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América Latina vivió en el 2002 un período especialmente oscuro en su economía, dramático y doloroso a veces, y a menudo los orígenes de sus problemas estuvieron más allá de sus fronteras.
En los meses finales del año, sin embargo, surgieron indicios de recuperación que anticipan una moderada mejoría para el 2003.
Para muchos, el panorama fue desolador. Desde las sobrecogedoras escenas de la desnutrición infantil en el norte argentino, hasta los siete millones de latinoamericanos que se sumaron a las ya enormes cifras de la pobreza.
Globalmente, la economía regional tuvo en el año una contracción del 0,5 por ciento, luego del crecimiento cero registrado el año anterior.
Argentina, agobiada por una deuda externa de más de $130.000 millones y el fracaso en la búsqueda de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tuvo el peor resultado: su economía se contrajo en más del 11 por ciento, extendiendo una recesión de más de tres años.
Muchos sufrieron
Venezuela, con su situación complicada por una grave y larga crisis política, vio su economía decrecer en más del 7 por ciento.
La caída bordeó el 4 por ciento en Uruguay y Paraguay.
Perú, México, Ecuador, República Dominicana, Chile y América Central registraron, en cambio, cifras positivas.
Las esperanzas de un mejor año 2003 se basan en los indicios de recuperación en los meses finales del período que termina, y sobre todo en el esperado mejoramiento del panorama internacional.
La caída regional del 2002 ya fue menor de lo esperado en los meses iniciales, dijo José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL.
Pero aclaró que la recuperación es lenta y moderada, y seguirá así a menos que el mejoramiento en las principales economías del mundo se acelere.
Ello refleja el convencimiento de muchos expertos de que América Latina pagó en gran medida el precio del pronunciado deterioro de la economía mundial.
En el istmo
América Central registró un crecimiento global del 1,5 por ciento, menor al 1,6 por ciento del 2001.
El bajo crecimiento se ha debido especialmente a causas de origen externo, dijo Pablo Schneider, presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica.
El año mostró también la reaparición del fantasma de la inflación, un problema que la mayoría de los países habían controlado gradualmente en los últimos años. La tasa inflacionaria regional se duplicó en el 2002 al 12 por ciento.
El desempleo está en un promedio regional del 9,1 por ciento, pero en algunas de las economías más grandes supera holgadamente esa cifra, llegando al 16 por ciento en Venezuela y casi el 20 por ciento en Argentina.
Incluso en Chile, reconocido como una especie de isla de estabilidad en la región, el desempleo se acerca a los dos dígitos.
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