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LA UNIÓN CATÓLIC libertad. promueren la separación, no y la alianza sincera es altamente be no es contraria a la autoridad del derecho natural. De aquí procede que alcanzarán otra cosa que la completa neficiosa entrambos. El Estado otro, antes bien se sostiene la una la ni nuestros padres, ni la autoridad cianarquía de las conciencias, encade necesita de la Iglesia, que forma súb otra; puesto que el Papa y la Iglesia vil. ni nadie, puede obligarnos quenar éstas la fuerza material. ditos obedientes por conciencia; la excomulgan y tienen por herejes, brantar la ley natural el Decálogo. Pero esta separación sería además glesia necesita del Estado que le ase los que niegan la autoridad de los re Por eso los mártires se negaron conscontraria la naturaleza de la socie gure el ejercicio pacífico de su culto y yes y de los príncipes; y los reyes cas tantemente ofrecer incienso los idad civil, que por una parte debe pro de su misión.
Cuanto mejores cris tigan con sus armas los que niegan dolos y blasfemar del verdadero curar el bien total de sus miembros, y tianos son los hombres, son también la autoridad del Papa y de la Iglesia; Dios. Se les exigía. un acto contrario no perturbar sus conciencias, para evi mejores; más fieics y más útiles ciuda y si no les castigan. es esperando úni la ley de Dios sea al Decálogo, y tar oposiciones y conflictos lamenta danos; y así se ve que la Iglesia y el camente que se humillen y se fen ni Emperador, ni Senador, ni Rey, bles, que al fin la destruirían impe Estado, marchando acordes, logran mienden.
tienen jamás autoridad para mandar dirían su progreso: y por otra tiene un mismo tiempo sus diversos fines. Por desgracia en nuestros días no algo en contra de lo dispuesto por una necesidad absoluta de la religión No quiera Dios, decía san Bernar sucede así. Las constituciones mo. Dios.
para gobernar los pueblos, como re do (Epíst, 244. que yo celebre los dernas basadas en el racionalismo, Pero subamos mnás arriba. La autoconocieron los mismos paganos. Sin que pretenden que la paz y la liber: prescinden del orden sobrenatural, no ridad civil y toda autoridad no debe religión no hay moral, ni orden, ni tad de la Iglesia perjudican a los inte admiten la revelación, y se alejan ca limitarse no contravenir los manautoridad, ni sociedad posible. Esta reses del Imperio, que la prosperi da vez más de la Iglesia, tratándola datos de Dios, lo que es un deber nees una verdad de sentido común, y no dad y grandeza del Imperio dañan como una extraña o tal vez como una gativo, sino que debe procurar positi es necesario detenernos demostrarla los intereses de la Iglesia: Dios que enemiga. Lo que en todos tiempos vamente que se observen los mandaaquí. De donde se infiere, que el Es ha instituído el uno y la otra, no los ha parecido una quimera imposible, á, mientos de Dios. Un ministro, un detado, al divorciarse de la Iglesia, se unió para destruirse, sino para edifi saber, constituir una sociedad sin reli legado un representante, no sólo priva de uno de los elementos que le carse reciprocamente. Lo cual apa gión, en nuestra época se mira como tiene deberes negativos, sino, y muy son más esenciales para su existencia, rece todavía más claro, si se conside la perfección del estado social. Es principalmente, debereš positivos. Si su fuerza y su operación; comete en. ra que la Iglesia y el Estado tienen y tremecidos de horror hemos oído afir así no fuera; todos los hombres seríacierto modo un suicidio moral. han tenido siempre los mismos enemi mar que el Estado no debe tener nin moś ministros y representantes de las No basta dejar la religión la con gos, como se está viendo en la actua. guna religión, que debe ser ateo, y la autoridades y aún de los demás homciencia individual, como un negocio lidad. Con mucha razón decía Leónley también atea: y vemos proseguir bres, porque estamos obligados a no de convicción libre que sólo interesa. XII, y han repetido otros Pontifices, con empeño la satánica empresa de hacer nada en contra de las prescripá los particulares. Si la religión fue exhortando los príncipes reprimir precipitar oficialmente los pueblos. ciones de aquéllas ni de los derechos se una invención humana, al menos las sociedades secretas: Esto no tan en la sima del ateísmo. Porque es de éstos. Ahora bien; el deber positidependiera de la voluntad de cada u sólo interesa a la religión, sino vues to va parar en último término la teo vo de las autoridades todas es, y no no, y del dictamen de su razón, po tra seguridad y la de vuestros pueblos. ría de la separación de la Iglesia y puede ser otro, que hacer cumplir dendría prescindirse de ella por parte del De tal suerte está unida, sobre todo del Estado: trayendo err pos de sí, co tro de la órbita de sus atribuciones la Estado, o reclamar su dirección şu en la actualidad, la causa de la reli mo cortejo, funesto; las desastrosas voluntad de Dios, suficientemente coprema como la de toda otra asocia gión la de la sociedad, que nada consecuencias y horrorés que marcan nocida y expresada los hombres.
