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LA REPUBLICA, miércoles 26 de julio de 1978 9000 AÑOS DESTRUIDOS EN UN DIA hermosos panoramas que jamás hayamos visto. Una larga carretera asfaltada apareció como infinita y plateada cinta a cuyos lados crecían enormes cocoteros que la brisa de mar mecia acompasadamente.
Más allá de los cocoteros de la izquierda del camino, se abría una larga playa bañada por las claras aguas del mar Caribe. El lugar es de los más hermosas que tiene Costa Rica. Las perspectivas futuras para el turismo son grandes y prometedoras. Al contemplar tanta belleza pensaba que la mano de Dios fue pródiga con nuestra patria.
Fui sacado de ese momento de contemplación por mi hija que me aseguró que ya habían pasado seis camiones más con troncos, todos llenos de lágrimas y que también oraban.
Ya al ocaso del día, y camino de regreso a casa, encontramos cinco camiones más con su pesada carga de troncos, hacia el voraz mercado maderero.
Dr. Manuel Angel Cortés Vargas En uno de los tantos días de asueto que tenemos en este pais optamos, mi esposa, mis hijos y yo, por ir a dar un paseo a Puerto Limón a fin de desintoxicamos un tanto del ambiente citadino y tratar de ponernos en contacto con la exuberante naturaleza de la vertiente atlántica.
Fue un dia espléndido y agradable, que nos permitió apreciar el paisaje multiculor de los cañaverales de Juan Vi.
nas y la policrorhia del cantón central de Turrialba, que desde lo alto del cerro parecía un jardin de cuentos.
Adelante de Turrialba, cortamos camino y atravesamos el Instituto de Ciencias Agrícolas que se muestra como otro mundo, totalmente diferente al que acabábamos de dejar; este del Instituto, es más desarrollado, más ordenado y más limpio.
Más adelante tuvimos la agradable sorpresa de encontrar que el trecho de carretera Turrialba Pavones ya había sido asfaltado y rectificado.
Al continuar subiendo encontramos una hermosa vegetación. Transitábamos por nuestro viejo y conocido trecho entre Pavones y Siquirres. Lo encontramos como un chiquillo pobre; todo remendado igual que años atrás, cuando lo conocimos por primera vez.
Desde que dejamos Turrialba empezamos a encontrarnos camiones cargados de troncos, que por curiosidad íbamos contando. Hasta ahí, llevábamos cinco de estos pesados vehículos con su preciosa carga.
Seguimos subiendo hasta que el aire fresco y puro de la floresta nos inundó.
Un hermoso panorama se abrió a nuestros ojos mientras empezamos a bajar hacia Siquirres. lo lejos pudimos observar como la tierra y el mar se daban la mano.
Además, de la naturaleza maravillosa encontramos a nuestro paso camiones que subian pesadamente con su preciosa carga de árboles decapitados sangrantes y aún en agonia.
Los grandes troncos que cargaban los camiones estaban mojados y llenos de barro.
Como no estaba lloviendo le explicaba a mi hija, Ana Maria, que posiblemente esos árboles llenos de dolor iban llorando y que su savia convertida en lágrimas se había confundido con el barro de la montaña. La curiosidad de mi hija me hizo ir más allá en las explicaciones sobre lo poco que sé de los árboles.
Le explicaba, que el llanto de los troncos que iban en los camiones ocurria porque los habían arrancado de su floresta nativa, alejándolos de sus hermanos del bosque, de sus hermanos los ríos, del cántico de las aves y del viento juguetón de la montaña.
Le explicaba que esos árboles se habían esforzado en crecer, venciendo mil problemas, durante un promedio de 30 años, que en sus ramas jugueteaban y vivian los pájaros y otros animales del bosque. Que el viento que se enredaba entre sus hojas lo hacía para purificarse y para darnos vida y salud en el aire que respiramos y para esparcir las semillas que darian origen a más árboles en el bosque. Le decía que al pie de los grandes troncos nacían pequeños hilos de agua que iban creciendo poco a poco hasta convertirse en grandes rios que serpenteaban bajo la sombra protectora de muchos otros árboles y al final traernos el agua que utilizamos para las plantas hidroeléctricas y para uso y consumo humano.
