Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Que reelección la decidan diputados LA REPUBLICA. Jueves de junio de 1976 Un número de compatriotas me pide que vuelva a participar en la lucha electoral, en las próximas elecciones para Presidente en 1978. Aunque me parece prematura toda actividad política a sólo dos años del cambio de gobierno, y creo que es tiempo más bien de trabajar, dejando que el Gobierno desarrolle su labor, hay una circunstancia especial que me obliga a dar una respuesta ahora mismo. Esta respuesta la he meditado durante varias semanas, con el mayor sentido de responsabilidad posible.
Entre los ciudadanos que me hontan con su confianza, hay algunos que tal vez no recuerdan que existe un escollo legal para que yo pueda pensar en una candidatura: es la reforma introducida a nuestra Constitución en 1969, creo que ya con estos propósitos.
Yo quisiera que entendieran bien esta situación quienes, ya sea influidos por viejos afectos que yo agradezco hasta sentirme conmovido, o por apego a los principios democráticos, más que a las formas casuisticas, me instan a que sea candidato, como si esa decisión dependiera únicamente de mí, cuando depende en primer término de la voluntad de los representantes del pueblo costarricense ante la Asamblea Legislativa, que tienen en sus manos el proyecto de reforma.
Es humano que muchas personas aspiren a altas posiciones y que recurran con tiempo a sacar del cuadro a quienes las ejercen o las han ejercido. Ahora, para evitar el daño, si algún día lo hubiese, de lo que podría llamarse una maniobra politica poco meditada; y para dar libertad ahora mismo a los ciudadanos de votar por uno u otro de dos expresidentes conocidos, se necesitaría que los señores diputados eliminaran la reforma de 1969.
Al efecto, está presentada ante la Asamblea la proposición correspondiente.
Sobre ese Proyecto de Reforma, y sobre el tema general de la alterabilidad en el Poder, yo tengo mi propia opinión, en principio, y en las condiciones de la Costa Rica de 1976. Es la misma opinión que expresé sobre este asunto ocho años atrás, en 1968, en un discurso tiTulado. Una nueva actitud nacional.
Sin irrespetar los razonamientos contrarios, creo que al pais le cuesta mucho formar a un Diputado o un Presidente, y que los conocimientos adquiridos no se de.
ben desperdiciar a la ligera, con una excesiva altemabilidad política. Además, creo que no se debe privar a los ciudadanos de escoger sus candidatos con la mayor amplitud posible, hasta donde lo permita la cultura civica del momento. Digo esto porque en algủnas democracias maduras hay hasta reelección sucesiva. En la tradición costarricense, cuatro anos parece ser un término prudente de separación del Poder.
y José Figueres Sin embargo, corro siempre el peligro de que me ciegue la ambición. pesar de que corro siempre ese peligro reiterado, no vengo hoy a decir no a quienes me piden que sirva otra vez de candidato. No quiero ser mal agradecido, ni falsamente modesto, ni asumir la responsabilidad de negarme a servir. Prefiero dejar esa responsabilidad histórica a los miembros de la Asamblea Legislativa.
Indudablemente mis ideas en esta materia pueden estar influídas por mi propia ambición. Aunque tengo la vanidad de creer que, con todos mis defectos, soy menos ambicioso que amigo de servir, comprendo que corro el peligro de que en cualquier momento me ciegue la ambición.
Recuerdese que en 1949, con las armas en la mano, la Junta Fundadora de la Segunda República, que tuve el honor de presidir, dejó el Poder a los 18 meses de ejercerlo y no a los anos, como había propuesto al país. Nos pareció a quienes la integrábamos que la emergencia estaba superada, y que no se justificaba por más tiempo el Gobierno Provisorio.
Nos fuimos todos a nuestro trabajo, insistiendo en no aceptar varias proposiciones generosas para que nos quedáramos unos cuantos miembros de la Junta en el nuevo gobierno constitucional. Pero, a pesar de aquel desprendimiento, que entonces me pareció normal, corro siempre el peligro de que me ciegue la ambición.
Recuérdese que en 1965 rehusé ser candidato a la Presidencia, solamente por dejar el campo a un compañero más joven y mejor político, el Lic. Daniel Oduber, nuestro Presidente hoy. La elección de 1966 perdió nuestro Partido. probablemente en parte por culpa de mis errores anteriores.
Cuatro años después volvió la discusión sobre quién debía ser el candidato del Partido y resulté serlo yo mismo, y volví a la vida pública después de 11 años de voluntaria sepración. Sin embargo, corro el peligro, en cualquier instante, de que me ciegue la ambición.
