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ELDOUSTRIAL Editorial Datos reveladores y acusadores Se han comenzado a publicar algunas cifras reveladoras de la situación económica de Rica y de Dichas cifras nos demuestran, sin lugar a dudas, que Costa Rica es el país con los más altos impuestos en Centro América. Mas, no se trata de diferencias leves o de poca monta, sino radicales, que nos indican en qué estado se encuentra nuestra economía y en qué forma se ha conducido la política económica en estos años.
En cuanto a transacciones internas per cápita, Costa Rica soporta impuestos superiores en más del doble a Guatemala, tres veces mayores que El Salvador y Hon.
duras y mucho más elevados que Nicaragua.
En lo tocante a los ingresos tributarios per cápita, Guatemala representa el 43 por ciento, El Salvador, el 46 por ciento, Honduras, el 38 por ciento, Nicaragua el 72 por ciento y Costa Rica el 111. 76 por ciento. Las diferencias saltan a la vista.
Con respecto a los impuestos directos per cápita, Guatemala tiene un 66 por ciento, El Salvador, 11. 09 por ciento, Honduras, 11. 40 por ciento, Nicaragua. 10. 81 por ciento y Costa Rica, 24. 61 por ciento. Es decir, cuatro veces más que Guatemala, más del doble que El Salvador, Honduras y Nicaragua. Sobran los comentarios.
En relación con los impuestos sobre el comercio exterior per capita, Guatemala soporta el 13. 52 por ciento, El Salvador, el 18. 87 por ciento, Honduras, el 13. 49 por ciento, Nicaragua, el 30. 15 por ciento y Costa Rica, el 37. 20 por ciento. Qué quiere decir esto? Que, en punto al comercio exterior, actividad capital para incrementar el acervo de divisas y para impulsar la economía nacional, Costa Rica tiene impuestos por un monto equivalente a tres veces el de Guatemala, el doble de El Salvador, tres veces el de Honduras y bastante más elevados que Nicaragua Las cifras citados son elocuentes. La actitud del Gobierno de Costa Rica apunta a un solo objetivo: imponer tributos crecientes a las actividades productivas y a los consumidores, a fin de satisfacer los intereses electorales que, al parecer, son los únicos que interesan a nuestros dirigentes.
Ahora bien, si, al menos, pudiera argumentarse, en defensa del Estado, que este desmesurado aumento de los impuestos y estas diferencias escandalosas con el resto de los países de Centro América han tenido como objetivo resolver los problemas sociales del país e incorporar a los beneficios de la civilización a los sectores marginados, el sacrificio tendría sentido y con gusto estaríamos dispuestos los costarricenses a aceptar cualquier medida de estas, pues, a la postre, el desarrollo social y económico de estos grupos alimentaria la economía costarricense.
Sin embargo, las estadísticas nos prueban lo contrario.
La brecha social, como lo ha manifestado reiteradamente la Oficina de Planificación, ha aumentado no por enriquecimiento de las clases poderosas como demagógicamente gritan los extremistas y algunos politicos mediocres, sino por la politica económica y social errónea que ha seguido el Gobierno de la República, mejor dicho, la política nacional.
Nuestros dirigentes echan mano de los impuestos y de las restricciones con tranquilidad que pasma. Pareciera que es lo único que saben hacer. No nos explicamos en qué consisten los estudios económicos que realizan algunas personas y qué harán los técnicos que rodean a nuestros gobernantes. Gobernar a punta de impuestos y echar mano de los tributos en toda coyuntura, a fin de salir de apuros, sin meditar en las consecuencias económicas y sociales, es tarea en extremo fácil. Los dirigentes y los políticos salen, en efecto, de apuros. pero destrozan la economía y con ello arraigan la injusticia social.
Sostenemos, por ello, como lo hemos expresado en dias anteriores, que el mal mayor de nuestra economía no rodica en el déficit comercial o en el fiscal, y ni siquiera en la balanza de pagos, sino en algo más grave aún: en la superficialidad con que se toman las decisiones, en la ausencia de una política económica y social congruente, en la falta de sentido técnico.
os intereses electorales, politicos o circunstanciales se han impuesto.
Basta hojear el presupuesto nacional para convencerse de esta dolorosa realidad. Esto nos explica aumento desmesurado de la burocracia, que consume los recursos del Gobierno, y el incremento de obligaciones fiscales en el campo de los servicios. Cuando el fin es complacer los intereses creados y las presiones, no hay sentido técnico que valga.
Las cifras expuestas en los primeros párrafos de este editorial nos hablan con un lenguaje demasiado claro.
Esos datos constituyen un fulminante yo acuso. contra la política económica y social seguida en Costa Rica en estos años.
Nada resuelven, por ello, los parches ni las medidas tomadas a última hora, cuando la bancarrota está a la vista, mientras no se ahonde en las verdaderas causas de nuestros problemas y mientras la seriedad, la responsabilidad, la disciplina, la austeridad y el sentido técnico, no orienten a nuestros funcionarios y dirigentes.
el industrial ORGANO INFORMATIVO Vocero oficial de la Cámara de Industrias de Costa Rica.
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