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CNP en apuro financiero

Pide más de ¢2.000 millones al Gobierno

Los apuros financieros que enfrenta el Consejo Nacional de Producción (CNP) obligaron a sus jerarcas a pedir de emergencia al Gobierno ¢1.800 millones adicionales.
El problema se suscitó como consecuencia de la caída durante el año que concluye de las ventas de productos elaborados por la Fábrica Nacional de Licores (FANAL), cuyas ganancias permiten al CNP financiar sus operaciones.
Carlos Cruz, gerente general del CNP y gerente financiero del sector agropecuario, detalló que para el 2000 la entidad debió solicitar ¢900 millones al Gobierno de la República.
Además, pidió ¢1.400 millones para el 2001, aunque dijo tener informes según los cuales solo se le entregarán otros ¢900 millones.
Con estos aportes, agregó Cruz, la crisis será superada y el CNP se manejará con salud financiera.
Hasta ahora no hay ningún problema al respecto, según el funcionario.
Además, durante el 2000 el CNP realizó una reestructuración administrativa, con el fin de mejorar el servicio a los productores y racionalizar gastos.
Dijo que fueron creadas tres subgerencias, pero todas quedaron como recargo de algunos funcionarios o se trasladaron al CNP servidores de otras entidades, para evitar un incremento en los gastos.
La subgerencia de servicios se le asignó como recargo al subgerente general de la entidad, José Rafael Corrales; la subgerencia de desarrollo agropecuario la asumió Jesús Hernández, funcionario trasladado del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), y la subgerencia de financiamiento y de desarrollo de proyectos la tiene como recargo el gerente general Cruz.
Contradicción
Los jerarcas del CNP explicaron que a la institución se le entregan nuevas funciones sin otorgarle financiamiento para administrarlas, lo que provoca que cada vez se dependa más de las ganancias de FANAL para mantener la estructura administrativa de la entidad.
Uno de los ejemplos más recientes es el programa de reconversión productiva, que fue entregado al CNP para su manejo.
El proyecto recibe alrededor de ¢2.500 millones anuales, pero todo ese dinero se debe destinar al financiamiento de los proyectos presentados por las asociaciones de agricultores, sin posibilidad de dedicar nada a gastos administrativos. (Detalles en recuadro adjunto).
En enero del 2000 entró en vigencia una nueva Ley de licores, que impuso otro tributo a los productos de FANAL para financiar programas destinados a la niñez y los ancianos.
Tal situación provocó que en los primeros meses de vigencia de la ley las ventas de la FANAL cayeran en alrededor de un 40 por ciento. Posteriormente, subieron un poco, pero el año se cerró con una baja de 25 por ciento, informó el gerente de esa fábrica, José Joaquín Pacheco.
Razones
La caída en las ventas se debe tanto al incremento del precio como a la preferencia del consumidor por otro tipo de bebidas no afectadas por el alza de impuestos.
Esta situación repercutió en las ganancias de la fábrica y en el volumen de los fondos que puede trasladar al CNP para financiar las operaciones. Por eso la entidad se vio obligada pedir ayuda al Gobierno.
Pacheco dijo que esperan un repunte de las colocaciones de productos en el 2001, pero no será sino hasta finales del período o principios del 2002 cuando, probablemente, se alcancen los niveles de 1999.
Con este fin, la FANAL hará un esfuerzo mediante la oferta de nuevos productos al mercado –sobre lo cual Pacheco prefirió no dar detalles– y procurará una mejora de las exportaciones.

  • POR Marvin Barquero S. / mbarquero@nacion.com
  • Economía
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