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APRENDAMOS NUMERO 179 con La República ASESORIA TECNICA: LIC. JORGE MORA PRENSA GRAFICA Lecturas de siempre En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarmie, no ha mucho tiempo que vivia un hidalgo de mediana condición y de escasos bienes de fortuna, en cuya casa tenia una ama que le servia una sobrina. Frisaba dicho hidalgo en los cincuenta an ns y era de complexión recia, seco de carnes y delgado de rostro, y ocupaba los muchos ratos que estaba ocioso en leer libros de caballerias, que narraban las inverosimiles y fantasticas aventuras de caballeros totalmente fabulosos, con tanto entusiasmo y lal alición que vino a perder el juicio y a creer que era cierto todo lo que leia en aquellos libros. asi de cantamientos como de pendencias, batallas.
desalios. heridas, requiebros. amores y disparates imposibles.
Perdido el juicio, vino a dar en el cas extrañ pensamiento que jamás dio loco en ci miundo, y fue que le pareció conveniente y necesario, asi para el aumento de su honra como para el servicio de su patria, hacerse caballero andante e irse por el mundo con sus armas y caballo en busca de aventuras.
imponiendo la justicia y exponiéndose a tode énero de peligros, como los Yabulosos héroes de los libros que con tanto arany gusto habt a lei do.
Lo primero que hizo fue limpiar unas viejas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, sucias de orir y llenas de moho. hacia mucho tiempo que estaban olvidadas en un rincón de la casa. Cuatro dias se le pasaron en imaginar qué nombre pondria a su viejo y escuálido caballo, y así.
después de muchos nombres que formó borró y quiló, an adió, deshizo y torno a lacer en su inemoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, non bre, it su parecer, alto, sonoro y significativo de 10 que había sido cuando fuerociu, antes de que ahora era, que era el primero de todos los rocines del mundo de que llegaba caballero al castillo. Pero como vio que se tardaban y que Rocinante se daba prisa por llegar a la caballeriza, se aproximó a la puerta de la venta y vio a las dos mozas, que a él le parecieron dos hermosas doncellas o dos graciosas damas que delante de la puerta del castillo se estaban solazando. En esto sucedió que un porquero que andaba recogiendo una manada de puercos tocó un cuerno, a cuya sen al ellos se reúnen, y al instante se le representó a don Quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacia sen al de su venida; y asi muy contento llegó a la venta. Las mozas, cuando vieron venir a un hombre de aquella suerte armado, y 2on lanza y adarga, llenas de miedo se iban a entrar en la venta: pero don Quijote, con gentil talante, voz reposada y lenguaje anticuado les dijo que no huyeran, pues él, siendo caballero andante, no les haria dan o alguno. Las mozas no le entendi an, pero el aspecto de don Quijote les dio risa, lo que a él produjo enojo, hasta que salió el ventero, hombre que, por ser muy gordo, era muy pacifico, que ofreció al recién llegado posada y comida. Don Quijote creyó que el ventero era el castellano, o propietario de aquel castillo, se apeó de Rocinante y se quitó las armas con la ayuda de las dos mozas, al verse servido por las cuales les dijo: asi, una mañana, antes del dia. salió al campo.
Nunca fuera caballero de damas tan bien servido como fuera don Quijote cuando de su aldea vino: doncellas cuidaban de él.
princesas, de su rocino.
Don Quijote de la Mancha o Rocinante, que este es el nombre, sen oras mias, de mi caballo, y don Quijote de la Mancha, mío.
Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta, por el fresco, y el ventero le trajo una porción de mal remojado y peor cocido bacalao y un pan negro y mugriento.
Por Miguel de Cervantes Estaba cenando cuando llegó a la venta un castrador de puercos y sono su silbato de can as cuatro o cinco veces, con lo cual acabó de convencerse don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música. Pero lo que más le fatigaba era el no verse armado caballero, por parecerle que no podría emprender legitimamente ninguna aventura, hasta recibir la orden de caballeria.
Puesto nombre, y tan su pusto. it su caballe, quiso ponérselo a sí mismo, e este pensamiento pasó otros ocho dias, y al caba se vino a llamar don Quijote, ya que su apellido era Quijano. Pero acordándose que el más famoso héroe de sus libros predilectos. Amadis, no sólo se habia contentado con llamarse Amadis a secas, sino que an adió el nombre de su reino y patria. para hacerla laloosa, y se llamo Amadis de Gaula, asi quiso, como buen caballero, an adir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con In que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre de ella Limpias, pues, sus armas, puesto nombre a su rociny a sí mismo, se dio a entender que no le lailaba otra cosa sino buscar una danta de quien enamorarse, porque et caballero andante sin amores, era urbol sin hojas y sin ruto, y cuerpo sin alma Preguntabase a quién ofreceria ios despojos de sus victorias. ante quién enviaria a los gigantes que pensaba vencer, hasta que dio con la solución. Fue que er: un lugar cerca del suyo vivia una maza labradora de muy buen parecer, de quien és un tiempo anduvo enamorado, aunque ella jamás lo supo ni ei le dio cuenta de culo. Se ilamaba Aldonza Lorenzo, y a ésta le pareció ser bien darle titulo de sen or de sus pensamientos, y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suya. que se aproximase al de princesa pran sen ora.
vino a llaniarla Dulcinea del Tobost. porque cra natural de un pueblo próximo al suyo Hamado el Toboso; nombre, a su parecer.
musicn. peregrino y significativo, com todos los demás que a él y a sus cosas habia puesto Pocinante, colgó al brazo su adarga, o escudo, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral, salió al campo, con grandisimo contento y alborozo de ver con cuanta acilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo.
cuando le asaltó un pensamiento terrible, tal que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa: y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, o sea, no había sido investido solenmemente de la orden de caballeria, lo que antañ o se hacia con grandes ceremonias. Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito: mas, pudiendo más su locura que otra razón alguna, propuso hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él habia leido en los libros que tan loco le tenían.
Aquel día camino sin acontecerle cosa que de contar luese, y, al anochecer su roci él se hallaron cansados y muertos de hambre; y, mirando a todas partes por ver si descubria algún castillo o algún refugio de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, o posada situada en despoblado, a la que llegó a tiempo que anochecia.
Tomado del libro DON QUIJOTE DE LA MANCHA en pocas palabras Resumen de Martin de Riquer.
Dispuesto asi todo y sin dar parle persona alguna de su intención y sin que nadie le viese, una man ana antes del dia.
que era uno de los calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Ocurrió que estaban a la puerta de la venta dos mujeres mozas de muy vil condición, las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada. como a don Quijote todo cuanto pensaba. vela o imaginaba le parecia ser hecho y pasar al modo de lo que había leído en los libros de caballerias, luego que vio la venta se le representó que era un castillo con sus cuatro torres y capiteles de luciente plata, sin faltarle su puente, levadizo y su protundo 1080, con todos aquellos adherentes que en semejantes castillos se pintan Fuese llegando a la venta que a dle parecia castillo, y a poco trecho de ella detuvo las riendas a Rocinante, esperando que algún enano se pusiese antre las almenas a dar sen al con alguna trompeta Ocupaba los muchos ratos que estaba ociosa en leer libros de caballeria.
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