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LA REPUBLICA. Martes 18 de octubre de 1977 11 Mujeres de temple Convirtieron selva en hogar Por Loretta Arias de Reyes En un paraíso natural, como flores silvestres, con esa sencillez innata de las personas sinceras abiertas a las demás, vivían las tres Marias en las faldas del volcán Arenal. Maria del Carmen, Maria Eugenia y María Isabel Quesada Rojas, tres mujeres con espíritu de aventura, suficiente coraje y decisión para hacer las cosas, que convirtieron la selva en hogar.
Labrar la tierra, hacer cercas, picar leña, arrear vacas, todo eso y mucho más formaba parte de sus quehaceres diarios.
Formaban parte de una familia de hijos, cuatro hombres y cinco mujeres, de las cuales eran las mayores. Por lo tanto, era en ellas en quienes se apoyaban sus padres para afrontar las árduas tareas que exige la vida en esos lugares, para sobrevivir.
Por las ta:des se en busca de diversas rifaban la picada de la aventuras. En 1959, con leña, que utilizaban para el montaj ista Yehudi encender el fogón donde Monestel, Ana Zúñiga, cocinaban y a la vez era el Zeidi Mº. de Lorenzo. mico medio de calentar la Teresita de Fau y Lore caba a azotada por el Langher, fueron las viento y el frío de aquellas primeras mujeres en llegar alturas.
a la cumbre del volcán. Nosotros dice Car Salian a las cuatro de la men ayudábamos en lo man ana, cargadas de posible tanto a nuestro mecates, cuchillos.
padre como a nuestra mochilas, comestibles y madre, pues ella tenía varias cosas necesarias también la carga no para el camino. Los sólo de atendernos a todos, mecates los utilizaban para sino también el problema iramarrándolos de los de nuestro hermano que arbustos y subir la pendesde los nueve meses diente, pues los fuertes quedó paralítico aguaceros y el lodo que se formaba con ellos impedia LA CASA DEL NIN subir de otra forma, ya que en esos lados los Nuestra casa estaba derrumbes se producían rodeada de árboles frutales inesperadamente.
y tantas plantas que EI terreno estaba parecía la casa del Nino cubierto de lana que Dios. En el jardín parecía hamacas bordadas habí an cáctuos, parásitas, de seda verde.
margaritas, rosas, claveles Conforme subían, se y toda planta de montant a acrecentaba el frío y el que crecía alrededor del viento soplaba con más volcán, y teníamos hasta fuerza cada vez.
una danta en un corral Mediante intervalos de especial descanso llegaban al cráter Los paseos de los del volcán, que parecía salir a domingos era Maria Eugenia Quesada Rojas, una de las primeras mujeres que escalaron el volcán Arenal.
enriquecer su jardin.
volcán empezó con las terribles erupciones que dejaron la zona totalmente destrozada.
LA LUCHA Sus padres fueron de los primeros que llegaron a ese pequeno pueblecito llamado La Palma de La cuando nos dimos cuenta que la laguna ya no existía.
Un aviador nos avisó y cogimos el caballo inmediatamente para palpar la realidad con nuestros propios ojos.
Hora y media tardaron para llegar a su sitio, y encontrar un deprimente espectáculo Sólo una grieta que formando un remolino se chupaba estruendosamente el poco de agua que quedaba.
Charcos, culebras.
plantas caidas por el calor que se producía en la tierra se quem aban rápidamente y nada de laguna.
Decepcionadas y tristes regresaron a su casa a dar la noticia deprimente y sorpresiva para toda la familia. Nosotras corriamos como locas por las calles, esperando que llegaran nuestros padres y por fin aún con el delantal puesto vimos descender a mamá, Vitalina Rojas Chaves, a nuestro padre y hermanos. con la noticia de que nuestro pueblo había desaparecido: muchos amigos muertos y otros heridos. Todos nuestros recuerdos habían quedado sepultados.
LA RECOMPENSA quella es forzada familia, logró convertir un bos que en una hermosísima finca de 400 manzanas cultivables.
También de cuatro vaquitas hicieron una próspera lechería con nuestro esfuerzo y Dios afirma una de las Marias.
