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10 LA REPUBLICA, viernes 10 de noviembre de 1974 LA REPUBLICA Do Re Ai Rodrigo Madrigal Nieto, Director Julio Rodriguez Bolaños, Subdirector Yehudi Monestel Arce, Jefe de Redacción Alvaro Cedeño Gómez, Gerente General Dos son los meses más hermosos en Costa Rica.
000 EDITORIAL Diciembre por sus almcillos naridellos y octubre por los huecos en las calles.
000 En la balanza del folclor nacional, octubre se lleva, sin embargo, las palmas. Nuestra Navidad carece de sabor tipico, autóctono, ancestral.
Pero, octubre, con sus huecos, nos llena este vacío folclórico.
Por culpa nuestra, 000 Casi no hay automovilista, o conductor que no renlegue de los huecos y maldiga en todos ellos al Gobierno. Injusta censura. Estos eriticones no le dan sabor a la vida. los huecos tienen su sabor.
Costa Rica ha caído 000 Desde hace muchos años, nos abrasaba el deseo de lanzar la filosofia del hueco.
en el descrédito 000 En primer lugar, los huecos constituyen uno de los mejores Instrumentos nemotecnicos de que tengamos conocimiento. No es cualquier trompudo el que puede manejar en Costa Rica. Sólo aquellos que dominan a perfección la colocación de cada uno de los huecos en la geografia urbana y no urbana puede manejar con éxito y sin peligro.
000 De aqul que, allá por los meses de agosto y septiembre, cuando los huecos aparecen en toda su lujuria, comienza a funcionar la memoria de los costarricenses. ay de aquel que no se aprende con precisión matemática y milimétrica la colocación de un hueco o de un conjunto de huecos. Este tal perece.
En un periódico de los Estados Unidos, Miami Herald, así como en otros órganos de prensa de gran difusión se ha publicado, en estos meses, un anuncio que, adornado con una mujer en traje de baño, dice asi. MUJERES. Tres dias excitantes en Costa Rica. En un lugar aparte de dicho anuncio se consigna que los interesados en vivir estos dias de placer con mujeres costarricenses han de dirigirse a determinada persona, en tal dirección, quien les hará los arreglos correspondientes.
Lamentablemente, esto ocurre por culpa nuestra. Este anuncio que comentamos, y que a algunos no les producirá ni frio ni calor, describe a cabalidad el concepto que de nuestra Patria se tiene en el extranjero.
Nos preocupa profundamente que en forma tan vil se ultraje a los mujeres de Costa Rica, pero este hecho no os sino uno de los capítulos de una historia oscura, preñada de claudicaciones de entreguismo, que nos manifiesta a las claras la vergonzosa opinión que en el exterior se guarda hacia nuestra Patria.
000 Si el dominio de la ciencia huequera es imprescindible durante el din, cuando Apolo con sus dorados rayos llumina la faz de In tierra, este conocimiento se torna vital, existencial, supervivencial, durante la noche, vuando la diosa Diana corretea por los bosques en busca de su presa.
000 Admiramos los mortales a los ciegos que, sin luz en sus ojos, pero a punta de tacto, olfato y otros sentidos, recorren las calles y los negocios y los barrios, evitan los obstáculos, esquivan el peligro. Pero, más dignos de elogio son los conductores de vehículos costarricenses, que, a ciegas, deben eludir, so pena de muerte, todos los huecos que se le presenten en el camino hasta pisar tierra firme en su casa.
000 Cuando un costarricense viajaba por otros países, hace algunos años, recibía con una no oculta y sana vanidad diversos elogios sobre su país, entre los que destacaban la be.
lleza de nuestras mujeres, la proscripción del ejército, la dignidad del maestro, la desaparición del soldado, la conversión de los cuartehes en escuelas, la suavidad de nuestro clima, la magnificencia de nuestros paisajes, la tranquilidad y la paz que brotaba a raudales y que, sin tasa ni egoismo, entregábamos a nuestros visitantes.
