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LA REPUBLICA, sabado de julio de 1978 TZU HSI, LA GRAN DAMA Ricardo Blanco Segura recuerdos que la dicha princesa narraba respecto a su experiencia como dama de honor de la última emperatriz de China. Tzu Hsi o Yejonala.
mediante un golpe de Estado; declaró al joven emperador deficiente mental, lo encerró en algún sitio del Palacio de Verano y siguió gobernando en su nombre, esta vez señora de horca y cuchillo de todas las chinas y chinos habidos y por haber.
Fue tal mi afición a la bendita obra que hicela libro de cabecera, por lo mucho que me gustaban sus láminas y más aún lo que el texto excitaba en mi naciente fantasia de niño.
Era yo como de seis años cuando mi abuelo materno, don Norberto que en la gloria esté, me inició en el arte de la lectura que más fue vicio posteriormente, por lo mucho que ha dado cuenta de mis ojos y de mi seso. Formaron parte de la colección de libros que el buen viejo me dejó, los más diversos tomos; entre ellos Amoroso Convivio de Dante, en edición de 1529, Historia de don Esplandián y de don Galaor de 1627: una vieja colección filosófica entre cuyos peroles andaban Balmes, Descartes, Kant y Locke en extratto contubernio, la Vida de Jesús de Renan y una biografia de Santo Toribio de Mogrovejo de las postrimerias del siglo XVII, que más que vida era agonía por lo mucho que las polillas habíanse alimentado de su sapiencia. Huelga decir que allí también sentaban reales La Cimitarra de Buda, de Salgari, Los Tres Mosqueteros de Dumas, algo de Rider Haggard y una vida de Espartaco que, de tanto leerla y cargarla bajo el brazo, se me esfumó en un pupitre de la Escuela Juan Rudin donde hice mis primeras letras.
Xenófoba empedernida, odió a los extranjeros con toda su alma. sin desperdiciar ocasión para demostrarles su desprecio: una prueba muy dura para su temple, fue el famoso asedio de las legaciones extranjeras. sólo fue después de la guerra ruso japonesa que adoptó de mala gana las primeras reformas.
En el soñaba, aumentaba y corregia la belleza del Palacio de Verano con sus dos grandes leones guardando el vestibulo: allí, las descripciones fabulosas del puente de jade y del lago de los lotos, donde la emperatriz rodeada de sus damas paseaba en bote bajo un sol vespertino. Más suscitaba mi asombro la relación que Derling hacía de las fabulosas riquezas de su ama, de su vestuario de mil trajes, de los cuales quedáronse grabados en mi mente uno azul bordado en plata con zafiros y el regio amarillo dragón.
tachonado en topacios que la soberana solia usar en los grandes actos oficiales. ni que decir de su gorra, bordada con tres mil quinientas perlas y una del tamaño de un huevo de codomiz, atuendo que lucía en una de las fotografias que ilustraban el libro.
Es mucho lo que podría decirse de esta extraordinaria mujer, hoy totalmente olvidada, ante cuyo recuerdo las maquiavélicas intrigas de Catalina de Médicis y los berrinches de Isabel de Inglaterra parecen juego de niños. Pocos seres de su sexo han tenido tanto dominio sobre hombres y mujeres; raros también han sido los capaces de tantos extremos de benevolencia y de frialdad en la realización de sus caprichos. Lo mismo exaltó al príncipe Kuang por un acto de lealtad, al entregarle una placa de mármol con la inscripción Mi alto pilar y defensiva roca. que mando a la muerte a muchos ante la más leve sospecha de traición.
Mas fue entre todos ellos un gran tomo amarillo, con un dragón verde pintado en la cubierta, el que más llamó mi atención y mi interés; llamábase Tzu Hsi, Dos años en la Ciudad Prohibida memorias de la Princesa Derling, salido de los talleres de Montaner y Simón en 1903. Trataba de los Supe también allí de la crueldad de aquella ama y señora de la China; de sus rabietas repentinas ante la im.
prudencia de alguna azafata que le arrancó un cabello al peinarla, y también de sus bondades para con sus fieles. Me enojaba con las burlas que Tzu Hsi hacia de las damas europeas que la visitaban y sus mordaces comentarios a su forma de vestir. Rei con sus ocurrencias e ironías; y no falto en mis ojos alguna lagrimilla cuando la autora de la obra narraba la angustia de su reina que, en andas de un palanquin, recorrió fugitiva las tierras de Manchuria seguida de su corte durante la rebelión de los bóxers.
Tal fue el caso del principe Ching a quien contestó el saludo matinal durante una audiencia con esta frase. De mi parte me encuentro muy bien; espero que las medidas de su ataúd le hayan quedado exactas.
Hablar del suicidio inmediato del principe, sería una redundancia Murió Tzu Hsi en Pekin el 15 de noviembre de 1908, a las puertas de la revolución que daria al traste con su imperio y de la cual fue Kuan su la víctima expiatoria. Propicios fuéronle los dioses, porque de rabia y vanidad herida se la habrían llevado en 1912.
Tzu Hsi o Ts e Hi, llamada la vieja Buda fue mujer de linaje manchú de los Yehonara. Nació el 17 de noviembre de 1834 en Pekin y fue en su juventud de tal belleza, que a muy temprana edad se la vendió a un mandarin: éste la cedió al emperador Hien Feng que reino de 1851 a 1861, cuya concubina fue durante varios años. Muerto el emperador fue regente con Tung Tschu y gobernó en nombre de su bi.
jo, que se fue de este mundo sin descendencia en 1874, según las malas lenguas por obra de su madre que no vacilo en matarlo para seguir en el gobierno.
