El General Douglas MacArthur, firma los protocolos de la rendición incondiclonal, después de haberlos firmado el canciller Shigemitsu, y el general Umezu, representante del Estado Mayor Imperial japonés.
La delegación japonesa para la firma de la rendición incondicional del Japón.
La escena tiene lugar en la cubierta de proa del acorazado Missouri. de 55. 000 toneladas, anclado en la bahía de Tokio. Al fondo el General MacArthur, Comardante Supremo de las fuerzas norteamericanas del Pacífico. En primer plano, los japoreses encabezados por el Canciller higemitsu.
Hace 26 años se rindió Japón Por Guillermo Loria El de setiembre de 1945, a las 10 de la mañana, tenía lugar una solemne ceremonia a bordo del acorazado Missouri.
buque insignia de la escuadra norteamericana del Pacífico, an clado en la bahía de Tokio, Ja pón.
Se trataba, nada menos, que de la firma del acta de rendición incondicional del Imperio del Sol Naciente, a los Estados Unidos de Norteamérica y a sus aliados, en la guerra del Pací fico, Gran Bretaña, Australia y uno de última hora, la Unión de Repúblicas Socialistas Sovié DESCRIPCION DE LA ESCENA lo ni comentarlo. Ni tampoco hemos venido aqui, como repre sentantes de la mayoría de los pueblos de la Tierra, animados por un espiritu de desconfianza, malicia u odio. Por el con trario, todos nosotros, tanto ven cedores como vencidos, debemos esforzarnos por alcanzar aquella elevada dignidad, que es la única que puede beneficiar los Sagrados fines que nos dispone mos a cumplir, comprometiéndonos todos sin reserva a cum plir fielmente los compromisos que nos proponemos asumir.
ron el almirante Chester Nimitz, norteamericano; sir Bru ce Fraser, por la Gran Bretaña, el joven general Hsu Yung Chang, por la República China; sir Tomas Blamey, por Austra lia y el general Derevenko por la URSS.
AGONIA DEL PUEBLO ticas.
Se daba asi término a una guerra en esa amplia región del mundo, a una guerra que habia durado años, meses y 25 dias, en la cual Japón ha bin recibido, ya muy debilita do su poderío bélico, el golpe de gracia, constituido por sendas bombas atómicas lanzadas por los norteamericanos en Hiroshima y Nagasaki, unos 22 días an tes, con espantosos resultados de pérdida de vidas humanas y destrucción material.
El general Douglas Mac Arthur, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas en la gue rra con Japón, y su Estado Ma yor, incluidos los jefes británi cos, australianos y rusos, formaban fila a lo largo de una de las amuras del Missouri. en el centro de la cubierta ha bian colocado una mesa, sobre la cual aparecian los documen tos de rendición. listos para la firma.
La delegación japonesa, esta ba encabezada por Nomuru Shi gemitsu, Ministro de Asuntos Extranjeros, el general Yoshigi ro Umezu, delegado del Estado Mayor Imperial, y otros altos funcionarios militares y civiles.
Estos últimos vestían chaqué, pantalones a rayas, típicos de los diplomáticos en ceremonias oficiales, y. chistera. Los mi litares con sus unformes de ga la, y el pecho constelado de con decoraciones. Formaban un grupo en el centro. Todos mos traban en sus rostros una expre sión tensa y de severa tristeza.
NACIMIENTO DE UN MUNDO MEJOR DESPUES DE COMER de pólvora, hizo cundir el pán!
co en los pocos sobrevivientes de Hiroshima. Las gentes demacradas y mutiladas huian lle vando los miserables bienes que habian salvado del desastre di ce Masaka. Fue una locura co lectiva. Hasta los gravemente heridos internados en el Hospital de la Cruz Roja, el más grande de la ciudad, querian es capar. Era imposible detenerlos. Fue entonces cuando el DI rector del Hospital, tuvo una idea genial.
Propuso a sus aterrorizados pacientes, hacer una prueba.