ción particular. Pero la religión, sien puede ya separarlas.
los pasos de un pueblo sin religión. Luego las autoridades civiles están do divina, se impone con fuerza irre De aquí nace la obligación de aobligadas por su misma naturaleza sistible a los individuos lo mismo que yudarse y defenderse mutuamente la (Continuará. dar fuerza de ley al Decálogo, que las naciones, y toda la humanidad. Iglesia y el Estado: obligación magiscontiene la voluntad de Dios promul. para dirigirla y darla su ley: y el Estralmente expresada por san Fran El Clero Católico gada en el Sinaí, obligatoria a todos tado. sar una religión, de admitir la verdad quientes. Los Cristianos, los princi PUEDE ESTA OBLIGADO, EN VIRTUD DE Decálogo, sino a todo lo que conste divina y de conformar suś principios pes y los demáš, no están unidos al PUEBLOS, TOMAR PARTICIPACIÓN EN ser voluntad expresa de Dios. Esto la legislación, el gobierno y la políti Papa y la Iglesia por una simple LA POLÍTICA, SEA PROCURAR QUE se deduce del hecho mismo de ser el. C2. Es por lo tanto un hecho social alianza, sino con una alianza la más LA SOCIEDAD CIVIL SCA GOBERNADA poder público un representante y un y público, que tiene por derecho natu excelente que puede existir en digni. CRISTIANAMENTE. ministro de la autoridad de Dios.
ral y divino su puesto en la vida pú dad: y así como el Pápa y los demás Aujourd hui, au milieu une des luttes les plus Aun prescindiendo de tän luminosa blica. El Estado no podrá en nin Prelados de la Iglesia están obligados formidables que aient jamais eté engagée entre le demostración, es claro que la absolubien et le mal, on ne doit pas chercher atténuer la gún caso desentenderse de este sa ofrecer su vida y sufrir la muerte, vérité ou le voiler. En fait. erreur on dit tout, ťa soberanía, el dominio sobre todas il faut que tout soit dit aussi en fait de vérité.
grado deber, y negar la religión, y para suministrar nutrimiento y pasto (Périn, Les lois de la société chrétienne. las cosas es uno de los atributos esenpor consiguiente su órgano la Igle espiritual a los reyes y los reinos.
ciales de Dios. Dios es dueño señor sia, la parte que Dios y la naturaleza cristianos, así también los reyes y los luchas que jamás se han empeñado entre el bien y el de todas las cosas, porque todas las han señalado en la constitución y reinos están obligados son deudores ha creado y las sostiene con su acción ni disimularla. Todo se dice en materia de erroSiarchá de la sociedad.
recíprocamente, de sostener, con peli res: preciso es que todo también se diga en materia conservadora constantemente crea Esta obligación se halla confirma gro de su vida y sus Estados, la, la, dora: los individuos, los pueblos, las da por la fuerza de los hechos, que glesia, y al Papa, su Pastor y Padre (Continúa. naciones, todos existeň porque Él ningún poder humano es capaz de al espiritual. 5!
quiere que existan. Luego están soin gerar y menos de destruir.
En una Grande, sí, pero recíproca obligametidos su voluntad suprema, y el bbciedad cristiana, el orden religioso y ción entre el Papa y los reyes; obliga. Definición de la política en su legitimo sentido.
Deberes esencialés de la autoridad civil. deber más esencial todo el que ejer.
el orden civil, el orden espiritual y el ción invariable, obligación que dura zá autoridad entre las criaturas es el orden temporal, como que se refieren hasta la muerte inclusive; obligación Tiempo es ya de sacar las consede hacer cumplir la voluntad del los mismos individuos, se penetran natural, divina, humana, por la cual el cuencias que fluyen por sí mismas del Creador.
se mezclan de mil modos, se en Papa y la Iglesia deben sus fuerzas esluminoso principio que dejamos estaO caeremos en el ábsurdo de decir fuentran en todos los puntos de la pirituales los reyes y los reinos, y blecido: el origen natural y divino de que los individuos están sometidos Existencia social, se combinan en mil los reyes deben sus fuerzas tempora la autoridad civil.
Dios, pero que muchos hombres réuunstancias, se prestan auxilio mu les al Papa y la Iglesia. El Papa y Si el poder civil viene de Dios, si. nidos en sociedad son independientes mente: y conservándose distintos la Iglesia han de alimentar a los rela autoridad para mandar a otros hom de Dios y superiores su Creador?
onfusos, no hay medio de que pue yes, conservarlos y defenderlos espiri bres es una emanación de la autoriMas esto equivale negar la existenn estar, ni aun de que se conciban, tualmente, contra todo y contra todos.
sarados. Sería preciso para esto dad de Dios, si (como dice san Pablo) cia de Dios.
Los reyes y los reinos han de alimenAstituir la sociedad sobre nuevas bael poder es ministro de Dios, es claro Pero, adelantemos en nuestro raciotar la Iglesia y al Papa, conservariş reunir los dos poderes en una so. los y defenderlos temporalmente, conque ninguna autoridad ni poder en la cinio. Jesucristo es Dios, igual su tierra, podrá jamás ni en ningún caso Padre, y por tanto, señor y soberano cabeza, lo cual sería su ruina y su tra todo y contra todos: porque los imponer válidamente mandato alguno de todas las naciones. No vino fungradación, y negar el fin último del padres son para los hijos, y los hijos en contra de los mandatos impuestos dar un reino temporal, como se lo iiombre, reduciéndole buscar en es son para los padres.
maginaban los judíos; pero tiene so. a vida, como término supremo, una Los reyes y los principes sobera El poder es un ministro, un reprebre pueblos y naciones la soberanía icidad quimérica que jamás podría nos tienen por lo tanto una soberanía sentante, un delegado de Dios; y inalienable que procede de su divinicanzar.
temporal, en la que ni el Papa ni la cuando un ministro, un delegado redad. En Cristo no hay sino una sola Por eso la Iglesia y el Estado tie Iglesia nada pretenden, ni tampoco presentante obran en contra de los cxpersona divina, la divinidad le ha cointereses comunes que estrechan les piden especie alguna de agradeci presos encargos que la persona municado sus excelencias, y se puede múltiples lazos de su unión. As miento temporal; de modo que, para quien representan obedecen les ha decir que, aun como hombre, es dueando un mismo tiešipo la felici abreviar, el Papa es supremo Sobera conferido, sus actos son nulos y de ño, señor y rey de las naciones. Así faà temporal y eterna de sus súbdino, Pastor Padre espiritual; y el rey ningún valor. Esto es de lógica y de lo había profetizado David, diciendo os, que son los mismos, nada de lo es supremo soberano, principe y seal Mesías en nombre de Dios: Filius el uno puede ser indiferente al otro, nor temporal. La autoridad del unc. Vease el 19 59.
mcıs es tu; ego hodie genuite. Postula vant pr. Hoy, en medio de una de las más formidables mal, no es posible que se procure atenuar la verdad de verdad.
por Dios.
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