Tzu Hsi, La Gran Dama, como la llama Pearl Buck en su novela del mismo nombre, se fue con el cetro en las manos, aviada con su traje manchu de brocado amarillo dragón, soñando con una China ajena a la curiosa mirada y a las costumbres de los extranjeros.
Hoy en día su palacio es museo; su fantasma vaga en los grandes salones o debe aparecer melancólico en el puente de jade mirando alrededor la China más contraria a sus ideales.
Su sucesor, el emperador Kuang Su, hijo de la emperatriz joven antigua concubina de Hien Feng, estuvo primero bajo la regencia de Tzu Hsi y fue declarado mayor de edad en 1895, pese a la debilidad de su carácter, introdujo notables reformas inspiradas por el sabio ang Yu wei. Más pudo sobre todo esto la habilidad y astucia de la artiman osa vieja y en 1896 volvió a apoderarse del trono Este año, al cumplirse setenta de su muerte, yo abriré de nuevo el viejo libro de mi abuelo, que no ganó una batalla como el que añoraba León Felipe y bajaré de nuevo al Collado de Las Peonías junto a la princesa Derling y la Emperatriz Joven. Sueños de niño, único andamio de Tas desilusiones de la edad madura.
LA EMPERATRIZ TZU HSI. ULTIMA SOBERANA DE CHINA (1861 1908. Loor al Colegio de San Luis Gonzaga (A la memoria del Dr. Vicente Lachner varón ilustre. Por Juan de Dios Trejos los primeros pasos en la lectura del Quijote encontramos aquello que es mandato sabio de la Naturaleza que cada cosa engendre su semejante. Cabal y justamente asienta el sabio decir a Cartago y su centro cultural, el Colegio de San Luis Gonzaga.
Semejante a la ciudad hidalga y señorial, culta directriz de los destinos nacionales desde los dias lejanos de la colonia, compórtase sufruto, el Colegio de San Luis Gonzaga, también directriz en la cultura nacional con la rica herencia de generaciones cultivadas en sus aulas, en una labor intensa sólo interrumpida en pocas ocasiones por el rigor de circunstancias adversas. Uncido fielmente a los destinos de la vieja metróopli, el Colegio de San Luis la sobrevivido a vicisitudes y ha cristalizado en concreciones triunfantes la finalidad para que fue creado.
Cartago, que siempre asentó en razones supremas de fe su lucha contra las emergencias y su marcha hacia el porvenir, habia dispuesto por medio de ilustres hijos suyos, colocar su casa de enseñanza bajo la protección y nombre de San Luis Gonzaga, joten heróico y maravilloso, estrella luminosa de las postrimerias del siglo XVI.
El Santo de Castiglione, personalidad inacabada e incomprendida aún, sobre todo cuando sobre las páginas de sus biografias se posa, superficial e incrédula, la mirada del lector profano, resulta un modelo y representativo excelente de los anhelos incontenibles de infinito que suelen albergarse en el alma juvenil. Esto sería largo para demostrarlo, pero digamos por ahora que aquellos mentores tuvieron gran acierto en esta selección.
Como a buen principio suele rematar el buen fin, después de algunas dilaciones, inició sus labores el naciente colegio para hacer, como afirmó el ilustre don Joaquin Bernardo Calvo, honor a Centroamérica bajo el segundo gobierno del Lic. don Jesús Jiménez y bajo la dirección del Dr. don Valeriano Femández Ferraz.
La aspiración y elevado anhelo de los fundadores del Colegio, han sido retribuidos por la historia en forma que acaso ellos mismos no hubieran sospechado. La benemérita institución dio a la vida y a la actividad nacionales hombres de valía qde nutrieron de savia indispensable el desarrollo cultural, politico y económico de la nación costarricense.
Presea engarzada a la historia cartaginesa y, por lo tanto, a la nacional. su solo nombre es evocación de insignes maestros. de patricios de len oruss juveniles in quietudes, de orientaciones y éxitos, de ascensos triunfales a los estrados de Athenea.
Todo esto en el ayer de remembranzas y evocaciones hidalgas, de linajes y señores, de matronas con virtudes recogidas en la penumbra de un hogar de ensueños, entre devociones y místicas semblanzas; en el ayer de caballeros de Castilla y de damas de ensueño, de silueta fugitiva, tras la for, la reja y el musgo. en el hoy frenético y agitado; cuando el oleaje social ha sepultado los viejos torreones y las actividades se han multiplicado, y ha crecido el ansia y se ha terminado el sosiego; cuando las rutas de la investigación se han abierto amplias y complejas; cuando nuevas necesidades y problemas aquejan a la educación, y la generación se multiplica, y las aspiraciones se derraman por el ámbito con el peligro de esfumarse en la nada, también el Colegio de San Luis abre y multiplica sus gloriosas tiendas en campana nunca desfallecida, dando albergue a las aspiraciones y necesidades culturales de ricos y pobres.
En esta fecha gloriosa (21 de junio. saludamos a la noSle institución cartaginesa, clamando con vehemencia parotic Loor al Colegio de Soapa. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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