Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Limón. Las fuertes lluvias que cayeron a inicios de diciembre sobre la región caribeña afectaron a más de 50.000 personas, de las cuales 250 perdieron todo.
Pero a pesar de las penurias muchos levantan el ánimo para empezar el año nuevo.
Rónald Duarte, de Aguas Zarcas de Río Banano, igual que sus vecinos, quedó incomunicado por derrumbes en la vía de acceso a su localidad.
Con muchas obligaciones, ha recorrido empresas y comercios en la ciudad de Limón en busca de una "chamba".
“Espero conseguir algo en estos días, de eso depende mi familia y tenemos muchas necesidades”, contó Duarte sin bajar la guardia.
Más allá, en la región de los Canales del Tortuguero, Álvaro Prendas, de la Barra de Parismina, lejos de lamentarse por perder enseres y víveres, infunde aliento a su esposa y cuatro hijos para salir adelante.
“No tuvimos regalos, ni mucho que celebrar el 24 de diciembre, pero hoy nos sentimos más unidos que nunca. En el pueblo tenemos la costumbre de reunirnos siempre en un baile, y luego a la medianoche cada quien para su casa”, dijo.
No todo es tan malo
Pero, irónicamente, no todo fue desdicha entre los habitantes de la Barra de Parismina. Y como dice el dicho, “Al mal tiempo, buena cara”.
Ahí, como lo indicó Prendas, las fuertes lluvias provocaron que los ríos bajaran con mucha fuerza.
“Eso permitió que los tapones que tenía el río con el sedimento acumulado por años se limpiaran, ahora pueden pasar los botes y lanchas con turistas, eso nos ha ayudado para que venga más gente a visitarnos y tener fuentes de ingresos”.
En otros sectores, como en Río Banano, tres familias apenas tuvieron tiempo de rescatar los muebles y la ropa; el río les llevó la casa.
La Nación intentó conversar con ellos, pero según relataron sus vecinos, se fueron para otro lugar a rehacer sus vidas.
Otro a quien le sonrió la suerte fue a José Manuel Aguilar, quien ganó ¢15 millones con el gordo navideño; con ese dinero piensa reconstruir su casa, pero esta vez sobre pilotes.
En Limón centro los triquitraques y las luces se adueñan de la ciudad, mientras que en los sectores rurales las familias más bien lanzan deseos para que el 2003 sea más próspero, y que los legados de la lluvia los ayuden a cosechar un mejor año.
Este documento no posee notas.