas de fusilería. De repente en Ya repetía con alegria. Ya!
Si se sintió enamorado institució veneranda. Explican lues tre los muertos y heridos que cubren Ya!
De tu belleza sin fin?
go los humildes principios de la fun el suelo, bajo una lluvia de balasaDe repente su mirada brilla; mira dación, debida al celo ardiente del parece una bermana de la Caridad la bermana: con expresión de ira XII.
apóstol de los pobres que, rejentan, qué va curar los heridos.
que me espanta. Quiere apartar do la parroquia de Chatillón, en La descubre un oficiaio corre ella la hermana. Ella, al contrario, se Eres, oh rosa encarnada csende con su ábrasada palabra en y la conjara que se retire. le arrima.
Reina de todo el jardín; sus feligresəs el fuego de la caridad Vuestro puesto no está aquí! le Le acomete su acceso. dice Es tu color el carmín, en favor de una familia desgraciada dice.
ella, intentando cojerle la mano que Pues del pudor la morada en su aldea, Apenas empezó, terrina su frases tiene fuera de la cama.
Solo eres tù, inmaculada, como las dádivas fuesen tantas le hiere una bala en la espalda. El miserable da un salto y da un. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica