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LA REPUBLICA. Jueves de agosto de 1979 Por Wilmer Murillo Los secretos de la guerrilla Alucinante episodio en el sur Aún después de caer Peñas Blancas en manos del ejército guerrillero, algunos guardias nacionales cercados en Los Mojones, continuaron batiéndose hasta la muerte, provocando numerosas pérdidas humanas inútiles e importantes destrozos materiales. Jorge. un comandante de transportes del Frente Sur.
relató uno de esos horribles episodios de la guerra.
Mucho antes de caer Pen as Blancas, el luto, la indignación y el coraje eran abundantes en los campamentos guerrilleros.
Los guardias nacionales no se limitaban a matar a los rebeldes. Para ellos era necesario levantarles la tapa de los sesos o abrirles el cuerpo con la bayoneta.
La lucha era ciertamente muy dura, pero el hallazgo de Jorge un compa herido y hecho prisionero por los somocistas, iba a causarnos una espantosa impresión Cuando su cadaver fue divisado entre los árboles, nos aferramos a nuestros rifles, negándonos a creer en la realidad.
Fue un instante terrible.
Yo sacudi varias veces la cabeza para no acordarme de la imagen que tenía ante mis ojos. Un compañero con mayor sangre fria, inspeccionó el cuerpo. Luego lo identificó. Es Jorge dijo.
Su cadáver yacia amarrado de las manos y los pies, y se observaban en él las huellas del terrible. ritual a que fue sometido antes de su muerte.
Su cuerpo enseñaba una rara y muy grande abertura en su pecho del que había sido extrai do el corazón, que aparecía prendido a un árbol con una bayoneta.
Recordé cómo la guardia genocida de Somoza, podia aprovechar cualquier circunstancia para cometer tales actos de barbarie. Pero yo personalmente, no habi a tenido la oportunidad de palpar el resentimiento y la rabia que fermentaban Héctor Sánchez, Jorge aparece aqui con su esposa Luz María, y sus hijos Mirna, Luz Maria y Héctor.
en lo más hondo a los hombres que la integraban Los actos crueles a que había sido sometido mi mejor amigo, me produjeron espanto. Supe con certeza en qué clase de guerra estábamos peleando.
Sumido en esos pensamientos, empezamos a escuchar el ruido de un C4 Desde donde estábamos no se vei a ningún avión, pero se percibí a el ronroneo sordo los bombardeos: esa vibración lenta que se siente, más que se oye. En aquel momento cayeron algunas bombas. Luego reinó el silencio. El ronroneo se debilito poco a poco. el aparato desapareció.
En Conventillos, a pocos minutos de La Cruz, en los corrales de la lecheria de la familia Morice, aparecen el periodista Arturo Sánchez y el fotógrafo Mario Castillo de LA REPUBLICA, el guerrillero Santiago Teneses Halcón. Gerardo Fonseca de LA NACION y el guardia rural de la Cruz, Francisco Rodriguez. Foto del guerrillero Eduardo. Agazapados en uno de los tantos hoyos Pareci a increible que esos soldados, sin horadados en el suelo, todavia recordaba esperanzas, entablaran tan fieros comyo la sensación glacial que produjo en bates, y al mismo tiempo se vengaran de nosotros la desaparición del compañ ero los heridos y los cadáveres hasta el exJorge.
tremo de causar el pánico.
Sobre él, sus compañ eros empezarian Cuando iniciamos el avance hacia luego a recordar su forma de ser y contar nuestro campamento en Peñas Blancas, muchas anécdotas, llenas de patriotismo, los combatientes nos encontramos de nobleza y valor.
pronto rodeados por tres francotiradores.
Tres semanas antes de ser asesinado, Temi amos correr la misma suerte de Jorge había capturado a un guardia Jorge.
somocista. Lo había tratado con todos los Poco después se inció un bombardeo, derechos que le asisten a un prisionero de que provocó un incendio en media manguerra.
zana de terreno. Aparentemente se Jorge le decía al guardia somocistahabían lanzado algún tipo de arma que No tenés por que preocuparte, hombre, levantó las llamaradas.
que para nosotros un prisionero de guerra Los hombres brincaron fuera de sus es sagrado. Te trataremos como madrigueras y corrieron hacia zonas más quisiéramos que ustedes nos trataran. seguras para descubrir con terror que los Ese prisionero como muchos otros fue bombardeos habían nivelado el suelo. Por entregado a las autoridades de Costa lo menos tres hombres murieron carRica.
bonizados Pero la táctica predilecta de los Los demás hui mos como animales chiguines consistia en trepar a los enloquecidos, perseguidos por el olor de árboles y disparar contra nuestras pólvora, de pedazos de hierro y de carne avanzadillas. Los soldados sandinistas carbonizada que caían heridos, eran sometidos a Después de dejar atrás el telón de tormentosos rituales. muchos los llamas de humo, caminamos colgaron por los pies, después de ex rápidamente en dirección de Pen as traerles las visceras o abrirles la tapa de Blancas. en la base el compañero los sesos.
Gerónimo, conocido también como el 1. Existen pesadillas en las cuales se tiene después de escuchar mi relato, me la impresión de que todo vuelve a empezar autorizó a reponer a Jorge, llevando yo su interminablemente; se debate uno en propio nombre.
ellas y lo que más angustia es pensar que Este seudónimo, de un hombre que se estamos siempre en el mismo punto. Se convirtió en el blanco del odio de revancha experimenta una especie de vértigo. de la Guardia Nacional, no me abanQuienes puedan creer que los donará nunca chiguines a pesar de su comLos que fueron víctimas o testigos de portamiento no peleaban con dureza, las penalidades y torturas a que fueron están equivocados. Prefirieron hacerse sometidos algunos compas matar a ceder un palmo de terreno. olvidarán jamás.
no las 14 Arriba vagonetas de Obras Públicas cargando piedra para reconstruir el puente La Pita en Nicaragua, y abajo el puente ya reconstruido. Fue una ayuda atrevida del MOPT en territorio ajeno. la izquierda el comandante Eden Pastora y dos lugartenientes avanzan sobre el puente Las Vueltas en Costa Rica, al centro el capitán Díaz de la Guardia Civil y a la derecha otros guardias civiles que vivieron hermanados con los sandinistas.
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