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Ecourbanismo

Siempre hay medios para alcanzar fines nobles; falta voluntad

Uno de los asuntos juridicosociales que clama ser atendido, con rigurosidad científica y conciencia ecologista, es la problemática urbano-ambiental. En efecto, día a día somos atacados por pronósticos alarmantes, propios de un infierno "dantesco". Sin embargo, todos somos cómplices de este desastroso panorama ya que obviamos realidades verdaderamente preocupantes, como manejo de desechos sólidos, sanidad y continuidad del servicio de agua potable y calidad del aire. Todo esto se suma a una anárquica expansión urbana que más se asemeja al Leviatán de Hobbes que a una ciudad planificada del nuevo milenio.
Estos monstruos de asfalto y cemento están acabando con la calidad ambiental de la Tierra. El Ecourbanismo viene a dirigir un planeamiento urbano que ha gozado de ser antropocentrista, consumista y despreocupado hacia uno nuevo, donde el desarrollo económico, social y cultural de la humanidad no atente grosera ni negligentemente contra el porvenir de la generaciones presentes y futuras.
Preocupación internacional. Uno de los aspectos de mayor notoriedad dentro de las ecotécnicas utilizadas en planes de desarrollo ecourbanísticos es el control de las emisiones de dióxido de carbono, tema que ha despertado especial interés en la comunidad científica internacional. Como claro reflejo de esta preocupación, encontramos instrumentos de Derecho Internacional ambiental como la Conferencia sobre Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y el Tratado de Montreal, entre otros.
Asimismo, muchos estados se vanaglorian de pedir un marchamo ecológico para transporte automotor o de regular tímidamente la calidad e integración de los combustibles. Sin embargo, tales esfuerzos no han demostrado ser eficientes, ni mucho menos agentes que desincentiven a los consumidores para utilizar los referidos medios de transporte. El resultado: continúa un claro atentado contra la calidad de vida.
Novedosas tendencias. La falta de atención –o de interés– puede llegar a ocasionar un verdadero pandemónium urbano, donde reine el caos en vez del imperio de la ley en clara afronta contra la salud pública. No obstante, los novedosos avances del sector de la construcción –arquitectura, ingeniería y urbanismo– esbozan novedosas tendencias para luchar contra el paralogismo en el que estamos inmersos. Sin duda, conductas amparadas en razonamientos falaces o en la ignorancia solo pueden resultar letales, especialmente cuando este pernicioso actuar es acuñado por millones de personas en todo el planeta.
Así las cosas, no queda más que un cambio de dirección en el ordenamiento territorial patrio, de manera que las ecotécnicas del sector constructivo encuentren un asidero legal que las convierta de simples posibilidades para clientes con conciencia ambiental en normas coercitivas que garanticen el cumplimiento monótono y homogéneo de una sociedad que se autodenomina ecológica. Será otra la oportunidad para analizar estas ecotécnicas a la luz del ordenamiento jurídico nacional y extranjero; por el momento, sirva este humilde artículo como una luz para nuestras conciencias y decisiones, de forma tal que ilumine el dédalo de incertidumbre y confusión en que nos hallamos. Recordemos: siempre hay medios para alcanzar fines nobles; lo que falta es voluntad.

  • POR Federico Peralta Bedoya
  • Opinión
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