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LA REPUBLICA, Lunes 30 de mayo de 1977 CAMPO PAGADO POR SUS INJURIAS EL SEMANARIO PUEBLO SERA LLEVADO LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA Carta pública dirigida al Sr. Javier Solis, Director de Pueblo: El periódico Pueblo, semanario que siempre está más interesado en llevar agua a su molino de proselitismo político que en respetar la verdad o hacer buen periodismo.
repetidas veces ha falseado los hechos, ha distorsionado la realidad, ha mentido y hasta ha incurrido en la injuria, en sus intentos de desacreditar la labor que realiza el Instituto de Tierras y Colonización.
Ahora se aprovecha ese semanario de la atmósfera de acusación fácil y ausente de pruebas que reina en estos días y pretendiendo salirse con la suya a fuerza de oportunismo, lanza la más grave carga contra funcionarios y contra el Presidente Ejecutivo del ITCO.
En la última edición de Pueblo (número de la semana del 23 al 30 de mayo de 1977. ese semanario dice lo siguiente: No hay la menor duda de que luego de las declaraciones de don Pepe, la corrupción está entronizada en el país, por esto mismo en el seno del Instituto (ITCO) se mira con mucho recelo la forma como adquiere las fincas; los avalúos hechos por el personal que maneja Barranticos, no son creíbles porque conocemos el carácter del Ing. Barrantes. No es un profesional que puede hacer valer su criterio.
obedece mansamente lo que los jefes le ordenan. Para muestra un botón, el Lic.
Gutiérrez Mangel ex Gerente del ITCO, lo acusó penalmente por un informe que su jefe le obligó a firmar. Por todo esto es que hay una corriente en el Instituto para pedir que los avalúos de las tierras que están comprando el dúo Salazar Navarrete y Chaves Arguedas sean realizados por elementos ajenos a la Institución y que se haga público cada vez que se paga la cantidad entregada. Claro que están construyendo la carretera en el Sur (en Coto Sur. pero hay la creencia de que así como cuando Salazar Navarrete y su segundo construyeron la carretera a Cariari, de inmediato se hizo de buenas tierras y se transformó en bananero. No hay confianza y se piensa que esas tierras serán igual a las que Salazar Navarrete compró cuando fue Gerente.
Eso lo publica Pueblo bajo la firma de Norberto Herrera. que ese periódico ha dicho que es un empleado del ITCO. Pero deben enterarse los costarricenses de que no hay en la institución ningún funcionario con ese nombre, de manera que esos infundios y otros que ha publicado Pueblo bajo esa firma son anónimos. Rebasando toda medida y limite.
no le ha bastado a ese semanario con plagar de mentiras sus informaciones sobre el ITCO, sino que ha caído en el muy bajo y vil recurso de usar la injuria como arma.
Si a ese periódico le parecía que había fundamento para hacer alguna denuncia por algo incorrecto en el ITCO y sus compras de tierras, lo procedente no es escudarse en el menguado arbitrio del anónimo, sino publicar una acusación frontal y valiente. Eso hubiera sido lo correcto de parte de un periódico que se respete, el que en tal caso se hubiese encontrado en el deber ciudadano de acudir a los Tribunales, para que se abriera causa judicial, mediante los múltiples recursos que para esto da la ley, contra el funcionario que lo mereciera por sus malos procederes.
Considero que no pueden ser más graves las imputaciones que esta vez hace el periódico Pueblo. Emplea la palabra corrupción y habla de avalúos dudosos para referirse a la delicada función que es tráfico ordinario del ITCO: la compra de tierras.
La directa conclusión a que se desea llegue el lector, por estar implicada en esas palabras, está más que meridianamente clara y es tan falsa como injuriosa.
El semanario Pueblo emplea su heorica arma de la injuria contra un funcionario como el Ing. Barrantes al afirmar que no es un profesional que puede hacer valer su criterio y que obedece mansamente lo que los jefes le ordenan. cuando la verdad es que en el caso del botón de muestra de la venalidad que desea atribuirle el periódico Pueblo, el Ing. Barrantes fue totalmente exonerado de toda culpa por los mismos Tribunales de Justicia. Por mi parte puedo decir, con la frente en alto. que ni al lag.
Barrantes ni a ninguno de los peritos valuadores del ITCO les he hecho jamás la menor indicación ni presión alguna que los indujera a salirse de su propio criterio.
análisis, en especial en materia de la absoluta honestidad, que de no haber quedado a la vista de todos no me habría permitido volver a la Institución diez años después. Ahora que soy Presidente Ejecutivo puedo decir, de cara al público, que en el área en que trabajo soy garante de la honestidad y absoluta honradez en el manejo del ITCO y de sus tierras.
Lo que sucede es que en su afán de empañar de alguna manera la labor que hoy realiza el ITCO, el periódico Pueblo trata de hacer que surjan dudas sobre la solvencia moral de mi desempeño en el cargo de Presidente Ejecutivo. Lo trata de hacer, del modo bajo y pusilánime consistente en escudarse en el anónimo, ensayando lanzar lodo con la aseveración de que prevaliéndome de mi cargo me haya podido enriquecer con tierras beneficiadas por caminos construidos por el ITCO o con transacciones de las que requieren avalúos de tierras.