Recuérdese que he sido Ex Presidente bajo cinco Presidentes de distintos partidos, y nunca les he creado dificultades. Si alguna vez he podido servirles en algo.
extraoficialmente lo he hecho con gusto. Si ha habido momentos de agitación, he proc rado ayudar a que los ánimos se calmen. Si se ha tomado alguna medida importante, que sea momentáneamente impopular pareciéndome a mi buena (como el llamado Protocolo de San José y como la contratación con ALCOA. me he pronunciado en favor del gobierno, sea cual fuese el Presidente o el partido gobernante. Sin embargo, corro siempre el peligro de que me ciegue la ambición.
Recuérdese que, al contrario de lo que fingen creer algunas pobres mentalidades, jamás me he beneficiado económicamente de mis posiciones públicas, habiendo manejado diversos fondos, cuantiosos, de causas nobles de varios países. Todos estos asuntos, junto con algunas injusticias que he sufrido durante mi vida, no se conocerán sino cuando se publiquen mis memorias.
La verdad es que he tenido que contribuir más que na.
die a cuantas luchas cívicas, periodísticas o culturales me ha tocado ayudar. Como lo sabe el público, no dejaré al morir hijos ricos sino hijos útiles. Una Fundación benéfica manejará cualquier remanente que hubiere. Sobre todo, quedarán funcionando varias empresas importantes para el país, con innovaciones que son fruto de árdua investigación agrícola y fabril para beneficio nacional.
Con todo respeto para las opiniones contrarias, repito lo que dije improvisadamente en una entrevista por tele visión hace unos meses: Debemos revisar lo antes posi.
ble nuestra Constitución y nuestro aparato del Estado, que son frutos de dos períodos de pasiones, desde 1940 en adelante.
Quienes engendramos el presente régimen politico en los 18 meses de la Junta Fundadora de la Segunda República, tomando como base la tradición nacional, mejorando la Reforma Social recién iniciada. igual que quienes la iniciaron. podemos sentirnos orgullosos de lo bien que ha funcionado en varios aspectos. Pero no po demos pretender que esas creaciones, concebidas en plena lucha, perduren por los siglos, especialmente en tiempos en que todo cambia dia con dia. Ahora que están mitigadas las pasiones y que hay experiencia acumulada, debiéramos cambiar al menos lo que anda más mal, con el aporte de más mentes, evitando los go.
biernos de círculo cerrado. y construyendo todos sobre bases más serenas.
Si la reforma que está planteada a la Asamblea no pasa, de nada servirá que yo entre ahora en detalles. Si juese aprobada, tiempo habrá (casi dos años. para ha blar y escuchar. Gran número de ciudadanos con cuerdan en que muchas de las instituciones que hemos creado, aunque bien inspiradas, no trabajan bien, Mencionarlas seria culpar injustamente a los funcionarios que las manejan. El mal es casi general, creciente. Nuestro Estado Político no responde a las necesidades del dia.
Algunas gentes dicen que es cuestión de hombres.
En primer lugar, tenemos que ser costarricenses quienes manejemos a Costa Rica. En segundo lugar, mientras en el gobierno han estado altemándose diferentes partidos y hombres de diferentes ideologias, y aunque el progreso general es innegable, algunos defectos han ido de mal en peor. Tiempo es ya de revisar.
Más bien, hay un dato alentador. En todas las ins.
tituciones se encuentran hombres y mujeres que saben lo que se debe reformar, y cómo, y se sienten frustrados por falta de Poder. Nuestras leyes y reglamentos forman hoy una marafia impenetrable, y nuestros campos de acción institucional se entrecruzan y se obstruyen unos a otros Conozco varios grupos nuevos, bien informados, con vocación de hombres de Estado a pesar de que la iniciativa privada les ofrece oportunidades económicas me jores. No hay comparación entre la cantidad y calidad de material humano que tiene hoy la República, y las que tenia en 1940, o en 1948. Pero, repito, para una reforma a fondo, pacifica, del Estado costarricense actual, es indispensable disponer libremente de personas de diferentes trayectorias ideológicas y políticas, y abrir lo más posible el círculo de las oportunidades a muchas mentes, Los conocimientos y las experiencias que se necesitan para la nueva labor son muchos y variados Por ejemplo yo mismo, bien asesorado. puedo contribuir con algunas ideas en materias económicas y sociales; pero no podria dar un paso en asuntos institucionales, sin abogados. hay muchos abogados, jóvenes y viejos, que no han tenido oportunidad de contribuir a la modernización, cada dia más necesaria del Estado costarricense.
La Reforma Económica y Social en nuestra era nos crea interrogantes todo el tiempo. En términos mun diales, por ejemplo, nadie sabe hoy qué implicaciones tendrá. si llega a producirse, la entrada del Partido Comunista al Poder en Italia, Francia o Portugal.