Consistía en sembrar unas semillas de rabanitos para ver sl nacían. Pidió que se a guardaran unos dias para ver si la prueba tenia éxito. Si nacian las plantitas en aquel suelo re quemado, también la vida humana se impondría victoriosa. Algunos hospitalizados se quedaron. Con una lenitud ago biadora fueron pasando los dias, Continuamente los pacientes a podían levantarse iban a ver el sitio de la prueba. Unos escépti cos y otros esperanzados. Diez dias después de haber sido plan tadas las semillas, uno de los pacientes llegó corriendo ja deante a un salón del Hosnital y con voz quebrada por la emo ción, exclamo. Amigos, las semillas han germinado. En apretado tropel continúa Hideo Masaka todos los pacientes que podían moverse bajaron al lugar que había si do jardin. Era verdad. En la obscura tierra se veian asomar tiernas hojitas y minúsculos ta llos. El grupo de heridos y que mados, con sus rostros enflaque cidos por las privaciones, sonrieron felices y se abrazaron, bailaron y besaron.
Ahi estaba patente el ánimo Indomable de los japoneses, les permitió en algunos meses, reconstruir las dos terceras par tes de Hiroshima y a todo el Japón, resurgir del desastre, para ser uno de los pueb os máis desarrollados del mundo un cuarto de siglo después.
Japón, vencido más por la to sudez y la estrechez de miras de su clase militarista, que no permitió que fuera. creador y tuviera iniciativas en cuanto al descubrimiento y uso de técnicas nuevas en la guerra, rena ceria de sus cenizas como lu le gendaria Ave Fénix.
En su opúsculo Hiroshima. el escritor japonés Hideo Masa ka, nos relata algo conmovedor que nos muestra las gigantescas fuerzas morales del pueblo japonés ante la derrota. Fuerzas que en el plano espiritual eran más potentes que las que en el plano material desataron en forma horrorosa, las dos bom bas que inauguraron la era nu clear aplicada a la guerra.
Acababa de pasar el episodio infernal de Hiroshima. El úni co hospital que quedó en servi cio en la ciudad mártir fue el de la Cruz Roja, con sus muros cuarteados, sus techos semi hundidos, destruida gran parte de sus equipos, y con gran can tidad de personal médico y pa ramédico muerto o herido Nunca se supo quién echó a rodar la especie de que por lo menos durante un lapso de se tenta años, la vida humana, ani mal y vegetal desaparecería de Hiroshima por la radiactividad.
LOS RABANITOS EL JAPON HABLA MAC ARTHUR Es mi más fervorosa esperanza continuó Mac Arthury ciertamente la esperanza de toda la humanidad, que de esta solemne ocasión, un mundo me jor nazca de la sangre y matan zas del pasado. Un mundo fun dado sobre la fe y la compren sión. Un mundo consagrado a la dignidad del hombre y al cumplimiento de sus más profundos anhelos. En mi calidad de Comandan te Supremo de las potencias aliadas continuó declaro que tengo el firme propósito Según la tradición de Jos países que represento de proceder con justicia y tolerancia en el cumplimiento de mis atribuciones, adoptando al mismo tiem po, todas las disposiciones nece sarias para asegurar el pleno, inmediato y fiel cumplimiento de las cláusulas de rendición.
Luego, invito a firmar los do cumentos en dos tantos, a los delegados japoneses. Después de que los nipones firmaron, le llegó el turno a Mac Arthur.
Mientras lo hacía, dijo: Rogue mos todos por la paz. y que Dios la preserve para siempre.
También por los aliados. firma TOME DIGEL El general Mac Arthur se adelantó hacia los micrófonos, y leyó una alocución, de estilo cas trense en su concisión, pero elo cuente. Estamos aqul reunidos di Jo como representantes de las principales potencias beligeran tes, para concluir un acuerdo solmne mediante el cual, la paz podrá ser restablecida. El resultado de la lucha, en la que se enfrentaron ideales e ideolo gias divergentes, ha quedado de cidido en los campos de batalla de todo el mundo, y por lo tan to, ahora no vamos a discutir El nuevo antiácido de acción combinada CAPA AMARILLA libera los gases atrapados en el estómago.
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