Por mi parte, creo que hay una ética estricta del servicio público. ella me apego en mis actos de Presidente Ejecutivo por creer que el servicio público es enaltecedor, y que es por eso que las naciones honran a sus servidores públicos distinguidos. Creo que esa ética es, en importantes aspectos, más exigente que la ética privada o que la de un periódico como ese que usted dirige, que en su caso es regida por una ideologia que no cree en libertades burguesas como la de prensa: que hace uso de esa libertad creyendo que lo es hasta para injuriar. Usted y su periódico parecen decir a personas como yo: Nosotros, por ser muy revolucionarios, les pedimos la libertad porque está en sus principios; se la negamos (y la negaremos de alcanzar el poder) porque no está entre los nuestros. Usted y su periódico estiman que les viene bien atacar la dignidad de un funcionario: como yo, o como el Ing. Barrantes o el Sr. Rodrigo Chaves. y deciden cuando les viene en gana tratar de destruir, porque les puede servir a la causa. lo que más vale en una persona: su buen nombre.
Por mi parte y en materia de la ética y honradez con que realizo mi trabajo en el ITCO no le cedo ni un milímetro a la maledicencia. Le doy a ese semanario un rotundo alto ahí: respondo por todos y cada uno de mis actos como Presidente Ejecutivo; declaro que ni siquiera de manera alguna indirecta he usado este importante y delicado cargo público para enriquecerme en lo personal; que he hecho todo lo humanamente posible por prestigiar a la Institución; que en este desempeño me impongo e impongo a los demás una absoluta corrección: que por estar en posición de resistir el más severo análisis, es que los llevaré a usted y a su periódico a los Tribunales de Justicia, por sus injurias, que no tienen nada de valiente ni de justo. Por lo mismo, los Sres. Barrantes y Chaves me han comunicado que también enjuiciarán al periódico Pueblo.
En el juicio ante los Tribunales y bajo la gravedad del juramento podrán ser interrogados los peritos del ITCO, todos y uno por uno, para que declaren ante la autoridad judicial si han recibido las presiones que insinúa Pueblo. Además todos y cada uno de aquellos que han vendido tierras al ITCO podrán dar cuenta acerca de si hubo o no corrección absoluta en las transacciones en que ha intervenido el ITCO y su Presidente Ejecutivo. Podrá brillar la verdad de que usted está empleando la más innoble de las armas. Creo que nada lo autoriza a ello y por esto más que ante la justicia formal es ante el tribunal de la opinión pública que está enfrentado. En esas circunstancias, se encontrará usted en el deber moral e ineludible de demostrar que en el ITCO y en la administración que realizan los funcionarios ejecutivos de la institución hay malos manejos en las más delicadas funciones que tienen confiadas: aquellas referentes a las transacciones del ITCO con tierras. Esta es la cuestión importante, única, a tratar y a dilucidar.
Con una autoridad moral que me da precisamente el hecho de dirigir esta institución con honradez, y que no podrá quitarme ningún fanático activista que escriba anónimamente o dando su nombre, puedo decir que tengo confianza, porque creo que la merecen, en funcionarios como el Ing. Barrantes y el Sr. Rodrigo Chaves Arguedas.
quien desempeña el cargo de Director de Operaciones del ITCO.
Es usted y su periódico quienes por sí mismos se situaron alli. Que conste que nunca lo he atacado a usted ni a su semanario. Invariablemente, sin una sola excepción. en todas las oportunidades en que nos hemos referido a ese semanario hemos tenido que salir a defendernos, como lo hacemos ahora, de alevosos ataques. Por su condición de sacerdote, de declarado revolucionario. y por su circunstancial responsabilidad de periodista, al menos por alguna de esas condiciones, habría sido quizás de esperar hidalguía de su parte. No la han mostrado usted ni su periódico en lo que atañe al ITCO.
a sus funcionarios y a su Presidente Ejecutivo; y con mentiras e injurias no hacen, usted y su periódico, más que empequeñecerse. Comprendo muy bien que les incomoda la grandiosa labor que está llevando a cabo el ITCO; pero los límites de las armas a emplear en reacción a esto desde su periódico, los ha de aprender usted en los Tribunales de Justicia de Costa Rica.
Debo decir a ese semanario, y esto es algo que con un minimo esfuerzo de investigación hubieran podido constatar que las propiedades que tengo las adquiri durante los años en que no ocupé cargo gubernamental alguno. no ocupaba puesto alguno de Gobierno, precisamente por asumir posiciones ciudadanas verticales. en materia agraria o por ejemplo en cuanto al contrato de ALCOA. que me hicieron pagar el precio político que era de esperar. Durante ocho años ni un puesto en una Junta Directiva de las más modestas era para mi. Quede claro pues que no soy un medroso del poder. Mi buen desempeño en la función pública durante el Gobierno de don Chico Orlich resiste todo José Manuel Salazar Navarrete Presidente Ejecutivo Instituto de Tierras y Colonización.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.