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LA REPUBLICA, Lunes de mayo de 1975 Del valle a la montaña para servir en a T13 GGS, Gerardo Garcia tiene 26 años. Tenía apenas 19 cuando alguién, un buen día, lo llevó a un cuartucho pequeño, desordenado, con poco aire, apenas el necesario para respirar dos o tres personas. Ileno de tarjetas con nombres raros, procedentes de países, algunos conocidos y los más desconocidos.
En medio de aquella confusión sorprendente, en la que alternaban algunos aparatos raros que parecían ser de radio, repuestos y manuales gastados que denotaban el uso constante que se hacía de ellos, Gerardo Garcia, T13 ggs, apenas un estudiante, sintió calor. Pero no ese calor de falta de aire que sofoca. Era otro calor: Había entrado apenas al cuartucho, cuando oyó en tono un poco distorsionado y agudo, voces que repetían frases, y en cada frase, palabras dichas una y otra vez Le pareció todo aquello misterioso y lejano, pero se sintió subyugado. Hablamos con Argentina. balbuceó alguien muy quedo, y entonces Gerardo García boquiabierto, presto atención. En efecto. Era Argentina! miles de kilómetros, al final del final de América, a donde Magallanes, en proeza histórica tras jornadas interminables había descubierto el Cabo de Hornos. Argentina! Será posible, en tan pocos minutos, y aquí en este cuartuchol. Su calor aumento: era el calor del entusiasmo y la sorpresa. aquel cuartucho, entonces ya no le pareció desordenado, ni el aire sofocante, ni la luz poca. En resumen, Gerardo García ya no se sintió en un cuartucho. Penso. más que pensó, meditó: Esto es un templo, y en este templo convergen por líneas invisibles y misteriosas, tras un convivio fraterno, las voces y los afectos de los hombres y de todos los pueblos. Le parecería una paradoja que de aquella babel herteziana de idiomas y de infinitas distancias, aflorara por sobre todas las diferencias, la incommensurable reserva de solidaridad y amor que el hombre guarda en su anatomia y que por siglos de siglos han buscado las filosofias de todos los tiempos. Desde entonces, Gerardo García, se hizo radioaficionado, pero de tal manera, y con tal calor, que a él, la verdad. si le caia como anillo al dedo, la denominación de la jerga afectiva de la radioafición: a él si le caía que le dijeran radioloco.
Su afición se hizo, desde entonces, de veras, locura. Locura por servir a los demás a través de la comunicación. Locura por hacerse presente a donde una congoja, o el sufrimiento de un dolor abatian a un ser humano; por enjugar con el sedante de un mensaje, la lágrima de sufrimiento de una madre. de un padre, tal vez de un esposo o de una esposa, de un hijo, de un pariente o de un amigo. Gerardo García, aprendió con avidez, todo cuanto tenía que saber, para hacerse entender por la radioafición, de todos cuantos salían al aire, surcando el espacio del universo sin fronteras ni divisiones en busca de un tráfico. de un comprendido. de un SO. listo a dar el ante el llamado desesperado de emergencia de un colega territorialmente distante, pero cercano en los afectos y en el servicio.
Muchas experiencias hubo de Un tronco caído en la colina cublerta de bosque sirve a Gerardo García para instalar su aparato de radioficionado. Un avión ha caído en el Volcán Turrialba y con la Cruz Roja va él, a pie, con la carga a la espalda, tan sólo para servir.
pasar Gerardo Garcia su podían extenderse por falta de la determinación de Gerardo entrega incondicional la comunicación de estas patrullas Garcia de continuar en su puesto comunicación radioaficionada, con sus bases y porque si se hasta la última orden. Cuando antes de aquél de diciembre de alejaban, la espesura de las ella llegó, Gerardo retomó al seno 1974, que habría de marcar un montañas se las tragaban de su familia, pero su trabajo hito en su existencia Tráficos de haciendo imposible su estaba deteriorado y su hacienda muerte los hizo muchas veces localización. Entonces Gerardo al garete. Pero. rara cosa habia llevando paz y tranquilidad a García, echó al hombro su equipo sucedido. a Gerardo García ya no muchos hogares; hizo antena de radio y se ofreció como le importó: en él habia surgido durante largas horas para auxiliar voluntario Marchó con las otro hombre, que se sentia dueño a los damnificados del terremoto patrullas, las comunicó de un trabajo y de una hacienda de Managua. del huracán Fifi.
permanentemente con sus bases y diferentes. que vivían y andaban en Honduras, y comunicó a esto permitió que pudieran hacer con el como un patrimonio que poblaciones enteras cuando el jornadas de varios días sin perder nadie podía deteriorar. Gerardo furioso Reventazón aisló sin la comunicación y la provisión de García, después de aquella alimentos y servicios a vecinos de auxilios. Aviones militares jornada se sentía más fuerte, más la rengión de Turrialba en Costa helicópteros surcaban el espacio y seguro y más dueño de sí mismo, Rica. escudriñaban la espesura de los la noche de su llegada al hogar Pero ese de diciembre de 1974, bosques, guiados desde tierra por durmió más tranquilo que nunca.
lo hizo abandonar todo: familia las voces que salían desde puntos Al amanecer, con la salida del sol trabajo y hacienda. an avión invisibles, del aparato de radio de hondureño habia desaparecido del nuevo día pensó que era el Gerardo García. Durante varios hombre más rico del mundo, con sus pasajeros, en las montañas dias y varias noches, muchos miles impenetrables de Turrialba, y la porque aquella jornada le había de centroamericanos vivieron búsqueda desesperada se inició dejado una riquísima enseñanza: pendientes de los mensajes de Gerardo Garcia. joven, estudiante, con patrullas de voluntarios, de esperanza que se radiaban desde miembros de la Cruz Roja, y de agricultor pero sobre todo.
el pequeño aparato portátil de elementos radioaficionado, había aprendido de Seguridad GerardoResguardo del Gobierno de la a amar a sus semejantes.
Frio, hambre y cansancio, de República. Las jornadas no varios dias no pudieron doblegar COM TULLE 29 Gerardo García, TI GGS de Turrialba, un muchacho que deja todo tirado (trabajo, hogar, estudio) con tal de colaborar en aquellas ocasiones en que la emergencia natural o el accidente fatal toca al corazón de los hombres. Muchas horas de cansancio, abnegación y entrega ha dedicado al servicio de sus semejantes en problema.
El mapa es básico en la misión de rescate, tanto o más que los botiquines de primeros auxilios, pero también lo es el aparato de radio del joven que confiesa que aprendió a amar a la humanidad a través de las ondas de la radio Aficionada.
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