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14LA REPUBLICA, Vlernes de julio de 1975 MENSAJE DEL MINISTRO DE EDUCACION AL CONGRESO DE ANDE.
a Debemos concentrarnos con intensa dedicación a levantar la calidad de la enseñanza. Hay cuatrocientos mil costarricenses analfabetos que están postergados. El programa de alfabetización permitirá a los costarricenses demostrar sus sentimientos de solidaridad y cumplir con sus deberes y ciudadanos. Con la Directiva Central de la ANDE y su Comité Ejecutivo, hemos trabajado democráticamente en la tarea común de mejorar la enseñanza y las condiciones laborales del prestigioso magisterio nacional.
en una No se ha descuidado tampoco el aspecto de las reivindicaciones labores del magisterio. La orientación socialdemócrata del Gobierno y la posición constructiva de don Daniel, nos inclinaron a mirarlas con simpatía y sensibilidad: son parte significativa y relevante de la gestión gubernamental, con mayor razón tratándose de los trabajadores docentes, sector que no está sobreprotegido en virtud de las garantías logradas por ellos tras largo y duro batallar, puesto que cada día su quehacer resulta más extenuante y de él se exige un esfuerzo de profundos y duraderos efectos sociales. Cómo admiro, por cierto, la vocación, el sentido de la entrega a una causa noble, la participación entusiasta en variados trabajos comunitarios y la mística con que realizan su labor los maestros. Cuánto respeto merecen especialmente los educadores rurales, quienes trabajan en los lugares más retirados del país y en condiciones que requieren sacrificio y amor a su elevada misión. a Un año de labores, intenso y apasionante, ha transcurrido desde que me presenté ante ustedes a saludarlos, muy consciente de la responsabilidad que me había asignado el presidente Oduber. Desde entonces se ha acrecentado mi experiencia, no tanto la relacionada con la específica función docente, ya que por desventura no soy educador, sino la relativa al conocimiemiento de una esfera de actividades rica en hondas vivencias, todas significativas y valiosas.
No sólo percibo ahora con mayor claridad el conjunto y los detalles de un sistema conplejo, al cual el país demanda con ansiedad creciente mejores servicios, en medio de circunstancias generalmente adversas: mi experiencia va más allá del conocimiento de lo que ocurre en la esfera de la enseñanza; me ha proporcionado esa singular satisfacción de estar dentro del torrente de emociones desatadas por la acción educativa, encaminada a forjar un orden social más humano. Ha sido una oportunidad de servirle a la nación, de múltiples y permanentes estímulos, de sostenida invitación al esfuerzo creador, sobre todo a realizar el compromiso, que nos corresponde a todos los costarricenses, de alcanzar el desarrollo armónico de nuestra personalidad por medio de la participación, activa y solidaria, en la reforma de las condiciones opuestas a la dignidad de todos los individuos.
No quiero decir con lo anterior que mi tarea ha sido bien realizada: miro hacia atrás y me angustia lo que no pude alcanzar por mis propias limitaciones, sin que me alivien las alegrías de algunos logros obtenidos gracias a la amplia y generosa colaboración de cientos de personas de buena voluntad, entre los que complacido destaco al presidente Oduber, a mis colegas en el gabinete, a los funcionarios de mi cartera, al Consejo Superior de Educación, a las asociaciones de educadores, a los diputados y a la prensa.
Con ustedes, los miembros de la directiva central de la ANDE y de su comité ejecutivo, tuve una frecuente comunicación. En muchas ocasiones discutimos problemas educativos y profesionales, como creo que lo deben hacer siempre los costarricenses y como lo predica sin desmayo el presidente Oduber: franca, respetuosa democráticamente. No todo el tiempo hemos estado de acuerdo, pero con mayor frecuencia las coincidencias de criterios así como los arreglos convenidos a través del diálogo, nos han acercado en la tarea común de mejorar tanto la enseñanza como las condiciones laborales del prestigioso magisterio nacional. Juntos hemos trabajado tesoneramente hasta emitir un nuevo reglamento de evaluación y promoción, más acorde con las realidades y los superiores objetivos de la educación general básica: juntos hemos buscado nuevas vías para la capacitación y el perfeccionamiento docentes, lo mismo que con el fin de solucionar problemas tan angustiosos como el costo desmedido de los libros y otros materiales didácticos; a la par hemos andado para explorar nuevas metodologías que actualicen las vigentes y le den a la educación herramientas modernas, en una época que cuestiona todo lo establecido en busca de cambios en el statu que escolar y social. Con la asistencia de la ANDE también nos encontramos en el proceso de revisión de los programas de enseñanza, a fin de adaptarlos mejor a las necesidades de modernización del país y del avance de los educandos que se nos confian.
