APRENDAMOS con NUMERO 279 La ASESORIA TECNICA :LIC. JORGE MORAL.
PRENSA GRAFICA Escritores americanos. LEOPOLDO LUGONES La tempestad VIDA.
Fue sin lugar a dudas, uno de Nació en Villa Maria del Río los grandes poetas modernos de Seco, provincia de Córdoba, lengua castellana y evolucionó Argentina, en 1784.
desde la compleja estructura del Agitador en el sentido más modernismo hacia la simplicidad generoso de la palabra, infatide ritmo, imagen y sentimiento, gable hacedor de ideas, prosista que revelan sus romances de recio y poeta de abundantes asunto nacional.
matices.
En su primer libro, LAS MONAcepto de buen grado las TANAS DE ORO (1897. predocargas de poeta y no rehuyó las minan la nota cósmica y el consecuencias que le acarrearon acento ciclópeo de Víctor Hugo su volubilidad y sus contradic en LOS CREPUSCULOS DEL JARciones en el campo de las DIN (1905) están presentes las doctrinas. La inconstancia politi influencias de Verlaine.
ca fue resultante de su pasión renovadora, bregó sin temor Su libro CANTO LA LUNA contra la corriente. Vivió en POR VENGANZA DE LA VIDA, permanente discusión con los provocó un sonado escándalo en demás y consigo mismo, rectifi las letras argentinas. Fue subjecondo y rectificándose, aceptan tivo en EL LIBRO FIEL y variadido hoy lo que mañana negaría simo en sus POEMAS SOLARIEcon absoluta sinceridad.
GOS.
Por encima del hombre cam Como prosista evidenció su peón el genio, que no tuvo gran erudición en: EL IMPERIO cargos demasiado altos ni re JESUISTICO (Estudios de las micompensas demasiado grandes; siones del Paraguay. PROMEfue empleado en Correos y TEO (tratado sobre mitos antiTelégrafos, periodista, inspec. guos) y en los ESTUDIOS HELEtor de secundaria y director de NICOS (sobre la poesía homérila Biblioteca de Maestros. ca. Murió en 1938.
Escribió una novela, EL ANGEL OBRA.
DE LA SOMBRA, y varios relatos: Una gran parte de su obra LA GUERRA GAUCHA, LAS FUERestá escrita en prosa y consiste ZAS EXTRANAS CUENTOS FAen ensayos, discursos, estudios TALES.
históricos y temas puramente En EL PAYADOR realizó un imaginarios. Su valor es variable estudio completo sobre MARTIN y aumenta conforme el tema es FIERRO, y en la HISTORIA DE más argentino; pero en todos SARMIENTO, consiguió bellisiellos es inconfundible el estilo mos trozos.
que, a pesar de las aficiones Por su extensa obra se le extranjeras, representa una forconcedió en 1926 el Premio ma muy personal y moderna del Nacional de Literatura de la barroquismo español.
Argentina.
Por Leopoldo Lugones ΕΙ aguacero amenazaba del norte. Una nube empequeñecía el firmamento, borraba las líneas del paisaje arboledas, cumbres en su esfumación. Ladeaba al poniente oscuro el sol ya cubierto. Un perfume de humedad serenaba el aire.
Tufaradas de calor agravaban con pesadez de asfixia el meditabundo decaimiento de las hojas. Abrumaban el cenit membranosas telarañas sobre las cuales el nubarrón desbordábase como un derrumbe de arena. Al opuesto lado del cielo se profundizaba en una acuosa claridad. Desde allá oreaba a intervalos una brisa perezosa entre murmullos de follaje.
El toldo de la tempestad se imbricaba, denunciando granizo; el cielo descendia en masa sobre las cumbres cual un golfo de algodón, y aquellos vapores disolvian en impermeable obscuridad el horizonte. De tal niebla, barcinado por cuprosos jaspes, desprendióse un copo blanco al humo de una reventazón. Ahora ya no había cielo: sólo masas informes de luz siniestro y de oscuridad, confusamente rodadas sobre los campos. Rumores inmensos llenaban el ámbito de la tormenta.
Transcurrió un instante de guietud. Todavía silbaban en las cañadas algunas perdices. Emigraron en la punta del viento, que se iniciaba desordenando nubes, bandadas de pájaros. La oscuridad del fondo se ahumó, adquiriendo un tono leonado; abriose yo muy cercana y sobrevino una palidez verdosa que absorbió la perspectiva. Un trozo de llama caligrafió enérgicament la nube, detonando poco después a la distancia como el barq nazo de una carreta colosal.
Ralas gotas aplastéronse en el suelo con golpe mate, como pesetas. El ac acero cultaba ya las circunstantes lomas. Una larga bruma se desgreñó en el cielo; soplos de huracán bascularon la selva; las frondas más altas esbozaron gigantescos saludos. Nuevos relámpagos encendieron sus flámulas. Las gotas trotaron con mayor presura. El rumor del chubasco se alzaba a rugido, y por instantes, sobre ese borborigmo de caldera, precipitábanse a la brusca desmesuradas carambolas. Agujereando los ramajes, el viento se atorillaba en expresión ciclónica, barrenaba los árboles entre resoplidos de órgano. El vientre de la tempestad ensangrentábase de tajos.
Leopoldo Lugones (1874 1938)
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