En ámbito costarricense, no sabemos a qué grado de comprensión podrán llegar los empresarios y los tra bajadores. Mucho depende de la cultura económica que logremos alcanzar. Muchas discusiones parten de premisas falsas. Casi nadie comprende que una sociedad, lo una ecounidad, más precisamente hablando. no puede consumir más de lo que produce. Cuando eso sucede, viene el alza de los precios a restablecer el equilibrio, como una defensa biológica de la economia.
En las propias Instituciones del Estado, que se suponen ser de inspiración social, no hay paz social.
Hace falta una mayor preocupación por el fun cionamiento de la economia general, y no sólo por los ingresos de cada persona y de cada grupo.
Nada se remedia, y mucho se arriesga, con luchas de clases trasnochadas. Debiéramos comprender hoy mejor que hace un siglo el fenómeno económico y la justicia social. Hace falta un mejor reparto del producto, pero no sólo entre los grupos, sino también entre lo que se consume y lo que se ahorra.
Estoy convencido, por mi conocimiento de mi Patria, después de ejercer tres gobiernos y de trabajar 50 años en industria y agricultura, de que, gracias en buena parte a lo que ya se ha hecho, la evolución pacifica y ordenada es posible en la Costa Rica de hoy. Lo que necesitamos es vigorizar nuestra fe.
Repito mi agradecimiento por el honor que me hacen los ciudadanos que desean reformar la Constitución y me piden que aspire de nuevo a la Presidencia de la República. Como he dicho varias veces, mi deberes servir. Pero es evidente que la decisión ha de ser de los señores diputados, después de consultar con su con ciencia y con sus electores, y después de sopesar las alternativas del momento en esta coyuntura, que parece ser poco común.
En buena teoria democrática, los diputados, por capaces que sean, no se representan a sí mismos en asuntos de importancia, sino a los votantes. Si esa base popular desea o no reformar en este punto la Constitución, los señores representantes a la Asambles Legislativa harian bien en oírla y en acatar honestamente esa voluntad, y expresarla con sus votos. El veredicto de bemos respetarlo todos.
Mi respuesta sería incompleta si no informase a mis conciudadanos de lo que pienso sobre el presente y el futuro del país, después de 30 años de honrosa participación, poco esperada o buscada por mí, en la politica nacional.
Casi no haré más que repetir cosas ya dichas. Los temas de discusión de una época son relativamente pocos, y se deben repetir constantemente. quien yo escuché por primera vez este sabio adagio, en Costa Rica, fue a don Rogelio Sotela. Todo está dicho ya miles de veces, pero muy poco se ha oido.
Lo primero es reconocer que el cambio social y el.
desarrollo económico planificado son tan inevitables hoy.
como lo fueron en otros tiempos la abolición de la escalvitud y las guerras de Independencia. Nuestro arte debe estar en que los cambios se realicen de manera racional, sin causar empobrecimiento ni penas mayores, y sin pretender la perfección. Yo parto de esa premisa, y quienes digan que eso no es posible, les ruego dejar la discusión para otro día.
Creo que, en busca de una paz duradera, y para aunar esfuerzos, se deben fundir en el crisol de nuestra historia varias corrientes económicas y sociales que mucho se han combatido entre sí, pero que llegarán a constituir, cuando se mire hacia atrás, un solo período en la vida nacional: será el período del desarrollo y de la justicia social que va desde 1940 hasta nuestros días.
Comprendo que todavía se hieren algunos sen.
timientos al decir esto, y ruego que me perdonen los ofendidos. No estoy hablando de formar un solo parti.
do. para efectos electorales oportunistas, ni de repartir puestos. con criterio banal. Pienso más bien en términos históricos; en la necesidad de que nos pongamos de acuerdo sobre lo que deseamos para el país, en fór.
mulas políticas, económicas y sociales, después de cuatro décadas de numerosos tanteos, algunos errores, y muchos éxitos.
Para rectificar errores se necesita, antes que medicina, un diagnóstico puesto al día. Creo que ese diagnóstico revelaria hoy al menos tres verdades: una, que hay mucho en común, bueno y malo, entre lo que va del 40 al 48. con dos Administraciones, y el período de 30 anos de 1948 a 1978, con ocho Administraciones de varios partidos divergentes: otra, que en esos 40 años se han logrado muchas realizaciones; y la tercera, que gran parte de lo realizado necesita revisión.
LA REPUBLICA un diario independiente al servicio del pueblo Publicado por Editorial La Razón, Director. Rodrigo Madrigal Nieto Subdirector. Julio Rodriguez Bolanos Jefe de Redacción. Yehudi Monestel Arce Gerente. Luis Hoffman Cartin Publicidad. Johnny Chacón Soto Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa Planta y oficinas centrales, Tournon Norte.
Teléfonos: 23 02 66. 22 28 14. 21 04 29.
Sucursal, calle avenidas 1.
Tels: 23 51 12. 23 51 24. Apartado: 2130.
Suscripción a domicilio: 15. 00 al mes Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.