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En Vela

Ya pasó todo, como todo en la vida...
Resulta, por ello, más deleitosa la espera que la realización. Como a los niños, nos resultan más sabrosos los días anteriores al viaje que el viaje. ¿Verdad, amigos fanáticos, que las vísperas del clásico entre la Liga y el Saprissa son mucho más agradables que el clásico? ¡Qué de goles, qué servicios, qué atrapadas, qué gran victoria! La imaginación, que los padres del espíritu llaman la loca de casa, suele ganarle la partida a la realidad o a la razón.
Ya llevamos tres días de enero del 2000 y, dentro de poco, si estamos vivos, estaremos disfrutando de las navidades y de los efluvios de otro fin de año, cuando de las tinieblas del tiempo surgirá un uno ñ1ñ flaco y estilizado, que romperá la estética circular del 2000. En su lugar, el año 2001, cuando Axel Arias y Lisette del Milagro, nacidos en el preciso momento de la fusión del siglo XX en el XXI en el hospital Calderón Guardia, ya tengan un año de vida y todos nosotros un año más, esto es, un año menos.
En fin, terminaron los festejos y se desvanecieron los temores, y cada uno de nosotros ha regresado a su soledad, en la que, al fin de cuentas, nos hacemos.
Esa es nuestra condición. Sea que la genética y la influencia del ambiente nos marquen una parte de la cancha, lo cierto es que el juego lo tenemos que realizar con nuestra libertad, es decir, con la combinación de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad. Y no tenemos escapatoria, aunque la responsabilidd mayor sobre el acierto incumbe a nuestros dirigentes, a los actuales y a los que pretenden serlo.
A los actuales porque eso se propusieron, por ella pidieron los votos y por su cumplimiento pleno así juraron, y los pretendientes porque no es decente ni racional que si tienen, de verdad, soluciones a mano, las oculten o se las guardan para el día de la victoria. No las tienen y si las tienen, ¿no es de interés propio y del país compartirlas?
Un buen ejercicio para alimentar la inteligencia y fortalecer la voluntad podría ser la lectura atenta de la edición de La Nación del 1∞ de enero de este nuevo año. Un amplio reportaje del periodista Mauricio Herrera nos brinda una lista abierta de desafíos y esperanzas; un denso comentario de Miguel Gutiérrez Saxe, director del proyecto Estado de la Nación , nos dice "hacia dónde vamos", henchido de esperanzadores e impresionantes datos comparativos entre los albores y finales del siglo XX, además de enunciar una agenda realista de problemas y soluciones. Una encuesta de Demoscopía S. A. nos condensa los sueños y temores de los costarricenses. Vienen luego algunos artículos de fondo para reflexionar, coronados con el editorial de La Nación, intitulado "La buena senda del futuro". Todo configura un magnÏfico programa político y personal.
Terminamos con la cita final del artículo del director general de la Unesco, Federico Mayor, en esa edición: "No esperemos nada del siglo XXI –dice Gabriel García Márquez–es el siglo XXI el que lo espera todo de nosotros". Y en el siglo XXI Costa Rica y cada uno de sus habitantes.

  • POR Julio Rodríguez / envela@nacion.com
  • Opinión