Las calles de Costa Rica son las más oscurs del mundo. Por lo tanto, el conductor debe saber de antemano donde está enda hueco y, como estos son millares en un tramo de un kilómetro, se necesita In memorin de un dios para evadirlos todos y no caer en ninguno. Esta proeza del ser costarricense debería consignarse algún din en la Historia Universul y en la Academia de Ciencias de todos los países.
Cualquier costarricense bien nacido siente que le hierve la sangre de cólera al leer esta propaganda y comprobar asi el bajo concepto que de nuestra Patria y de nuestras mujeres tienen algunos en el extranjero.
Pero, lamentablemente, esto ocurre por culpa nuestra. Por culpa de autoridades débiles y alcahuetes que permitieron toda suerte de devaneos en nuestras vias públicas y en numerosos centros de corrupción al punto que la prostitución de menores se ha convertido en moneda de curso corriente, sin que las mujeres de Costa Rica. ante el silencio de los hombres levantaran su voz de protesta.
Lamentablemente, esto ocurre por culpa nuestra, al permitir que lleguen a nuestra Patria, dia a dia, numerosos miembros del hampa, maleantes, atorrantes, hippies, drogadictos, la drones, prófugos de la justicia, que, so capa de turistas, o de Inversionistas, se instalan para siempre en Costa Rica, donde hacen lo que quieren sin control ni modida.
000 Pues bien, el hueco ha de servirto para renegar satánica o políticamente, sino para ejercitar la memoria.
000 En segundo lugar, como los huecos no son escasos sino miriadas no sólo ha de ejereltarse la memoria sino también el equilibrio. veces, hay que evndir en pocos metros decenas de huecos y esto sólo un costarricense, acostumbrado, por herencia, a hacer equilibrio siempre, puede realizarlo.
Pero, ahora, se nos conoce en todos los rincones del planeta por la guarida de un gángster internacional, protegi.
do de nuestras autoridades, dueño de buena parte de nuestro territorio y de numerosas empresas, financiador de partidos, anfitrión espléndido de algunos costarricenes, al que se le rinde pleitesía y se le visita como a un procónsul en los tiempos de Roma, que, poco a poco, se va posesionando de hombres, de conciencias, de tierras, de poder politico y de medios de comunicación social.
000 En tercer lugar, los huecos son, junto con las vacunas y los antibióticos, poderosos medios para combatir la mortalidad. Los accidentes se producen en carreteras en buen estado, jamás donde abundan los huecos. Aún más, como el Estado costarricense no puede reducir el número de accidentes en las carreteras, por qué, en vez de criticar, no tomamos en cuenta que, posiblemente, los huecos en las vías públicas constituyen un plan gubernamental contra los accidentes?
Todo esto lo saben las autoridades y el país, pero se discute, tontamente, sobre el peligro de la fusión de la Guardia Civil y de la Guardia Rural y no de temas vitales como estos.
000 El descrédito que ha caido como un manto negro de verguenza sobre nuestra querida Patria está llegando ahora, en las páginas de algunos periódicos extranjeros, hasta mancillar el honor de nuestras mujeres, que, junto con nuestros niños son nuestro mayor tesoro.
Mientras tanto, los guardianes de la Patria siguen durmiendo a pierna suelta.
En cuarto lugar, la vida moderna lleva una carga nuclear de histerismo, locura, frenesi e impaciencia. La velocidad es In norma suprema. Los huecos son la antivelocidad. Ellos traen un mensaje de paciencia y de estoicismo ante la vida.
Lamentablemente, esto ocurre por culpa nuestra, al permitir la mujer costarricense que se abuse de ella en la propaganda comercial, y que por un concepto erróneo de la liberación de la mujer ésta pretende equipararse al hombre y eliminar las diferencias con 000 No refuntuñemos, pues, ante los huecos. No critiquemos la superlativa ineficiencia del Estado costarricense en la construcción de carreteras.
Los huecos obedecen a un plan perfectamente coordinado para que el costarricense mire la vida con sentido humano.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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