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LA REPUBLICA. Lunes 26 de setiembre de 1977 13 El lenguaje de nuestros abuelos En todas las épocas los hombres se han expresado con distintas modalidades lingüisticas, cuya terminologia en uso expresa las principales características ideológicas y sociales de su tiempo. Sin ir muy lejos, el siglo de oro nos dejó el testimonio del culteranismo, con todos sus aljófares cerúleos. granas doncellas donceles líquidos perláticos calendas purpúreas y toda la serie de palabras rebuscadas que tan ingeniosamente ridiculizó Quevedo. El siglo XVIII, se trastorno con la razón la libertad y los derechos. el romanticismo se fue todo en ensueños. palideces y Janquideces. a los liberales de fines del siglo XIX los a volvieron locos las luces y el progreso y así sucesivamente. Sin embargo, el testimonio más auténtico de un modo de ser y de vivir, nos lo dan aquellos hombres que, por condiciones geográficas y sociales. vivian alejados de los grandes centros culturales, factor que propició la expresión natural de sus sentimientos, libre de toda influencia foránea y por lo tanto más sincera y auténtica.
11 puede decirse de los diversos tipos de letra; unas, ni con lupa nos dejan entender el significado de una palabra.
porque la torpeza de la mano que la escribió es evidente: otras, como por ejemplo la de don José Angel Vidal.
afectan una rara elegancia, superabundante en ganchos y adornos, que complican lectura. todo esto hay que agregar los diversos tonos de la tinta, del amarillo más claro al café más oscuro (raras veces es azul) que lo hace a uno perder la paciencia y la vista en busca del contenido.
Dentro de ese panorama, vamos a referirnos concretamente a una serie de palabras que nos dan una visión bastante completa del modo de expresarse de aquellos hombres, tan sólo como ejemplo, pues no se trata de un estudio exhaustivo.
Veamos algunas: En lugar de se pagará al portero de Las Pavas. se dice se pagará al puertero de Las Pavas. en lugar de para que nadie alegue. para que naide alegue; en vez de solvente sorbentes (también insorbentes. adactar en lugar de adaptar: niños expersos, en lugar de dispersos; escutido, por discutido: apiado, por derribado: deciencia, por decencia: dentrada, en lugar de entrada; casao por casado (don Joaquin Rivas dijo que está esento de pagar cargas concejiles porque no ha cumplido los cuatro años de casao. valle, en lugar de vaya: indino, en lugar de indigno: imbraguies, por embriaguez y otras tantas que no citamos por falta de espacio.
Lo más disparatado es el uso de la ortografia, tanto en las palabras comunes como en los nombres propios.
Bien se puede afirmar que escribían como les daba la gana: Bolber, muger, cosina, cuviertos, exemplo, livertad, cavalllerias, traxes, huyga, fuyeron, nexesidad, malbados, etc. son parte infima de la serie de palabras que integran la peculiar ortografia de aquellos escribientes (personas cultas por sólo el hecho de poder tomar una pluma) y de los cuales. si uno no se cuida.
puede adquirir los mismos defectos por esta manía de andar hurgando en la vida y costumbres de esos viejillos.
Algo muy común y dificultoso para la interpretación textual, es el uso constante de abreviaturas, tal vez por Ricardo Blanco Segura ser la costumbre en boga, tal vez por economizar espacio en vista de la escasez de papel: Fha. fecha. (señor. Com. te (comandante. Gov. (gobernador. Es, to (Estado. Com. do (comisionado. Alc. de (alcalde. que besa sus manos. ga. Dios guarde a Usted. (Vuesa Merced. (por. e (que. D. Dios. Unión, Libertad. Gob, o (gobierno. cumpl. to (cumplimiento. En cuanto a los años, es frecuente la supresión del número uno al principio y se pone tan sólo por ejemplo, Obre de 822 en lugar de octubre de 1822 y así sucesivamente.
De los nombres y en las propias firmas, no puede liarse uno mucho, porque lo mismo aparece Don Féliz Fernández que don Félix Fernández. lo mismo don Joseph que don José y lo mismo don Ilario que don Hilario todo con sus respectivas rúbricas llenas de adomnitos y garabatos. En este último aspecto algunas son de un dibujo primeroso, casi artistico; otras de suma elegancia y despliegue de rasgos, aunque no siempre reveladores de la personalidad de sus dueños: porque la firma de don Braulio Carrillo y la del padre Vicente Castro (el Padre Arista) son pequeñas y sencillas jy qué personalidad tenían quienes las estamparon! Lo más notable es que no se notan términos pedantes o de moda en aquel tiempo. fuera de los de uso común, como por ejemplo arvitrios para designar los fondos disponibles. fondo de propios para el dinero del crario y suscrición por colecta.