La finca estaba rodeada por tres ríos, que su padre bautizó con los nombres de las tres muchachas y una laguna de cinco manza nas que presentaba bellezas incomparables, que llegó a ser visitada por numerosos turistas, a quienes ellas se encargaban de guiar los domingos, y que hoy se llama Laguna de don Beto.
La visita de estas personas significaba para ellas motivo de alegría, pues les permitia conocerles y ofrecerles sus gratuitos servicios.
Tenían balsas pequeños botecitos, que les permitían llevarlos a conocer los diferentes aspectos que presentaba la naturaleza del lugar, y en especial los playones de tejidos de preciosísimas guarias y flores distintas, propias de esos lugares.
Mainrad Kokhemder, Francisco Fau, Alexis Zender. Luis Castro, Yehudi Monestel, Rafael Vargas y otros eran asiduos visitantes.
Ellas Por Loreta Arias López Fortuna de San Carlos, cuando aquello era una selva de gran belleza que obligaba a luchar duramente con ella.
Trabajando de sol a sol, sin descanso lograron convertirla en un verdadero paraíso Se levantaban a las cuatro de la mañana para arrear las vacas; las or den abany de la leche hacían el queso, que consumían Luego viajaban con los perros a montear, o labraban la tierra para sembrar arroz, frijoles, hortalizas, etc.
pues era la única forma de abastecerse de alimentos en un sitio tan retirado.
caballo, con algunas de las amigas vecinas, a otros pueblos circunvencinos, entre los bosques y ríos, a pescar bobos, que llevaban luego a la casa para comer con tortilla y maiz asado.
Otra de sus diversiones favoritas, era arreglar el jardín y recoger toda clase de flores para llevarle a la virgen de la iglesia más cercana a una hora a pie.
AL VOLCAN Su padre, don Alberto Quesada Rodríguez, fue el primero en escalar el volcán Arenal en 1938 y ello estimuló a sus hijas a seguir sus huellas. Cuatro veces escalaron el mismo una cazuela. de cuatro manzanas, en ese entonces.
Alli dormían al abrigo de los grandes árboles, pues alli crecían gigantescamente debido al abrigo de la cúpula del volcán.
En campamentos formados por hojas de palmito y palmitilla, plásticos y unas cuantas sobrecamas para cubrirse, pasaban la noche. Algunas veces bajo las fuertes lluvias que les impedí an dormir y sólo se recostaban para descansar.
Luego emprendían el viaje de regreso recogiendo parásitas y toda clase de plantas para ABANDONO ΕΙ hecho de la desaparición de la laguna, asustó a sus padres y decidieron comprar un pequeño terreno en la ciudad de Naranjo, para enviar a sus tres hijas mayores.
Ellos concía el volcán y temían un peligro futuro.
En Naranjo pusieron un pequeño taller de costura, en donde María del Carmen y María Eugenia trabajaban y daban clases de costura, mientras su hermana menor estudiaba enfermería.
La finca se salvó por milagro de la lava del volcán, pero fue declarada propiead del Gobierno y tuvieron que abandonarla.
Se quedaron con el terrenito de Naranjo y con el dinero que ahorraron en el taller construyeron un pequeflo hotel que actualmente administra María del Carmen. María Eugenia se casó y tiene un negocio en Heredia, y María Isabel es el orgullo de las hermanas, pues consiguió terminar sus estudios de enfermera especializada y trabaja actualmente en el Hospital de Alajuela.
Las tres siguen siendo unas muchachas dulces y buenas, siempre con deseos de aventura y superación Una sonrisa siempre luce en sus labios y una frase de.
a mistad para sus semejantes.
DESAPARECE LALAGUNA Cuál fue la sorpresa SUS TEMORES SE CUMPLEN Dos años después, sus temores se cumplieron: el Maria del Carmen y Maria Isabel Quesada Rojas, que junto a su hermana Maria Eugenia, para quienes labrar la tierra, picar la leña, y hacer toda clase de trabajos pesados.
significa una experiencia que nadie tiene que contarles.
Carmen Quesada, quien con su pequeño taller de costura, mantuvo una familia de hermanos y les ayudó a continuar con sus estudios.
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