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10 LA REPUBLICA, lunes 31 de enero de 1977 o EDITORIAL Do Re Ai Resplandece la justicia decisión de los funcionarios del Poder Ejecutivo. Y, desde luego, jamás se obtuvo que el Presidente ordenara imponerle la multa que correspondía cobrarle de conformidad con las leyes fiscales del país. De este modo, cada vez que interpelamos a la Procuraduria acerca de por qué no cumplia con el deber de dar su dictamen al respecto, nos contestaba a sotto voce alguno de sus personeros, que el hombre de arriba no quiere que se moleste a Vesco. ahí morían todos los esfuerzos.
La respuesta de los médicos del Hospital México al Presidente Oduber hará época.
000 En pocos trazos y con tres mandobles ponen los puntos sobre las les y describen al Presidente de la República con fidelidad y precisión.
000 En primer lugar, le dicen que si a una mujer se le extrajo la matriz no fue porque a los médicos les dio la gana, sino porque así lo aconsejaba la ciencia médica y así lo exigía un derecho de la paciente: el derecho a la vida.
000 Si, como lo quería don Daniel, la matriz se hubiera quedado donde estaba. a estas horas posiblemente allí seguiría, pero la mujer estaría en otra parte.
000 Don Daniel recibió un telegrama de un esposo furibundo. Por cierto, lo lógico era que la mujer se quejara y no el esposo. En él se quejaba de la decisión de los médicos.
000 Pero. qué hizo don Daniel, nuestro Presidente de la República?
000 Si Pedrito Arroyo hubiera estado en lugar de don Daniel en la Casa Presidencial, Pedrito un chiquito que cursa el primer grado en la escuela de San Caralampio de la Santisima Trinidad de Hatillo hubiera llamado a su mamá, a su amigo de infancia, al cura párroco, al carnicero, al entrenador del equipo de fútbol, al médico, al barbero o a cualquiera para preguntarle qué hacía con el telegrama.
000 Pero, don Daniel quien lo tiene todo no imitó a Pedrito, sino que se fue de cabeza y, en lugar de llamar a Mons. Arrieta, a cualquiera de sus intimos, a la Caja, al Hospital México o al chofer, reunió a la prensa y anunció un juicio contra los médicos.
en 000 Hace unos días, el Presidente de la República, en uno de esos desplantes que él acostumbra hacer para tratar de demostrar cuán honesto y enérgico es, acusó a tres médicos y a dos asistentes del Hospital México de haber practicado una esterilización a una mujer antojadizamente y sin que mediara su consentimiento.
El Presidente, según se ha sabido más tarde, había recibido un telegrama de un amigo personal y gran colaborador político, en el que le relataba la triste experiencia sufrida por su esposa. El Presidente no espero segunda. Sin mayores averiguaciones denunció el caso no sólo ante los tribunales de justicia, sino también ante la opinión pública, con el afán publicitario que atrás señalamos.
Contrastaba esta actitud tan resuelta del primer mandatario con el silencio y la cachaza que ha guardado cuando le han hecho denuncias concretas de la corrupción de altos funcionarios y amigos personales suyos, tan intimos, que aquellas denuncias casi llegaban a rozar el solio presidencial. Ante aquellos hechos, ante aquella patente realidad, el Primer Magistrado optó siempre por dejar que las cargas se arreglaran en el camino, y que el tiempo y el olvido cubrieran con su manto benevolente a los culpables. Manitesto, por ejemplo, en el famoso caso SAOPIM, que renunciaran, cuando a bien lo tuvie.
ran, aquellos que se sintieran culpa.
bles de haber cometido algún delito.
Cuando un grupo egregio de ciudadanos le denunció las fechorías que cometía su entenado Robert Vesco, respondió que él no era nadie para juzgar la conducta ajena, y que lanzara la primera piedra aquel que se sintiera libre de pecado, insinuando, con ello, que no había un ciudadano limpio entre todos aquellos firmantes, pese a que entre ellos se encontraban muchos que son paradigma por sus virtudes.