Todo esto nos deja una lección: que nuestros antepasados no se anduvieron por las ramas para decir las cosas, llamándolas por sus nombres: porque si necesario dejar constancia en el acta de que los chanchos molestaban en las calles de San José, chanchos los llamaban, y se acabó. Es por eso que no nos asombra la sinceridad y naturalidad con que don José Rafael de Gallegos justificó una ausencia porque se estaba curando del mal venéreo. Con esa actitud de llamar al pan pan y al vino vino, los costarricenses de ayer afirmaron las bases del Estado. 1)
51 11 era En este sentido, es interesantísimo el estudio de los documentos de la primera mitad del siglo pasado existentes en nuestro Archivo Nacional, especialmente las actas de los Ayuntamientos y la correspondencia, para conocer el desenfado y naturalidad con que se expresaban nuestros antepasados, sin prejuicios ni temores al qué dirán. llamando las cosas por sus nombres usuales y sin recurrir a términos rebuscados o de moda. Bien es cierto que esta espontaneidad dio lugar a una redacción confusa, cuya sintaxis anda a veces por los cerros de Ubeda y requiere una detenida lectura para entender el contexto de un trozo; pero lo más importante está en el uso de palabras populares como recurso más a mano, sin reparar en que se trataba de documentos oficiales. Conste, que ello depende también del lugar en donde fueron redactados aquellos escritos y del amanuense de turno. No deja de ser muy diferente una acta escrita en Ujarrás o en Térraba, a una de San José hecha por don Joaquín Bernardo Calvo o don Juan Mora, secretarios de Cabildo en distintas épocas. Lo mismo. Pasa a la página 16) la puerta de Chateaubriand aboy a Arturo Uslar Pietri extraordinario y pintoresco hijo de la América Hispana, el religioso mexicano, fugitivo de la La novedad del año de 1801, en París, fue un pequeño libro que narraba el tierno y Inquisición. Servando Teresa de Mier. Escoger una novedad literaria estridente para desgraciado idilio de dos amantes indios en las salvajes soledades del río Mississipi. El corto utilizarla como texto de lectura para una escuela de español ya era un caso excepcional. Un volumen ostentaba el título casi neo clásico de Atala y su autor, hasta entonces desdia de 1801, con la traducción ya impresa, los dos amigos vinieron a tocar a la puerta de conocido, era un joven bretón, de pequeña nobleza, con ideas antirrevolucionarias en maChateaubriand. De aquel curioso encuentro no tenemos sino un breve recuento que Mier teria de política y religión: René de Chateaubriand.
hace en sus memorias.
Era una visión convencional, inspirada de los idilios de la literatura clásica y que, Es fácil imaginar que la visita no ha debido limitarse a un mero cruce de cumplidos.
desde el punto de vista antropológico, resultaba totalmente falsa. Sin embargo, representa Que debieron hablar no sólo del valor literario de la nueva obra, sino de la América que ba una extraordinaria novedad, la aparición de un nuevo lenguaje casi poético, y la exalrepresentaba. Qué cosas pudieron decir el venezolano y el mexicano sobre la América y el tación del sentimiento como una nota fundamental. Con él se abría paso la ava salladora no indio que el libro describia. Hasta qué punto se atrevieron a confirmar o a criticar aquella vedad del romanticismo en Francia.
visión que no correspondía a la realidad que ellos habían conocido a lo largo de sus vidas.
Los contemporáneos leyeron apasionadamente a Atala. simbolizó para ellos una Nada tiene tampoco la breve nota que Simón Rodríguez pone en la primera página forma idealizada y conmovedora del amor y marcó profundamente el largo reino del sen de su traducción. Se trata de una corta dedicatoria a la juventud de Bayona en Francia timiento sobre la razón.
escrita, paradójicamente, en francés. El viajero extranjero se limita a agradecer la buena El autor había pasado algunos meses en la América del Norte, lo cual revestia su pe acogida que le brindaron en la pequeña ciudad. Nada dice sobre la América que el libro queña obra con el indudable prestigio de la veracidad. Afirmaba y acentuaba una imagen describe, ni sobre la veracidad de su visión histórica y etnográfica.
de la vida salvaje que nada tenía que ver con la realidad, pero que tuvo validez literaria por Era un caso extremo del viejo conflicto de los hispanoamericanos ante la cultura mucho tiempo europea. En los libros de Europa se repetía una imagen de América que no coincidía con la Era, en cierto modo, una nueva forma, sentimental e idealizada, del viejo mito poque los criollos habian adquirido en su experiencia vital. Era la visión de Raynal, de Pauw y.
deroso del buen salvaje que había dominado el pensamiento europeo en el siglo XVIII y por último, del indio de Atala. Sin embargo la visión literaria fue tan prestigiosa y aun mucho antes y que fue, hoy lo vemos claro y lo comprendemos, la raíz del pensamiento convincente que logró sobreponerse a la realidad existencial. Hasta bien adelantado el revolucionario. Si el hombre había vivido por milenios de vida primitiva, en la paz, la siglo XIX los americanos siguieron viendo al indio con ojos europeos. Atenidos al indio liconfianza, la igualdad y la felicidad, era evidente que todos los males que luego habían calterario por encima del indio vivo. Viendo el idilio convencional y no la realidad etnográfica do sobre él, la guerra, la pobreza, las desigualdades e injusticias, eran meras consecuencias y social que los rodeaba. Aun en la propia América Latina hubo toda una curiosa desde la civilización.
cendencia de Atala. Hombres que vivian rodeados del indio pos colonial, como el ecuaEsta idea dominó el pensamiento europeo y dio nacimiento a toda la ideologia re toriano León Mera, a la hora de hacer literatura sobre el indígena la hacian con el lenguaje y volucionaria de los tiempos modernos. Era antropológicamente falsa, pero política y filosó con los caracteres de Chateaubriand.
ficamente llegó a adquirir una validez incontrastable.
Tiempo nos ha tomado a los latinoamericanos el aprender a vernos como somos y Cuando el novedoso libro aparece hay un criollo en París que decide traducirlo. Era con nuestros propios ojos. Bastante tiempo después de aquel día en que Simón Rodriguez o el venezolano Simón Rodriguez, que para entonces había cambiado su nombre por el de Samuel Robinson y Servando Teresa de Mier vinieron a lamar a la puerta del vizconde de Samuel Robinson. Mantenia una pequeña escuela de lenguas jutito con otono menos Chateaubriand en París.
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