Me parece que gracias a varias decisiones avaladas por el Presidente de la República, con la ANDE se alcanzaron ciertos objetivos para corresponder, en parte, a tan meritorio comportamiento de los educadores: las revaloraciones, el rompimiento del tope para los pasos dentro del sistema de aumentos anuales, el mejoramiento de las pensiones de los educadores incapacitados, el nuevo reglamento de zonajes, el decreto ejecutivo que persigue la superación profesional y laboral de los educadores sin título (los más postergados de todos los servidores docentes. constituyen pasos importantes en este campo. Todavía hay otras decisiones pendientes, como la de ir hacia una nueva escala de salarios con pasos anuales duplicados, propuesta por la ANDE y la APSE al presidente Oduber y a mí a finales de 1974, la cual el Gobierno contempló en su programa de reivindicaciones económicas para el magisterio, expuesto en la carta del 15 de enero de este año dirigida por el primer mandatario a la ANDE, para ser estudiada por el Servicio Civil, conjuntamente con las asociaciones de educadores. El proyecto final ya fue entregado al presidente por la ANDE y la APSE conjuntamente. Espero que ese otro avance pueda ser aceptado, dentro de condiciones que no agobien al fisco e impidan por ello su realización.
En este nuevo año confio en que en la ANDE y su nuevo comité ejecutivo pueda trabajar como hasta ahora lo hemos hecho, sin estridencias innecesarias percatados siempre de que tanto la coincidencia como la discrepancia nos acercarán a las metas comunes.
Queda pendiente una inmensa labor que requerirá de todos nosotros y de todo el país trabajos de gran magnitud y categoría. Debemos, sobre todo concentramos con intensa dedicación a levantar la calidad de la enseñanza, lo mismo que adaptarla a nuestras particularidades y a las necesidades del desarrollo nacional. Algunas personas recomiendan, con la mejor de las intenciones, que imitemos sistemas de otros Estados que dicen haber alcanzado espectaculares logros en la enseñanza. No debemos echar en saco roto tales sugerencias, pero estimo que cada país debe respetar su propia cultura, su escala de valores, las realidades históricas concretas por las que atraviesa y el sistema institucional que son sus rasgos distintivos, sin que por ello deba quedarse rezagado en los procesos de cambio de actitutdes, los cuales en todos los países deben conducir a reformas generales y persistentes en estructuras obsoletas y deshumanizadoras.
Reconozco que es más fácil poder ordenar autoritariamente ciertos procesos educativos que requieren reformas sustanciales, pero democracia el camino es más largo y dificil hacia el logro de las más altas metas, y no queremos que nuestro sistema de Gobierno deje de ser democrático, por más impacientes que estemos por hacer muchas reformas rápidamente. El mejoramiento de la enseñanza deberá realizarse en dos direcciones igualmente importantes: a aquellos educandos que han tenido y tienen la oportunidad de beneficiarse con los progresos del sistema, los debemos ayudar a que aprovechen esa ventaja educándose más por su propia iniciativa y a través de sus actividades creativas en la sociedad. Pero hay cuatrocientos mil costarricenses analfabetos que postergados, no por la falta de dedicación de los educadores o de otros Gobiernos, como algunos han interpretado erróneamente, sino porque el Estado no ha hecho el esfuerzo indispensable para crear las condiciones sociales que permitan el acceso a la educación a todos los niños, adolescentes y adultos, en especial a aquellos pertenecientes a grupos y zonas marginadas.
El programa de alfabetización que ha iniciado el Ministerio a mi cargo es una oportunidad que se abre los costarricenses para demostrar nuestros sentimientos de solidaridad humana y cumplir con nuestros deberes ciudadanos. Ya se ha realizado las primeras etapas del plan y me complace reconocer que hemos recibido la valiosa entusiasta colaboración de varias instituciones. La Universidad de Costa Rica iniciará el próximo 13 de julio, en Nicoya y Hojancha, la parte que le correspondió en el gigantesco esfuerzo nacional, con un grupo de voluntarios que realizarán asi parte de su servicio social verticalizado; dentro de las actividades de la Vice Rectoría correspondiente, a cargo de la eminente educadora, doña María Eugenia Dengo de Vargas.
Llamo a la ANDE a integrarse de lleno en esta epresa; ya sus directivos manifestaron su adhesión al plan y de este Congreso no dudo que saldrá un apoyo clamoroso para tan hermosa empresa. Claro, para obtener los resultados perseguidos en las dos direcciones antes citadas, necesitaremos remozar a todo el sistema y dotarlo de recursos, como mejores bibliotecas; libros de texto adecuados, baratos y hechos por costarricenses; metodologías imaginativas; más becas y asesoramiento para los educadores, entre otros; sin olvidar el de mayor importancia: la puesta en marcha del programa de nutrición escolar, dentro del más amplio de asignaciones familiares, sin el cual el flagelo del hambre será siempre la repulsa más brutal al derecho a la educación.
Por eso los llamo a participar con teneacidad y fervor extraordinarios en estas acciones patrióticas.
Como los conozco bien, sé que acudirán gozosos. Por ello, Dios y la Patria los abrazarán calurosamente.
nos Fernando Volio Jiménez MINISTRO DE EDUCACION PUBLICA Julio 2, de 1975.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica

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