Cuando descubrimos que el mismo Robert Vesco, gracias a la protección oficial de que goza, le había birlado al fisco el monto de los impuestos de su yate Joya Poco. nos costó un mundo que el gobierno le cobrara aquellos dos millones de colones que era su obligación colectar. Lo logramos, finalmente, por la honrada y enérgica intervención de la Contraloría General de la República, mas no por Y, claro, metió los escarpines.
000 qué respondieron los médicos? Primero: que desde el punto de vista cientifico se hizo lo que se tenia que hacer. Segundo, que ojalá el Presidente de la República procediera, con igual premura, en los numerosas denuncias de tipo moral que se le han formulado en su gobierno. Tercero, que ellos no acostumbran huir cuando han de tomar decisiones graves.
Por estos antecedentes, los médicos que fueron víctimas de la violenta, irracional e inusitada conducta del Presidente tenían que sentirse justamente irritados al comprobar la distinta vara que se usaba ahora para medir su caso, máxime que tenían en su conciencia la certeza de haber procedido con absoluta honestidad profesional y con la prudencia y la habilidad que aconseja su ciencia.
Aquella arbitraria denuncia no podia prosperar, obviamente. Pero lo importante, lo que queremos resaltar estas lineas es que ante las presiones del gobernante se mantengan independientes y libres los estrados de justicia, altivos y serenos sus jueces, apegados tan solo a su elevada misión de dar la razón a quien la tiene, a la luz de lo que dictan las leyes de la República.
Por todo esto nos parece oportuna y atinada la inciativa del señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia Lic. Fernando Coto Albán, en el sentido de establecer un dia en el que se celebre solemnemente la apertura del año judicial. Será esta una ocasión para resaltar la labor cumplida por el Poder Judicial, destacar el talento y las virtudes de sus mejores funcionarios y acentuar en todos ellos, cada año, el orgullo de servir al estado costarricense en una de las más delicadas y complejas tareas, como es la de impartir la justicia en el caso concreto, resguardar la vigencia de los derechos humanos y mantener la fe de los ciudadanos en la justicia, como ante los embates de los políticos y de aquellos que representan poderosos e incontesables intereses, así como ante la amenaza de interven.
ción de los otros poderes, en actos que afecte los legitimos derechos de los costarricenses.
000 En dos palabras, dejaron a don Daniel patitieso.
000 Pero, el problema es más grave aún. No se trata de una anécdota, sino de un modo de ser. Si asi procede un Presidente en algo tan elemental. qué podemos esperar en otros campos?
000 Recordems el triste espectáculo continental que don Daniel nos regalo a fin de año. Lo llamó don Carlos Andrés Pérez, le habló algo del petróleo, le dijo que quizá habría algún crédito para y qué dedujo nuestro Insigne y nunca bien ponderado gobernante! Que debia enviarles un telegrama a los presidentes de Centro América para decirles que Carlos Andrés no les cobraria el aumento del petróleo.
000 El problema es serio.
000 Al parecer, los telegramas no son el fuerte de don Daniel. Si los recibe, no importa quien sea el remitente, se va de cabeza. si habla con un gobe mante de otro país, manda telegramas que no debe mandar.
000 Bendigamos a quien proscribló el ejército en Costa Rica. Pueden imaginarse ustedes lo que haría don Daniel sl en Costa Rica hubiera ejército, con cañones, barcos de guerra, infantes, generales y todo?
000 No es que hubiera invadido a un país vecino pues don Daniel no es un hombre de grandes decisiones ni de hazañas. pero si hubiera utilizado un barco de guerra para pescar en el rio Maria Aguilar.
000 AHORA, UN ESPACIO POLÍTICO PAGADO Recordemos, a propósito, aquellas declaraciones del Presidente que dijo que él había ordenado aprobar la ley de extradición a favor de Vesco, ya que un diplomático de habia formulado, según él, algunas POR NOSOTROS amenazas.
000 El problema de Costa Rica es mental.
000 Ah, tantos años de educación gratuita, obligatoria y costeada por el Estado.
000 lalo Y por favor, no envien telegramas a la Casa Presidencial. En cualquier momento se produce en Costa Rica una catástrofe.
000 Por dicha aún quedan Jueces que pongan las cosas en su lugar.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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