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Página 10 Sábado 17 de enero de 1976 Suplemento de LA REPUBLICA SOL PAISAJE Para unos fines de semana de película. las Playas de Conchal son inolvidables, dijeron a LA REPUBLICA la familia Jiménez.
La Costa Rica que no conocía Por el Dr. Karl Hoffmann No era mentira lo que me habian contado en Hamburgo sobre Costa Rica. Al principio tuve mis dudas. Siendo, como soy, biólogo de profesión teniendo por delante la necesidad de investigar serpientes diversas, me llevó a la selva un liquido preparado con azúcar moreno los ticos llaman Aguadulce o Bebida y tres tortillas gruesas de maíz con queso. Juro que nunca he comido cosa tan sabrosa. Playas de Tamarindo Nada era mentira. Yo pude ver al presidente José Figueres, un hombre pequeño y muy enérgico, cuando fue a inaugurar una canería para los indios de Boruca.
Don Pepe, como lo llaman todos, entró a los ranchos de los indios manejando un tractor, sin guardaespaldas y sin militares a su alrededor. Matarlo en aquel momento hubic sido lo más fácil del mundo para un enemigo solapado.
Pero en Costa Rica nadie anda con armas de fuego, salvo si va de cacería. a nadie se le ocurriría irrespetar al Presidente cuando anda solo por las calles o por lo campos.
Yo creo que más que la facilidad para realizar mi trabajo cientifico, lo que me impresionó de Costa Rica es la facilidad con que su belleza y la bondad de sus gentes. lo capturan a uno. Ahora yo soy un fanático de Costa Rica, dende sólo hay fanáticos fútbol.
Uno de los nuevos atractivos para los viajeros a Nicoya es abordar el Ferry Boat en el Tempisque. Son quince minutos de travesía en la extensa desembocadura del dulce salado río.
en algunos aspectos en cuanto a la estructura química de los venenos de serpientes, me causó recelo que me hablaran de enviarme a America Latina, donde las revoluciones parecen ser el pan nuestro de cada día. más recelo que hablaran de Costa Rica, un país enigmático para mí, que apenas significaba un ombligo pequeno en el Mapamundi. No obstante, cuando puse mis pies en la tierra de los ticos. me di cuenta que no era mentira lo que se me había dicho.
Lo primero que impresiona en Costa Rica es que no hay ejército.
La Constitución Política prohibe este costoso aparato militar y lo único que tienen los ticos para velar por su paz y seguridad. es una fuerza de policía que, juntando diversos cuerpos, no llega ni a 000 hombres de los cuales un 75 por ciento andan por las calles totalmente desarmados. Con un panorama humano así por delante, lo primero que sufrí fue un relajamiento tal de mi cerebro.
Las tensiones desaparecieron como por encanto. Hablé en el acropuerto Juan Santamaría con un policía. Era un hombre de campo que apenas ganaba un poco más de 50. 00 al mes, padre de lsijos y que tenía seis años de estar en la Guardia Civil. Bueno me dijo, usted no se preocupe.
si no lo vienen a buscar, yo me Chego de enviarlo a San José lo más rápidamente posible es un amigo que tiene una camioneta de reparto. Ese ofrecimiento así, sencillo y espontáneo, me dio la medida del ser costarricense, casi siempre un hombre que anda sonriendo por las calles, bien vestido sin exageraciones. limpio.
fuerte y rebozando salud por todos los poros de la piel.
Luego pasé a San José, una capital pequenita, medio desordenada en su tránsito pero llena de alegría y de cordialidad. a las selvas de Sarapiqui, en una zona influenciada por el clima Atlántico donde llueve casi todo el ano. Angel Camacho fue mi guía.
Un campesino de un lugar llamado Puriscal que se había venido a trabajar en una siembra de bananos pero que prefería ganarse la vida buscando plantas exóticas y palmitos en la selva. Nada se me hizo dificil. precios razonables alquile botes para meterme aguas abajo del Río Sarapiqui hasta casi llegar al Río San Juan donde tenia que comenzar mi búsqueda de serpientes. Y, cosa curiosa, hasta la gente pobrísima de los rancherios de Rio Sucio, me dejaban estar en sus posesiones sin cobrarme nada bien regalándome frutas. Una vez un chiquillo de don Albino Monte, otro hombre que contrate para ayudara con mi cargamiento de Mayor vigilancia en El Coco Ticolor un LA ALEGRIA EL COLOR DE SU VERANO.
lo revela con cariño para Ud.
El nuevo delegado cantonal en Playas de El Coco es don Marco Aurelio Vargas, elemento conocedor de los asuntos fronterizos. Fue trasladado a la zona para buscar un mejor beneficio para los pobladores de esa extensa región.
Para lograr más efectividad vigilante, el Ministerio de Goberación enviará pronto ocho efectivos más. Además habrá una patrulla costera permanente.
más NO OLVIDE SU CAMARA PELICULAS KODAK.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.