Le aseguraba a mi hija que todos los árboles cercanos y lejanos que alcanzábamos a ver hacían diferente y hermosa a nuestra patria por su policromia Que los tonos de azul verde y celeste más admirables del mundo lo habian venido a pintar los ángeles, a nuestro país, por decisión de Dios.
Por todo esto los árboles ayudaban grandemente a las personas de todos los pueblos para que pudieran contar con fuentes de agua.
Mientras conversábamos seguían pasando los camiones cargados de troncos aún moribundos y llorosos.
Hubo una pausa silenciosa y pensé que una alma sensible, buena y perceptiva como la de mi hija, podría escuchar los lamentos de los troncos heridos que orgullosamente se negaban a morir. Yo crei también haber escuchado a los árboles caidos elevar al supremo hacedor una plegaria en la que les escuché decir. Señor perdona por una eternidad a los hombres, porque después de tantos años siguen sin saber lo que hacen.
Cuando llegamos a Siquirres habíamos visto pasar nueve camiones cargados de troncos, con lo que ya sumaban catorce.
Pero no entiendo, me decia mi hija, si los árboles son tan buenos y nos sirven tanto a nosotros y a los animales del bosque. Porqué los cortan. Por qué los hombres son tan tontos. Por qué no los amarran. o los meten a la cárcel para que ya no corten más árboles?
Mientras rodábamos por la hermosa carretera, entre Siquirres y Limón. yo también me preguntaba por qué, seguimos en la frenética carrera de la deforestación irracional, por qué, por qué?
Creemos que en la oscuridad de la noche deben haber pasado muchos camiones que transportaban otros troncos moribundos. Mi hija. Ana María pudo escuchar, en el camino de la noche, muchos lamentos ya conocidos como el de los árboles sin vida que habíamos visto en la mañana.
La frenética tala colectiva de árboles en la provincia de Limón según nuestros números llega a 200 árboles en un solo dia, y cada árbol tarda un promedio de 30 años para desarrollarse. Sin embargo cálculos conservadores nos hacen creer que en la provincia de Limón estamos des truyendo 300 árboles cada 24 horas.
Si esos cálculos los aplicamos a la destrucción de árboles en cada una de nuestras provincias concluimos en que cada 24 horas estamos deforestando nuestro país a un ritmo de 2100 (dos mil cien) árboles destruidos por dia.
Lo anterior, sin considerar la deforestación despiadada e irracional que se realiza en la Península de Osa.
Al ritmo de deforestación a que marcha nuestro país, estamos derribando 766500 (setecientos sesenta y seis mil quinientos) árboles por año.
Ante ese panorama espectral y desolador Costa Rica se convertirá en un desierto en la próxima década.
Mientras otros países luchan por poblar de árboles sus zonas áridas, nosotros nos empeñamos con frenética y diabólica saña en destruir todo lo que tenemos.
Pero así somos los ticos, mientras algo drástico no suceda para detener esta deforestación irracional, sólo nos resta hacernos eco de la oración de los árboles derribados cada dia.
Al llegar a Limón entramos camino al aeropuerto y nos dirigimos hacia el sur por la carretera costanera hasta llegar a un lugar llamado Viscaya, a pocos kilómetros de Limón. partir de ahí se abrió a nuestros ojos uno de los más SONETOS DE AMOR EN BICICLETA Para Ricardo Blanco que en la boardilla de sus fantasmas, chinea un tobillo dislocado Marco Relana En épocas de huelgas, huevos por centímetro, vacas que no dan heche y huesos en la sopa. mala palabra según el diccionario de Mafalda bien vale la pena leerse los Sonetos de amor en bicicleta que un querido amigo, hoy llamado Joroba, ha publicado bajo el sello de Ediciones Dromedario. Mario Picado puso en nuestras manos el volumen de sonetos, además de regalarnos su poemario Testimonio de entonces. del que hablaremos un dia de estos. Como esta noche no estamos para entresijos metafisicos, nada mejor que dejar rodar la vista por los sonetos humorísticos que a Joroba se le antojaron. en buena hora. Que la vida no ha de ser solamente sustos por un sueldo que no nos alcanza, o colerones porgue no podemos tener un carro como los que se recetan los amados padres de la patria.
