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El país vive gran incertidumbre, hay descontento en muchos sectores sociales y grupos de presión, lo que produce una crisis de ingobernabilidad por la falta de credibilidad y confianza en los políticos actuales, entre otras razones.
Gran parte de la sociedad percibe la actividad política como algo sucio y deshonesto. Posiblemente en muchas cosas acierte. Pero hay otros aspectos que pasan sin que se noten. El ciudadano trabajador, honesto, que cumple con las leyes y aprecia los valores éticos y morales, en su gran mayoría, no se ve postulándose a un puesto político. Hace un gran esfuerzo para que sus hijos vayan a la universidad, para que su futuro y el de su familia no dependan de quién es elegido presidente, diputado o regidor; que los hijos no tengan que trabajar para un partido específico en la campaña con el fin de obtener uno de esos trabajos que cada cuatro años surgen y que hay que aprovechar al máximo durante el tiempo en el poder.
Participación. Una forma de cambiar el rumbo que lleva el país es involucrarse en la política. Costa Rica necesita gente con los valores éticos y morales altos como los que les enseñamos a nuestros hijos y profesionales con el conocimiento, capacidad y dedicación para trabajar para el país y su futuro. En la medida en que gran parte de la sociedad siga pensando tan negativamente de la política y participando cada cuatro años solo para votar (o abstenerse), no se logrará avanzar y progresar; al contrario, la crisis empeorará.
Para la opinión publica la política es solo para gente que busca el enriquecimiento individual a cualquier costa. Lo que en realidad sucede es que esa minoría cuestionada, al ser la que participa más activamente, lógicamente es la que mayor representación logra, de ahí la apariencia que tiene la política. Por ello discrepo con quienes no se integran más activamente a la lucha para atender las necesidades del país, a la política, pues son los honestos y mejor capacitados los que deben participar.
De todos. La crisis actual del país es responsabilidad de todos: los irresponsables, que se han aprovechado de los complacientes, y estos, que no quieren saber de política, la menosprecian y critican fuertemente, y consideran que son otros los que tienen que mejorar y forjar el futuro del país. A estos les pregunto: ¿dejarían que otras personas se ocupen del negocio de la familia, de sus finanzas, de la educación de sus hijos...?
La vida cotidiana ha cambiado; para algunos se ha deteriorado. Para poner ejemplos: violencia, inseguridad ciudadana, brecha social y económica mayor, educación y salud más endebles, etc. A los abuelos y padres: recuerden cómo nos criamos, jugando bola, pescando o cazando por todos lados, dejábamos las puertas de las casas abiertas, de noche caminábamos con la novia sin temor alguno. ¿Cómo viven nuestros nietos e hijos? Encerrados, viendo la televisión y, cuando salen, nos quedamos preocupados hasta que vuelven. Todo se encuentra relacionado: es bueno dedicarle tiempo al medio, pues tarde o temprano, en alguna forma, afectará lo que más queremos. Es el momento para que nazca una nueva clase política en Costa Rica.
(*) Ingeniero
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