bliografia de lo erótico. y que Fernández de Moratin no se le quedaba atrás, y que Tomás de Iriarte había hecho lo suyo, y que en el Cancionero General se hallaban versos no aptos para beatas y que ciertas seguidillas madrileñas hubiésen ruborizado a algunas muchachitas universitarias del siglo XX, de esas que pregonan que la virginidad produce cáncer. El arte de la burla, de la picardia y del buen humor, bien vale una misa.
Quien no haya aprendido a burlarse de si mismo, debe tomarse dos botellas de leche iqué tal en Costa Rica!
si no quiere que se le estrangule la panza. como decia Aquileo. Los ticos somos de un humor un poco extraño.
Somos capaces de sacarle un chile a la misma madre, pero el humor escrito se ha limitado, en buena parte, a singraciadas de desquite politico.
El humor negro, corrosivo de un Jardiel Poncela, da campo a veces a las tonterias de Alvaro de la Iglesia. Unos pocos han llevado la sonrisa unida a la inteligencia a las páginas de los periódicos. Un Alberto Cañas ha montado su humor delicioso, limpio y regocijante, en las tablas de nuestros escenarios. Pues ahora Joroba se nos viene con un sonetario, para sonreir, si nos da la gana. claro que nos da la gana! No es el aguacate, especialmente el de Esparza, Inato que llevo Afrodita a la Isla de Chipre, cuando las olas, embriagadas, la empujaron hasta el fondo del Mediterráneo?
lengo mi mente inspirada y floja, el espiritu alegre, el alma coja y el corazón nadando en un ajiaco.
En este transcurrir paradisíaco solo deseos mi pasión aloja; mi amor incontenible se deshoja y mi instinto se torna demoniaco. Vengan amores, dichas, en exceso!
Que mi ardiente pasión se desemboque hasta poner a mi ansiedad remate. Vivan la vida y el placer travieso! aún tenga que aplicarme un bitoque ¡Véngase otro banquete de aguacatel además de sonetos, epigramas, y versos, libres, y romancillos, y la mitologia griega, y las desgracias nacionales, y las siete plagas de Egipto. Que a Joroba se le antoja que la vida no es nada, y mucho menos veinte anos, y ya ni siquiera un siglo. Un siglo es un suspiro de la historia, una brisa, un llazo, un estornudo una pulga. una hormiga, un zancudolo un piojo de vida transitorial en esta vida de estornudos y piojos transitorios, lo peor que nos puede pasar es ponernos tras cendentales. Ni en politica, aunque a ratos metamos la pata, complementa el libro de nuestro ciclistio poeta, un grupo de dibujos de Hugo Diaz. Creo que no hay nada más que agregar.
Alguna vez creiamos que a Quevedo se le habian inventado más chismes de la cuenta, hasta que Camilo José Cela nos despabilo con algunos cjemplitos del humor erotico que se gastaba el maestro de la lengua castellana, superior a Cervantes como nos lo ha hecho creer. y vaya si lo podrá hacer el cusuco de Victor Julio Peralta quien, alla metido en sus hercdades del Alto de Guadalupe, no queda papel que no trasiega e historia que no se sabe. Pues bien, no solo supimos que Quevedo hacía más de lo que pensábamos, sino que angelitos como Samaniego tenian toda una bi Huy me siento, mujer, afrodisiaco.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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